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En Perspectiva. 25 años y más.
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En Perspectiva. 25 años y más.
Libro electrónico393 páginas4 horas

En Perspectiva. 25 años y más.

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Información de este libro electrónico

Todas las mañanas desde hace un cuarto de siglo, Emiliano Cotelo y su

equipo acompañan a los uruguayos con su programa En Perspectiva, de

radio El Espectador. Este nuevo libro del sello Aguilar celebra los 25

años de este reconocido periodístico.
Un cuarto de siglo atrás Uruguay nació nuevamente a la democracia. Hacía

falta una mirada fresca y rigurosa sobre todo ese proceso que comenzaba

a desatarse. En Perspectiva surgió en ese entorno y, desde entonces, ha

acompañado cada día de los uruguayos a través de las voces de Emiliano

Cotelo y su equipo. Hay mucho para contar. Desde los comienzos en

Emisora del Palacio hasta su instalación definitiva en radio El

Espectador. Es que por esos micrófonos desfilaron los protagonistas y

acontecimientos claves de la historia reciente nacional. A través de

cartas, llamadas, mensajes de texto y de correo electrónico, en muchos

casos, el personaje principal fue la audiencia. O un presidente de la

República. O un premio Nobel. O un artista reconocido. Lo que se ve y lo

que no se ve, lo que se escucha y lo que no se escucha del proceso de ?

hacer radio? es un capítulo apasionante de este libro. ¿Cómo se hace

para saludar con tanto entusiasmo a las 7:00 de la mañana? ¿Cuál es la

dinámica de trabajo que permite manejar todos los datos de la realidad

nacional e internacional con tanta soltura? ¿Cuáles fueron las mejores

entrevistas? ¿Cómo se mantiene la independencia periodística en un medio

que depende de los anunciantes para sobrevivir? ¿Cómo se maneja la

relación con los representantes del poder político? Las respuestas

vienen de la mano de Emiliano Cotelo y Carina Novarese para celebrar

estos 25 años y más de En Perspectiva.
IdiomaEspañol
EditorialAGUILAR
Fecha de lanzamiento13 jun 2011
ISBN9789974955653
En Perspectiva. 25 años y más.

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    Vista previa del libro

    En Perspectiva. 25 años y más. - Carina Novarese

    A Nico, Antonia y Vicente, por las vacaciones interrumpidas, las trasnochadas y madrugones que derivaron de este libro y por su apoyo para que lo terminara.

    C. N.

    AGRADECIMIENTOS

    A Emiliano Cotelo, porque confió cuando todo parecía confuso y porque dedicó horas y más horas de las que no tiene a conversar, recordar y analizar.

    A Virginia, por amiga, paciente e impulsora. A los que me enseñaron, a puro tachón y borrón, a escribir, y a que siempre se puede escribir mejor.

    C. N.

    A Virginia Arlington, porque tuvo la iniciativa de este trabajo y, luego, nos condujo de manera eficiente y amable en todo el proceso de elaboración.

    A Carina Novarese, por su creatividad, entusiasmo y paciencia a la hora de darle forma a esta historia.

    A Javier Castro, Mercedes Otero, Fernanda Didiano, productores de En Perspectiva, que –muchas veces contra reloj– buscaron y encontraron diferentes insumos de archivo, sobre todo grabaciones, transcripciones, recortes de prensa, fotos, fechas, nombres y datos varios.

    E. C.

    PRÓLOGO

    ANTES Y DESPUÉS DE LOS 25

    Por Emiliano Cotelo

    Al comienzo de esta aventura jamás se me ocurrió que En Perspectiva pudiese alcanzar los 25 años. Mucho menos que llegaría a los 26, que estamos cumpliendo ahora...

    Es que mi situación en junio de 1985 no daba para siquiera soñar eso. Para empezar, no era evidente que mi futuro fuese el periodismo. De hecho, yo todavía cursaba Ingeniería Civil, una profesión por la que sentía una vocación fuerte, y ya había trabajado como ayudante de ingeniero en una empresa constructora hasta que la rotura de la tablita en 1982 mandó a dormir por un buen rato a aquella industria.

