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Renunciando por Amor
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Libro electrónico335 páginas4 horas

Renunciando por Amor

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Para muchas personas, superar el dolor y el sufrimiento puede representar un desafío casi insuperable. Por eso, muchos viven abatidos y cada vez más atrapados en sus propias dificultades.

André y Esther trajeron grandes afinidades de reencarnaciones pa

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 jul 2023
ISBN9781088229859
Renunciando por Amor

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    Renunciando por Amor - Izoldino Resende

    Romance Espírita

    RENUNCIANDO POR AMOR

    Un amor que resistió a las dificultades, a la distancia

    y sobre todo al tiempo

    Por el espíritu

    ERNESTO MACÊDONIO

    Psicofonía de

    IZOLDINO REZENDE

    Traducción al Español:      

    J.Thomas Saldias, MSc.      

    Trujillo, Perú, Mayo 2022

    Título Original en Portugués:

    Renunciando por amor

    © Izoldino Resende

    World Spiritist Institute      

    Houston, Texas, USA      
    E– mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    Del Médium

    IZOLDINO RESENDE

    Izoldino Resende de Morais, comerciante y médium durante más de 30 años, ocupó el cargo de presidente de la Alianza Espírita Municipal de Santa Luzia, así como presidente del Consejo Espírita de la Cuenca del Alto Rio das Velhas.

    Fundador y director del Grupo Espírita Eurípedes Barsanulfo en la ciudad de Santa Luzia.

    Del Autor Espiritual

    ERNESTO MACEDÔNIO

    Fue un fraile franciscano, fundador de la orden Casa de María, en España, cerca de Madrid, en el año 1750.

    Desencarnó en la era de la inquisición, trabaja incesantemente en el proceso de crecimiento y bienestar de los necesitados."

    Del Traductor

    Jesus Thomas Saldias, MSc., nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80's conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrado en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Peru en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    ÍNDICE

    PRÓLOGO

    CAPÍTULO 1  ALMAS AFINES

    CAPÍTULO 2  MISIÓN BENDITA

    CAPÍTULO 3  EL HIJO DEL CASERO

    CAPÍTULO 4  OBSESIÓN Y LOCURA

    CAPÍTULO 5  BUSCANDO RESPUESTAS

    CAPÍTULO 6  EL GRAN DESEQUILIBRIO

    CAPÍTULO 7  LAS PRUEBAS

    CAPÍTULO 8  LAS SOMBRAS OTRA VEZ

    CAPÍTULO 9  TRISTES CONSECUENCIAS

    CAPÍTULO 10  EL REGRESO AL MUNDO ESPIRITUAL

    CAPÍTULO 11  CONCIENCIA CULPABLE

    CAPITULO 12  LOS DOS NIÑOS

    CAPITULO 13  LOS NIÑOS SE CONVIERTEN  EN ADOLESCENTES

    CAPITULO 14  LA ABUELA DE ESTHER

    CAPÍTULO 15  EL DOLOR DE LA NOSTALGIA

    CAPÍTULO 16  LAS CARTAS

    CAPÍTULO 17  EL FALSIFICADOR

    CAPÍTULO 18  LA TRAMA

    CAPÍTULO 19  NUEVOS RUMBOS

    CAPÍTULO 20  SOLOS EN EL MUNDO

    CAPÍTULO 21  RENUNCIANDO POR AMOR

    CAPÍTULO 22  EL ORFANATO

    CAPÍTULO 23  LA ESPERANZA NO SE ACABA

    CAPÍTULO 24  LA PLAYA

    CAPÍTULO 25  EN LA RUTINA DEL DÍA A DÍA

    CAPÍTULO 26  EL REENCUENTRO DE LA PAREJA

    CAPÍTULO 27  EL SUEÑO SE HACE REALIDAD

    RENUNCIANDO POR AMOR

    Para muchas personas, superar el dolor y el sufrimiento puede representar un desafío casi insuperable. Por eso, muchos viven abatidos y cada vez más atrapados en sus propias dificultades.

    André y Esther trajeron grandes afinidades de reencarnaciones pasadas. Un amor muy profundo une sus almas. En la última encarnación, los dos eran marido y mujer y vivían una hermosa historia de amor en la vida material. Sesenta años juntos sin pelear, sin discutir. La explicación de esta singular afinidad es el resultado de una antigua relación. Pero, incluidos en la Ley de Causa y Efecto, encontraron severas dificultades en la experiencia carnal más reciente para garantizar la supervivencia de este gran amor.

