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Teología verde: Una perspectiva ecológica, ecuménica y ecofeminista
Teología verde: Una perspectiva ecológica, ecuménica y ecofeminista
Teología verde: Una perspectiva ecológica, ecuménica y ecofeminista
Libro electrónico573 páginas7 horas

Teología verde: Una perspectiva ecológica, ecuménica y ecofeminista

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Información de este libro electrónico

Teología verde presenta una significativa reconsideración teológica cristiana acerca de la relación entre Dios, la creación, la naturaleza y los seres humanos. Trees van Montfoort demuestra que la ecoteología no es una subdisciplina teológica, sino más bien un redescubrimiento de la teología centrada no sólo en Dios y las personas, sino en toda la creación. Este es un libro pionero que, inspirado en perspectivas ecoteológicas provenientes de todo el mundo, redefine el alcance de la teología para un planeta que necesita respuestas urgentes.
En cinco capítulos, van Montfoort analiza la teología y la sostenibilidad, la diferente cosmovisión de la Biblia, las problemáticas de la ecoteología, las perspectivas de la teología ecofeminista alrededor del mundo y las enseñanzas de la cristología y la antropología.
La crisis ecológica exige nuevas formas de pensar, hacer y creer. Teología verde es un libro indispensable para quienes quieran conectar sostenibilidad y fe, teología y ecología.
IdiomaEspañol
EditorialMiño y Dávila
Fecha de lanzamiento22 jul 2025
ISBN9788419830821
Teología verde: Una perspectiva ecológica, ecuménica y ecofeminista

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    Teología verde - Trees van Montfoort

    coleccion

    Edición: Primera. Abril de 2025

    Lugar de edición: Barcelona / Buenos Aires

    ISBN: 978-84-19830-82-1

    Depósito legal: M-7325-2025

    Código Thema: QRVG [Theology]; RNA [Environmentalist thought & ideology]

    Código Bisac: REL067000 [Christian Theology / General]; NAT010000 [Ecology]

    Código WGS: 676 / Natural sciences, medicine, computer science / Ecology; 925 / Non-fiction book / Religion: general, reference books

    Diseño y composición: Gerardo Miño

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    © 2025, Miño y Dávila srl / Miño y Dávila editores sl

    dirección postal: Tacuarí 540 (C1071AAL) Ciudad de Buenos Aires, Argentina

    tel-fax: (54 11) 4331-1565

    correo electrónico: minoydavila@gmail.com

    web: www.minoydavila.com.ar

    redes sociales: @minoydavila, www.facebook.com/MinoyDavila

    A la entrañable memoria

    de mi madre Thea Kruythof († 2020)

    y de mi suegra Gerry Reedijk-O’Hara († 2021);

    dos mujeres valientes.

    portadilla

    Índice de contenido

    Prólogo

    Agradecimientos

    Prefacio a la edición en español

    Introducción

    CAPÍTULO 1. Teología y sustentabilidad

    1.1 Una crisis ecológica

    1.2 Cosmovisiones

    1.3 La tarea de la teología

    1.4 La teología y la crisis ecológica

    CAPÍTULO 2. La cosmovisión diferente de la Biblia

    2.1 La Biblia en perspectiva ecológica

    2.2 Historias de la creación

    2.3 Dios y los animales

    2.4 La salvación de la tierra

    CAPÍTULO 3 Cuestiones de la ecoteología

    3.1 Mayordomía y cuidado de la creación

    3.2 La resistencia protestante

    3.3 La resistencia católica

    3.4 Conciencia ecológica

    3.5 Cuestiones

    CAPÍTULO 4. Perspectivas de la teología ecofeminista alrededor del mundo

    4.1 Sallie McFague: el mundo como cuerpo de Dios

    4.2 Ivone Gebara: la vida cotidiana de las mujeres pobres

    4.3 Catherine Keller: caos y creatividad

    4.4 Elizabeth Theokritoff: el don de la vida misma de Dios

    4.5 Lo que Gebara, Keller y Theokritoff se dirían entre sí

    CAPÍTULO 5. La cosecha

    5.1 Resumen

    5.2 Cristología y antropología

    5.3 Los frutos de la tierra en la celebración religiosa

    Bibliografía

    "El santo sajón Benón de Meissen (m. 1106) se vio perturbado en su contemplación por el fuerte croar de una rana, por lo que la mandó callar. Pero entonces recordó las palabras del Benedicite que, entre sus exhortaciones a todas las criaturas a adorar a Dios, incluye: ‘bendecid al Señor, ballenas y todas las criaturas que se mueven en las aguas’ (Daniel 3:57). Al reflexionar sobre el hecho que Dios podría preferir el canto de las ranas a su propia oración, ordenó a las ranas que siguieran alabando a Dios a su manera." (Richard Bauckham, Living with Other Creatures: Green Exegesis and Theology, Waco, Texas, Baylor University Press, 2011, p. 36)

    Abreviaturas

    CCFT – Frank Parsons, Susan (ed.), The Cambridge Companion to Feminist Theology (Cambridge, Cambridge University Press, 2002)

