KLEINER PERKINS: LACAÍDADE UN IMPERIO
HACE UNOS CINCO AÑOS, Vladimir Tenev y Baiju Bhatt, fundadores de una startup potencialmente disruptiva de corretaje de valores sin comisiones llamada Robinhood, se propusieron levantar capital para su recién formado equipo de Silicon Valley. Buscaron una cantidad relativamente pequeña, US$13 millones, que al final valoraría su idea en US$61 millones. Los excompañeros de clase de Stanford, ambos a punto de cumplir 30 años en ese momento, hicieron lo que los empresarios han estado haciendo durante décadas: pidieron a la honorable firma de venture capital, Kleiner Perkins Caufield & Byers, que los respaldara.
Kleiner –su singular nombre es tan famoso en Sand Hill Road como Oprah en Hollywoodestaba interesada. La firma identificó muchas oportunidades en el proyecto; sin embargo, decidió no participar en aquella ocasión. Luego, a mediados de 2015, cuando Robinhood buscaba otros US$50 millones con una valoración de US$250 millones, Kleiner volvió a rechazar la oferta. Para 2017, cuando Robinhood se convirtió en “unicornio” valorado en US$1,300 millones, ya que recaudó US$110 millones adicionales, fue la startup la que hizo el desaire: excluyó a Kleiner de la lista de empresas de VC que participaron en su fondeo.
No fue hasta principios del año pasado cuando Robinhood y Kleiner finalmente se conectaron, de acuerdo con negociadores de ambos lados. Para entonces, Robinhood había creado tal revuelo en el mundo de la correduría que Fidelity, TD Ameritrade y Charles Schwab habían reducido el costo de sus servicios en respuesta a la oferta de “cero comisión” de los recién llegados. Bajo el patrocinio de la famosa analista de Wall Street, Mary Meeker, socia de Kleiner desde 2011, la firma que en repetidos niveles había declinado invertir ahora participó en la ronda de US$363 millones, valorando a Robinhood en US$5,600 millones.
“Hace 20 años, Kleiner estaba en la cima del VC. En estos días es sólo una de las muchas empresas que intentan competir”.
La incapacidad de apostar por una con gran potencial desde el inicio, sólo para pagar posteriormente un precio mucho màs alto, era algo demasiado común para la histórica firma. Kleiner estaba estancada enmàs buscadas. Aunque esta vez, sus problemas tomaron un giro perverso: Kleiner estaba triunfando con una nueva estrategia centrada en Meeker, quien administraba un fondo separado dentro de la firma centrado en empresas privadas màs maduras que requerían que el capital creciera en lugar de simplemente establecerse.
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