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Preescolares, Año 2, Maestro
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Libro electrónico491 páginas4 horas

Preescolares, Año 2, Maestro

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Información de este libro electrónico

Usted ha escogido un excelente libro para enseñar a los niños de 4 y 5 años.

En él encontrará lecciones interesantes sobre Jesucristo y varios de sus apóstoles, Ana y su pequeño Samuel, Ezequías y Daniel.

Sus alumnos aprenderán acerca de la iglesia, la Biblia y la importancia de dar a los demás. Pablo y sus experiencias ocupan una un

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 feb 2022
ISBN9781563449598
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    Preescolares, Año 2, Maestro - Casa Nazarena de Publicaciones

    Preescolares • Año 2 • Introducción • Unidad I

    JESÚS NOS ENSEÑA

    Objetivo de la unidad: Esta unidad ayudará a los preescolares a comprender que Jesús desea enseñarles cómo vivir.

    Texto para memorizar: Jesús dijo: Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen (Lucas 11:28).

    Palabra de fe: JESÚS: Él es el Hijo de Dios y desea enseñarnos a vivir sabiamente.

    Lecciones de la unidad:

    Lección 1: Jesús nos enseña a no preocuparnos

    Lección 2: Jesús nos enseña a amar a los demás

    Lección 3: Jesús nos enseña a compartir

    Lección 4: Jesús nos enseña a ser sus discípulos

    Enseñanzas de las lecciones para los preescolares:

    • Aprenderán a depender de Dios y a confiar en su cuidado.

    • Entenderán que Dios desea que le amen y muestren amor hacia sus prójimos.

    • Sabrán que Jesús desea enseñarles a compartir.

    • Entenderán la importancia de ser seguidores de Cristo.

    Esta serie de lecciones ofrece a los niños la oportunidad de aprender más sobre Jesucristo.

    A través de ellas comprenderán que no hay razón para preocuparse, porque el mismo Dios que cuida de las flores y los pájaros, también cuida de sus hijos.

    Los temas de estas lecciones son de vital importancia para el desarrollo del carácter y la personalidad en los preescolares. Es precisamente durante esta etapa de crecimiento cuando necesitan ser guiados para amar y compartir, así como tener un encuentro personal con Jesús.

    Conforme avanzan en el estudio de la unidad, observe atentamente el cambio que el aprendizaje bíblico produce en la conducta de sus alumnos. Siéntase en la libertad de modificar o añadir actividades de acuerdo a las necesidades particulares de su clase.

    Lección 1

    Jesús nos enseña a no preocuparnos

    Objetivo de la lección: Que los preescolares aprendan a depender de Dios y a confiar en su cuidado.

    Base bíblica: Mateo 6:25-34

    Texto para memorizar: Jesús dijo: Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen (Lucas 11:28).

    ¡PREPÁRESE PARA ENSEÑAR!

    Jesús enseñó a la gente mediante objetos, situaciones de la vida cotidiana, historias e ilustraciones.

    Podemos decir que fue el mejor Maestro en el arte de la enseñanza. La historia bíblica de Mateo 6:25-34 muestra la habilidad que Jesús tenía para utilizar ilustraciones comunes, como las aves y las flores, a fin de enseñar verdades espirituales profundas.

    La preocupación, la ansiedad y el estrés no son algo nuevo para nuestra sociedad. A través de esta parábola vemos que la gente no ha cambiado mucho con el paso del tiempo. Las personas que estaban escuchando a Jesús posiblemente tenían sus propias preocupaciones y ansiedades. Sin duda la vida no era más fácil en aquella época. Por ejemplo, los alimentos se descomponían más rápido y la gente vivía con provisiones diarias. No contaban con grandes recursos y la situación económica y social era muy complicada. Además, hay que tomar en cuenta la opresión del imperio romano. Si consideramos todos los factores, entenderemos el temor y la ansiedad de las personas.

    Jesús también lo entendía y por ello narró esta parábola. Deseaba que la gente confiara en la provisión y el cuidado divinos. Hoy en día necesitamos recordar esta verdad. No importa lo mucho o lo poco que podamos adquirir, lo realmente valioso es aprender a depender de la bondad y soberanía de Dios. Esto, nos librará de afanes y preocupaciones.