    CCOT – Cunningham, Mary B. y Elizabeth Theokritoff (eds), The Cambridge Companion to Orthodox Christian Theology (Cambridge, Cambridge University Press, 2008)

    DDD – Toorn, Karel van et al., Dictionary of Deities and Demons (Leiden, Brill, 1995)

    ERN – Taylor, Bron (ed.), Encyclopedia of Religion and Nature (Londres, Continuum, 2005)

    EWF – Dempsey, Carol J. et al. (eds), Earth, Wind, and Fire: Biblical and Theological Perspectives on Creation (Collegeville, Minnesota, Liturgical Press, 2004)

    LPR18 – Grooten, M. et al. (eds), Living Planet Report – 2018: Aiming Higher (Gland, Switzerland, WWF, 2018, www.WWF.org)

    LPR20 – Grooten, M. et al. (eds), Living Planet Report – 2020: Bending the Curve of Biodiversity Loss (Gland, Switzerland, WWF, 2020, www.WWF.org)

    LS – Carta encíclica Laudato si’ del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común

    NJBC – Raymond E. Brown et al. (eds), The New Jerome Biblical Commentary (Londres, Chapman, 1989)

    OHRE – Gottlieb, Roger S. (ed.), The Oxford Handbook of Religion and Ecology (Oxford, Oxford University Press, 2006)

    PS – Kim, Grace Ji-Sun and Hilda Koster (eds), Planetary Solidarity: Global Women’s Voices on Christian Doctrine and Climate Justice (Minneapolis, Fortress Press, 2017)

    Prólogo

    Es con gran alegría que presento el libro Teología verde de mi colega y amiga ecoteóloga Trees van Montfoort. Descubrí este libro el día en que, por su color fresco y llamativo, saltó a mi vista desde los stands de un librero en Holanda. Y me llamó la atención por la rana en su portada. Me pregunté: ¿qué tiene que ver una rana con la teología? Es ésta precisamente la curiosa pregunta con la que lectoras y lectores están invitados a abrir esta obra. Mientras avanzaba en el libro, me parecía que estas reflexiones, con tanta riqueza de ideas y abordando tantos temas cruciales de la ecoteología de manera comprensible y clara, tendrían que estar disponibles también para mis estudiantes y colegas en América Latina. Así, la rana de esta Teología verde se trasladó a nuestro continente, en una traducción inigualable de Marisa Strizzi.

    La portada del libro me servirá de guía en este prólogo. Me dejo inspirar por la rana en sus significaciones múltiples, para después profundizar en el significado del vitral y, finalmente, unir a ambos en la imagen del mosaico multicolor que representan.

    ¿Qué tiene que ver una rana con la teología? No es un spoiler, porque en la primera página de la obra ya se revela que la rana proviene de una leyenda, en la que el santo sajón Benón de Meissen se molesta por el croar de una rana, para luego darse cuenta de que ésta también está alabando a Dios en su lenguaje. El libro de Trees invita a este tipo de cambio de mirada, de manera radical, sobre el valor de las otras especies y la vida no humana.

    Es también significativo para este libro que el santo que escuchó a la rana viviese en las tierras bajas y húmedas del norte de Europa. La rana es un animal muy común en las zanjas entre las granjas y pastizales neerlandeses. Tanto que a mi tierra se la suele llamar Paisito de ranas. En tiempos de mis abuelos los niños y niñas en mi país aprendían una canción popular sobre siete ranitas que estaban sentadas en una zanja congelada y que ya no croaban porque estaban muertas de tristeza y hambre debido al frío. En contextos de cambio climático, esa canción –algo cruel para las y los pequeños en todo sentido– se vuelve revelación; ya que hay menos ranas por la contaminación del agua y las zanjas se congelan poco.

    La imagen que aparece en la portada de la versión castellana de este libro es, sin embargo, diferente. Es la foto de una rana latinoamericana y ha sido representada en un vitral. Se muestra así el nuevo contexto en que se lanza Teología verde, un ambiente con su propia biodiversidad. Las ranas de esta región se presentan en muchos colores, se encuentran en toda América Latina y el Caribe –la de la portada es de la Amazonia–, y quizás tengan su propia forma de cantar. En las tradiciones indígenas la rana tiene un valor espiritual importante y es símbolo de adaptación a los cambios, de renovación y fertilidad. Me parece que el libro propone mucho de esto. Al traducir este texto, hemos sido muy conscientes de que sonará de forma diferente en el subcontinente latinoamericano.

    Finalmente, la rana es significativa porque cuando hablamos de la crisis ambiental en que nos encontramos, muchas veces se cuenta la historia del síndrome de la rana: la idea de que somos como ranas en una olla donde se calienta el agua de a poco. Una rana que se sumerge en agua hirviente salta; pero aquella que se encuentra dentro de un agua que se calienta paulatinamente, no se da cuenta de que la temperatura sube, por lo que se aturde y muere. Ésta es una metáfora fuerte para llamar la atención sobre nuestra inactividad frente a una crisis climática que se presenta de la misma forma: como una temperatura que sube gradualmente, haciendo peligrar de muerte a muchas especies, incluso la nuestra.