    Es cierto que mi zambullón como informativista (en 1983, en CX 30 La Radio) había sido fascinante, porque me permitió seguir y vivir desde una posición privilegiada un período apasionante: el final de la dictadura y el regreso a la democracia. De todos modos, aún suponiendo que me hubiese picado definitivamente el amor por el periodismo, en aquel momento yo tenía uno de mis dos pies fuertemente puesto en la prensa. Desde marzo de 1985, cuando llegué a la conclusión de que estaba terminado mi ciclo en la 30, escribía en el semanario Jaque y me perfeccionaba con entusiasmo en las técnicas de redacción de artículos y reportajes para ser publicados en papel.

    Cuando Enrique Alonso Fernández, Carlos Núñez y Claudio Paolillo me invitaron a sumarme a ese programa que acababan de empezar en FM Del Palacio y donde precisaban a alguien que supiera de radio, yo no dudé un instante. Pero era tan consciente como ellos de que aquel proyecto tenía mucho de utopía: esperando a que los anunciantes se fijaran en nosotros, ganábamos poco y nada, y seguíamos dependiendo de nuestros segundos empleos.

    En realidad, el clic que cambió el rumbo de esta historia ocurrió un par de años más tarde, cuando Claudio y Carlos ya no estaban y Enrique y yo decidimos que para salvar aquel barco saldríamos a vender avisos. En aquel instante se disparó una dinámica nueva –virtuosa, absorbente y vertiginosa– de la que, sobre todo cuando un año después, ante el retiro de Enrique, quedé solo al frente, ya me resultó casi imposible bajar. Era una espiral que mezclaba peligrosamente el crecimiento y la esclavitud.

    …y un poco más alto

    Al comprobar que no era descabellado conseguir anunciantes, obtuvimos algo de serenidad. En Perspectiva podría sobrevivir. Pero ese remanso duró muy poco.

    No nos conformamos con financiar el programa tal como lo hacíamos a finales de los años 80. Casi de inmediato comenzamos a proponernos metas más ambiciosas que requerían más colaboradores y otros recursos, lo que implicaba mayores costos y, por lo tanto, una facturación más alta.

    En definitiva mi objetivo, allá lejos, siempre ha sido hacer periodismo radial como se lo conoce en los países desarrollados que son referencia en esta materia. Seguramente no vamos a lograrlo. Las diferencias en cuanto a tamaño del mercado resultan insalvables y, por eso, vamos a tener que conformarnos con menos horas y calidad de recursos humanos por minuto al aire que los debidos y –muy ligado a lo anterior– con remuneraciones que tendrían que ser más altas. Pero cada año he tratado de que nos acercáramos un escalón más a aquella meta. Y no he estado solo en esa filosofía. A partir de 1994 con Javier Massa y el equipo gerencial de El Espectador trasladamos ese encare al conjunto de la programación, y después creamos Espectador.com, y nunca más paramos en ese fervor por levantar un poco más la mira y, simultáneamente, crear nuevos productos y servicios periodísticos. Había un público dispuesto a acompañar esa tendencia y había empresas abiertas a pautar sus avisos en aquellas propuestas.

    Por supuesto que cometimos errores y varias veces tuvimos que borrar y empezar de nuevo. Por supuesto que nos cachetearon fuerte algunas crisis, por ejemplo la de 2002. Pero tan pronto como nos enderezábamos, ya estábamos inventando un proyecto nuevo.

    Sin freno

    Sumergido en esa vorágine, hubo un momento en que –ahí sí– cobré conciencia de que En Perspectiva podría cumplir 20 años. Y que incluso sería capaz de festejar las bodas de plata. Y hasta un poco más también.