    Siempre nos apoyamos en la bendición del olvido del pasado, pero tenemos el libre albedrío para tomar nuestras propias decisiones con respecto al compromiso asumido en la espiritualidad. André y Esther renacieron con una gran misión, apoyar a los más necesitados, fundando cada uno una institución religiosa que involucraba caridad y fraternidad, compartiendo así el amor insuperable que se tenían el uno al otro, y que alguna vez fue instrumento del ego, de intereses personales.

    De entre todas las misiones, la renuncia a nosotros mismos en favor del prójimo es aquella en la que más nos cuesta cumplir, debido a las imperfecciones que adquirimos durante nuestra existencia como espíritus. Muchos hacen compromisos importantes en el plano espiritual; sin embargo, al reencarnarse, retoman los mismos vicios del pasado. No hay crecimiento, se estacionan como agua en un callejón sin salida durante varios años. Esto nos pasa a muchos de nosotros cuando reencarnamos. Olvidar el pasado es una bendición divina y una prueba de la misericordia del Padre.

    Esta novela te brindará, querido lector, una visión profunda de lo que realmente es el amor, el amor sublimado que un día llevará a todos a encontrar la verdadera felicidad:

    El amor que resiste las dificultades, a distancia y, sobre todo, al tiempo!

    PRÓLOGO

    Los espíritus no pueden aspirar a la felicidad perfecta hasta que sean puros; toda mancha les impide entrar en los mundos felices. Así ocurre con los pasajeros de un barco azotado por una plaga, que no puede entrar en una ciudad, hasta que se purifiquen. Y en las diversas existencias corporales que los espíritus se van deshaciendo poco a poco de sus imperfecciones. Las pruebas de la vida avanzan, cuando están bien sustentadas, como expiaciones borran las faltas y purifican; y cuanto más grave sea la enfermedad, más enérgico debe ser el remedio. Por lo tanto, aquel que sufre mucho, debe decir que tenía mucho que expiar y alegrarse de curarse pronto. Depende, por medio de la resignación, hacer provechoso su sufrimiento y no perder sus resultados a causa de las quejas, sin las cuales tendría que empezar de nuevo.

    El Evangelio según el Espiritismo.

    Capítulo V – Bienaventurados los afligidos –

    Punto 10: Causas previas de aflicciones.

    Bendito mundo de pruebas y expiaciones, el planeta avanza rápidamente hacia su fase de regeneración, bajo el sublime liderazgo de Cristo Jesús.

    Esta es la noticia que nos llega de los planos espirituales.

    Es una época de grandes cambios físicos, espirituales y morales.

    Durante la peregrinación terrestre, el hombre experimenta sufrimientos y dolores para los que no tiene explicación.

    A medida que estudia y progresa, comprende que su angustia y aflicciones tienen su origen en los errores cometidos en un tiempo pasado.

    Descubre que el camino de la verdadera felicidad pasa inevitablemente por la interiorización de las enseñanzas de Cristo, el abandono de los viejos vicios y pasiones, el ejercicio del amor y la práctica urgente del bien.

    Creados simples e ignorantes, somos seres divinos en evolución, destinados a una relativa perfección.

    El camino del mejoramiento es largo y requiere disciplina, esfuerzo, dedicación y fe para el pleno desarrollo de las facultades otorgadas al espíritu por el Creador.

    Con cada existencia, una oportunidad más de aprendizaje y crecimiento, siempre y cuando sepamos utilizar el libre albedrío con sabiduría, para mejorar nuestro potencial.

    La vida en la Tierra, que a veces parece tan larga, es solo un instante ante de la Eternidad.

    Aprovechemos las llamadas de una espiritualidad superior para lograr todo el bien de lo que somos capaces.

    Dotados de libre albedrío, somos responsables del éxito o fracaso de nuestros esfuerzos, que se derivan de nuestras buenas o malas decisiones.

    La alegría del deber cumplido es la justa recompensa por los dolores y tribulaciones afrontados en el camino e, incluso, por las lágrimas de dolor y añoranza derramadas tantas veces.

    En esta fase de transición planetaria, los espíritus amigos de nuestra renovación espiritual, aspiran a habitar la Tierra regenerada en el futuro.