    El libro Teología verde es también como el vitral de su cubierta, ya que deja caer la luz sobre muchos aspectos de la ecoteología. El vitral puede ser asociado con un caleidoscopio o un icono; ambos son metáforas que representan una nueva comprensión de la relación entre Dios, los seres humanos y la creación, que este libro explora.

    En el primer capítulo, la autora hace el diagnóstico –el cual comparto– que las iglesias en los Países Bajos han tomado el tema de la ecología como un tema diaconal y práctico, pero que la ecología todavía no ha permeado la teología misma. Ella muestra cómo nuestro estilo de vida y costumbres se construyen en base a nuestras ideologías y cosmovisiones, y que la teología es parte de esta base. Nuestras creencias determinan cómo miramos la realidad, y cómo valoramos la realidad material que somos y que nos rodea. Por ende, la teología debería ser una voz potente en el debate con la ciencia y la política sobre los cambios de paradigma que necesitamos para llegar a una sociedad más sustentable.

    La teología occidental, sin embargo, se ha dejado influenciar demasiado por la cosmovisión moderna dualista, que separa a los seres humanos de la naturaleza. Por eso, la tarea de una teología verde es retomar las fuentes y repensar las relaciones entre Dios, los seres humanos y la tierra. El libro toma esta tarea con mucha dedicación, desde el contexto neerlandés europeo, donde suele existir una excesiva confianza en las soluciones dentro del mismo sistema económico capitalista y de la tecnología moderna. La autora critica esta tendencia fuertemente.

    La opción primordial del libro es echar una nueva luz a las fuentes de la tradición cristiana con otras lentes. Y esto nos interpela, ya que en América Latina también leemos la Biblia con ojos modernos. La autora hace un estudio muy comprehensivo y profundo de los textos bíblicos, desde las historias de la creación hasta los Salmos, los evangelios, la tradición sapiencial y el Apocalipsis. Ella no evita los textos espinosos en términos ecológicos. Así, muestra de manera convincente cómo la creación y la salvación en la Biblia no están desvinculadas entre sí y que la Biblia no comparte la visión lineal de la historia instalada por la cosmovisión moderna. Trees saca a la luz muchos detalles que normalmente pasamos por alto en nuestras lecturas; por ejemplo, que en la historia de la creación Dios ordena a la Tierra a producir por sí misma, que el concepto de naturaleza en el Antiguo Testamento sólo aparece como Cielo y Tierra –indicando la totalidad de la creación–, y que espíritu/aliento y palabra están muy vinculados como fuerzas creadoras.

    En este trabajo se revela también que la Biblia tiene una pluralidad de visiones, que dan lugar a un abanico de perspectivas e interpretaciones. Los textos bíblicos se van entretejiendo con debates actuales de género, derechos de los animales y subjetividades, mostrando los puentes entre los relatos. La autora recapitula muy didácticamente cada tanto y también señala los vínculos entre los textos en las notas de pie, así dando forma a una obra de referencia muy valiosa.

    La autora muestra la Biblia misma como ese vitral de la portada, iluminando los textos en que otras especies, más allá de la humana, juegan un rol importante. De este modo, rescata múltiples imágenes de Dios y su potencial ecológico, reinterpreta muchos aspectos de la vida de Jesús y muestra como en el Apocalipsis Dios no hace cosas nuevas, sino hace nuevas todas las cosas, rompiendo con la idea de un fin del mundo como propagan tantas iglesias evangélicas. Finalmente, ella pone un gran énfasis en la importancia de la Sofía/Sabiduría de la tradición sapiencial, vinculándola con el Cristo cósmico, reconociéndola como puente a una teología ecofeminista y a imágenes femeninas de Dios.

    El tercer capítulo es el más neerlandés. La autora hace un balance de las resistencias que existen en las diferentes iglesias en los Países Bajos frente a la ecoteología; sin embargo, muchos de los temas abordados también hacen eco en mis experiencias en Latinoamérica. Ella hace una revisión crítica y directa del antropocentrismo y específicamente del término mayordomía, por sus dejos economicistas, pero no sin investigar con precisión su origen. También explica la búsqueda de control por parte de la teología después de la teoría de la evolución de Darwin y señala las resistencias frente a la interferencia del fascismo en la teología protestante, que provocaron una hiperreactividad antinaturalista. Finalmente, explora alternativas para el concepto de mayordomía –tan usado en las iglesias– y propone vernos más como cuidadores, discípulas y discípulos o guardianes de la creación.

    En el cuarto capítulo el vitral ilumina el trabajo y pensamiento de tres teólogas ecofeministas de diferentes latitudes y contextos. Es un capítulo ambicioso y denso, ya que los pensamientos de cada teóloga dan para libros enteros. Desde Brasil nos encontramos con Ivone Gebara, desde EEUU con Catherine Keller y desde Grecia con Elizabeth Theokritoff. Estas teólogas reflexionan dentro de diferentes tradiciones en el cristianismo: la católica, la protestante y la ortodoxa. Se iluminan en estas mujeres muchas interpretaciones novedosas, contraculturales, críticas y sorpresivas para una mirada teológica ecológica. En cada propuesta se recupera lo poético y lo místico: un asombro real por la interdependencia y el misterio de la vida. La discusión que la autora misma entabla con sus miradas también es interesante, buscando divergencias y puntos comunes en las propuestas. Al final del capítulo, Trees se atreve a imaginar un diálogo entre las tres teólogas, a partir de sus posiciones. Me generó deseos de ver sus caras al leer este diálogo y de invitarlas alguna vez a tener este diálogo en la realidad.

