La desbandá Un genocidio a orrillas del Mediterráneo
TODO COMENZÓ EL 8 DE FEBRERO DE 1937, cuando las tropas de los militares sublevados entraron en Málaga, provocando un éxodo masivo de civiles que se lanzaron con lo puesto y a la desesperada a la carretera que unía esta capital con Almería, ciudad que aún se encontraba bajo el control del ejército republicano. Durante los cerca de doscientos kilómetros que separan ambas localidades, los refugiados malagueños fueron bombardeados por mar y aire en una tremenda catástrofe humanitaria que la Historia llegó a olvidar.
EL GENERAL GONZALO QUEIPO DE LLANO, que había encabezado el golpe en Sevilla y que se había encargado de reprimir los baluartes del frente popular, se dispuso en enero de 1937 a tomar Málaga.
LOS REFUGIADOS OLVIDADOS
Málaga, una ciudad en la que tenía bastante peso el movimiento obrero (en especial el PCE), permaneció fiel a la República tras el golpe de estado fallido de 1936. Pero pronto quedó aislada tras la caída de Sevilla y Granada, convirtiéndose en una especie de península “roja” que se transformó en el objeto del deseo de los sublevados, no solo porque era la segunda ciudad más poblada de Andalucía, sino porque poseía un importante puerto marítimo, esencial para las comunicaciones con Marruecos y el resto del Mediterráneo.
El General Gonzalo Queipo de Llano, que había encabezado el golpe en Sevilla y que se había encargado de reprimir duramente a los baluartes del frente popular que se resistieron al golpe, se dispuso en enero de 1937, como general jefe del ejército de operaciones del sur, a tomar Málaga.
Para ello ideó una acción doble: por un lado, sus tropas, con
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