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Cuentos de buenas noches para niños: Dragones, Dinosaurios, Hadas, animales, piratas, princesas y mas
Cuentos de buenas noches para niños: Dragones, Dinosaurios, Hadas, animales, piratas, princesas y mas
Cuentos de buenas noches para niños: Dragones, Dinosaurios, Hadas, animales, piratas, princesas y mas
Libro electrónico112 páginas1 hora

Cuentos de buenas noches para niños: Dragones, Dinosaurios, Hadas, animales, piratas, princesas y mas

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Información de este libro electrónico

¿Tu hijo tiene problemas para conciliar el sueño? ¿No te deja dormir por las noches? ¿Te gustaría que tu niño o niña aprenda importantes lecciones? Si las respuestas son afirmativas, entonces este maravilloso audiolibro es perfecto para ti y debes seguir leyendo.

 

El descanso es muy importante para el crecimiento de cada niño, pero a veces es muy difícil para ellos poder relajarse y dormir óptimamente, por eso, el disfrutar de historias a la hora de ir a la cama es de gran ayuda.

 

En este libro encontraras una gran variedad de divertidos y cortos cuentos, donde cada uno tiene su propio mundo y personajes, lo que permitirá a tu hijo usar su imaginación y despertar su creatividad, mientras aprende diferentes lecciones. 

 

Los cuentos están distribuidos en:

  • Cuentos de animales
  • Cuentos de hadas
  • Cuentos de aventuras
  • Cuentos de fantasías
  • Cuentos de dragones
  • Cuentos de príncipes y princesas

Las historias contenidas en Cuentos de buenas noches para niños: 2 libros en 1 son fáciles de leer y aptas tanto para niños como para niñas de cualquier edad. 

 

En este increíble libro encontraras la mejor colección de historias para eliminar la ansiedad y pasar una noche de sueño profundo.

 

¡Si deseas que tu y tu niño tengan un sueño profundo y reparador, deja que Cuentos de buenas noches para niños sea la solución a todos tus problemas nocturnos y adquiere tu copia ahora!

 

IdiomaEspañol
EditorialSasha Brown
Fecha de lanzamiento13 ago 2023
ISBN9798223165460
Cuentos de buenas noches para niños: Dragones, Dinosaurios, Hadas, animales, piratas, princesas y mas

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    Cuentos de buenas noches para niños - Sasha Brown

    Introducción

    Cada día, gracias al exceso de tecnología, la sobreestimulación o simplemente por el simple hecho de ser almas libres y llenas de mucha energía, los niños no quieren dormirse. Un fin de semana puede que esto no sea problema, trasnochan viendo alguna película y al día siguiente no hay que madrugar, el problema es cuando hay escuela o simplemente como padres se quiere que los niños tengan un horario para meterse a la cama.

    Cuando los niños tardan tanto para dormirse y al parecer el darle la orden en todos los tonos solo acentúa el problema, incluso lleva al llanto del pequeño, entonces tanto padres como hijos terminan sin paciencia y por supuesto trasnochando.

    ¿Qué hacer ante semejante dilema?

    ¿Cómo lidiar con el mal descanso de los niños y el nuestro?

    Contarles una historia podría ser una gran opción. Esos pequeños tienen una imaginación inmensa, narrarles una historia que vaya con el propósito de ponerlos aquí y en el ahora, a volar a través de los pasillos de la creatividad, un cuento dirigido a ellos para que se duerman con esa experiencia.

    Eso es lo que encontrarás en este libro, estás a punto de encontrarte con seis historias escritas para tus niños, ideal para que un rato antes de que sea su hora de dormir, los prepares, con su pijama, dientes cepillados, metidos en cama, con la cobija hasta el pecho y con los ojos vivaces, allí comienzas a narrarle una de las historias para que se sumerjan en ese mundo, descubran personajes, encuentren diálogos, situaciones y no solo les relaje para que se abracen a su almohada y duerman y así les permita un descanso reparador como padres, sino para que la historia deje una impronta, les marque y los lleve a pensar.

    No son historias de crecimiento personal per se, pero sí son historias donde el niño podrá identificarse con personajes, con situaciones y procurará que ese último mensaje que le llegue en el día, sea positivo, cuidar el planeta, tratar mejor a los otros, proteger a los animales o dar amor a los padres, nada de lecciones, nada de señalamientos, solo una historia donde los niños verán a personajes haciendo y actuando y sin que se den cuenta, les vaya relajando, pero también educando.

    ¿Cómo no sumergirse en una historia que puede ayudar a mejorar la manera en la que piensan los niños?

    Es posible si te sumerges en estas seis historias que te presento aquí.

    A partir de la primera lectura verás que los niños comenzarán a encontrarse con las historias, le bajarán revoluciones a ese motor y se relajarán, incluso pueden preguntarte cosas de la historia y tú como padre le puedes dar consejos y complementar acorde con la educación que le des, todo esto encaminado a que se duerma con este lindo pensamiento en su cabeza.

