ALAN MOORE EL BRUJO MÁS PODEROSO DE LA HISTORIA
Es uno de los grandes del cómic, disciplina que muchos reivindican con insistencia como el «octavo arte». La obra de Alan Moore es rompedora, inquietante, profunda y podríamos decir que visionaria, a tenor de lo que está sucediendo en nuestro tiempo, y que él supo perfilar muchos años antes, gestando con su obra parte de algunos de los movimientos antisistema más activos y extendidos en la actualidad, impulsados por el avance de las nuevas tecnologías.
La clave de gran parte de su éxito debemos rastrearla no solo en el artista, en el genio del lápiz, sino en las numerosas fuentes «ocultas» de las que ha bebido este inglés multifacético, un fascinante conglomerado de hermetismo y ciencias mágicas, combinado con ideas políticas que lo convierten en un auténtico iniciado, una suerte de visionario heredero de los grandes magos de tiempos pasados de los que se confiesa admirador, como John Dee, Eliphas Lévi o Aleister Crowley: la Bestia 666.
DEL UNDERGROUND A HOLLYWOOD
Aunque fue un alumno aventajado, la disciplina y el cumplimiento de las normas no eran el fuerte de nuestro protagonista. Nacido en 1953 en la gris ciudad inglesa de Nourthampton, Moore destacó desde temprana edad por su rebeldía, lo que le generó problemas con sus estudios y más tarde a la hora de buscar trabajo. Pocos dirían entonces que acabaría convirtiéndose en uno de los grandes genios del cómic. Aunque sin aquella resistencia innata probablemente no lo habría logrado. Tras ser expulsado del colegio, trabajó en fanzines underground: escribía, entre otras, reseñas de sus grupos favoritos de rock y psicodelia (como Bauhaus o Hawkwind), y en 1979, en las páginas de la revista Sounds, escribió varias tiras en las que narraba nada menos que «la muerte del rock and roll» a través de las desventuras de un detective privado en un tono cómico e hilarante, por las que desfilan de Iggy Pop a los Sex Pistols.
Después vendrían los primeros éxitos, aunque modestos, en la década de los 80, cuando fichó por la editorial inglesa IPC. Pero su gran momento como historietista –se había negado años atrás a ser dibujante– llegó cuando su trabajo llamó la atención del editor de DC Cómics Len Wein, quien contrató a Moore en 1983 para , un cómic de monstruos cuyo planteamiento inicial fue completamente readaptado por el inglés, creando una absorbente e inquietante atmósfera pulp y resucitando a, , o , e introdujo a John Constantine –llevado al cine en 2005 en una sonrojante adaptación protagonizada por un Keanu Reeves en horas bajas–, un mago inglés de la clase trabajadora ¡tomando como modelo al cantante Sting!