    En este trabajo, tenemos la oportunidad de seguir la trayectoria de dos almas afines que se reencuentran en la Tierra, pero que aportan evidencia previamente establecida y necesitan trabajar a favor de los demás y su propio crecimiento espiritual.

    Sabemos que Dios, nuestro Padre, no pone cargas pesadas sobre hombros frágiles y, por tanto, veremos la ayuda que está abordados por el plano espiritual para el cumplimiento de sus tareas.

    María Ferrarini

    CAPÍTULO 1

    ALMAS AFINES

    Era 1944. Brasil atravesaba una grave crisis económica. El país todavía sufría amargamente la influencia de la Segunda Guerra Mundial.

    Esta obra describe un período convulso que atravesó el país, junto con sus desarrollos económicos, políticos y sociales en la vida del pueblo brasileño.

    La historia se cuenta de manera moderada con respecto a hechos históricos y se desarrolla en el interior del estado de São Paulo. Cuenta la vida de dos familias, con características y valores muy diferentes, y la trayectoria de dos almas afines, que llegaron al plano físico con una gran misión.

    Era una finca de inigualable belleza, con verdes pastos, frondosos árboles y pájaros tarareando en una divina orquestación. La naturaleza en ese lugar era sin duda sublime.

    Los cuidadores de la casa grande, como la llamaban, eran el Señor Mario, un hombre sencillo, de maneras rudas, pero de buen corazón, y su esposa. Ella, doña Marina, era hermosa como una flor, una mujer humilde y una dulzura encantadora. Siempre estaba cuidando a su único hijo, la rara joya en su corazón. Su nombre era André. Tenía 5 años y era un niño cariñoso y muy inteligente.

    Los dueños de ese pedacito de cielo rara vez visitaban la finca. Y esa familia humilde vivía en una casa cerca de la casa grande, para poder trabajar y administrar la finca en ausencia de sus dueños.

    André siempre acompañaba a su madre en el trato con esa vieja casa de estilo colonial.

    Marina era una mujer de alma sensible y corazón puro. Tenía una verdadera pasión por las plantas, cuidaba el gran jardín con mucho esmero. Cada tres días, recogía hermosas flores, las colocaba en el jarrón y las llevaba para decorar su humilde hogar.

    El niño, aun muy chiquito, encontraba gracioso que su madre hablase con las flores. Antes de cortarlas se excusaba para recoger algunas y llevárselas a su casa, para hacerla más viva y feliz.

    Esas conversaciones fueron muy frecuentes. Todos los días, al regarlas o al podarlas, Marina siempre hablaba con quienes se hicieron sus amigos.

    De la misma manera y con el mismo cariño trataba a los pájaros, que eran tan gentiles que llegaban a comer en su mano.

    El jardín y la huerta de esa finca le dieron belleza y encanto a ese hermoso lugar.

    André tenía muchas ganas de entrar a la casa y conocer su interior, pero su madre temía que el niño se cayera en las escaleras y se lastimara, por lo que le pidió que esperara afuera mientras limpiaba la hermosa mansión.

    En ese momento de su vida, André, en la más perfecta armonía de una vida feliz y pacífica, vivía en plenitud con la naturaleza, sin conocer a otros niños.

    Para él, todo era maravilloso, no faltaba nada. Era como si viviera en un lugar encantado, donde la naturaleza estaba presente en todo momento, con el canto de los pájaros, la espléndida belleza de las flores y el acariciante deslizamiento de las aguas del riachuelo que atravesaba la residencia.

    Ese era el mundo encantado del chico.

    Un lugar donde reinaba la paz y la alegría, en fin, todo se reducía a la felicidad y dulzura en la vida de ese pequeño ser.

    Pero como la felicidad perfecta y pura todavía no pertenece a este mundo, el niño pobre e inocente no sabía lo que estaba por venir.

    Estaba a punto de suceder un gran trastorno en la vida de nuestros personajes, que, hasta entonces, era solo de encanto y felicidad.

    Un domingo por la mañana, cuando todo parecía normal, André, paseando por el jardín, se encontró con una pareja mirando todo, bajo una gigantesca manguera. La casa centenaria estaba completamente iluminada. En la ventana del segundo piso de la mansión, André vio a una hermosa niña de cabello rizado y quedó encantado. En ese momento, esa niña despertó una gran simpatía.

