OCHOCIENTOS DIECINUEVE CABALLOS, en un coche de calle, con dos asientos, aire acondicionado y radio. ¡Ochocientos diecinueve! Eso es más de lo que rendía el Fórmula 1 de Michael Schumacher cuando ganó, en el año 2000, su primer campeonato con Ferrari.
Aunque, ahora mismo, el 296 GTB se mueve susurrando, impulsado por el propulsor eléctrico de 165 caballos embutido entre la caja de cambios de doble embrague y ocho velocidades y el nuevo V6 biturbo. Esa descomunal potencia total es el resultado de la combinación del motor atmosférico y el eléctrico, puesto que el 296 es un híbrido enchufable, a la cabeza de la nueva generación de Ferrari. Cuando pedimos más potencia, el V6 cobra vida con un rugido malhumorado, como si lo hubieran despertado de su plácido sueño. Es el primer V6 en un Ferrari de calle desde el Dino, y ofrece un sonido imponente, profundo y autoritario. Y prestaciones excepcionales. El mínimo atisbo de pavimento despejado es todo lo que necesitamos para dejar atrás al resto del tráfico; incluso en sexta o séptima, la aceleración es alucinante.
Nos adentramos en carreteras sinuosas, y aquí las cualidades dinámicas