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La Antártida (Colección Endebate): El futuro del continente blanco
La Antártida (Colección Endebate): El futuro del continente blanco
La Antártida (Colección Endebate): El futuro del continente blanco
Libro electrónico97 páginas38 minutos

La Antártida (Colección Endebate): El futuro del continente blanco

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Un viaje hasta el corazón de la Antártida a bordo del buque oceanográfico Polarstern.
El biólogo Sergio Rossi, uno de los pocos privilegiados que ha pisado la mítica tierra de la Antártida, nos acompaña a bordo del buque alemán Polarstern hasta «el fin del mundo», la zona de Larsen, un lugar que los ojos del hombre no han visto jamás. Nos muestra la fauna y flora que habitan la superficie helada y los fondos marinos del continente blanco, y nos explica la importancia crucial de mantener su equilibrio para poder preservar también el equilibrio del planeta.
IdiomaEspañol
EditorialFLASH
Fecha de lanzamiento31 may 2012
ISBN9788499922140
La Antártida (Colección Endebate): El futuro del continente blanco
Autor

Sergio Rossi

Sergio Rossi Heras (Barcelona, 1969) es mitad italiano y mitad español. Doctor en Ciencias Biológicas y un consumado observador de la naturaleza, es investigador Ramón y Cajal en el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), tras más de quince años en el Instituto de Ciencias del Mar (CSIC). Rossi está especializado en biología marina y ha participado en diversas expediciones científicas por todo el mundo: la Antártida, California, Isla Reunión, Chile, Mar Rojo... En 2011 se embarcó en una nueva expedición a la Antártida, esta vez por una zona muy poco conocida y casi impenetrable: la zona Larsen A y B, en la península Antártica. Ha publicado artículos en numerosas revistas de investigación especializadas y ha colaborado como redactor y fotógrafo en diversos medios de divulgación científica: Público, Quercus,GEO , El País, La Vanguardia, Investigación y Ciencia, Muy Interesante o Inmersión, entre otros. Es autor de los textos del libro Aether, la esencia de los cuatro elementos de Andoni Canela (Mediterránea, 2007), y ha escrito con Toni Polo los ecothrillers Medusa (Plaza & Janés, 2007) y El cementerio de icebergs (Plaza & Janés, 2010). Ahora está trabajando en una serie de libros infantiles con Ediciones B: «El equipo Krakatek».

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    La Antártida (Colección Endebate) - Sergio Rossi

    La Antártida

    El futuro del continente blanco

    El continente olvidado

    La tarde es fría. Hace apenas unos días que hemos abandonado el frente polar y nos hemos adentrado en el océano más austral del planeta, el Antártico.

    He salido de las aguas del Mediterráneo en pleno invierno y poco después me encuentro en pleno verano del hemisferio sur, tras un viaje muy agradable hasta Sudáfrica con mis colegas españoles, doce nada menos. Me acompañarán en una de las expediciones más esperadas: navegaremos por el mar de Weddell y alrededor de la península Antártica durante cerca de dos meses en el buque oceanográfico alemán Polarstern. Alemania es uno de los pocos países que puede vanagloriarse de organizar todos los años una serie de expediciones que tratan de entender mejor la importancia del continente blanco en el funcionamiento general de la biosfera.

    Mientras miro desde el amplio puente de mando del buque, accesible a cualquier hora, me pregunto por qué me dirijo hacia ese remoto lugar del mundo y, sobre todo, para qué. La pregunta me inquieta, y de inmediato miro a un lado y otro para asegurarme de que quienes me rodean no pueden leer mi mente. Todos estamos ansiosos por ver el primer iceberg en medio del mar. Si uno es honesto consigo mismo, la primera duda que le asalta es si vale la pena desplazarse hasta la Antártida con el gasto que esto implica. Soy consciente de que durante el viaje el buque puede consumir entre ochocientos mil y un millón cuatrocientos mil euros en gasóleo, dependiendo de la ruta que tomemos y del precio del combustible. Un gasto imprescindible si se quiere llegar a los lugares más remotos rompiendo la banquisa helada con una de las máquinas más poderosas del planeta. En mi caso, con tres expediciones a las espaldas, la respuesta es contundente: sí, lo que hacemos en la Antártida es útil y necesario. Sólo en la campaña de 2011, la tercera, he llegado a comprender en profundidad –quizá por ser más viejo– que ir a la Antártida no es un capricho de científico mimado, sino una necesidad urgente por la cantidad de cambios que se producen a nuestro alrededor y que nos desconciertan y sobrepasan. Comprender lo que ocurre allí es fundamental para entender lo que puede estar sucediendo en un lugar tan remoto como Barcelona o Beijing. Pero ¿por qué?

    Mientras oteo el horizonte, temblando de frío, con la cámara lista para sacar treinta fotos al primero de los innumerables icebergs que voy a ver, un colega alemán, Dieter Gerdes, aparece en mangas de camisa. Todavía no tengo la confianza suficiente para decirle que está loco, pues allí fuera la temperatura es como mínimo de -3 o -4 ºC. Él lleva casi quince años visitando este remoto lugar del planeta y adora la ciencia polar. « Que… ¿esperando el primer iceberg? –me dice–. El segundo de a bordo ha dicho que lo veremos de un momento a otro, lo ha detectado en el radar.» Dieter también lleva consigo la cámara fotográfica, a pesar de sus numerosos viajes al océano austral. Él está mucho más enamorado que yo de esta parte del planeta y ya hace tiempo que comprendió por qué vale la pena viajar hasta aquí.

    Mis orejas empiezan a sentir el mordisco del

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