Es difícil decidir por dónde empezar la entrevista. En su afán por divulgar la ciencia ha escrito 50 libros donde ha tocado todos los palos: desde los más distantes exoplanetas hasta decisiones tan íntimas como el aborto. Pero siempre usando el método científico como guía. James Trefil -"prefiero que me llames Jim"- es físico de formación (en universidades de prestigio como Oxford o Stanford) y autor de más de un centenar de papers científicos, pero hace tiempo que decidió que la ciencia hay que contarla más allá del ámbito académico. "Alfabetismo científico", lo llama: cree que todos deberíamos recibir un mínimo de educación científica. Y en los 90 creó un curso universitario de ciencia básica que hoy ha sido adoptado por más de 200 universidades en Estados Unidos. A sus 84 años, Trefil sigue dando clases en la Universidad George Mason (Virginia, Estados Unidos). ¿Retirarse? No está en sus planes: "Cada año me hago la misma pregunta. ¿Me queda energía para otro año? Hasta ahora siempre he contestado que sí".
-¿De dónde cree usted que nace su inclinación científica?
-Crecí en una comunidad de inmigrantes en Chicago, una ciudad que tiene una estupenda red de museos. Mis amigos y yo pasábamos el día entero en ellos, y creo que eso me dio la sensación de que había un mundo ahí fuera: ese mundo tan bonito al que llamamos ciencia. Además, tuve un magnífico profesor de química, que un día me dijo: "Chico, se te da muy bien, podrías ser un buen científico".
-En la universidad empezó con la química antes de pasarse a la física.
-¡Exacto! Pero en clase