    Adaptación

    Las cuatro lecciones siguientes le darán la oportunidad de enseñar a sus alumnos acerca de Jesús, el Hijo de Dios. Esta primera lección trata del afán y las preocupaciones. Muchas personas piensan que la infancia es un período feliz y libre de ansiedad. Sin embargo, los niños también se preocupan. Al menos experimentan desconcierto, ansiedad y miedo. Tristemente, hoy el estrés es algo común entre los niños.

    Su salón de clase debe ser un lugar tranquilo y seguro para los preescolares que viven en un mundo de caos. Ellos necesitan entender, a través de usted y sus enseñanzas sobre Jesús, que Dios cuida de ellos.

    Quizá no entiendan completamente el significado de la palabra preocupación, pero es común que experimenten momentos de angustia y ansiedad. ¿Ha observado la actitud de un niño de tres años cuando se encuentra en un lugar extraño y con personas desconocidas?

    Obviamente siente angustia y preocupación. Por ello necesita aprender que Dios tiene todo bajo control y que puede cuidarlo en todas las circunstancias.

    DESARROLLO DE LA LECCIÓN

    Use estas actividades para enfocar la atención de sus alumnos en el tema de estudio.

    Bienvenida e introducción

    Haga que cada miembro de su clase se sienta bienvenido, en especial los visitantes. Dé una breve introducción sobre el contenido de la unidad y entonen un canto antes de iniciar las actividades.

    Flores de colores

    Para esta actividad necesita masa para modelar o plastilina de colores, manteles o bolsas de plástico, y palitos de madera.

    Proteja el área de trabajo con los manteles o bolsas. Distribuya la plastilina y pida a los niños que elaboren flores de distintas formas, colores y tamaños. Mientras lo hacen, explíqueles que en la historia de hoy estudiarán que Jesús nos enseña sobre el cuidado que Dios tiene de las flores y los pájaros.

    Cuando terminen, coloque los trabajos sobre una mesa para que los padres de familia puedan verlos.

    Alas de pájaro

    Necesita papel de colores, tijeras, pegamento, lápices de colores y una bolsa con plumas sintéticas.

    Trace en el papel la figura de un pájaro para cada niño. Instrúyalos para que la decoren usando los colores y pegando las plumas sintéticas. Si no cuenta con este material, solamente elaboren el dibujo.

    Mientras trabajan, dígales: Dios les dio plumas a los pájaros para protegerse del frío y para volar. En la historia bíblica aprenderemos que Dios cuida de las aves y de las flores, así como cuida de nosotros.

    ¡A volar pajaritos!

    Forme un círculo con los niños sentados en el piso y pregúnteles: ¿Saben ustedes qué usan los pájaros para volar? (alas). ¿Podrían mover sus brazos de arriba abajo como si fueran alas? (muéstreles cómo hacerlo).

    Explíqueles que cuando diga: ¡A volar pajaritos!, deben levantarse y simular que vuelan alrededor del salón, y cuando diga: ¡Pajaritos al nido!, deben regresar y sentarse en el círculo.

    BIBLIA

    Estas actividades le ayudarán a preparar a los alumnos para escuchar y repasar la historia bíblica.

    Encuentra las flores

    Durante la semana dibuje flores de papel y recórtelas. Escóndalas en diferentes lugares del salón antes de la clase.

    Pida a los niños que busquen una flor mientras usted cuenta del uno al veinte. Después que todos hayan encontrado una flor, pídales que se sienten para escuchar el relato bíblico.

    Historia bíblica

    Ilustre la narración usando una figura de Jesús y fotografías o dibujos de flores y aves.

    ¡No se preocupen!

    Un día Jesús les contó una historia a sus amigos. Él quería que supieran sobre el amor y el cuidado de Dios.

    Jesús les dijo: Cuando se sientan preocupados, observen a su alrededor. Así comprenderán por qué pueden confiar en Dios y que no deben preocuparse por la comida o el vestido.

    Miren los pájaros en el cielo (muestre la figura de un pájaro). Dios los cuida, les provee un lugar seguro para dormir y comida para alimentarse. No tienen que preocuparse por nada.

