PÁNICO EN EL MERCADO CENTRAL
Un testigo dijo: “Estaba en Correos cuando comenzó la pesadilla. Me desplacé al mercado, para ayudar en lo que pudiera, y me quedé paralizado de horror”. Ese horror, esa pesadilla, habían comenzado poco después de las once de la mañana del 25 de mayo de 1938, cuando ocho Savoia S-79 Sparviero de la Aviazione Legionaria delle Baleari –siete o nueve, según otras fuentes– descargaron su mortífera carga, alrededor de noventa bombas, sobre el Mercado Central de Alicante y el casco urbano de la ciudad. El resultado: más de trescientos muertos y centenares de heridos, tal como recuerda la placa conmemorativa en la hoy llamada Plaza del 25 de mayo, consagrada a su memoria.
Aquella monstruosidad se sumaba a otras cometidas por la aviación italo-germana, como los bombardeos sobre Durango, Guernica y Lleida en 1937 y muy pronto sobre Granollers. Enesta ocasión, la crueldad agitó las conciencias del eje franco-británico, aunque con la tibieza acostumbrada. El premier Neville Chamberlain respondió así al líder laborista Arthur Henderson, que le instó
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