    Sin pensarlo, comenzó a caminar con la mirada fija en ese rostro que lo cautivó profundamente. Y fue correspondido.

    En el momento en que André llegó a la puerta de la mansión, entró y vio que era mucho más hermosa de lo que imaginaba. Miró hacia arriba y vio el techo de madera muy alto, lejos de él. Infantilmente, subió corriendo la majestuosa escalera, vio un pasillo largo y vio que la niña corría hacia él. Cuando se acercó a él, inmediatamente lo abrazó, tomó su mano y lo llamó a jugar en su habitación, donde estaban sus juguetes.

    Los niños estuvieron jugando en la habitación durante mucho tiempo. En un momento, la señora Laura, la madre de la niña Esther, comenzó a preocuparse por el retraso de su hija en el piso superior de la casa. Fue al cuarto de la niña y al entrar vio al niño jugando con su pequeña.

    Los dos se rieron y la niña mostró una gran felicidad, como si se conocieran desde hace mucho tiempo, divirtiéndose con la mayor sencillez. Doña Laura preguntó entonces a su hija quién era el niño. La niña, con voz dulce y alegre, dijo que era su más nuevo amiguito, que acababa de conocerlo.

    El niño luego le habló a la dama:

    – Vivo al lado – Doña Laura concluyó entonces:

    – Ah, ¿eres el hijo del ama de llaves?

    El chico se quedó callado porque no sabía qué era ama de llaves.

    – ¿Cómo se llama, hija mía?

    Esther y André estaban tan felices que se olvidaron de presentarse, ya que los niños no tienen este tipo de formalidades. La niña solo recordó esto cuando su madre quiso saber el nombre de su nuevo amigo. Esther luego le presentó a su nuevo amigo a su madre.

    Doña Laura, mirando a los dos niños que jugaban con delicadeza, le dijo al niño:

    – André, será mejor que bajes y te vayas a casa, tu madre debe estar preocupada por tu ausencia. Otro día juegas un poco más.

    Esther insistió en que el amigo se quedara un poco más, pero la madre no cumplió el deseo de su hija. Y André luego regresó a su casa.

    André era un chico muy dulce. A los 5 años ya sabía rezar el Padre Nuestro. Por la noche, tenía la costumbre de mirar al cielo y dejarse encantar por la belleza de las estrellas, porque allí sentía la presencia de Dios.

    Su madre fue una gran partidaria de su mejoramiento espiritual y moral. Marina siempre le enseñó que debía vivir con honestidad. Nunca debía desear las cosas de los demás y, sobre todo, enfatizó la importancia de la oración y el acto continuo de hacer el bien, amar al prójimo y respetar a todas las criaturas de la naturaleza, y siempre agradeciendo a Dios por la vida y la comida.

    André rezaba todos los días, al levantarse, a la hora de comer y antes de acostarse. Su madre siempre rezaba con él. Y así, creó el hábito de la oración.

    André, a pesar de su corta edad, ya tenía mucha fe en el Creador, porque sabía, incluso con su inocencia infantil, que Dios es nuestro Padre y que tiene el poder de decidir todo sobre nuestra vida, que, al fin y al cabo, le pertenece. Dios es dueño de todo, es mucho más grande de lo que pensamos. Su creencia reforzó estas enseñanzas.

    Doña Marina también le explicó a su hijo que todos tenemos un ángel de la guarda, que es un amigo espiritual que acompaña a las personas en todas las etapas de la vida y que se lo concede Dios.

    Le enseñó al niño que podemos pedirle al Padre Celestial la ayuda que necesitamos cuando experimentamos alguna dificultad o angustia, y que el ángel de la guarda tiene la función de apoyar y no dejar que nos pase nada malo.

    André tenía una admiración infinita por su madre, que era, para él, un modelo de vida, ya que dedicaba amor en todo lo que hacía. Ella era una mujer pobre a los ojos de los hombres, pero rica a los ojos del Padre Celestial. Dedicada a Dios, tenía mucha fe en la espiritualidad. ¡Era una mujer extraordinaria! Así, educó a su hijo en todo lo que creía y experimentaba. El niño, desde temprana edad, recibió estas importantes enseñanzas.

    André era muy carismático, cariñoso, educado y humilde. Ahora estaba mucho más feliz con la presencia de su pequeña amiga.