    Después Jesús les habló de la ropa: Observen las flores. Por ejemplo, los lirios del campo no se preocupan por nada porque Dios también cuida de ellos. A las flores Dios les dio pétalos y hojas que las cubren con hermosos colores y formas. No necesitan preocuparse de cómo se ven.

    Los amigos de Jesús observaban las hermosas flores mecidas por el viento. Mientras, Jesús les recordó: Dios los ama mucho más que a las flores y a los pájaros. Por eso deben confiar en que siempre estará con ustedes y les dará lo que necesitan.

    Repaso bíblico

    Siente a sus alumnos formando un círculo. Muéstreles una flor de papel y dígales: Observen esta flor de papel. ¿Recuerdan qué aprendimos sobre las flores durante la historia bíblica? (Dios las cuida).

    Explíqueles que el que reciba la flor, debe decir algo que recuerde la historia bíblica. Entregue la flor a uno de los niños. Una vez que éste diga alguna parte de la lección, debe entregarle la flor a otro miembro de la clase, y así sucesivamente hasta que todos hayan participado.

    CONEXIÓN

    Use estas actividades para relacionar la verdad bíblica con la vida diaria de sus alumnos.

    Dios nos cuida

    Recorte las estampas de pájaros de la página 128 del libro del alumno. Reparta los libros y ayude a cada niño a marcarlo con su nombre. Después, explíqueles que en cada unidad estudiarán una palabra de fe diferente. La palabra de esta unidad es Jesús.

    Dé tiempo para que peguen las estampas, coloreen las flores y tracen los números y las palabras marcadas en la hoja de trabajo.

    ¿Qué te preocupa?

    Pida a los niños que mencionen las cosas que les preocupan y escríbalas en la pizarra. Es frecuente que los preescolares se angustien por situaciones que desconocen, como la oscuridad o ruidos extraños. Sin embargo, otros tendrán preocupaciones más reales, como inestabilidad en el hogar o escasez económica.

    Asegúrese de identificar a los alumnos que manifiesten estos problemas y manténgase al tanto de la situación.

    Después que todos hayan participado, haga hincapié en que, no importa lo que suceda, Dios cuida de sus hijos. Ore por cada alumno específicamente. Después pida que uno por uno pasen a borrar la preocupación que hayan manifestado y anímelos a depositar su confianza en el Señor.

    Memorización

    Prepare de antemano el versículo para memorizar. Recorte siluetas de flores o pájaros, y escriba cada palabra del texto en una de esas siluetas. Péguelas en orden sobre una pared y ayude a los alumnos a leer el versículo. Después de repetirlo varias veces, quite algunas palabras y díganlo nuevamente. Repita esta acción hasta retirar todas las palabras.

    Al terminar, guarde todas las palabras para utilizarlas en la clase siguiente. Si desea que se conserven en mejor estado, plastifíquelas.

    Recuerde que los preescolares se están iniciando en la lectura. Sea paciente y refuerce su aprendizaje con el texto bíblico.

    Para terminar

    Entonen un canto y den gracias a Dios por su amor y cuidado constantes. Dígales que lleven a casa los trabajos manuales que elaboraron e invítelos a la próxima clase.

    Lección 2

    Jesús nos enseña a amar a los demás

    Base bíblica: Mateo 22:34-40

    Objetivo de la lección: Que los principiantes aprendan que Jesús les enseña a amar a Dios y a sus semejantes.

    Texto para memorizar: Jesús dijo: Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen (Lucas 11:28).

    ¡PREPÁRESE PARA ENSEÑAR!

    Los saduceos y los fariseos eran los dos grupos religiosos más importantes del judaísmo. Eran los líderes de la comunidad judía. Los saduceos no aceptaban la autoridad de la ley oral y no la consideraban obligatoria; interpretaban la ley como se estipulaba en el Pentateuco (los cinco primeros libros del Antiguo Testamento). Por su parte, los fariseos sostenían que el Pentateuco o la Tora tenía la misma autoridad que lo contenido en la tradición oral.

