Lo intentamos, pero cuesta desconectar cuando salimos del trabajo con los problemas no resueltos dando vueltas y vueltas y vueltas en nuestra cabeza en busca de una solución. Llegamos a casa con esa mochila a cuestas y, en lugar de marcar límites, optamos por reducir tiempo para nosotros mismos y para los nuestros. En definitiva, trabajamos a vida completa y eso acaba pasándonos factura.
Aprender a desconectar, sin embargo,