Desterrar completamente el consumo de sal y azúcar desde la niñez o reducirlo de nuestra dieta, aporta bienestar a nuestra vida.
Incluidos en la mayoría de los alimentos manufacturados, la sal y el azúcar refinado forman parte de nuestro menú diario. Sin embargo, la Organización Mundial para la Salud (OMS) alertó sobre su uso y abuso; los partidarios de la alimentación sana los consideraiJ “venenos blanco”, y los especialistas afirman que son causantes de graves y degenerativas enfermedades. A pesar de esto, la sal sigue en nuestra cocina y el azúcar es utilizado para endulzar nuestros días, ya que no es tan fácil cambiar de hábitos, aunque se trate de nuestra salud. Pero, ¿que pasaría si el ser humano no consumiera sal de mesa ni azúcar refinado desde su nacimiento? ¿Tendría menos problemas de salud al llegar a la adultez, debido a esta carencia? La Licenciada en Nutrición Carolina Ríeger, Consultora en Calidad de Vida, afirma que “en primer lugar no sería una