La práctica del Ho' oponopono requiere de constancia. Para que nuestra vida vaya mejorando a todos los niveles no basta con practicarlo de vez en cuando o solo cuando nos acordemos o cuando tengamos algún problema, eso es normal que ocurra al principio cuando estamos empezando a integrar esta práctica ancestral en nuestra vida, pero luego es conveniente que la práctica forme parte de nuestra vida las 24 horas del día los 365 días del año, convirtiendo así nuestra vida en una meditación constante y haciendo que experimentemos menores niveles de sufrimiento y mayores niveles de paz interior. 
 
Para lograr que el Ho' oponopono se convierta en algo automático hay que lograr que la práctica se realice de forma inconsciente como respirar o como muchas de las actividades que hemos aprendido a hacer sin prestar atención y es ahí donde entra nuestro niño o niña interior, lo que conocemos como subconsciente y ahora también como Unihipili.
 
Para automatizar la práctica del Ho' oponopono es conveniente dialogar a diario con nuestro niño o niña interior, pues es esa parte nuestra la que puede realizar la limpieza de forma automática durante todo el tiempo, sustituyendo la voz ma chacona del ego por el «gracias o el te amo.
 
Hablar del niño interior es hablar de esa parte interna de nuestro ser en el que almacenamos nuestras memorias de dolor, las heridas emocionales, las faltas de amor o carencias afectivas y donde guardamos todas las memorias, también de las cosas buenas, que nos han ido pasando a lo largo de la vida. 
 
Es nuestro subconsciente. Nuestro niño interior tiene almacenadas en su interior memorias de vidas pasadas e informa ciones heredadas de nuestros ancestros, en su interior también se guardan todas las memorias de todas las cosas que nos ocurrieron en la infancia, pues nos marcaron de tal forma que nos siguen afectando cuando somos adultos y ahí radica la importancia de trabajar con el niño interior para liberarnos de toda esa información que genera nuestra realidad, una realidad que nos hace sufrir y que nos impide ser felices.