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Leonardo y Mary-Angel
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Libro electrónico139 páginas1 hora

Leonardo y Mary-Angel

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Leonardo y Mary-Ángel es la historia de un joven sensible buscando definir su carácter, quiénes son su familia y sus amigos, y a quién vale imitar.

Pero cuando la busqueda revela amor, rivalidad, y deseos, Leonardo utiliza su propia filosofía para proteger sus principios personales

Sigue no sólo la historia pero tambien el razonar de Leonardo para lograr tomar decisiones redentoras. Leonardo y Mary-Ángel describe una batalla formidable contra instintos básicos por el amor de mantener un balance moral. Cuando Leonardo peleaba contra su rival, “...El alma pesaba más y el cuerpo era leve, y el fruto de su insensatez le ahogaba como un gas asfixiante. Entonces Leonardo descubrió que las palpitaciones del corazón dan cierta sensación como sabor a circunstancia; sí, molesta cuando es torpe y agrada en ocasiones bárbaras.”

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 mar 2013
ISBN9780991853458
Leonardo y Mary-Angel
Autor

Carlos Menjivar

I’m a Canadian of Salvadoran birth; the fourth of eight children. Scorpio. Born on a steep hill near San Agustin, Usulutan Department; near rivers and hardwood trees. I studied at Escuela 14 de Julio -Usulutan-, Escuela Unificada Jose Simeon Cañas, Escuela Parroquial San Francisco, Instituto Nacional Jose Simeon Cañas, –Zacatecoluca city, La Paz Department-. I graduated from San Salvador’s Escuela Nacional de Comercio with a Bachelor’s Certificate in Business Administration and Accounting, Class of 1982.If you would like to request a coupon please email Carlos Menjivar at quascifixion@shaw.ca

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    Leonardo y Mary-Angel - Carlos Menjivar

    INTRODUCTION - INTRODUCCIÓN

    Alguna gente nace luciendo una corona en su cabeza, una nobleza intangible la cual es su naturaleza real. Inteligencia hacia un lado, su corona les guía a perseguir ideales sublimes. Cuando ofendidos, su sólo pensamiento es …como te atreves a provocarme? Acciones imperiales persiguen las palabras. Ellos podrían perdonar, podrían hacer guerra. Dinero, honor, posición social, ninguno impide a alguna gente nacer rey, reina, noble; posiciones materiales y sociales tampoco son instrumentos para nacer con una corona puesta en la cabeza, excepto como ambientes ulteriores. Pobreza extrema, raza equivocada, ninguno se involucra en la maravilla de nacer monarca. Cualquiera podría nacer con una corona, una corona de oro, una corona de espinas, una corona de merecimiento, una corona de autoridad. Aquellos quienes ascendieron a una corona son iguales a cualquier persona.

    Alguna gente nace con una misión la cual ellos nunca cesan de cumplir. Ellos nacen para conquistar el pensamiento ¡…Ya lo hice! ¡Ya alcancé las metas más importantes para mí! ¡Lo he alcanzado! Gentes nacidas monarcas no son proficientes en perseguir metas.

    Algunos otros nacen bajo autoridad. Ansiosos de obedecer las órdenes dadas por aquellos a cargo de su destino; si son militantes, es su obligación obedecer. Si son ovejas, no tienen opciones. Si son serviles, es un placer saltar más alto que lo ordenado. El rango más elevado que podrían obtener es el de asistente teniente vice limpia-culos. Figuras de autoridad o figuras ficticias son sombras frescas bajo las cuales ellos deben refugiarse pues ellos nacen bajo sombras.

    Otras gentes nacen rebeldes; sus problemas son interminables; sus opresores son omnipresentes, ya sean madres, hermanos, el ambiente, el país… Ya sean sus propios pecados, sus propios humos de marihuana, su propio vapor de orín, su adoración de sentirse víctima. Los rebeldes acuden a confrontar aflicción, a remodelar leyes, a difundir su propia marca de justicia, a ser libres de cualquier cometido que los atan. Raramente, pero justamente así, los rebeldes deben ser.

    Alguna gente nace campesina. Mucho dinero no tiene nada que ver con tener naturaleza de campesino. Falta de dinero tampoco. Campesinos nacen para estar contentos con tierra y animales y para trabajar duro haciendo todo aquello que necesita tesón. El significado a la raíz de la existencia del hombre algunas veces se puede encontrar dentro de ello.

    Algunas gentes nacen caballeros. Son los guerreros de toda causa necesitada de campeones. Su meta es vencer aquello que no es civil. Los caballeros nacen completos con poderosa fuerza de corazón y músculo. Es precioso enderezar equivocados y recibir medallas y honores. Riqueza o ausencia de bienes materiales no determinan quién puede nacer caballero. Algunas gentes simplemente nacen caballeros.