    André, emocionado de haber conocido a Esther, llegó a casa muy entusiasmado con la noticia. Y, entrando en la casucha, inmediatamente le contó a su madre la maravillosa experiencia que había tenido:

    – Mamá, tengo una amiguita.

    Marina se sorprendió por lo que dijo su hijo porque sabía que no había niños en la finca, excepto Esther, la hija de sus jefes. Y luego le pidió que le explicara mejor lo que había sucedido.

    – Mamá, la mamá de la niña también es muy bonita y buena. Dijo que puedo volver a jugar con ella.

    La madre, tras recuperarse de la sorpresa, le preguntó a su hijo cómo se llamaba la niña.

    El niño, a su manera infantil, dijo:

    – Se llama Incefa, mamá, Incefa.

    La madre, ya consciente de quién era, dijo:

    – ¿Qué nombre difícil? ¿No sería Esther? Él confirmó:

    – Sí, mamá, es ese.

    La madre luego se rio y dijo:

    – Hijo mío, son nuestros jefes. Tu padre me dijo que estaban en camino. Trabajamos para ellos. Sabía que vendrían de mudanza, pero no pensé que sería tan rápido.

    Una vez terminadas las explicaciones, advirtió a su hijo, diciendo:

    – Ten mucho cuidado, hijo mío, de no meterte demasiado, porque ellos son ricos y nosotros somos pobres. Su mundo es muy diferente al nuestro.

    El niño, en la inocencia de ese niño, no respondió a su madre porque no entendió lo que ella había dicho. Después de las palabras de advertencia de su madre, se fue al jardín.

    Cuando André jugaba en el jardín, frente a él aparecieron decenas de gorriones y un pajarito azul, el último de los cuales nunca había sido visto por el niño. En el mismo momento, apareció una dama sonriéndole.

    Hubo un intercambio de miradas, que había penetrado en el fondo de sus almas. El muchacho quedó cautivado por el agradable semblante de aquella.

    Un caballero de buen aspecto apareció a su lado. El niño observó desde la distancia que los dos hablaban constantemente y siempre lo miraban. Eran los espíritus Ernesto y Mariana.

    Mariana era la abuela materna del niño. En el mundo espiritual, se comprometió a acompañar a su nieto en su nueva misión, pues el niño tendría que cumplir grandes sueños y hazañas en esta nueva etapa, que involucraba el trabajo de caridad, fraternidad y humildad.

    Estuvieron allí, juntos, para iniciar esta tarea, ya que el niño había cumplido los 5 años de edad y estaba dentro del programa divino desarrollar su mediumnidad de clarividencia y clariaudiencia.

    Ernesto y Mariana tuvieron el importante papel de ayudar y apoyar a André, para que supere sus dificultades en la vida y prosiga en el camino programado por una mayor espiritualidad. Por lo tanto, siempre estarían disponibles para ayudarlo.

    Además de esa misión de ayudar a los demás, fundando una institución religiosa que implique caridad y fraternidad, también tendría que pasar por una gran prueba, que sería la relación entre él y su amiguita Esther, a quien acababa de conocer.

    Esther también tenía una misión: realizar una labor educativa a favor de los niños abandonados. En este viaje, cada uno tendría una misión que cumplir.

    La espiritualidad jugó un papel decisivo en sus vidas, y siempre los estaría apoyando en las adversidades que pudieran surgir.

    André y Esther trajeron grandes afinidades de reencarnaciones pasadas. Un amor muy profundo unió a esas dos almas. Una hermosa historia de amor en la vida material. Vivieron sesenta años juntos y nunca discutieron.

    La razón de esta gran afinidad de André y Esther es el resultado de una antigua relación. Pero encontrarían grandes dificultades en esta existencia para garantizar la prueba de ese gran amor.

    CAPÍTULO 2

    MISIÓN BENDITA

    En el mundo espiritual, los benefactores espirituales los esperaban con impaciencia. Los planes trazados para André, Esther y sus familias estaban relacionados con las deudas de reencarnaciones pasadas.

    Cerca del hermoso jardín de la finca, Ernesto, con gran expectación y confianza en el trabajo que iniciaría con sus protegidos, le dijo a Mariana:

    – Mariana, sabemos de su compromiso, pero desde que se reencarnan y olvidan el pasado, tienen libre albedrío. Pueden tomar sus propias decisiones con respecto a los compromisos asumidos en la espiritualidad. Aunque queremos guiarlos para que puedan realizar sus tareas dentro del horario divino, no podemos cambiar su libre albedrío. Pueden cambiar su trayectoria y no cumplir lo que prometieron antes de reencarnarse.

