UNA CERVEZA PARA CULTIVAR PALADARES
A unque nos llamemos maestros cerveceros nosotros lo que hacemos es un mosto… luego la cerveza la hacen las levaduras: sin ellas no seríamos nada”, bromea, con modestia, Jaime Riesgo, cofundador y director de Producción de cervezas La Virgen, mientras muestra los grandes tanques de fermentación plateados donde fabrican el preciado líquido. Así que esta empresa, que ahora cumple 10 años en constante crecimiento, tiene millones de trabajadores microscópicos, esos hongos que fermentan la birra, y alrededor de 110 macroscópicos, miembros de la especie humana.
Cuatro de estos humanos coincidieron en San Francisco, California, a principios de la década de 2010, trabajando en una agencia de publicidad y aceleradora de empresas. “A pesar de ser una ciudad muy vinculada a la tecnología, porque allí está Silicon Valley, vimos un profundo movimiento de resurgir de los oficios, de lo artesanal”, cuenta
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