    Lo que ocurría era que, en realidad, no podía parar. El programa se había transformado en la locomotora que tiraba de un tren cada vez más largo y robusto. Era el cimiento en que se apoyaba un grupo de comunicación que daba trabajo a más de cien personas y que minuto a minuto surfeaba la ola de las nuevas tecnologías y los consiguientes cambios en el comportamiento de la audiencia, asimilando esas nuevas realidades y, simultáneamente, desafiándolas.

    Hubo varias coyunturas en que el cansancio acumulado sobrepasó lo tolerable y tuve muchas ganas de bajar la cortina, para dedicarme a un trabajo periodístico más acotado y menos invasivo de mi tiempo libre y la vida familiar. Pero siempre terminó primando el sentido de la responsabilidad, ese que llevo muy adentro y que ha sido, al mismo tiempo, virtud y defecto, responsable de mi éxito y de mi autoexplotación.

    Había que seguir adelante porque, si lo pensaba desde el punto de vista personal, yo tenía que considerar a En Perspectiva como una inversión a largo plazo. Pero además porque en este asunto mis decisiones no eran solo mías, sino que traían consecuencias para más de una empresa y un conjunto grande de personas.

    Cabezas abiertas

    Este cuarto de siglo ha sido agotador, es cierto, pero sobre todo enriquecedor y lleno de satisfacciones. Si, siguiendo la idea del nombre del programa, observo este período a la distancia y globalmente, destaco en primer lugar que este emprendimiento me (nos) ha abierto permanentemente la cabeza. Empezando por lo ideológico, donde el sesgo marcado que tenía nuestro trabajo en los inicios giró pronto hacia la independencia, a partir del análisis autocrítico que hicimos en equipo y que desde entonces ha sido para nosotros una herramienta fundamental.

    Ese posicionamiento sin anteojeras me ha ayudado mucho a mí desde entonces, no solo en la radio.

    En esa misma línea, he (hemos) evolucionado de una temática eminentemente política a otra mucho más abierta, que abarca lo social, lo empresarial, lo científico y tecnológico, y también lo cultural, entre otros aspectos.

    Paralelamente, emergí (emergimos) de un enfoque cuadradamente montevideano, a otro muy atento al conjunto del país. Y, luego, de una visión urbana a otra bien apoyada en el campo, cuando acepté el convite de Rosanna Dellazoppa y un grupo de amigos para entender el agro y sus nuevas tendencias, palpándolo in situ, para tratar de difundirlo más allá de su público clásico. Y, por otro lado, salté (saltamos) de una agenda muy encerrada en lo local, a una mirada que procura permanecer muy alerta a lo que sucede –y tal vez no se ve venir– afuera del país, en ese mundo ya interconectado e interdependiente que se ha ido consolidando, justo, mientras crecía En Perspectiva.

    Esa múltiple ampliación de horizontes –estoy convencido– me ha hecho muy bien a mí como ser humano, ha impregnado naturalmente a los numerosos profesionales que me han acompañado en este viaje y, por lo visto, también le ha resultado provechosa y atractiva a nuestros oyentes, los destinatarios de este ejercicio intelectual, físico y empresarial tan exigente.

    La historia, el mundo y los movimientos

    Estos 25 años largos me (nos) han permitido seguir de cerca grandes hechos históricos, que aparecen citados en las próximas páginas, y que se dieron en nuestro país y el mundo, en lo político, lo social, lo económico, lo científico y lo tecnológico, en una época pautada por cambios muy profundos y acelerados. Que una porción importante de la sociedad uruguaya nos eligiera a nosotros como su fuente para enterarse de esos acontecimientos enormes, significó para mí (nosotros) un honor y una responsabilidad gigantescos.