    Otros nacen profesores; nacen amando diseminar sabiduría. Ellos no solamente aprenden. Los profesores se enorgullecen en compartir conocimiento infuso con sus propias conclusiones. Los profesores podrían tener cualquier rango, rey, caballero, rebelde, campesino… bigote, intolerante, demagogo.

    Esta es la historia del joven Leonardo –dulce y noble-, de su corazón –del cual cayó presa-, y de su propia psicoterapia –que él inventó-. Un rey, un caballero, un profesor, un campesino, un hombre joven. Leonardo.

    CHAPTER 1... Leonardo y Mary-Ángel

    Si tu pasado es similar en disgusto a un par de zapatos mojados, sucios, mustios, ¡Arráncatelo! ¡Descártalo, memorias, sentimientos, geografía, gente, y todo! Cómprate un par de zapatos nuevos y frescos… camina en esos zapatos nuevos del nuevo tú, porque has nacido de nuevo.

    Las personas son un esquema viviente de la casa de su infancia. Cualquier situación doméstica que era normal en esa casa entonces es normal para esos niños ahora adultos. Disfuncional en la niñez, disfuncional ahora es lo normal para mucha gente. No existe albergue para la felicidad no importa cómo entusiásticamente bailas la cintura, no importa cómo lo haces colgar como zanahoria, cómo sonriendo lo meneas. La harmonía es un lugar vacío ocupado por lágrimas. Aléjate de tales esquemas con dos piernas y tira a la basura el sabor de culpabilidad, escenarios baratos de carnaval, ex-encarcelados que reofenden, víctimas apuntando dedos acusantes.

    Mary-Ángel: ¡Sonríe! Pareces tan serio. ¿Qué piensas? ¿Anda todo bien? ¿Bueno? Quiero saberlo. -Mary-Ángel comía patatas fritas. La bolsa que contenía las patatas fritas era ruidosa; también ruidosos eran su masticar y sus preguntas necias- ¡Vamos! ¡Dime ya! Quiero saberlo. ¿¡En qué estás pensando!? –Él estaba ocupado pensando, mirando las imágenes de pensamientos como cuando soñamos. Sentados ambos sobre una banca del colegio, excepto que Leonardo podría haber estado a una milla de distancia sentado sobre la arena a la orilla de un lago. La presencia súbita de Mary-Ángel cambió el tópico de su sueño. Ahora estaba soñando con un abrazo tibio, tierno…respirando pelo y perfume mientras estar enrollado alrededor de su cintura. Lo excitante erizó su piel. La cara de Mary-Ángel era suave, fresca, limpia, bonita, joven. Se comportaba agradablemente, feliz, coqueta, mas aún llena de buena cultura. Una chica sin defectos de acuerdo con Leonardo. No importaba cómo profundamente él escudriñaba su presencia en general, todo lo que Leonardo miraba era esplendor sin fallas. Ella se convertía ante sus ojos en una estrella como las estrellas que guían los pasos del hombre cuando el hombre no cree en sí mismo pero en lo que no se puede explicar. Cuando Leonardo no sonríe su cara exhibe una timidez embarazosa que no existe porque él siempre tenía que borrarla con realismo. La semblanza de Leonardo le causó a Mary-Ángel pensar que él estaba contemplando un dilema. Mary-Ángel se le aproximó con un cierto aire de curiosidad, aunque amistosa, para alejarse de Dorian y los jóvenes allí cerca ocupados en describir la personalidad de cualquier estudiante que se les ocurría. Ella traía dos tazas de café y dos bizcochos de chocolate, dándole café y bizcocho a Leonardo sin palabras de ofrecer y dar gracias... Una mirada mutual a los ojos de cada uno refrescó el aire. Leonardo continuó-.

    Leonardo: ¡Hola! ¿Serio? ¡De ninguna manera! ¡Si el tiempo es linear y el espacio es cúbico, estoy de fiesta! –Encogiéndose de bien-construidos hombros, Leonardo podía hablar en términos de empollón con Mary-Ángel porque ella era también empollona, quizá más inteligente-.

    Mary-Ángel: En serio, te miras ausente… talvez triste… majestuoso en cierta forma… -Agarró una silla para ella; él se paró y fué a sentarse a ala par de ella, piernas cómodamente abiertas, inclinando modestamente su torso y cabeza hacia ella.

    Leonardo: -Jugando con una máscara llorona Griega de teatro la cual había agarrado del escritorio de la profesora-. ¡Ah! Quieres decir que tengo una fachada de tragedia. O que parezco griego. ¿Ves? Cara de tragedia Griega.

