Caminando por Huérfanos hacia la calle Libertad, en pleno centro de Santiago, se comienza a sentir ese olor a pan recién salido del horno tan característico de esa esquina en el Barrio Yungay. De fondo se oye música jazz, y a lo lejos se divisa una pequeña panadería de color azul cielo llamada Selvaggio -salvaje en italiano-, especializada en hacer panes de masa madre y pizzas de distintos sabores que atraen a sibaritas de toda la capital.
Son las 10 de la mañana de un jueves y nos recibe su y trabajadora. Con un padre artista y una madre que ejecutaba todas sus obras, su casa siempre fue una especie de taller donde constantemente itineraban proyectos de gran volumen de los diferentes miembros de la familia. Se crió con eso y lo absorbió todo, teniendo siempre como ejemplo a su mamá. “Los niños son mirones. Lo que tú les muestres aprenderán de eso, tal como me paso a mí. Yo desde chica aprendí de mi mamá, que es seca: una mujer muy femenina que siempre estuvo de rouge y taco aguja, pero con taladro en mano. Son cosas que se me quedaron en el subconsciente y que las replico actualmente”, comenta.