    Después de este viaje, el libro aterriza nuevamente en un pueblo de los Países Bajos, donde la autora muestra cómo se puede trabajar desde una mirada ecoteológica en la preparación de un culto o una liturgia de gracia por la cosecha en una congregación eclesial. Ésta es la guinda ecológica del pastel en este libro que explora e investiga tantas preguntas relevantes sobre una teología verde.

    Las preguntas que se plantean y las muchas respuestas forman un mosaico. Es importante destacar que Trees nunca ha pretendido dar una visión universal de la ecoteología. Ella escribió esta obra para el contexto neerlandés y está muy consciente de su propio contexto, que es también su primera audiencia. En los Países Bajos el libro ganó el premio al mejor libro teológico en 2019. El jurado lo calificó como un libro híper-urgente y necesario que "desafía una reflexión teológica cristiana de amplio alcance sobre la relación entre Dios, la creación, la naturaleza y el ser humano. Este libro se compromete con una revelación oportuna develando a muchas personas que la ecología realmente concierne a la teología, que ‘quién es Dios’ tiene algo que ver con ‘cómo funciona este mundo’. [La autora] lo hace de una manera que demuestra que la teología importa en el debate público. Teología verde muestra que la teología tiene que ver con todo y no sólo con la ética".¹

    Cuando hablamos con la autora de una traducción del libro al castellano, ella expresó sus dudas sobre si éste podría aportar algo fuera de Europa. Mi percepción fue que también en Latinoamérica este libro es urgente y necesario, justamente porque invita a entrar en diálogo y añadir nuestras propias piezas al mosaico. Por el carácter contextual de este trabajo podemos complementar, cuestionar y hasta criticar sus planteamientos a partir de las realidades del Sur, las cuales –desde otras posiciones de poder en el sistema– pueden reflejar otra luz a través del vitral.

    El diálogo entre la teología europea y latinoamericana se dificulta por las relaciones colonialistas, sobre todo porque es muy difícil que se publiquen obras latinoamericanas en Europa. También es cierto al revés; muy pocas de las buenas obras que se publican en inglés se traducen al castellano para abrirse a un público más amplio y a un diálogo o debate intercultural sobre sus contenidos. Celebramos que este libro ahora esté disponible para eso; con su identidad cultural clara y su intento de abrirse a un caleidoscopio de miradas.

    Estoy convencida de que el libro hará surgir muchas conversaciones y nuevas búsquedas para repensar la relación entre los seres humanos, Dios y el mundo. Espero sobre todo que muestre –en palabras de Trees– que La teología verde o ecoteología no es una subdisciplina de la teología, sino el redescubrimiento de la amplitud de la teología, que derrama luz sobre todo lo vivo, desde las ranas holandesas hasta las latinoamericanas, a las que celebra dentro de su asombroso vitral de vida.

    Arianne van Andel,

    diciembre 2024

    Agradecimientos

    Aunque es imposible enumerar a todas las personas que me apoyaron de una u otra forma en el proceso de escribir este libro, me gustaría nombrar a algunas que se implicaron directamente en la investigación que dio lugar a la redacción de este libro. Doy las gracias a la profesora Anne-Marie Korte, que me enseñó mucho sobre la investigación sólida y la escritura académica, y a los profesores Jan Boersema, Heleen Zorgdrager y Erik Borgman, que me ayudaron a preparar la primera etapa. Gracias a ellos me he enriquecido con comentarios muy útiles, correcciones y, sobre todo, ánimo.

    También agradezco a todas las personas entendidas que estuvieron dispuestas a leer partes del trabajo en curso: Hilda Koster (ecoteóloga en Canadá, el profesor Eep Talstra (Antiguo Testamento), Magda Misset-van der Weg (Nuevo Testamento), Erica Meijers (estudios diacónicos), Marjolein Tiemens-Hulscher (bióloga) y Marc van der Post (teólogo de la liberación en Argentina).

    Aparte de todas las horas que trabajé silenciosamente en mi escritorio, esta investigación me proporcionó muchos contactos interesantes en los que pude compartir pensamientos e ideas. Estoy en deuda con las personas que me aconsejaron, respondieron a mis artículos y charlas, o me enviaron un libro. Estoy muy agradecida a mi grupo de lectura de teólogas y a las participantes de la Sociedad Europea de Mujeres en la Investigación Teológica (ESWTR). Este libro no se habría escrito sin la alentadora respuesta de todos los feligreses que escucharon mis sermones y rezaron y cantaron conmigo. Sin el apoyo de las profesoras Susanne Scholz y, en particular, Nicola Slee nunca habría habido una edición en inglés.

