Una nueva inteligencia para salvar el mundo
Por un lado, la humanidad asiste al despliegue de unas vacunas, más o menos eficaces, para combatir a un nuevo hace poco más de un año. Un tributo, sin duda alguna, a la sabiduría del y al poder de la fe en la ciencia. Por otro lado, aún no existe –ni se espera– la vacuna que frene los conflictos armados, las crisis humanitarias y las muertes innecesarias que estos causan en multitud de países de todo el planeta, o que inmunice a los dirigentes mundiales de la ineptitud, la ineficacia y la inflexibilidad de la que hacen gala sin mostrar ningún pudor. La covid-19 ha sacado a la luz las divisiones, las desigualdades y las debilidades estructurales de las sociedades, especialmente las occidentales, y entretanto, problemas como el cambio climático y la pérdida salvaje de la biodiversidad siguen ahí, sin que les demos solución. Para Robert J. Sternberg, psicólogo y experto en desarrollo humano de la Universidad Cornell (EE. UU.), el problema radica, en gran medida, en nuestras concepciones erróneas de lo que significa Los actuales test que miden el cociente intelectual han fomentado la cultura del “yo primero” y han exacerbado las desigualdades sociales, económicas y raciales. Según Sternberg, nos iría mejor si la toma de decisiones recayera sobre los más aptos en adaptación, creatividad y sabiduría enfocada al bien común.
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