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Libro electrónico136 páginas1 hora

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Pablo es un experimentado detective de la división de homicidios. Él posee habilidades de investigación que le garantizaron la solución para muchos casos a lo largo de su carrera.

El trabajo de Pablo también incluye la investigación de suicidios. Sin embargo, en esta clase de crimen, el análisis es más corto, pues la víctima y el asesino son la misma persona.

Durante una investigación de suicidio, el camino de Pablo cruza con el camino de Claudio, jefe de los médicos forenses.

Él se acerca a Pablo y le muestra que algo puede estar ocurriendo en la ciudad. La cifra de suicidios está por encima del promedio. Y, además de eso, las familias de las víctimas están convencidas de que sus amados no cometieron suicidio.

Pablo no estaba convencido de que algo estuviese ocurriendo, pero decide investigar los suicidios con Claudio. Ellos evaluaron todos los detalles de los casos y la investigación los llevó a una gran pregunta: "¿Podrían ser homicidios en vez de suicidios?"

Los dos se esfuerzan en la búsqueda por la respuesta de esa pregunta y a cada nueva evidencia, una nueva respuesta es encontrada, y una nueva pregunta surge…

IdiomaEspañol
EditorialRafael Lima
Fecha de lanzamiento26 abr 2024
ISBN9798224757114
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Autor

Rafael Lima

Brasil, 1989 Graduado em Processos Gerenciais e M.B.A. em Gestão Estratégica de Projetos pelo Centro Universitário UNA. Cristão pela Graça de Deus. Apaixonado pela escrita (português, espanhol e inglês), poeta e romancista. Um poeta e escritor, que compartilha seus pensamentos através dos versos dos poemas e dos capítulos dos romances. Também escrevo em inglês e espanhol para alcançar mais pessoas em mais lugares. No tempo livre, gosto de videogames, filmes e séries. Fico pensando no dia em que um de meus livros será a base para uma destas produções…

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    Sin Evidencia - Rafael Lima

    Copyright © 2022 Rafael Henrique dos Santos Lima y RL Producciones literarias

    Todos los derechos están reservados. Ninguna parte de ese libro puede ser reproducida en cualquier medio existente sin la autorización del autor de ese libro.

    Para autorizaciones, contacte: rafael50001@hotmail.com / rafaelhsts@gmail.com

    Esta es una historia ficticia con gente y eventos ficticios, cualquier semejanza de nombres, lugares, hechos o gente es mera coincidencia.

    Esta es una obra de ficción basada en la libre creación artística y no posé compromiso con la realidad.

    Prefacio

    El suicidio es una de las peores tragedias para muchas sociedades y culturas. Una persona amada se va y restan las preguntas:

    ¿Por qué?

    ¿Qué lo llevó a hacerlo?

    ¿Será que podría haber hecho algo para evitarlo?

    Los sentimientos son más intensos en aquellos que más amaban a las víctimas, como: padres, hijos, hermanos y amigos. La persona lleva dentro de sí un dolor insoportable e irremediable. Sus vidas nunca más serán las mismas, no importa lo que pase.

    Mismo sabiendo que el dolor nunca va a pasar, cada persona desea alguna respuesta para tratar de comprender lo que pasó.

    Tabla de contenidos

    ¿Alguien está investigando?

    El trabajo no para

    Piénsalo

    Una luz brilló

    Comencemos

    Descubiertas

    Yo sé dónde tú estuviste

    El plan

    Nadie escapa a la justicia

    ¿Alguien está investigando?

    Si usted ya ha ido a una comisaría de policía en una gran ciudad de Brasil, usted sabe cómo es algo aburrido. Usted ve mucha a gente en sus mesas, utilizando sus ordenadores. Los teléfonos suenan todo el tiempo y nadie contesta. Hasta aquí, todo normal. En Brasil, la mayoría de los servicios públicos funcionan así. Pero cuando usted está allá, siente que nadie quiere darte atención.

    Francisco está enfrentando esa situación. Él es un hombre negro en la mediana edad con piel marrón clara y cabello gris corto.

    Él estaba esperando la asistencia de un detective. Él se quedó esperando más de treinta minutos.

    Él vio a mucha gente entrando y saliendo. Muchos policiales entraron en la sala y ninguno preguntó lo que él deseaba.

    El comisario llegó a la comisaría. Él era un hombre blanco en mediana edad con piel blanca, alto, peso mediano, y su cabello un poco largo tenía unos filos blancos.

    Francisco lo reconoció y se levantó. Él tenía altura y peso medianos. Francisco dijo:

    —¡Comisario Geraldo!

    Geraldo miró hacia Francisco y pensó:

    <¡Dios mío! Este hombre está aquí otra vez.

    Él respondió:

    —¿Usted es Francisco?

    —Sí. ¿Recuérdame?

    —Sí. Recuerdo. ¿Qué hace aquí?

    —Hace dos semanas he venido aquí, y el detective responsable del caso de mi hija dijo que iba a llamarme, pero no llamó.

