Cómo el #15M cambió la información: Una guía de periodismo móvil

Por Carmela Ríos

Cómo el #15M cambió la información recoge la cobertura del movimiento ciudadano del 15 de mayo de 2011 en la red social Twitter. A través de esa narración, la autora va desgranando sus reflexiones y consejos sobre el periodismo móvil ejercido por medio de las redes sociales, que se descubren como una potente herramienta para informar y cubrir todo tipo de acontecimientos desde el mismo momento en que están sucediendo. Acompaña al relato una Guía de periodismo móvil para apasionados de la información que quieran saber cómo desenvolverse en las redes sociales.

• Idioma: Español
• Editorial: Editorial Libros.com
• Fecha de lanzamiento: 21 may 2015
• ISBN: 9788416176267

Vista previa del libro

Índice

Portada

Créditos

Título y autor

Dedicatoria

Prólogo, por Raquel Martos

Nota del autor

Introducción

El germen del 15M

La marcha que alumbró el 15M

Así se montó Acampada Sol

Primeras objeciones oficiales

Acampada Sol se organiza

El movimiento civil #tomalaplaza

15M, una fuerza imparable

Reflexionando en Sol

Vida cotidiana en el campamento

El principio del fin

Desmontando el campamento

Las dos últimas horas de Acampada Sol

Guía de periodismo móvil

Mecenas

Contraportada

Primera edición digital: mayo 2015

Colección A contraluz

Diseño de la portada: Jorge Chamorro

Diseño de la colección: Jorge Chamorro

Corrección: Libros.com

Revisión: Juan Francisco Gordo

Versión digital realizada por Libros.com

© 2015 Carmela Ríos

© 2015 Libros.com

[e-mail]

ISBN digital: 978-84-16176-26-7

Carmela Ríos

Cómo el #15M cambió la información

Una guía de periodismo móvil

A José Ríos, mi padre.

A Gorka Lejarcegi, el orden en mi caos.

A Rafa y Lucas, mis hijos.

Prólogo

Por Raquel Martos

Soy de las que aman la primavera tanto como la temen. El 15 de mayo de 2011 estaba en casa, secuestrada por uno de los malditos ataques de alergia que me dejan fuera de juego. En la calle, el polen sobrevolaba un acontecimiento, pero aún no lo sabíamos.

Aquel parecía un domingo más, la radio sonaba a fútbol —empataban el Barça y el Dépor en un partido aburridísimo— y en la tele podías zapear entre Forrest Gump y Las brujas de Eastwick o dejarte acunar por la voz de los triunfitos en Qué tiempo tan feliz.

En la prensa digital, la foto del día la protagonizaban Alberto Ruiz Gallardón, José María Aznar y Felipe González. Aquella mañana, el alcalde de Madrid había reunido a los dos expresidentes para entregarles las medallas de oro de la ciudad. Ironías del destino, en la imagen del encuentro a tres, habría encajado a la perfección un pie de foto con el grito que a esas horas comenzaba a sonar en muchas ciudades españolas y que, días después, se convertiría en mantra y en lema: «Que no nos representan».

Y mientras la normalidad y la rutina dominguera se acomodaban en los sofás caseros y en los medios «convencionales», Twitter bullía. Algo distinto estaba sucediendo. Aquella no era una mani más, pero se diría que únicamente podían percibir la diferencia aquellos que andaban sumergidos en la marea que inundaba las calles o los que las recorríamos a través del relato de los allí presentes.

La red se hizo más social que nunca, resultaba prácticamente inevitable dejarse arrastrar por el contagio de sensaciones y emociones. Seguí atentamente los tuits de distintas cuentas que me conectaban con las diversas manifestaciones que marchaban por el país, pero como informadora de cabecera elegí a Carmela Ríos, una periodista a la que conocía por sus trabajos en televisión, que tuiteaba el minuto a minuto en una crónica servida en rigurosas e interesantes piezas de información de 140 caracteres. Y elegí bien. El trabajo de Carmela fue impecable en aquel día y en los que sucedieron a la dominical explosión social.

Cuando tuve oportunidad de pisar la calle, de acercarme a la acampada, de observar y vivir en primera persona el ambiente a distintas horas del día, de acudir a las manifestaciones, de testar y sentir lo que allí sucedía, continué pegada al relato informativo de Carmela Ríos. Mi visión habría estado incompleta sin su narrativa tuitera. Carmela parecía omnipresente, su timeline era un diario ininterrumpido y vivo de aquel curioso ágora del siglo XXI.

Siempre he defendido que Twitter es un medio de comunicación, como todos los demás, que sirve para informar y para desinformar, como todos los demás. El relato de Carmela Ríos sobre el 15M fue un ejemplo perfecto de cómo utilizar una herramienta social para hacer información rigurosa, para ser fiel a la esencia del periodismo, contar lo que está pasando.

El 9 de mayo de 2012, asistí a la entrega del premio Ortega y Gasset de periodismo digital que El País concedió a Carmela Ríos por su cobertura en Twitter del 15M. «El periodismo no muere, muta», dijo Ríos en su discurso de agradecimiento, y aquellas no fueron palabras bellas y huecas para adornar el evento, aquella frase era una convicción.

Carmela Ríos le hizo FAV a esa idea cuando descubrió que en las redes sociales podía seguir siendo la periodista que muchos habíamos admirado durante su corresponsalía en París para Antena 3, más tarde en CNN+ y en Cuatro.

La certeza de que el periodismo está mutando hacia una nueva narrativa llena de posibilidades es su bandera, y la lleva en alto en cada uno de sus trabajos. Y como además de entusiasta es generosa, Carmela trata de compartirla en una especie de retuiteo pedagógico y contagioso, que va desde las conversaciones con sus colegas a los cursos de formación