    Para esta traducción al castellano debo agradecimientos a muchas personas. En primer lugar, me gustaría mencionar a Arianne van Andel, de Otros Cruces; es un placer haberla conocido y hemos tenido una colaboración muy agradable. Agradezco también la colaboración de Nicolás Panotto. La teóloga Marisa Strizzi fue una traductora muy competente y colaboradora. El contacto con el editor, Gerardo Miño, también fue excelente. Kerk in Actie hizo posible financieramente esta publicación y, por ello, me gustaría dar las gracias especialmente a Gonda de Haan.

    Menciono con cariño a Wim Reedijk, mi ayudante más importante, con quien comparto la alegría por la teología y el lenguaje. Él hizo la traducción del libro al inglés. Y doy las gracias a mis hijos, Bram y Dore van Montfoort, que claramente heredaron mi gen de escritora, por prestar oídos a mis charlas sobre la superación de los obstáculos de la escritura. Ellos también comparten mi alegría por una teología verde y llena de promesas para sus vidas y el futuro de nuestro precioso planeta.

    Prefacio a la edición en español

    Durante los cinco años que estuve trabajando en este libro, me topé con su tema en los lugares más inesperados. Durante unas vacaciones en Edimburgo, vi un cartel junto a la parada del autobús que decía: ¿Cómo puede el estudio de la teología combatir al cambio climático? Muchas personas que pasaban por allí se habrían preguntado lo mismo. ¿Cómo pueden la teología y el cambio climático revestir importancia el uno para el otro? Durante mucho tiempo, yo misma pensé que los problemas medioambientales no tenían especial interés para quienes se dedican a la teología.

    Cuando tenía 16 años me interesé tanto por la teología como por la sustentabilidad, pero para mí ambas cosas aún estaban desconectadas. Como estudiante, y luego como teóloga, tomé en serio el tema de la sustentabilidad, ya sea en el ámbito privado como en el político. Adquirí una sólida formación en teología católica y protestante, trabajé como periodista radiofónica, fui pastora en una congregación y dirigí el departamento de comunicación de la Iglesia Protestante de los Países Bajos. En mi vida privada, siempre que podía usaba la bicicleta y, para las distancias más largas, utilizaba el transporte público. En casa, reduje el consumo de gas y electricidad, invertí mis ahorros en un banco sustentable y mi dieta se volvió cada vez más orgánica y vegetariana. Para mí, la naturaleza significaba un lugar donde encontrar paz y tranquilidad; la ciudad era, y sigue siendo, mi hábitat. Fue recién alrededor de 2010 que las cuestiones ecológicas comenzaron a incidir en mi teología y viceversa.

    La historia de este libro

    Conectar teología y sustentabilidad, ecología y fe, me abrió los ojos. De repente, empecé a leer en la Biblia cosas que siempre había pasado por alto. La teología adquirió relevancia en campos con los que antes parecía no tener nada que ver. Y al revés. Comencé a estudiar seriamente la teología ecológica porque estaba convencida de que la ecoteología debía ser un componente vital de la teología y de que yo podía contribuir en esa dirección. Quería escribir un libro que no sólo se dirigiera a especialistas, sino que llegase a un público más amplio, tanto a personas comprometidas con prácticas de sustentabilidad en las iglesias, como a personas que, inspiradas por su creencia, participan activamente en movimientos y políticas medioambientales. Decidí combinar una forma periodística de escribir con la base precisa y minuciosa de un estudio académico. Por esa razón, este libro tiene muchas notas al pie y también refleja la dedicación de personas entendidas que estuvieron dispuestas a leer partes de mi trabajo en curso. En los agradecimientos aparecen los nombres de todas esas personas a quienes quiero reconocer por su apoyo, ayuda y ánimo durante el proceso de redacción y traducción.

    Recepción y traducción

    La recepción de este libro en los Países Bajos y Flandes ha superado todas las expectativas. Hubo reacciones de aprobación tanto desde el cristianismo liberal como evangélico, protestante, ortodoxo y católico. Muchas de estas respuestas vinieron de personas dedicadas al vicariato, a la tarea pastoral y al trabajo académico. Teología verde incluso ganó el premio al Mejor libro teológico del año (2019).

    Este libro estaba dirigido originalmente a un público de habla neerlandesa. Pero poco después de su publicación surgieron consultas para su traducción. Para la edición inglesa ajusté algunos pasajes a fin de adaptarlos a un público lector internacional. La traducción al alemán se basó en la versión inglesa, al igual que esta presente edición en castellano.

    La razón principal de sacar una traducción en inglés fue que una publicación como ésta, hasta donde yo supiera, no existía todavía. Este trabajo reúne a tres ecoteólogas de diferentes tradiciones cristianas y partes del mundo en un diálogo compartido y ofrece una forma nueva de leer la Biblia ecológicamente. Por tal razón, resulta útil a un público internacional deseoso de saber qué ocurre más allá de sus territorios culturales y lingüísticos. El dominio de la cultura norteamericana, aunque cuestionado, continúa siendo formidable: gran parte de la ecoteología procede de Estados Unidos. Con frecuencia, el conocimiento acerca de ecoteólogas de África, Asia y América Latina, e incluso de Europa, se canaliza a través de publicaciones estadounidenses.

