La fusión campo-ciudad en un nuevo concepto de vivienda

Por Harold Martínez, Verónica Iglesias, Xavier Ruíz y 3 más

En América Latina gran parte de la población campesina migra hacia la ciudad, donde pasan a ser habitantes urbanos. Esta población de orígenes diversos conserva, en muchos casos, los saberes sobre el mundo natural, los cuales deberían ser parte estructurante de las políticas urbanas. La fusión campo-ciudad en un nuevo concepto de vivienda urbana y rural se fundamenta en el principio de interacción asociativa que rige al mundo natural, en el principio comunitario que caracteriza en gran medida al mundo campesino y en el principio de reciprocidad hacia la Tierra.

La investigación hace un recorrido histórico por algunas realizaciones de Occidente desde el siglo XIX y XX que tuvieron el objetivo de conjugar el concepto de ciudad con el de campo. Se presenta un marco teórico compuesto por los conceptos del habitar, el habitar biocéntrico, antropocéntrico y ecocéntrico, la verde fuerza del suelo y su reciprocidad, y de un nuevo concepto de vivienda, que orientan el acercamiento proyectual. Las dos propuestas de diseño se ubican en el Valle del Cauca, Colombia; uno, en una población intermedia, y otro, en una gran ciudad. En ambos contextos se desarrollaron dos modelos de vivienda en altura que integraron el cultivo de alimentos, así como estrategias de diseño sostenible.

En consonancia con las palabras de Arturo Escobar para el prólogo: ¿Cómo sería vivir en un territorio vivo, pleno y fecundo, una región de bosques y aguas vivas, de gentes laboriosas que sepan entretejerse con sus entornos y espacios urbanos y no urbanos a medida que buscan la salubridad, comodidad y ludicidad colectivas? La respuesta a esta pregunta implica la búsqueda de la transformación del concepto de ciudad moderna en uno que oriente soluciones ecológicas encaminadas a restaurar, proteger, conservar y, de manera definitiva, disfrutar la habitabilidad del planeta.

• Idioma: Español
• Editorial: Universidad del Valle
• Fecha de lanzamiento: 4 mar 2024
• ISBN: 9786287617636

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PARTE I

Capítulo 1

UN PREÁMBULO NECESARIO PARA EL MARCO HISTÓRICO Y EL MARCO CONCEPTUAL

Harold Martínez-Espinal

En la fertilidad crecía el tiempo. América arboleda, zarza salvaje entre los mares, de polo a polo balanceabas, tesoro verde, tu espesura.

Útero verde, americana sabana seminal, bodega espesa una rama nació como una isla, una hoja fue forma de la espada, una flor fue relámpago y medusa, un racimo redondo su resumen, una raíz descendió a las tinieblas.

Pablo Neruda

Canto general: Vegetaciones

EL HABITAR HUMANO, UNA NECESARIA REVISIÓN HISTÓRICA

La actual especie humana, el homo sapiens, surgió hace aproximadamente 200.000 años. A lo largo de unos 185.000 años habitó la Tierra sin afectar, en lo más mínimo, la interacción asociativa que, entre el Sol, el aire, el agua, el suelo y todos los seres vivientes venían produciendo y sosteniendo las condiciones físicas y químicas que constituyen la habitabilidad terrestre. Su habitar fue semejante al de todas las especies vivientes que, como tales, deben deambular los lugares, los territorios y las regiones para conseguir alimento. Fue el más largo período de la historia humana pues abarca casi la totalidad de ella y es necesario decirlo, fue un período tranquilo, sin guerras, aunque muy crítico y peligroso en las varias glaciaciones que debió soportar desnudo, o casi desnudo, y que lo obligaron a emigrar hacia regiones con mejores climas. No obstante, logró sobrevivir las glaciaciones y las consecuentes migraciones desarrollaron su capacidad de adaptación a la diversidad climática regional mediante la invención de transformaciones físicas apropiadas para habitar con relativa seguridad y comodidad.

Hace unos 15.000 años, había recorrido y habitado ya todos los continentes y la gran mayoría de sus territorios y regiones con ese mismo modo de habitar de todos los seres vivientes que, lejos de alterar el equilibrio de la habitabilidad natural, lo afirman, lo protegen, lo conservan y lo disfrutan. En ese estado de plenitud y armonía del mundo viviente, el ser humano descubre el prodigioso efecto de la siembra de la semilla y entonces detiene su deambular migratorio y se establece en los lugares más apropiados para el beneficio de la siembra. Nace así la agricultura, la aldea y el habitar aldeano, un habitar sembrado al suelo y a todo lo que nace y se mueve en él. Así transcurren unos 8000 o 10.000 años con ese habitar relativamente tranquilo que ama sentir la tierra con las yemas de sus dedos y la palma de sus manos, con los aromas y olores del mundo vegetal y animal y con los rítmicos sonidos, infinitos y variados de todo el mundo