    Mary-Ángel: ¡Jaja! ¡Algo te llama la atención, tragedia Griega! –Terminó la frase con cara de jugadora de póker, apuntando la uña de su dedo índice a la nariz de Leonardo-.

    Leonardo: Ah... es... ¡Nada! Si... ves que estoy como cigarra triste déjame refrescar mi ansiedad en tus ojos. Mary-Ángel... quiero decir… extraña chica, tú eres hermosa… te quiero.

    Mary-Ángel: -Mirando fijamente sólo a su boca y después a sus ojos- ¡Ajaaa! ¿Has estado ensayando? Así que ello es lo que te tiene tenso. Bueno, gracias, extraño. ¿Tienes un buñuelo en tu mano o te diviertes haciéndote la paja...?

    Leonardo: ¿Quieres ir a mi casa después de clases… a estudiar?

    Mary-Ángel: ¡No, ese no eres tú! No –y suspiró-, tú eres humilde, tímido… ¿Has estado inhalando pega de zapato? ¡Tú eres inteligente, Leonardo! ¿Sabes? Estuve equivocada por algún tiempo acerca de ti.

    Leonardo: ¿Inteligente? ¡Cállate! ¿Inteligente? ¡Vamos! ¿Soy un espécimen bajo el microscopio?

    Mary-Ángel: -Enfatizó asintiendo con un cabeceo- Sí.

    Leonardo: Pienso que no, pero al contrario estoy convencido de que además de ser inteligente tú eres… -Ella le interrumpió-.

    Mary-Ángel: ¡No! Mira, no soy intelectual, soy un vegetal. ¿Quieres ver mi más reciente nueve y medio?

    Leonardo: Hey, para de pensar por un segundo, digo la verdad. Tú eres sesuda… Mary-Ángel, yo soy el vegetal, lo admito… o más bien soy una cereza. ¿Te gustaría tener una cereza sobre un tallo en tu boca? –Ofreciéndole una cereza en un tallo de las que incidentemente llevaba en su bolsa de almuerzo, atreviéndose a ser coqueto.

    Mary-Ángel: ¡Qué chistoso eres Leonardo! –Con una sonrisa de hiena- ¡No! ¡Bofetada, bofetada, bofetada! -Pausa-. ¿Sabes? Me cansa… nuestros compañeros de clase, la élite, se enorgullecen demasiado de sus dieces… ¡Míralos! –Nariz apuntando hacia un grupito cercano de alumnos- ¿No son chistosos? Caminan por todos lados con sus no menos de tres personalidades sin saber que parecen tontos…ahora que lo pienso… Bueno, tú sabes, ellos piensan que es un caminar inteligente, sofisticado… atractivo. ¡Chico! ¡Qué alivio que no eres un mal bobalicón!

    Leonardo: ¿¡Mal bobalicón!? ¡Ja ja ja! ¿Existen los buenos bobalicones? ¡Jejeje!

    Mary-Ángel: ¡Mh! Pienso que todos los bobalicones inclinados hacia el egoísmo son malos.

    Leonardo: ¿Qué si yo fuese un bobo así? …No que lo soy… ¿Verdad?

    Mary-Ángel: Haría una excepción y te admiraría en vez… Yo mismo trataría de convertirme en una boba.

    Leonardo: ¡Ajá! ¿Qué tenemos aquí…? ¿Hay amor bobo para mí en tu admiración? ¿Estás barriendo mis imperfecciones bajo tu alfombra verdad? ¿Amorcito???

    Mary-Ángel: ¿Bajo mi alfombra? ¡Olvídalo! Lo tuyo es amor de perritos… ¡Infatuación! ¿Entiendes? Y… yo… ¡Yo todavía soy una perrita! ¡Jajajaja! -esnifando-.

    Leonardo: ¡Hey hey hey! ¿¡No somos perritos!? ¿¿Estas caliente… como en caliente… Mary-Ángel??

    Mary-Ángel: ¡Por supuesto que no! ¿Sabes…? Pienso que la sexualidad en los varones es más intensa y aplastante que la sexualidad de las mujeres… a menos que una entretenga el pensamiento… -guiño de ojos-.

    Leonardo: Es más dura en los hombres, parece hecha de concreto –guiño guiño-. ¡Hey! ¡No te me asustes con este tópico Mary-Ángel; sentimos y juzgamos de acuerdo a nuestros corazones, por nosotros mismos, por lo que dicta nuestros cuerpos lo cual es diferente en cada uno aunque seamos compatibles…! Esto no incluye a todos; la mujer hace la sexualidad del hombre… no siempre sí… hay excepciones… ¿Sí? –Confundido-.

    Mary-Ángel: ¡Eres excepcional mi serio Leonardo! ¡Misterioso...!

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