    No ha sido sencillo digerir sobre la marcha esos sucesos, algunos de los cuales se desataron crudamente mientras estábamos al aire, en vivo, disponiendo de recursos bastante más modestos que los que usufructuamos hoy. Por ejemplo, es obvio cuánto puede ayudar a un periodista la posibilidad de viajar al exterior para conocer de primera mano cierto proceso de transformaciones. Sin embargo, esa alternativa ha sonado a inalcanzable durante buena parte de la vida de En Perspectiva. Y no solo porque faltaba dinero para financiar esos lujos. Sino porque, aunque parezca increíble, también nos vimos obligados a desaprovechar invitaciones muy interesantes. Hubo un período largo –toda la etapa de Emisora del Palacio y varios de los primeros años en El Espectador– durante el cual nuestro equipo era tan chico que no había quien me sustituyera en la conducción cotidiana. Yo no podía ausentarme por esa razón y por otra: tenía a mi cargo también la gestión de la empresa productora del programa, incluyendo tratativas con agencias y anunciantes. En esas condiciones, tuve que declinar varios ofrecimientos (del gobierno de Francia, de la Comisión Europea y de una prestigiosa fundación estadounidense, por citar solo tres casos) que cubrían todos los gastos y facilitaban contactos a diferentes niveles. Toda una paradoja: recién pude aceptar ese tipo de invitaciones cuando habíamos alcanzado un nivel importante de desarrollo y contábamos con un presupuesto más pesado.

    Pero ni siquiera dentro del Uruguay los desplazamientos han resultado algo obvio. Tengo bien presente mi primera incursión lejos de Montevideo, a comienzos de los 90, tratando de palpar en directo qué estaba ocurriendo en Nueva Palmira con su puerto y la actividad en la zona franca. Como yo no tenía manera de calzar una salida de ese porte en mi vida de lunes a viernes, recuerdo que mi esposa, Alexandra, aceptó con admirable alegría que nos armáramos un paseo de fin de semana, durante el cual descansamos muy poco ya que nos pasamos recorriendo la flamante planta de Frigofrut, los muelles y su operativa de carga y descarga, una empresa dedicada a la exportación de granito y la ciudad, atrapada ya entonces entre las ventajas y los desórdenes de toda aquella dinámica. No me olvido de mi hijo, Diego, recién nacido, formando parte de aquella misión desde el zapato en el cual dormitaba, en el asiento trasero del auto, mientras yo dialogaba con la gente del lugar. Por supuesto que todos los gastos de aquella cobertura se pagaron con la billetera familiar.

    Es cierto que más tarde El Espectador haría propia esa línea de trabajo, al punto que en 2001 la serie En Movimiento pasó a ser institucional y derivó en que toda la programación fuera y viniera regularmente por el territorio nacional, en una gira que denominamos En todo el país y que nos sacudió tan positivamente a todos. Pero aquellas buenas intenciones se vieron deshilachadas por los coletazos de la crisis bancaria, que nos devolvió violentamente a la realidad. Des-de entonces, el empeño por seguir anclando los micrófonos fuera de estudios volvió, básicamente, a los hombros de nuestro equipo, que se las ha ingeniado para volverlo factible, conjugando aportes acotados de la radio con invitaciones y contribuciones de instituciones, empresas y amigos del programa, más una cuota fundamental de trabajo voluntario de nuestros productores y colaboradores.

    Algunos resultados

    El 25º aniversario ha tenido como una de sus virtudes la de haberme (habernos) obligado a hacer algo que hasta ahora no tenía lugar en la agenda: parar un poco la máquina, mirar hacia atrás y trazar un balance.

    Estos últimos meses fueron, en ese sentido, extraños. Porque al mismo tiempo que realizábamos el programa de cada día y, como es costumbre, pensábamos a mediano plazo, planeando reformas y nuevos contenidos para la mañana y otros ámbitos del grupo, también destinábamos un rato a bucear en material de archivo, fechas y fotos para el sitio aniversario que lanzamos en internet y, por otra parte, yo conversaba con Carina Novarese y Virginia Arlington para preparar este libro.

    Ahora que avanzamos bastante en este repaso, digo, sin soberbia ni arrogancia, que me impresiona todo lo que hemos hecho desde En Perspectiva.

