Como casi todo, por no decir todo en este mundo, la gastronomía es también un coto en el que las mujeres llevan la peor parte. No puedo evitar una mueca de aburrimiento profundo cada vez que un chef de postín dice que su cocina es un homenaje a su madre / tía / abuela / bisabuela. Porque esas señoras a las que dice honrar nunca tuvieron la oportunidad de hacer nada más que de las cosas que sus antepasadas no tuvieron más remedio que hacer cada día de su vida para alimentar a sus familias. Estoy absolutamente convencida de que ellas nunca recibieron de sus vástagos la menor ayuda a la hora de recoger la cocina, fregar platos o pelar patatas. Eso sí, ahora los menús están llenos de «tortillas a la manera de la abuela Patro», «verdinas como las ponía la tía Elvira» o «torrijas como las de mi madre, Trini». Y no sólo en España.
MUJERES Y GASTRONOMÍA: ¿dónde estamos?
Jun 20, 2024
3 minutos
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