Durante mi tercera visita a Bolivia, hace algo más de tres años, conocí a la arqueóloga boliviana Rosa Villanueva Chuquimia, quien me acompañó a visitar los restos arqueológicos de Tiahuanaco (o Tiwanaku) –donde había trabajado varios años– y también me llevó a conocer las excavaciones que había hecho años atrás sobre la cultura Chiripa. De aquel viaje surgió una amistad con la arqueóloga boliviana que, tras mi regreso a España, continuó con una comunicación casi diaria a través de internet. Hace aproximadamente año y medio, le hablé de los estudios que estoy realizando junto a un equipo de investigadores internacionales sobre las rodadas en piedra –o cart-ruts, en inglés– que se han descubierto en gran cantidad de países. Sorprendida, Rosa se apresuró a enviarme unas fotos tomadas en un lugar que había encontrado durante uno de sus estudios en el municipio de Calacoto, donde estaba catalogando restos arqueológicos. Para mi sorpresa, en aquellas imágenes se apreciaban unos surcos o rodadas sobre piedra impresionantes, en un páramo conocido como Jachuta, en el municipio de Calacoto. En las fotos se veían diez vías excavadas en toba volcánica, en paralelo. Parecía una estación de ferrocarril: unas vías entraban en otras y se extendían por más de un kilómetro, perdiéndose en la lejanía del desierto en dirección a la mítica montaña del volcán Sajama, el pico más alto de Bolivia y muy cercano a la frontera con Chile. Daba la impresión de que estas rodadas en piedra, muy anchas y profundas, hubieran sido realizadas por algún tipo de «máquina». Están situadas en un lugar en medio de la nada, en pleno páramo a más de 4.000 metros de altitud y a unas tres horas a pie del poblado más cercano, Estancia Rosario, pequeña población de unos 200 habitantes donde nacieron y se criaron los abuelos y los padres de Rosa, la arqueóloga.
Estas rodadas me recordaron las halladas en otras partes del mundo por varios estudiosos del tema, que las hemos encontrado en lugares como las islas de Malta y Cerdeña, Turquía, Crimea, China, India, Japón, Portugal o España. Concretamente, en Galicia,