    Me sorprendió que algunas personas de América Latina pidieran también una traducción al castellano. Me pregunté si no existía ya mucha ecoteología disponible en este idioma, procedente del gran mundo hispanohablante, y si mi libro podría aportar algo sustancial a lo que ya se ha producido allí. Sin embargo, fueron finalmente los y las ecoteólogas latinoamericanas quienes me convencieron de que mi libro tenía realmente algo que aportar. Ellos hicieron hincapié en que valía la pena conocer el contexto europeo, con los desarrollos y cuestiones que rodean a la ecoteología en ese entorno. Más aun, consideraron que, por el diálogo que entabla con las diferentes tradiciones cristianas de todo el mundo, este libro es adecuado para una conversación intercultural igualitaria entre la ecoteología latinoamericana y la europea. Por otra parte, estas personas hallaron que mi libro puede ser una lectura accesible para un grupo más amplio de gente interesada, más allá de las y los especialistas, por tal razón, se presta a ser leído y utilizado a nivel popular. Finalmente, también apreciaron el carácter ecuménico de este trabajo, junto a su enfoque feminista y al amplio uso de fuentes.

    Me entusiasma poder contribuir a la ampliación de la ecoteología en beneficio de una tierra habitable para todas las criaturas en honor al Creador. Quisiera invitar a las y los lectores, cada uno desde su contexto local e histórico, y desde su propio trasfondo religioso, a entablar un diálogo con el contenido de este libro.

    Introducción

    La sustentabilidad se ha convertido en un tema de gran interés entre las personas cristianas. La labor diacónica y otras formas de apoyo eclesial no sólo aumentan la conciencia social en sus comunidades, sino que se comprometen cada vez más con las cuestiones ecológicas. La administración y las juntas directivas de las iglesias adoptan una línea más sustentable en el mantenimiento de sus edificios. Las iglesias organizan colectas para adquirir materiales de bajo impacto climático para países más necesitados y el café que consumen es de comercio justo; durante la cuaresma, sirven comidas frugales y desarrollan diversas actividades para promover un modo de vida sustentable. Algunas comunidades eclesiales prestan atención al Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación o dedican un culto especial a la sustentabilidad y, otras veces, la conciencia ecológica da nuevo contenido a los cultos de la fiesta de la cosecha.

    El término sustentabilidad se hizo muy conocido al definirse en el Informe Brundtland de 1987: El desarrollo sustentable es el tipo de desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades. Uno de los inconvenientes es que esta palabra se convierte con demasiada facilidad en un término paraguas que lo engloba todo, pero no molesta a nadie. En este libro, utilizaré la sustentabilidad en el sentido estricto de sustentabilidad ecológica, y en un sentido más amplio, extendiéndola no sólo a la satisfacción de las necesidades de los seres humanos y su futuro, sino incluyendo también el futuro de toda la Tierra.

    Aunque en las iglesias se hacen muchas cosas buenas en materia de sustentabilidad, a menudo éstas no parecen ir más allá de las actividades relacionadas con el trabajo diacónico y la mejora edilicia de la iglesia. Muchas comunidades tienden a pasar por alto el hecho de que el verdadero significado de la sustentabilidad debería incidir también sobre nuestra forma de pensar y de creer. Para la mayoría de las y los creyentes, la palabra creación no es más que un término religioso para referirse a la naturaleza, del mismo modo que mayordomía se ha convertido en un término eclesiástico para referirse a la conciencia ecológica. Al seguir sumisamente la opinión general, los cristianos pierden la oportunidad de aportar su propia contribución al debate público. La teología verde y la ecoteología no sólo están ahí para reforzar y estimular a las prácticas eclesiales titubeantes, sino para hacer que la teología sea menos parcial y para contribuir desde una perspectiva cristiana al bienestar de la Tierra y de todos sus habitantes, humanos y no humanos. La teología no sólo es importante para el uso eclesial, también puede extraer de sus propias fuentes algo que transmitir al público en general.

    Desde un punto de vista cristiano, hay mucho más que decir sobre la sustentabilidad que los conceptos de mayordomía y cuidado de la creación. Para llegar a una teología ecológica sólida, es necesario comenzar a leer mejor la Biblia. La Biblia verde señala muchos textos relevantes que superan con creces los pocos relatos sobre la creación que aparecen al principio del Génesis.