    ¿Te encantaría vivir una experiencia así? Niños que cierren su día con una emotiva historia. Es posible.

    Muchos niños que comienzan a tener problemas para dormir, poco a poco van aumentando esa hora en la que van a cerrar sus ojitos y cuando menos lo pensamos le dan las doce o una de la mañana viendo aparatos, videos o corriendo por toda la casa.

    Eso es un grave problema que no solo implica que te trasnoches, sino para la salud del niño y su desarrollo cognitivo.

    ¿Sabes que con este libro podrías solucionar ese problema de una manera sencilla y divertida?

    No esperes más y comienza con la primera historia.

    La tortuga perdida

    La primera vez que Luna abrió los ojos, vio unos seres extraños, no sabía que eran, pronto se dio cuenta que era un humano que le cuidaba. Había nacido en cautiverio y pronto ese humano que casi nunca le habló, la entregó a una señora que luego la entregó a un niño.

    Luna recuerda que ese fue el día más hermoso de su vida, porque desde que llegó a su nuevo hogar, el niño la puso en una pequeña jaula que tenía todas las comodidades que necesitaba y la atendía todo el tiempo, antes de irse a la escuela le daba comida, le contaba historias y le cantaba una canción.

    El niño al volver de la escuela, venía lleno de mucha euforia, le contaba las aventuras que había vivido durante esa mañana y almorzaba junto a ella, le limpiaba la casa y le ponía alimento si le hacía falta.

    Luna comía mientras veía al niño masticar, hablar con la boca llena y contar los segundos porque su madre lo llamaba a hacer sus tareas.

    —Ahora te saco —Le decía el niño antes de irse corriendo tras su madre a hacer las tareas que tuviera pendientes.

    En las tardes también se divertía mucho, porque el niño la sacaba de la jaula, la ponía en la planta de su mano, sí, Luna era pequeña, cabía perfectamente en la manita del niño, este la trataba con mucho amor porque sabía que su caparazón no era fuerte como el de otra familia de tortugas, sino blando y si la apretaba mucho podría lastimarla.

    Cuando la tenía fuera de la jaula, el niño la llenaba de amor, le acariciaba la cabecita que Luna estiraba hasta donde podía, para sentir el dedo de él demostrándole amor.

    Este pudo haber sido un mundo perfecto para Luna, crecer junto con el niño, a quien consideraba como un padre, era todo su mundo, pero las cosas cambiaron de un día para otro.

    Sucedió un día cuando el niño la tenía fuera de la jaula, estaba en la mesa que tenía en la habitación, donde él normalmente hacía sus tareas de la escuela. Mientras el niño coloreaba con colores muy llamativos que a Luna le gustaban, ella caminaba por toda la superficie, veía muchos colores regados, un rectángulo gigante de un color llamativo que el niño tomaba cada cierto tiempo para presionarlo en el papel y eliminar parte de lo que había dibujado.

    Esa vez, cuando su mundo cambió, Luna exploraba como de costumbre. El niño cada ciertos minutos le cantaba algo o le decía que viera cómo le estaba quedando de lindo el dibujo.

    La tortuga veía todos esos colores, esa hoja tan grande y sentía que el niño era un genio, su genio.

    Mientras el niño pintaba, desde debajo de la casa la voz de su madre gritó.

    —¡Hijo! Ven, ¡Rápido!

    —¡Voy! —gritó el niño, vio a Luna y le dijo— ya vengo Lunita, voy a ver qué quiere mami.

    El niño se levantó corriendo para no volver más, abajo su madre lo esperaba con la cartera debajo del brazo y le dijo que le diera la mano que irían a hacer la compra porque iban a conseguir los ingredientes para un pastel.

    Luna no se enteró de esto, mientras el niño volvía comenzó a explorar, vio que entre la mesa y una cómoda elevada a un lado, había unas cajas que hacían una especie de rampa.

    Comenzó a escalar, con mucho esfuerzo, nunca había caminado por una rampa, casi sin aliento llegó arriba y se sintió triunfante de poder avanzar, quería ver la cara del niño cuando volviera y le dijera con un grito divertido y de sorpresa.

    —Pero ¿cómo llegaste allí?

    Dado que el niño no volvía, Luna siguió explorando, se acercó a una gran ventana que siempre la había intrigado, por esta veía cuando la noche caía y todo se veía negro afuera, observaba en las mañanas cómo el sol se asomaba y la despertaba, a veces el sol era intenso y otros le daban ganas de dormir cuando la lluvia golpeaba el cristal y lo empapaba.

    Esta tarde el sol era suave, la calentaba ligeramente y aprovechando la ocasión caminó hasta la ventana, quería ver qué había afuera, le pareció hermoso, esa ventana daba a un césped muy verde y al fondo podía apreciarse una serie de árboles, lo que simulaba un bosque.

    En realidad, Luna vivía en una casa que quedaba a las afueras de la ciudad y había mucho campo.

    Se asomó al suelo, estiró

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