ntonio Pérez, responsable de la evacuación republicana, fue incapaz de llevar a cabo su tarea ya que desconocía el número de personas que necesitaban ser evacuadas y carecía de información sobre los costaba doscientos francos o cincuenta pesetas de plata, aunque al llegar a Argelia no se les permitió desembarcar. Gómez Serrano confiaba en no sufrir represalias y se mostraba sorprendido por el ansia de sus compatriotas en expatriarse. Poco después, a principios de abril, fue detenido, sometido a un consejo de guerra, declarado culpable de «adhesión a la rebelión miliar» y fusilado. Traicionados por el golpe de Casado, decenas de miles de refugiados, hombres, mujeres y niños, huyeron de Madrid en 1939 perseguidos por falangistas. Les habían prometido que habría barcos para exiliarse. El hecho de que Franco jamás tuvo la intención de cumplir las promesas hechas en su nombre a Casado quedó demostrado con el bloqueo naval que impidió la evacuación de miles de refugiados. En Alicante, los refugiados esperaron durante tres días y medio sin comida ni agua a unos barcos que nunca llegaron. Franco rechazó la oferta del Gobierno mexicano de acoger a los refugiados. Algunos murieron de inanición y otros, cuando aparecieron los primeros buques de guerra franquistas, se suicidaron. Laurin Ziliacus, testigo de los hechos, describió así los acontecimientos: «Cuando por fin aparecieron un buque de guerra de Franco, y después, como si fuera una broma, nuestros barcos desamparados, más de cien refugiados se suicidaron ahogándose o cortándose las venas con el borde de latas abiertas».
UNA EVACUACIÓN DESASTROSA
Mar 21, 2023
1 minuto
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