A mediados de 2019, cuando todavía ninguno habíamos escuchado hablar del covid, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la 11. edición de su Clasificación Internacional de Enfermedades, la CIE. Entre sus novedades estaba la nueva definición del término burnout o, en español, ‘síndrome de desgaste ocupacional’.
Este síndrome es el resultado de un estrés crónico que no se ha manejado con éxito. Se describe como un fenómeno ocupacional, así que no está causado por debilidad humana, sino por expectativas inhumanas. Y se caracteriza por tres dimensiones: sentimientos de falta de energía o agotamiento, sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo, y una sensación de ineficacia y falta de realización. En pocas palabras, el burnout es cuando te encuentras frente a una barrera física y mental por querer estar al 110%”.
“No existe una definición de burnout con la que todos los expertos estén de acuerdo. En consecuencia, no está del todo claro cómo se puede diagnosticar y cuán común es”, puntualiza Ana Caprioli, psicóloga de servicio de psicología online. “Sabemos que un estilo de vida estresante o un compromiso extremo que lleva a las personas a descuidar sus necesidades personales puede someterlas a una presión que las puede hacer sentir exhaustas, vacías, agotadas e incapaces de sobrellevar la situación. Los científicos están de acuerdo en que los síntomas del burnout son causados por el estrés relacionado con el trabajo o de otro tipo, como, por ejemplo, cuidar a un miembro de la