    —Vale. Estoy seguro de que hay una razón que él no te llamó. Tal vez él esté en otro caso. Usted sabe que somos unos cuantos y hay muchos casos.

    —Sí, sé de las dificultades que los policiales enfrentan todos los días. Pero el homicidio es un caso que merece atención.

    Geraldo suspiró y dijo:

    —Francisco. Sé que es difícil aceptar. Pero no hay pruebas de homicidio. Todo indica que ha sido suicidio. El detective ya te lo ha dicho.

    Francisco dijo con firmeza, mirando en sus ojos azules:

    —Pero comisario, ¡estoy seguro de que mi hijo no cometió suicidio!

    Geraldo quedó desanimado porque ya había tenido la misma conversación con Francisco. Él dijo calmadamente, mirando en aquellos determinados ojos marrones claros:

    —Francisco. Soy un padre como usted. Y sé que mis hijos no me dicen todo lo que hacen. Ellos tienen sus secretos. Su hija también tenía sus secretos.

    Francisco dijo seriamente:

    —El comisario tiene razón. Él tenía sus secretos. Pero ella nunca quitaría la propia vida.

    Geraldo sabía que era inútil discutir con Francisco. Él dijo:

    —Vale. Comprendo su punto de vista. Vamos a hablar con el detective responsable. Así, sabremos las novedades del caso.

    Francisco siguió a Geraldo, y ellos fueron hacia la mesa de un hombre negro en la mediana edad con piel marrón clara y cabello negro corto. Él estaba utilizando el ordenador para ver asuntos personales y cerró todo cuando vio a Francisco y Geraldo.

    Geraldo dijo:

    —Detective Pablo. Creo que ya conoces a Francisco.

    —Comisario Geraldo. Sí, lo conozco. Él está involucrado en un caso de suicidio.

    —Mi hija no se suicidó. Ya ha dicho. —Él dijo con firmeza.

    Geraldo dijo:

    —Pablo, creo que él merece información actualizada del caso. ¿Podrías ayudarlo?

    Pablo dio una sonrisa falsa y dijo:

    —¡Por supuesto!

    Geraldo dijo:

    —Francisco, por favor, siéntate. El detective Pablo verificará la información para usted.

    Francisco se sentó en una silla enfrente a Pablo, y Geraldo se fue.

    Pablo accedió el sistema policial y dijo:

    —Francisco, diga el nombre completo de su hija Samanta.

    —Samanta Oliveira Silva.

    Él escribió el nombre y dijo:

    —Vale. El sistema está buscando las informaciones.

    Todas las informaciones del caso han sido exhibidas en la pantalla:

    —Nombre: Samanta Oliveira Silva — Fallecida. Fecha de nacimiento: 14/07/1995. Fecha de fallecimiento: 10/02/2022. Causa de muerte: Suicidio por ahorcamiento. Estado de la investigación: Concluida. Consideraciones finales: La víctima ha sido encontrada en el garaje de su casa. No había testigos en el momento del crimen. La primera persona que vio el cadáver fue el padre, Francisco Oliveira Silva. Él liberó el cadáver, tratando de ayudarla. La muerte ha sido confirmada por el equipo médico. La víctima estaba muerta cuando su padre la encontró. El médico forense no encontró ninguna señal de homicidio.

    No había nuevas informaciones. Pablo dijo:

    —Verificaré con otro detective. Un momento, por favor.

    Pablo se levantó y fue hacia el baño. Lavó el rostro, se miró en el espejo, vio sus ojos marrones oscuros y pensó:

    —Este hombre no acepta el suicidio de su hija. No puedo soportarlo más. Casi toda la semana él viene aquí. ¿Qué piensa? ¿Nuevas pruebas e informaciones del caso surgirán?

    Pablo regresó a su mesa y dijo:

    —Francisco, no hay nada nuevo. Lo siento.

    Francisco quedó desanimado con esas palabras. Él estaba cansado de aquella situación. Él suspiró y dijo:

    —Detective, sea sincero conmigo. ¿Hay alguien investigando el caso?

    Pablo miró alrededor y dijo en tono serio:

    —Francisco. El caso de su hija es un suicidio clásico. No había testigos, ninguna señal de homicidio. Ningún sospechoso. Ninguna prueba. Entonces, no hay nada para investigar. No puedo imaginar tu sufrimiento. Pero lo que está haciendo es solamente aumentarlo. Usted está convencido de que su hija ha sido asesinada y cree en eso de todo tu corazón. Usted debe aceptar que ella cometió suicidio. Este es el final de la historia.

    Francisco dijo con firmeza en voz un poco alta:

    —Pero estoy seguro de que ella no cometió suicidio. Nuestra familia es evangélica. Ella consideraba la vida un regalo de Dios. Ella nunca lo haría.

    Una gente alrededor miró hacia Francisco. Él percibió y continuó en tono más bajo:

    —Además de eso, ella estaba feliz con

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