    Las enseñanzas de Jesús representaban una amenaza para ambos grupos religiosos, no solamente por la interpretación que daba a la Escritura, sino por el gran número de seguidores que tenía.

    En Mateo 22:23-33, los saduceos cuestionaron a Jesús acerca de la resurrección de los muertos. Su respuesta dejó perplejos a estos maestros de la ley.

    Cuando los fariseos escucharon sobre lo ocurrido, también buscaron la oportunidad de cuestionar a Jesús, diciéndole: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? (v. 36). Jesús les respondió usando el verbo griego agapao, que se refiere a una clase de amor profundo y sincero.

    Este tipo de amor, que nace en el corazón de Dios y se ofrece sin importar el precio, era algo que los fariseos desconocían. Se habían concentrado tanto en guardar y respetar la ley que pasaron por alto el más grande mandamiento: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo (Lucas 10:27).

    Adaptación

    Muchos niños han escuchado hablar del amor y lo han experimentado en su núcleo familiar. Sin embargo, otros han sufrido carencias afectivas y no tienen una percepción adecuada del amor. Para ellos es difícil pensar y aceptar que Dios los ama. No comprenden con claridad el concepto de amor ni cómo demostrarlo a los demás.

    Como maestro o maestra de escuela dominical, usted es responsable de demostrar el amor de Dios a sus alumnos, sobre todo a los que han sufrido abandono o tienen problemas afectivos. A través de sus palabras y acciones, ayúdeles a entender el amor de Dios hacia ellos. Cuando les brinda afecto a través de un abrazo o una palmada amistosa, y les dice: Yo te amo y Dios te ama también, está introduciéndolos al conocimiento del amor que Dios tiene hacia ellos y sus semejantes.

    DESARROLLO DE LA LECCIÓN

    Haga uso de algunas de las siguientes actividades para captar la atención de sus alumnos e introducirlos en el estudio de la lección.

    ¡Atrapa la pelota!

    Para esta actividad necesita una pelota suave de esponja o plástico. Coloque a los niños formando un círculo y dígales: Jesús, el Hijo de Dios, nos enseña muchas cosas. ¿Alguien puede decirme qué aprendimos la clase pasada? (que no debemos preocuparnos porque Dios cuida de nosotros).

    Esta semana Jesús nos enseña acerca del amor y nos dice que es importante que amemos a los demás. Esta pelota nos ayudará a aprender algo muy importante.

    Lance suavemente la pelota a un niño para que pueda atraparla, mientras le dice: ¿Qué nos enseña Jesús? Por su parte, él debe contestar: Jesús nos enseña a amar a los demás. Repita esta acción con cada alumno que está en el círculo.

    ¡A dibujar!

    En la pizarra o en un pliego de papel grande trace un corazón y escriba adentro la palabra AMOR. Pida a los niños que decoren el resto del dibujo. Si desean, coloreen también el corazón.

    Cuando terminen, dé tiempo para que vean su trabajo concluido y diga: Dentro de este corazón leemos la palabra AMOR. Esta semana aprenderemos lo que Jesús nos enseña sobre el amor.

    Llamadas de amor

    Para este juego necesita un teléfono de juguete. Coloque el teléfono sobre una mesa y permita que cada alumno haga una llamada imaginaria a la persona que prefiera y le diga: Yo te amo y Jesús te ama también.

    Cuando todos hayan participado, recuérdeles que Jesús nos enseña a amar a nuestros semejantes y prepárelos para escuchar la historia bíblica.

    BIBLIA

    Las siguientes actividades le serán de utilidad para introducir a los niños en el aprendizaje de la historia bíblica.

    Carteles de amor

    Durante la semana dibuje corazones de papel conforme al número de alumnos que tenga en su clase. Escriba adentro la frase Jesús te ama. Pídales que los coloreen y recorten. Después provéales palitos de madera para que peguen los corazones, formando un pequeño cartel de amor.

    Pregúnteles: ¿Quién nos ama a todos nosotros? Indíqueles que como respuesta, levanten y agiten sus carteles.

    Historia bíblica

    Los fariseos eran maestros. Enseñaban las leyes y la religión judía al pueblo. También se aseguraban de que todas las personas conocieran y obedecieran las leyes de Dios. Sin embargo, muchos de ellos no amaban a Dios realmente, ni tampoco querían a Jesús.

