SAN MIGUEL TOPILEJO Un bosque en cenizas, una comunidad amenazada
Los troncos permanecen heridos en un paisaje convertido en cenizas. En el paraje Astillero Viejo, en el bosque limítrofe con More-los, pinos enormes se desparraman en el terreno sobre zacates chamuscados, abonando a una geografía trastocada por las motosierras y el fuego.
“Hay un descontrol de la tala clandestina en el último año; se llegan a tirar hasta 100 árboles al día. Es una zona complicada, los incendios son provocados por los mismos talamontes para distraer, para limpiar zonas boscosas y poder cometer su delito”, cuenta uno de los brigadistas que recorre cotidianamente los caminos del bosque.
Dentro de ese bosque dominado por distintos tipos de pino, cada sendero tiene un trazo distinto, donde es fácil extraviarse. Los teporingos –un grupo de guardabosques comunitario, así llamados por el animal en peligro de extinción– conocen sus caminos y el proceso de deterioro que ha sufrido el área en los últimos meses, no sólo por la tala clandestina, sino también por los incendios que diariamente localizan y controlan con brechas de tierra.
Como si fuera un pórtico
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