Chihuahua Cuando los talamontes-sicarios obligan al exilio
CHIHUAHUA, CHIH.– El olor a quemado invadió la Sierra Tarahumara, en el norte de México. La densa neblina causada por el humo de los incendios serpentea sobre los ríos de la región. En los cerros y barrancas se propagan hileras de fuego al pie de pinos y encinos ya chamuscados. En la carretera rumbo a Bocoyna la humareda llegó a obstruir por completo la visibilidad hasta alcanzar a las comunidades que han tenido que aprender a combatir los incendios.
Desde 2017 los cárteles de Juárez y Sinaloa incursionaron en ese “negocio” que ha devastado varios predios particulares y ejidos completos; ambos se disputan el control del territorio. Por ejemplo, Panalachi, el ejido más grande de esa región –con 447 ejidatarios–, sufre de la tala ilegal.
Las comunidades del territorio en la Sierra Tarahumara se concentran en luchar contra la incursión de los cárteles. En cada municipio de la región los grupos delictivos operan de manera distinta, pero la consecuencia es la misma: el despojo para controlar la tierra.
La situación ha generado alrededor de 30 homicidios de líderes indígenas en los últimos 20 años y cientos de familias desplazadas de manera forzada. La Comisión Ejecutiva de Atención
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