SUEZ, UNA VICTORIA PÍRRICA
Pocas veces en la historia una victoria militar apabullante ha acabado tan mal para algunos vencedores y tan bien para los vencidos. Hace sesenta y cinco años, los paracaidistas franceses y británicos tomaron el canal de Suez con bastante facilidad, sin saber que unas semanas después tendrían que salir de allí con el rabo entre las piernas y devolvérselo a Egipto. En esos días de 1956, Francia y Gran Bretaña recibieron una lección de humildad y comprendieron que se había acabado lo de jugar a ser imperios coloniales. Tras la Segunda Guerra Mundial, el mundo tenía nuevos dueños, EE. UU. y la URSS, que no vieron con buenos ojos aquella aventura.
Es curioso que esa lección poscolonial se la llevaran, precisamente, en Suez. El canal era todo un orgullo nacional para Francia, que había impulsado su construcción, y también era vital para los británicos, porque había acortado radicalmente la distancia entre el Reino
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