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Guerra, egrégores y enemigos monstruosos
valoraciones:
Longitud:
18 minutos
Publicado:
16 mar 2022
Formato:
Episodio de podcast
Descripción
Seguimos hablando de la guerra, pero no desde lo geopolítico o económico sino desde una perspectiva iniciática, espiritual, buscando algunas pistas que consideramos importantes para interpretar la trágica situación que estamos viviendo en nuestros días.
Durante la Primera Guerra Mundial, la propaganda de guerra se sistematizó y -en este contexto- hay que destacar el trabajo de dos norteamericanos que se especialización en la manipulación psicológica de la población.
En primer lugar tenemos a Walter Lippman, un periodista ganador dos veces del premio Pulitzer, que creía que los medios de comunicación debían ser medios de educación y de formación de ideas, en detrimento del pensamiento crítico. Por lo tanto, Lippmann sostenía que la tarea de la prensa era un “trabajo de inteligencia” a fin de formar una opinión pública, y a esto le llamaba “manufactura del consenso", que es lo que hoy le llamamos “pensamiento único” o hegemonía cultural.
Por otro lado, estaba el relacionista público Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, que buscó el modo de utilizar las técnicas psicológicas para inculcar ciertas ideas en el gran público. En su libro “Propaganda” de 1928, Bernays decía:
“La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder gobernante de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados y nuestras ideas sugeridas, en gran parte por hombres de los que nunca hemos oído hablar... Son ellos quienes tiran de los cables que controlan la mente del público”.
Para Edward Bernays las noticias se crean “cuando la realidad se destila hasta la forma más simplificada y dramatizada y atrae los instintos de la mente pública”.
Durante la Primera Guerra Mundial, la propaganda de guerra se sistematizó y -en este contexto- hay que destacar el trabajo de dos norteamericanos que se especialización en la manipulación psicológica de la población.
En primer lugar tenemos a Walter Lippman, un periodista ganador dos veces del premio Pulitzer, que creía que los medios de comunicación debían ser medios de educación y de formación de ideas, en detrimento del pensamiento crítico. Por lo tanto, Lippmann sostenía que la tarea de la prensa era un “trabajo de inteligencia” a fin de formar una opinión pública, y a esto le llamaba “manufactura del consenso", que es lo que hoy le llamamos “pensamiento único” o hegemonía cultural.
Por otro lado, estaba el relacionista público Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, que buscó el modo de utilizar las técnicas psicológicas para inculcar ciertas ideas en el gran público. En su libro “Propaganda” de 1928, Bernays decía:
“La manipulación consciente e inteligente de los hábitos y opiniones organizados de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Quienes manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder gobernante de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes moldeadas, nuestros gustos formados y nuestras ideas sugeridas, en gran parte por hombres de los que nunca hemos oído hablar... Son ellos quienes tiran de los cables que controlan la mente del público”.
Para Edward Bernays las noticias se crean “cuando la realidad se destila hasta la forma más simplificada y dramatizada y atrae los instintos de la mente pública”.
Publicado:
16 mar 2022
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Episodio de podcast
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