    Introdujimos formatos que no se conocían en los periodísticos radiales: el análisis semiótico de la comunicación política, presentado por Fernando Andacht; Los ojos de la radio, las notas de Rosario Castellanos desde el móvil, enfocadas en la descripción de las novedades, las tendencias y los problemas de la capital y de los sitios que visitamos; el análisis económico elaborado por los expertos de Deloitte, con criterio técnico y no alineado políticamente; la difusión en primicia de encuestas de opinión pública, con su correspondiente comentario especializado a cargo de Factum; la serie Uruguayos por el Mundo que diseñó Diego Barnabé y que permitió localizar a muchos de los compatriotas de la diáspora y escuchar sus vivencias; las mesas diarias de debate que vinieron de la mano de La Tertulia; el examen de la actualidad internacional con una red de colaboradores en el exterior sin día ni hora fijos; Los ojos de la radio fuera de fronteras, que refundaron las crónicas de viajes, al hacerlas en vivo y en el lugar, teléfono celular mediante; La Tertulia Agropecuaria, con el examen a fondo del aggiornamento acelerado de un sector fundamental de la actividad nacional.

    Hace años que rompimos con el periodismo de escritorio y, superando los obstáculos que ya reseñé, hemos recorrido buena parte de Montevideo y el territorio nacional, conociendo por dentro industrias, institutos de enseñanza, desarrollos turísticos, centros de investigación, obras sociales, dependencias de gobierno, además de fiestas populares y, también, tambos, arrozales, plantaciones agrícolas, establecimientos ganaderos y predios forestados en el Uruguay profundo. Así, hemos podido conversar mano a mano con los seres humanos anónimos que hacen día a día el país. Y, de paso, les hemos puesto caras a quienes nos escuchan aquí y allá, en circunstancias tan diferentes, con quienes pudimos intercambiar francamente sobre lo que nuestro servicio les aporta y también sobre sus críticas y sugerencias.

    Fuimos, con radio El Espectador, líderes en la absorción y aplicación de las nuevas tecnologías de la información: creamos Espectador.com, el primer sitio en Internet de una radio uruguaya, que transformó a En Perspectiva en un producto multimedia. Desde el primer día, la versión web incluyó archivos de sonido y texto de las principales notas del programa, además de materiales complementarios, como proyectos de ley o trabajos académicos aludidos en nuestra salida al aire. Desde entonces hemos evolucionado tanto en esta línea que hace años ya que la entrevista central está disponible no solo en audio y transcripción, sino también en video, y desde este año 2011 todo el programa puede verse y escucharse en vivo a través de un nuevo y potente sistema de web cam que algunos prefieren no mirar porque creen, legítimamente, que rompe con el misterio de la radio y otros, por el contrario, eligen como una ventana para sacarse dudas o, más aun, disfrutar una parte de la comunicación que les estaba faltando, por ejemplo los gestos y los rostros en La Tertulia.

    Me enorgullece la larga lista de periodistas, productores, locutores, operadores, técnicos, columnistas, analistas, tertulianos que han compartido el camino con nosotros, empujando este proyecto siempre en construcción. Pongo un acento particular en los más jóvenes, como Andrés Gil y Javier Castro, con quienes el intercambio diario ha sido tan fértil, entre otras cosas para inyectar aire fresco e innovación a nuestra propuesta. Tanto pusieron, que yo sonrío y me conmuevo cuando escucho que varios de ellos catalogan a En Perspectiva como una escuela que les dejó una huella útil para sus carreras en otros medios.

    Y, hablando de lo que otros dicen, tal vez una de las mayores satisfacciones de este último año ha sido conocer que personas de muy diversos ámbitos llegan a definir nuestro espacio como "una plata-

    El futuro

    ¿Y ahora qué? Debemos, claro, seguir renovándonos, como lo hemos hecho cada año, obligados pero también convencidos: para adaptarnos a los tiempos, para no aburrir a nuestros oyentes y para sentirnos vivos.

