LOS INICIOS
El 30 de marzo de 1968 cambió la vida de los habitantes de la entonces aldea de El Palmar de Troya. Esa mañana, y , de entre 11 y 13 años, se dirigieron a una finca llamada La Alcaparrosa para coger flores y adornar un pequeño altar de la escuela. De pronto, se fijan en algo que les llama la atención y que sobresale de un lentisco: . Así comenzó todo. Las niñas continuaron yendo al lugar y, tras contar lo ocurrido a familiares y vecinos, la noticia se extendió y el paraje enseguida fue frecuentado por una multitud. El suceso saltó a la prensa y, unas semanas después, los padres de las niñas decidieron que estas no fueran más al enclave aparicionista por temor a que les ocurriera algo ante tanto gentío. Pero para entonces, ya surgieron videntes adultos que caían en éxtasis y recibían presuntos mensajes divinos, entre ellos, un tal , que armó la de Troya, nunca mejor dicho…
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