    Un día se reunieron y fueron a buscar a Jesús para hacerle esta pregunta: ¿Cuál es la regla más importante que debemos obedecer? Ellos se referían a los mandamientos que Dios dio a su pueblo para enseñarles cómo debían vivir.

    Estos hombres pensaron que Jesús no podría responder esta pregunta, pero Jesús sí sabía qué responder. Él les dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Esta es la regla más importante; siempre deben recordarla y obedecerla.

    Pero eso no fue lo único que Jesús contestó. También les recordó: Deben amar a sus prójimos como a ustedes mismos. Ésta también es una regla muy importante.

    Cuando ustedes aman a Dios y a sus semejantes, están obedeciendo y cumpliendo los mandamientos del Señor.

    CONEXIÓN

    Las siguientes actividades le ayudarán a relacionar la verdad bíblica con la vida diaria de sus alumnos.

    ¿Quién es?

    Siéntense formando un círculo. Escoja a un alumno y pregúntele: ¿Quién de todos nosotros tiene una camisa de color...? (rojo) Permita que conteste (por ejemplo: Juan tiene una camisa roja). Anime al resto del grupo a decir junto con usted: ¡Juan, te amamos!

    Continúe esta actividad hasta que todos los niños hayan participado.

    Móvil de corazones

    Para esta actividad necesita tijeras, pegamento, lana, lápices de colores, ganchos para ropa o colgadores de plástico, o varas de madera, y perforador para papel.

    Distribuya los libros de trabajo e indique a sus alumnos que recorten los cuatro corazones. Pídales que piensen en tres personas a las que aman y que escriban un nombre en cada corazón. Si es necesario, trace los nombres con líneas punteadas para que ellos puedan remarcarlos con facilidad.

    Haga un orificio en la parte superior de cada corazón, para que introduzcan un trozo de hilo de lana y lo aseguren con un nudo.

    Después, cuelguen los corazones en el gancho o la vara para formar el móvil.

    Memorización

    Use las tar­je­tas que ela­bo­ró la se­ma­na pa­sa­da pa­ra re­pa­sar el tex­to bí­bli­co. Es­cón­da­las en el sa­lón y per­mi­ta que sus alum­nos las bus­quen.

    Cuan­do las ha­yan en­con­tra­do to­das, aco­mó­den­las en or­den y re­pi­tan el tex­to pa­ra me­mo­ri­zar un par de ve­ces.

    Pa­ra ter­mi­nar

    En­to­nen un can­to que ha­ble so­bre el amor a Dios y al pró­ji­mo. Mencionen pe­ti­cio­nes de ora­ción e in­ter­ce­da por ca­da asis­ten­te a su cla­se.

    Ase­gú­re­se de que lle­ven a ca­sa los tra­ba­jos rea­li­za­dos. Lue­go anun­cie el te­ma de la si­guien­te lec­ción pa­ra es­ta­ble­cer una co­ne­xión y des­per­tar el in­te­rés en ellos.

    Lección 3

    Jesús nos enseña a compartir

    Objetivo de la lección: Que los niños aprendan que Jesús nos enseña a compartir.

    Base bíblica: Lucas 12:13-21

    Texto para memorizar: Jesús dijo: Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la obedecen

    (Lucas 11:28).

    ¡PREPÁRESE PARA ENSEÑAR!

    En medio de la gran multitud que lo seguía, un hombre se acercó a Jesús para hacerle una petición especial. Esto no era inusual. Como maestro, Jesús con frecuencia tenía que responder preguntas, decidir sobre disputas o aclarar dudas.

    Muchas de estas preguntas no eran sencillas. Sin embargo, Jesús tenía autoridad para contestarlas con sabiduría porque conocía el corazón de los hombres.

    El hombre de esta historia quería que Jesús le ordenara a su hermano mayor que compartiera con él la herencia de sus padres, porque en la tradición judía se otorgaba al primogénito la mayor parte de los bienes.

    Jesús usó la petición de este hombre como introducción a una parábola.

