Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Charlas acerca de la Verdad
Charlas acerca de la Verdad
Charlas acerca de la Verdad
Libro electrónico191 páginas5 horas

Charlas acerca de la Verdad

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Charles Fillmore, cofundador del movimiento Unity, examina los aspectos metafísicos del cristianismo práctico en catorace charlas educativas y fascinantes.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento7 jun 1999
ISBN9780871597366
Charlas acerca de la Verdad
Autor

Charles Fillmore

Charles Sherlock Fillmore founded Unity, a church within the New Thought movement, with his wife, Myrtle Page Fillmore, in 1889. He became known as an American mystic for his contributions to spiritualist interpretations of biblical Scripture.

Relacionado con Charlas acerca de la Verdad

Libros electrónicos relacionados

Nueva era y espiritualidad para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Charlas acerca de la Verdad

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Charlas acerca de la Verdad - Charles Fillmore

    ayuda

    Reforma tu pensamiento de Dios

    LECCION 1

    Esta es, sin lugar a dudas, una era de reformas. Nunca antes ha existido un esfuerzo tan persistente y amplio, tanto de hombres como mujeres, para arreglar los equívocos de la religión, la sociedad y la política.

    Desde los corazones y almas de millones se levanta el clamor: ¡Líbranos de nuestras cargas! Se proponen todos los planes de liberación imaginables, y todo partidario de un remedio infalible para los males que afectan a la gente afirma con obstinación que su remedio es el único que sirve. Se observa cómo la mayoría de estos reformistas piden a gritos que se decreten leyes para forzar sus teorías en la gente, tratando entonces de curar el cuerpo físico con los mismos métodos que utilizan para curar los males de la nación, y con seguridad los resultados no tendrán poder alguno.

    Las leyes, bien sean naturales o artificiales, son solamente la evidencia de un poder invisible. Son simplemente efectos, y los efectos no tienen poder sobre sí mismos. Cuando el hombre busca en ellos ayuda en condiciones de inarmonía, él se aparta de un reconocido principio universal de secuencia. Dios, Espíritu o Mente —como quiera que desees llamarlo— es el dictador supremo, y el pensamiento es el único modo de manifestación. La mente genera pensamientos continuamente, y su fluir constante mueve majestuosamente todos los asuntos permanentes y armoniosos del hombre y los innumerables sistemas del infinito cosmos.

    Todo poder nace en el silencio. No hay excepción a esta regla en ninguna evidencia de vida. El ruido es la vibración de una fuerza ya gastada que se desvanece. El estruendo de lo visible, desde el discurso del político al rugido del trueno, es tan sólo la evidencia de poder ya consumido. Da lo mismo tratar de controlar un relámpago envolviéndolo en un trueno que intentar regular la mente mediante el establecimiento de leyes.

    Todas las reformas deben comenzar con lo que las causa, y lo que las causa es la mente. Esta todo lo hace en el reino del silencio, el cual es en realidad el único reino donde el sonido y el poder van mano a mano. El mundo visible externo, con sus leyes sociales, religiosas y políticas, con sus costumbres y ceremonias es sólo una pantalla frágil sobre la cual la mente vacía sus opiniones incongruentes. El pensamiento de Dios es amor, la potencialidad inherente del hombre Dios, el cual no conoce ni a personas o cosas, ni lo mío y lo tuyo, sino conoce una confraternidad universal en la cual perfecta igualdad y perfecta justicia reinan juntas supremamente. Todos los filósofos y sabios han reconocido esta causa silenciosa, este fluir perfecto desde el centro a la circunferencia. Hablando de Platón, Emerson expresó: El nació para presenciar el poder autónomo del Espíritu, generador interminable de nuevas metas; un poder que es la clave inmediata tanto de la esencia como de la evanescencia de las cosas. Jesucristo dijo: Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Elias encontró a Dios en el silbo apacible y delicado, no en el viento o el terremoto.

    Todos aquellos que han contribuido a mejorar el mundo han recibido su inspiración del Espíritu y siempre lo han buscado por guía. Dios no es una persona que puso la creación en movimiento y luego dejó que funcionara sola, como si fuera un reloj. Dios es Espíritu, Mente infinita, la fuerza e inteligencia inmanentes que se ponen de manifiesto en la naturaleza. Dios es la voz silenciosa que hace visible toda existencia de vida. Este poder edifica, con una destreza que está fuera del alcance de la comprensión humana, y prosigue su obra con toda su intrincada maquinaria, universo tras universo, uno dentro del otro, y aun así, sin causar interferencias entre ellos. Todo lo que edifica lo hace desde el centro a la circunferencia. La evidencia de esto puede observarse en la molécula y el átomo del físico al igual que en la poderosa oscilación de un universo de planetas alrededor del sol.

