DESDE NORTEAMÉRICA
En EE.UU. los cronuts han protagonizado uno de los últimos caprichos gastronómicos. En Nueva York se pueden ver imágenes con largas colas ante la tienda esperando su “premio”, pastelerías que no venden más de dos cronuts por persona… la locura. Se trata de una pasta dulce, híbrido entre el tradicional donut neoyorkino y el cruasán francés, que es parte ya de la carta de pastelerías, bares y que puede encontrarse hasta en los típicos “brunchs” del domingo. Esta fiebre del cronut comenzó el pasado 10 de mayo cuando el pastelero Dominique Ansel puso a la venta su primera versión: el cronut de vainilla rosa.
Aunque hay que decir que el abuelo de Guillem Lleonart (Sant Celoni, Barcelona) ya los hacía y él mismo publicó la idea en algunas web gastronómicas americanas.
¿UNA FÓRMULA SECRETA?
El caso es que ahora mismo Ansel lanza cada mes un nuevo sabor (en la