    Algunos consideran –no sin cierta justificación– que el cristianismo es una de las causas de nuestros problemas ecológicos. Los cristianos colocan al ser humano en un pedestal y no ven en la naturaleza más que un instrumento que hay que explotar libre e incondicionalmente.² ¿Acaso basta con decir, sí, podemos administrar, siempre que lo hagamos con cuidado? ¿No sigue esto dejando a los seres humanos en la cima y por encima de la tierra? La ecoteología pone en tela de juicio la visión moderna del mundo, que cree en las proezas y el progreso humanos y en la que el ser humano ya no forma parte de la totalidad de la creación, sino que la trasciende. Incluso podemos encontrar un fundamento para esta afirmación en el Salmo 8: Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies… Pero la Biblia no habla sólo de Dios y las personas, sino de Dios en relación con todo lo que existe: personas, animales, plantas, piedras, etc. Dios también establece un pacto con los animales (Génesis 9), Dios alimenta a los animales salvajes y, sobre todo, Dios es el Creador del cielo y de la tierra, es decir, de todo lo que existe. Pero si Dios no es sólo el Dios de las personas, ¿qué lugar ocupa entonces el ser humano en el conjunto de la creación? Aparte, ¿podemos hablar legítimamente de los seres humanos en términos generales? Un pequeño agricultor de África y una mujer que vive en un barrio marginal de América Latina sufren más la crisis ecológica que las personas ricas de occidente, y ni siquiera la han causado.

    En la última década, la ecoteología ha cobrado protagonismo en todas partes, esto se debe en parte a los trabajos del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). En 1961, en una asamblea del CMI, el teólogo luterano Joseph Sittler ya abogaba por una teología que pudiera ser considerada legítimamente ecológica. Dios está comprometido con toda la tierra, afirmó, y en la salvación de Dios a través de Cristo está implicado todo el mundo, no únicamente la humanidad. Su conclusión fue que el cuidado de la tierra es una preocupación central de la religión cristiana, pero su alegato se enfrentó a una gran indiferencia. Hubo una fuerte resistencia por parte de quienes consideraban que todos los intentos de vincular a Dios con la naturaleza estaban asociados a la teología nazi.³ En la década de 1980, el CMI se ocupó del Proceso Conciliar por la Justicia, la Paz y la Integridad de la Creación. En 2015 fue el Papa Francisco quien, con Laudato Si’, inauguró una nueva fase en la proliferación de las percepciones ecologistas. Esta encíclica critica fuertemente la creencia en las soluciones técnicas y el crecimiento económico que implican una pesada carga para la Tierra y los pobres, contraponiendo la insistencia sobre una mayor frugalidad y humildad. Por su parte, las feministas también han hecho importantes contribuciones al campo de la ecoteología; las teólogas ecofeministas señalan la similitud entre el sometimiento de la tierra y el de las mujeres.

    Este libro también está dirigido al público en general, al que quiero abrir el campo de la reflexión sobre creencia y ecología invitando a quienes lo lean a cambiar sus prácticas. A su vez, este trabajo es una búsqueda de una creencia que haga justicia a Dios, a la tierra y a las personas, especialmente a las que más sufren los problemas medioambientales, es decir, quienes son pobres y mujeres.

    Este libro es más que una recopilación de reflexiones ya encontradas en otras publicaciones: adopta una postura y desafía a quien lo lea a participar en el debate. El hecho de que mi inspiración proceda de la tradición cristiana no descalifica otras formas de ver el mundo. Ocurre que el cristianismo es la tradición en la que me considero formada, una tradición que a menudo y desgraciadamente legitimó la explotación de la tierra, pero que también en su propia profundidad y amplitud tiene mucho que ofrecer en términos de sabiduría ecológica.

    El primer capítulo, Teología y sustentabilidad, aborda el rol de la teología en la actual crisis ecológica. Esta crisis va más allá de simples problemas prácticos que exigen soluciones prácticas. La cosmovisión moderna desempeña un papel importante en su génesis. En nuestra cultura moderna, cometemos el error de poner al ser humano en el centro de todo (antropocentrismo); también esperamos demasiado de nuestras capacidades técnicas y del crecimiento económico (paradigma tecnocrático-económico). Nuestra imagen actual del mundo está entrelazada con el cristianismo, es por eso que algunos culpan al cristianismo de la crisis ecológica, y con razón. No ayuda el hecho que la teología, como un conocimiento basado en la fe, se haya limitado durante la modernidad a pensar sólo a través de la relación entre Dios y los seres humanos. La teología se volverá más relevante cuando se atreva a pronunciarse de nuevo por el mundo en su totalidad.

    El hilo conductor del segundo capítulo, La diferente cosmovisión de la Biblia, es la búsqueda de cosmovisiones en los textos. Para comprender mejor la visión del mundo implícita en los textos bíblicos, me planteé dos preguntas en particular: ¿cuál es la relación entre Dios, los seres humanos y el mundo? y ¿cuál es la relación entre la criatura humana y la no humana? Se pueden detectar algunos elementos comunes que invaden incluso a la imagen de Dios.

    Reflexionaré sobre textos que siempre aparecen en los debates y sobre textos que deberían recibir más atención. Estos se agrupan en textos sobre la creación, sobre los animales y sobre la salvación de la Tierra tomados tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Mostraré que estos textos tienen una perspectiva mucho menos antropocéntrica y dualista que nuestra visión moderna del mundo. Debido a su carácter inclusivo, la Biblia contrarresta el estrechamiento de la teología en la modernidad y descubre una cosmovisión que es sumamente relevante para los actuales debates ecológicos. El interés bíblico no reside exclusivamente en las personas. Toda la realidad está conectada con Dios y allí donde esto aparece de manera más explícita, encuentro que la Biblia utiliza generalmente imágenes inclusivas de Dios.