    Todo acto del hombre tiene su origen en el pensamiento, el cual se expresa en el mundo de los fenómenos desde un centro mental que es sólo un punto de irradiación de una energía que yace detrás de él. Ese punto de radiación es el YO consciente, el cual en su relación correcta es uno con la Causa, y tiene a su mando todos los poderes que son potenciales en Causa. El YO consciente puede mirar en dos direcciones: al mundo exterior donde los pensamientos que se originan en él producen sensación y sentimiento que terminan en un panorama móvil de visibilidad; o al mundo interior, de donde se deriva todo poder, vida e inteligencia. Cuando el Yo acude a su interior, pierde todo sentido de lo externo; es entonces como el yoga hindú que se sienta debajo de un árbol de higuera de Indias con sus ojos fijos en la punta de su nariz, negando su propia existencia hasta que su cuerpo se paraliza. Cuando el Yo mira solamente lo externo, la sensación y el sentimiento, pierde sus riendas en el laberinto de los mismos pensamientos que ha creado. Entonces, edifica una creencia de separación e independencia de un poder causativo. El hombre sólo ve las formas y hace de su Dios un ser personal que se encuentra en una ciudad de dimensiones. Esta creencia de separación conduce a la ignorancia ya que toda inteligencia se deriva de una Mente Divina, y cuando el alma piensa por su propia cuenta, se separa en conciencia de la fuente de inspiración. Creyéndose a sí mismo como algo separado de su fuente, el hombre no ve más la armonía divina. El es como una nota musical por sí sola, que toma en cuenta las otras notas, pero que no tiene un lugar definitivo en el gran pentagrama de la naturaleza, la gran sinfonía de vida.

    La vida es un problema que puede ser solucionado con un principio cuya esencia es inteligencia, la cual el hombre sabio siempre consulta. El ignorante e impaciente deja que su intelecto sea su única guía y siempre se encuentra en un laberinto de errores.

    Una creencia que prevalece es que Dios es en cierto modo inaccesible; que sólo puede llegarse a El por medio de ciertas ordenanzas religiosas; en otras palabras, un hombre debe predicar una religión, orar en cierta forma y asistir a una iglesia para llegar a conocer a Dios. Pero éstas son tan sólo opiniones que han sido enseñadas y aceptadas por aquellos que perciben la letra en lugar del espíritu. Si Dios es Espíritu, el principio omnipresente de inteligencia y vida, El debe estar a nuestro alcance en la misma forma en que lo está un principio de matemáticas, y completamente libre de formalismos. Cuando un matemático se da cuenta de que la solución a su problema no es la correcta, estudia los fundamentos matemáticos y desarrolla la solución correcta. El sabe que todos los problemas matemáticos residen en los principios matemáticos y sólo a través de ellos pueden ser resueltos. Si él ignora continuamente los principios y comete errores en su jungla de experimentos, estaría tratando de subir por otra parte y quedaría como un ladrón y salteador porque sólo hay un camino. Jehová Dios, Mente infinita en expresión, es el camino, y esta Mente se encuentra siempre al alcance de todo hombre, mujer o niño.

    No es necesario acudir de rodillas a Dios. Si tuvieses un amigo a tu lado en todo momento que pudiera responder toda pregunta y quien amara servirte, no pensarías que es necesario arrodillarte ante él o pedirle temerosa y temblorosamente un favor.

    Dios es tu ser superior y tu constante servidor. El ama servir, y atiende fielmente todos los detalles de tu vida. Pídele que te ayude en cualquier área que prefieras, y El te mostrará lo que es verdadero éxito. Utiliza a Dios a cualquier hora del día. Si tienes dudas respecto a un negocio, sin importar lo trivial que pueda ser, cierra tus ojos por un instante y pregunta al ser silencioso en ti qué hacer, en la misma forma en que enviarías un mensaje mental a alguien que conozcas y quien pueda captar tus pensamientos. La respuesta puede no llegar instantáneamente; puede llegar cuando menos lo esperes, y serás guiado a hacer justamente lo correcto. Nunca seas formal con Dios. A Dios no le importan las formas o ceremonias, del mismo modo en que a los principios de las matemáticas no les importa la fineza de las cifras o elegancia en las pizarras.

    Puedes utilizar a Dios cuando así lo desees. A Dios le gusta ser utilizado, y según más Lo utilizas se te hace más fácil utilizarlo, y Su ayuda se hace más placentera. Si deseas un vestido, un carro, una casa, o si tienes en mente hacer un buen negocio con tu vecino, hacer un viaje, darle un regalo a un amigo, ser candidato político, o reformar una nación, pídele a Dios que te guíe, en un momento de deseo silencioso del alma.