    En la última reencarnación, los dos estaban muy felices, pero no apoyaban a sus compañeros. La relación entre ellos era intensa, pero no prestaban atención a los demás. No extendieron su amor a los que sufrían. Vivían solo para ellos mismos, sin hijos provenientes de lazos de sangre, porque eran estériles. Y, demasiado egoístas, ni siquiera adoptaron un niño. Se les presentaron grandes oportunidades y tenían suficiente estructura para eso, pero no quisieron practicar este amor entre los necesitados.

    Olvidaron que vivir en la Tierra no es solo disfrutar de sus placeres, sino compartir lo mejor que tenemos con los que sufren y con todos los que llaman a nuestra puerta en busca de ayuda, ya sea material o espiritual.

    Y así la Ley de Acción y Reacción. ¡Es dando lo que se recibe! Y así es como se nos juzga por lo que hemos hecho en esta o en reencarnaciones pasadas. Somos los únicos responsables de la situación evolutiva en la que nos encontramos.

    – Pueden elegir, por libre albedrío, pero haremos todo lo posible para ayudarlos en este nuevo viaje evolutivo.

    Entre todas las misiones, la renuncia a uno mismo en favor de los demás es la que más nos cuesta superar, debido a las imperfecciones que hemos adquirido en el transcurso de nuestra existencia como espíritus.

    Muchos asumen promesas menores en el plano espiritual; sin embargo, cuando reencarnan retoman los mismos vicios del pasado.

    No hay crecimiento, se estacionan como agua en un callejón sin salida durante varios años. Esto nos pasa a muchos de nosotros cuando reencarnamos. Olvidar el pasado es una bendición divina y una prueba de la misericordia del Padre.

    El Libro de los Espíritus,1 de Allan Kardec, nos aclara sobre este tema:1

    La vida del Espíritu, por tanto, se compone de una serie de existencias corporales, cada una de las cuales representa para él una oportunidad de progreso, de la misma manera que cada existencia corporal se compone de una serie de días, en cada una de las cuales el hombre adquiere más experiencia y educación, pero así como en la vida del hombre hay días que no dan fruto, en la vida del Espíritu hay existencias corporales que no le traen ningún resultado, porque no supo aprovecharlas.

    Es bien sabido que el círculo familiar no solo ocurre con la familia de sangre, sino que se extiende a aquellos en nuestra vida diaria. Por lo tanto, quién está dentro o fuera de la familia es parte de nuestro viaje evolutivo. Nada puede permanecer en la imperfección, todo debe cambiarse para mejor.

    Para que el agua se utilice en beneficio de las personas que desean gozar de buena salud, debe estar purificada. Nosotros también: para tener salud espiritual, necesitamos someternos a una reforma íntima. La purificación es el resultado de todo lo que hacemos para nosotros mismos por el bien de nuestro crecimiento espiritual. En el proceso, pasamos por dolor y sufrimiento, todo en la misma proporción que lo que una vez causamos a los demás. Somos responsables de nuestras acciones. Así, todas las cosas, positivas o negativas, que experimentamos tienen como finalidad última la evolución de nuestro espíritu.

    En el viaje evolutivo, todos tenemos un camino que recorrer con el objetivo de evolucionar siempre. Todo lo que depositamos de esta manera, en reencarnaciones pasadas, nos comprometemos a asumirlo. Al reencarnar, tenemos la oportunidad de eliminar todo lo que nos impide avanzar y superar las dificultades, siguiendo el camino diseñado por Dios. A menudo, en esta caminata, nos lastimaremos las manos y los pies, porque en vidas pasadas los hemos usado para lastimar a otros. Sin embargo, estos sufrimientos no son una venganza, sino un aprendizaje. Nos hacen sentir el dolor que causamos en los demás, arrepentirnos y redimirnos de los errores. Esta es la Ley de Causa y Efecto.

    Haremos todo lo posible para ayudar a estas dos almas afines, ya que juntas tuvieron varias reencarnaciones en la misma familia. A menudo como marido y mujer, padre e hija e incluso como hermanos.

    Los lazos consanguíneos de los dos se han prolongado

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