    El tercer capítulo, Cuestiones de la ecoteología, trata sobre el surgimiento de la ecoteología y de la resistencia contra ella, tomando lo sucedido en la región de los Países Bajos y Flandes como ejemplo de lo que ocurre, más o menos, en todas partes en Occidente. La perspectiva ecológica de la Biblia es descartada inconscientemente en muchas exposiciones bíblicas, y en muchos textos litúrgicos y sermones. ¿Cuáles son las fuerzas que se resisten a esta perspectiva? Investigo la resistencia persistente contra cualquier valoración positiva de la naturaleza en algunos círculos protestantes y exploro la vertiente antropocéntrica dominante tanto en la teología católica como en la liberal. Examino y evalúo críticamente las expresiones mayordomía y cuidado de la creación. Analizo en profundidad la encíclica Laudato Si’ y un documento más antiguo de la Iglesia Reformada Neerlandesa, y arrojo luz sobre tres publicaciones recientes que tratan temas ecoteológicos. Al final, resumo las cuestiones principales y comienzo a tomar posición sobre los temas de la naturaleza, la creación, la tierra, las personas y Dios.

    En el cuarto capítulo, Perspectivas de la teología ecofeminista en el mundo, se presentan algunos ejemplos importantes de teología ecofeminista. Comienzo con una breve introducción a la teología de Sallie McFague, ya que ella es una de las madres fundadoras de la teología ecofeminista. El enfoque y las ideas de Ivone Gebara (católica romana y latinoamericana), Catherine Keller (protestante y norteamericana) y Elizabeth Theokritoff (ortodoxa griega y europea) pueden dar nuevos impulsos a la teología ecológica. Intento explicar sus formas de pensar y comparar sus contextos con el europeo (occidental). Esto nos proporciona algunas ideas críticas y esenciales que deberían contrarrestar los conceptos demasiado dominantes de mayordomía y cuidado de la creación. Completo este capítulo proponiendo un diálogo imaginario entre Gebara, Keller y Theokritoff.

    El quinto capítulo, La cosecha, pasa revista a todo lo que se ha tratado y se adentra en la problemática de la relación entre Dios y el mundo, y el lugar del ser humano en éste, focalizándose en lo que es central para la teología cristiana: Cristo. Si la crisis ecológica es importante para la teología, entonces debe tener serias consecuencias para la forma en que hemos de entender quién es Jesús. Concluyo este trabajo con un ejemplo de espiritualidad y ética ecológicas extraído de mi propia práctica pastoral.

    Aunque este libro ha sido cuidadosamente pensado y articulado como un todo, sus capítulos pueden leerse por separado y de forma aleatoria. Quienes deseen comenzar por las conclusiones principales pueden empezar por el final. Quienes tengan interés por lo que digo acerca de la Biblia pueden pasar directamente al capítulo dos. Quienes prefieran una exposición teológica sistemática de este tema deben empezar por los capítulos tres y cuatro. Si alguien aún se pregunta si la sustentabilidad ecológica es un tema que deba ser tratado por la teología –y, en caso de ser así, cómo debería abordarse–, puede seguir leyendo a partir de esta página.

    CAPÍTULO 1

    Teología y sustentabilidad

    El hecho de que la sustentabilidad sea esencial para la teología no se percibe como algo obvio. A menudo, este tema es abordado con una mentalidad práctica, cuando lo que realmente se necesita es una sólida reflexión teológica para desmarginalizar las actividades sustentables en las iglesias y, sobre todo, para que la teología sea menos unilateral. Disponemos ya de una buena cantidad de ecoteología (mayormente en inglés) provista de una diversidad de vínculos entre teología y sustentabilidad, dependiendo de la elección del campo teológico de conocimiento. La ética, por su parte, plantea la cuestión de qué debemos hacer y, más fundamentalmente, qué implican nuestras normas y valores en lo que respecta a la sustentabilidad, así como la forma en que estos se han desarrollado.⁴ En el trabajo diacónico, nos centramos en el cuidado y la justicia. Aquí, abordaré la sustentabilidad desde un ángulo teológico sistemático con la exégesis bíblica como fuente importante de recursos. Las preguntas que probablemente surgirán son: ¿Qué aporta la Biblia si se lee en el contexto de la crisis ecológica?, ¿cómo podemos replantearnos la relación entre Dios y el mundo, relación en la que el ser humano participe integralmente?

    Comenzaré con un breve repaso acerca de los problemas ecológicos que estamos viviendo y en qué sentido podemos hablar de una verdadera crisis. No se trata sólo del cambio climático, sino también de la contaminación y la extinción de especies. El impacto de los seres humanos sobre la Tierra se ha vuelto demasiado grande para manejarlo. A continuación, mostraré que un enfoque práctico por sí solo no es la respuesta al problema. A menudo se buscan soluciones en mejores tecnologías y nuevos productos, que pasan por alto los agentes subyacentes:

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