    No hay nada que sea muy malo o irreverente para no pedírselo a Dios. En mis primeros días de estudios de metafísica cristiana, se me dijo que por medio del poder de la Mente Divina podría obtener todo lo que deseara. Yo tenía un terreno que quería vender y le pedí a Dios que se lo diera a un individuo que pensé lo necesitaba. Esa noche soñé que yo era un bandido que asaltaba a mi cliente. El sueño me mostró que lo que le estaba pidiendo a Dios no era lo correcto y así aprendí una lección. Un tabernero vino a mí con necesidades de salud y recibió ayuda. El dijo: También necesito un tratamiento de prosperidad, pero, por supuesto, tú no podrías traer prosperidad a un hombre en mi tipo de negocio. Le respondí: Seguro, Dios te ayudará a prosperar. Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará’ no excluye a los taberneros. Así que le dimos al hombre un tratamiento de prosperidad. Luego él anunció haberse separado del negocio de bares y haber prosperado en otros tipos de trabajos.

    Si haces cosas que se consideran malas, rápidamente encontrarás seguridad al preguntar a Dios primero y entonces actuar al respecto o abstenerte, según eres guiado. Algunas personas actúan como si pudiesen esconderse de la única inteligencia omnipresente, pero pensar de ese modo es llegar a una conclusión imprudente. Dios sabe todo lo que haces, así que mejor sigue Su consejo. Dios no quiere que le rindas reverencia por razones de miedo. Dios no puede ganarse tu confianza si tiemblas de miedo delante de El. El te hará un favor tan rápidamente si lo pides de forma alegre, con sonrisas, como también lo haría si lo pidieras con una oración larga y melancólica. Dios es natural, y ama la libertad de un niño. Cuando te encuentres en Su reino, éste será como un niño.

    El reino de amor y unidad de Dios se establece ahora en el planeta Tierra. Su mano guiará el único barco que atracará en el puerto pastoral y la gente contenta, feliz y serena que se pasea por sus muelles cantará al unísono: Gloria a Dios en las alturas.

    Microorganismos

    LECCION II

    Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.

    —Gn 2:19

    El autor de Génesis fue evidentemente un gran metafísico. Describió al Ser como Dios, Jehová Dios y Adán. Nosotros expresaríamos la misma verdad con los términos Mente, idea y manifestación. La manifestación es siempre la conciencia personal, por lo tanto, limitada; esto es Adán. Pero la Mente, idea y manifestación son una sola. La manifestación se basa en la idea y es sustentada por la misma, y la idea es parte de la Mente que la concibe, por lo tanto, el verdadero Adán es Jehová Dios, y la fuente omnipresente de Jehová Dios es Elohim Dios. Siendo esto cierto, el hombre no tiene una existencia permanente mientras siga completamente en la conciencia del estado personal. La condición de Adán no es todo lo que su ser incluye; es sólo una parte. Su ser se condensa en una conciencia de Dios, Jehová Dios y Adán. Estas tres entidades no se encuentran separadas, están presentes en todos. Las únicas paredes de separación son aquellas edificadas por una conciencia de separación. Cuando la sabiduría surge y se cumple con sus condiciones, la conciencia de la omnipresencia de los tres en uno se proclama: ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

    Adán se encuentra en su sitio perfectamente legítimo, y ese lugar es la conciencia de la omnipresencia del Padre; aquí él se encuentra de regreso en el Jardín del Edén. Adán ocupa un sitio muy importante en la creación ya que él es un factor en la manifestación del Ser que denomina o brinda carácter a sus potencialidades. El hombre es más que Adán; Adán es parte de la conciencia del hombre. Adán es tu intelecto, pero tú transciendes el intelecto. Tú formas tu intelecto —Adán— del polvo de la tierra; en otras palabras, de la substancia omnipresente, y por medio de ella, que actúa como un lente reflector, le das carácter a tu medio ambiente.

    Aquellos que están familiarizados con las operaciones del intelecto, nos dicen que éste convierte constantemente las ideas que flotan a su alrededor en imágenes. Y cuando llegamos a saber esto, nos asombramos con la profundidad metafísica del Génesis. Se describe a Jehová, Dios, trayéndole a Adán: Toda bestia del campo, y toda ave de los cielos … para que viese cómo las había de llamar".

    Las bestias del campo son las ideas en el Ser pertinentes a la vida organizada, y las aves de los cielos son ideas de vida espiritual. Es nuestro intelecto o Adán el que les da carácter a ambas condiciones ideales; es a través de él mismo que el hombre hace su cielo o su infierno. Entre los discípulos de Jesús, Pedro representó un aspecto del YO SOY. El había sido receptivo hasta cierto punto a la luz de Espíritu, y su poder sobre las ideas había sido reconocido. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Esto es una repetición en un nivel más elevado de la alegoría de cuando Jehová Dios le trajo a Adán las bestias del campo y las aves de los cielos para que viese cómo había de llamarlas.

    El que estudia la Mente puede llegar a saber cómo "interpretar las señales de los tiempos". Se familiariza con ciertos principios básicos y los reconoce en sus

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1