Comparativa Maserati MC20 Cielo – Ferrari 296 GTS
LA PARED DE PIEDRA QUE SE CIERNE sobre el 296 GTS se hace aún más imponente desde mi perspectiva. Puedo ver como se eleva por encima del parabrisas sin techo, con cables y redes que lo mantienen… o eso espero. Si hay algún punto débil, el ruido de nuestros escapes no tardará en ponerlo de manifiesto.
El V6 del Ferrari resuena por todas partes, aunque aparentemente debería ser silencioso por su sistema híbrido. Por su parte, el también V6 del Maserati MC20 aporta sus propias notas graves de manera que parece que gruñe amenazadoramente al Ferrari.
El sol refleja en el extremo superior de la pared rocosa, iluminando las zonas más altas pero dejándonos sumergidos en la oscuridad. El rojo de la pintura del Ferrari y la tan llamativa configuración del Maserati iluminan la penumbra, como si alguien hubiera puesto un filtro de Instagram a este día extraordinario.
La carretera se retuerce y tiene muchos giros, con la anchura justa para que podamos abrirnos paso, pero sin la visibilidad necesaria para poder trazar de la manera más rápida. El Maserati