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Macbeth
Macbeth
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Libro electrónico222 páginas1 hora

Macbeth

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Concebida por muchos como el punto más alto del pensamiento trágico de Shakespeare. Los cinco actos de esta obra logran una tensión dramática inédita, la experiencia de valores morales invertidos, una secuencia cronológica y trama impregnadas de crueldad, cinismo, aflicción y remordimiento. Editorial Universitaria, a partir de la edición Oxford de Wells y Taylor, publica esta versión a cargo del poeta y ensayista Armando Roa Vial, a quien corresponde también la nota introductoria.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 jul 2022
ISBN9789561127234
Autor

William Shakespeare

William Shakespeare (1564–1616) is arguably the most famous playwright to ever live. Born in England, he attended grammar school but did not study at a university. In the 1590s, Shakespeare worked as partner and performer at the London-based acting company, the King’s Men. His earliest plays were Henry VI and Richard III, both based on the historical figures. During his career, Shakespeare produced nearly 40 plays that reached multiple countries and cultures. Some of his most notable titles include Hamlet, Romeo and Juliet and Julius Caesar. His acclaimed catalog earned him the title of the world’s greatest dramatist.

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    Macbeth - William Shakespeare

    LA TRAGEDIA DE

    MACBETH

    PERSONAJES

    1.1.Truenos y relámpagos. Aparecen tres brujas

    P

    RIMERA BRUJA

    :

    ¿Cuándo nos reuniremos otra vez

    bajo truenos, relámpagos o lluvia?

    S

    EGUNDA BRUJA

    :

    Cuando el alboroto haya terminado,

    cuando la guerra se gane y se pierda.

    T

    ERCERA BRUJA

    :

    Eso será antes que anochezca.

    P

    RIMERA BRUJA

    :

    ¿Dónde?

    S

    EGUNDA BRUJA

    :

    En el brezal.

    T

    ERCERA BRUJA

    :

    Con Macbeth iremos a encontrarnos.

    P

    RIMERA BRUJA

    :

    Voy, mi demonio.

    S

    EGUNDA BRUJA

    :

    Esa alimaña está llamando.

    T

    ERCERA BRUJA

    :

    ¡Pronto!

    T

    ODAS

    :

    Lo justo apesta; sólo lo vil es bello.

    Vamos a rondar la niebla y el aire roñoso.

    1.2.Al asalto. Entran D

    UNCAN

    , el R

    EY

    ; M

    ALCOLM

    ;

    D

    ONALBAIM

    y L

    ENNOX

    , todos ellos con sus servidores,

    y se encuentran con un capitán ensangrentado.

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    ¿Quién es este hombre que sangra?

    A pesar de su apariencia

    podrá referirnos qué novedades hay de la revuelta.

    M

    ALCOLM

    :

    Éste es el soldado

    que luchó como un buen y robusto guerrero

    en contra de mi cautiverio. ¡Te honro, valiente amigo!

    Refiere al Rey los pormenores de la batalla.

    C

    APITÁN

    :

    No se había definido,

    como cuando dos nadadores extenuados que se

    /apoyan uno a otro

    malogran sus habilidades. El despiadado MacDonald,

    siempre presto a la rebelión –porque para eso

    en él medran las múltiples abyecciones de la naturaleza–,

    fue provisto de tropas con armas ligeras y pesadas

    traídas desde las islas occidentales.

    La fortuna quiso sonreírle en la infausta disputa,

    mostrándose como la ramera de un rebelde.

    Pero todo es tan exiguo, pues el bravo Macbeth,

    que bien ganada tiene su fama,

    desdeñó al destino cuando enarboló el acero,

    rebosante de sangre fresca,

    y, predilecto del valor,

    desplegó su coraje para encarar al lacayo.

    No le extendió la mano ni lo conminó a partir:

    antes lo desgarró desde el ombligo a las quijadas

    y empaló su cabeza sobre nuestras almenas.

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    ¡Valiente primo, ilustre caballero!

    C

    APITÁN

    :

    Tal como cuando el primer destello de sol

    desata pavorosos truenos y tormentas que estragan

    /navíos,

    así también desde el manantial donde creímos surgiría

    /la paz

    cundió la inquietud. Atención, Rey de Escocia, prestad

    /atención:

    cuando la justicia, premunida de valor,

    impulsó a esos raudos escuadrones a confiar en sus

    /talones,

    el señor de los noruegos, adivinando la ventaja,

    con sus armas bruñidas y la provisión de refuerzos,

    inició una renovada ofensiva.

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    ¿Y todo aquello no consternó a nuestros

    capitanes, Macbeth y Banquo?

    C

    APITÁN

    :

    Sí, como el gorrión al águila o la liebre al león.

    Siendo honesto, debo advertiros que eran

    como cañones reforzados con doble estallido,

    cuyas descargas sacudían dos veces al enemigo.

    Ignoro si querían bañarse sobre heridas que ya

    /apestaban

    o si acaso deseaban revivir un nuevo Gólgota.

    Ah, estoy agobiado; mis heridas claman auxilio.

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    Tus palabras abrazan esas heridas.

    Ambas te distinguen. Entregadlo a los cirujanos.

    (Salen el Capitán y sus asistentes)

    Entran R

    OSS

    y A

    NGUS

    .

    ¿Quién es el que viene?

    M

    ALCOLM

    :

    El ilustre barón de Ross.

    L

    ENNOX

    :

    ¡Qué premura se trasluce en sus ojos!

    Parece dar noticia de eventos extraordinarios.

    R

    OSS

    :

    ¡Dios salve al Rey!

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    ¿De dónde venís, ilustre Barón?

    R

    OSS

    :

    De Fife, gran rey,

    donde las enseñas de Noruega desdeñaban al cielo

    desplegándose como abanicos que enfriaban a nuestros

    /hombres.

    Noruega misma, con terrible número de soldados,

    amparada por el más desleal de los traidores,

    el barón de Cawdor, inició una mortífera batalla

    en la que el novio de Bellona, blindado hasta los dientes,

    lo desafió a luchar punta contra punta, brazo contra brazo,

    humillando al impetuoso rebelde

    y prodigándonos la victoria.

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    ¡Qué gran regocijo!

    R

    OSS

    :

    Sveno, el rey de los Noruegos, ansía una tregua;

    pero no le dejaremos que entierre a sus caídos

    mientras no nos entregue, en San Columba,

    el equivalente a diez mil dólares para disfrute nuestro.

    R

    EY

    D

    UNCAN

    :

    El Barón de Cawdor no volverá a engañar

    nuestros intereses. Id, proclamad su sentencia

    y saludad con su título a Macbeth.

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