Café Galeano
Decía Eduardo Galeano que los cafés lo son todo en la vida, como la familia: “A los cafés de Montevideo en un edificio protegido por pertenecer al patrimonio arquitectónico. Allí se reunían personajes tales como Idea Vilariño, Mario Benedetti, José Enrique Rodó, Juan Carlos Onetti... Galeano empezó a frecuentar el Café Brasilero desde joven, cuando el semanario todavía estaba ubicado en la Plaza Matriz. “Una ceremonia sagrada para mí es venir al Café Brasilero, cada vez que vuelvo de un viaje me vengo acá y cumplo con mi ritual. Y vine y me encontré con la cortina cerrada, empecé a preguntar y nadie sabía nada, y unos vecinos me dijeron: lo vendieron, no está más”, contaba Galeano a en 2008, cuando cerró el café. Además de ser el socio número uno, Galeano confesó que solía escribir allí, donde se encuentra con los amigos y con él mismo. En su honor, el local añadió a su menú el ‘Café Galeano’. “Éste era un templito, un templito del amor, de la amistad, un lugar de encuentro. A los lugares de encuentro hay que defenderlos, porque este es un mundo organizado para el desvínculo, para el desencuentro”.
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