    Pero además tenemos mucho por hacer para seguir madurando en nuestros objetivos de siempre. Empezando por lo básico: la batalla por la calidad y la precisión de la información que difundimos. En esa cancha se juega buena parte de nuestra confiabilidad. Y para crecer en esta materia uno de los desafíos cruciales consiste en desarrollar nuestro propio seguimiento de la actualidad, complementado, claro, con los diarios y semanarios, pero reduciendo sensible y permanentemente la dependencia de ellos.

    Al mismo tiempo hay más peldaños que subir rumbo a la excelencia, si continuamos tomando como referencia los estándares de los países líderes en periodismo radiofónico. Por ejemplo, es posible aumentar el rendimiento del tiempo disponible. Muchos de nuestros contenidos, entre ellos las entrevistas, podrían (deberían) ser más breves sin perder profundidad ni seriedad. Ello demanda más investigación previa que la que hoy hacemos. Por dos razones. Para detectar los puntos esenciales a abordar en un interrogatorio o para redactar mejor un reportaje o una introducción, de modo que no se distraigan en cuestiones periféricas. Y para preparar las notas que se colocarán en el tiempo extra que se genere al acortar las que hoy son demasiado largas.

    Hay un capítulo para encauzar y terminar de ordenar, que es el lugar de la opinión propia de En Perspectiva. Al principio no existía. Después vinieron los editoriales de Emiliano Cotelo, que se extendieron por varios años. Pero aquel ciclo se discontinuó cuando agregamos La Tertulia. ¿Por qué? Porque yo entendí que ese segmento de 60 minutos de pura subjetividad, aunque fuese ajena, ya era suficiente en un programa de tres horas y media de extensión. Ahora que nuestro espacio se ha expandido hasta las cinco horas es factible volver a pensar en micros con mi opinión, la de Juan Andrés Elhordoy y la de Rosario, que, de todos modos, deberán dimensionarse con cuidado, manteniendo además una frontera nítida con la información. Ya estamos experimentando en esa dirección.

    En otro orden, sin duda que tenemos que mejorar aún en nuestra capacidad de comunicación y, por lo tanto, de seducción del oyente. Para eso, puede y debe rendir más el manejo de las herramientas del lenguaje radial: guión, música, grabaciones, efectos de sonido. Pero, por otra parte, no debemos olvidar a nuestras propias voces, que seguramente no aprovechamos en toda su riqueza de matices, tonos y volúmenes, combinada con el silencio que, empleado con habilidad, también es capaz de decir y ambientar.

    El desafío de enganchar mejor con nuestros seguidores habituales y, simultáneamente, acercarnos de manera atractiva a los escuchas de menor edad, es algo que nos preocupa y que figura en un lugar privilegiado de nuestro menú. Pero con algunos límites muy firmes: no vamos a claudicar ante la corriente del infotainment, la chabacanería, la pavada, la frivolidad y/o la superficialidad. Es más: contra esas patologías libramos y libraremos una batalla que entendemos fundamental, muy dura por cierto ya que esas modas arremeten todopoderosas y para muchos son verdad revelada e inevitable.

    Hasta mañana a las siete

    Asignaturas pendientes, como se ve, no nos faltan. Y si a ello le agrego la agenda de esta segunda década del siglo XXI, rebosante de nuevos progresos, problemas e incertidumbre, yo siento plenamente vigente aquel entusiasmo inicial, el que puso en marcha esta aventura de hacer periodismo en radio con rigor y profesionalismo. Entonces, ¿cuántos años más le esperan a En Perspectiva? ¡Qué buena pregunta! Si les parece, seguimos discutiéndolo con ustedes, de lunes a viernes, a partir de las siete de la mañana.

    CAPÍTULO 1

    Lo vieron a través del vidrio de la puerta, caminando con sigilo. En el estudio reinaban los nervios y la incertidumbre. El invitado llegaba tarde y los conductores intentaban estirar con el programa al aire. Era la primera vez que había aceptado ser entrevistado luego de muchos intentos fallidos. Y

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