    Podemos ver que la motivación de este hombre era el egoísmo y la avaricia. Sin embargo, los cristianos no debemos dar cabida a este tipo de sentimientos. Cuando Jesucristo controla la vida de las personas, la única motivación debe ser agradar al Señor.

    El hombre de la parábola escogió satisfacer sus propios deseos y despreció lo más precioso: la relación eterna con Dios. Mientras prepara la lección, reflexione y hágase esta pregunta: ¿Ocupa Dios el primer lugar en todas las áreas de mi vida?

    Adaptación

    Los niños pequeños son posesivos y egocéntricos por naturaleza. Se enfocan en sus necesidades personales antes de tomar en cuenta las de los demás.

    Esta lección, que trata sobre la responsabilidad de compartir, les dará la oportunidad de aprender que Dios se interesa en nuestro comportamiento y actitudes. Conforme comprendan que Dios está al tanto de cómo se relacionan con los demás, mostrarán más amabilidad y empezarán a compartir unos con otros.

    Recuérdeles frecuentemente que Dios desea que sean amables y compartan. Así los motivará a mejorar su actitud hacia sus semejantes.

    Durante esta etapa los preescolares difícilmente comparten, sobre todo si se trata de su juguete favorito o la atención de una persona. Por ello necesitan saber lo que Dios ordena al respecto.

    Obsérvelos mientras se relacionan unos con otros durante la clase; aproveche toda oportunidad para reforzar el aprendizaje central de esta lección.

    DESARROLLO DE LA LECCIÓN

    Escoja alguna de las siguientes actividades para captar la atención de sus alumnos y dirigirlos al tema de estudio.

    Aprendemos a compartir

    Ponga sobre una mesa una bolsa de galletas y platos desechables o servilletas.

    Pida que un voluntario sirva una porción de galletas a cada miembro del grupo. Mientras lo hace, permita que los demás observen y dígales que durante la historia bíblica aprenderán lo que Jesús enseña sobre compartir.

    La historia de un granjero

    Tenga a la mano diferentes tipos de granos (maíz, frijoles o porotos, habichuelas, etc.) y la figura de un granero.

    Muestre los granos a los niños y pregúnteles qué son y para qué sirven. Escuche sus respuestas. Luego explíqueles que en la lección de hoy hablarán sobre un granjero rico, que tenía un granero enorme (muestre la ilustración) repleto de granos.

    Construyamos juntos

    Para esta actividad necesita bloques o cubos de plástico o cajas pequeñas de cartón.

    Pon­ga el ma­te­rial en el cen­tro del sa­lón y ani­me a los niños a tra­ba­jar en pa­re­jas pa­ra cons­truir un gra­ne­ro. Mien­tras tra­ba­jan, dí­ga­les: Al­gu­nas ve­ces los gran­je­ros al­ma­ce­nan los gra­nos en de­pó­si­tos lla­ma­dos gra­ne­ros. Es­tos lu­ga­res man­tie­nen los gra­nos se­gu­ros y se­cos, has­ta que se usan pa­ra ha­cer ali­men­tos co­mo pan, fi­deos y ce­real. La his­to­ria bí­bli­ca de hoy es una pa­rá­bo­la que Je­sús con­tó acer­ca de un gran­je­ro que te­nía un gra­ne­ro muy gran­de.

    BIBLIA

    Use las si­guien­tes ac­ti­vi­da­des pa­ra en­señar a los niños la ver­dad bí­bli­ca de hoy.

    Com­par­ta­mos nues­tros gra­nos

    Pa­ra es­ta ac­ti­vi­dad ne­ce­si­ta un re­ci­pien­te con di­fe­ren­tes ti­pos de gra­nos y una bol­sa de pa­pel o plás­ti­co pa­ra ca­da alum­no.

    Re­par­ta las bol­sas y pon­ga el re­ci­pien­te so­bre una me­sa. Reú­na a sus alum­nos al­re­de­dor pa­ra es­cu­char la his­to­ria bí­bli­ca y pí­da­les que si­gan las in­di­ca­cio­nes que dé du­ran­te la his­to­ria.

    His­to­ria bí­bli­ca

    Un gran­je­ro muy ri­co

    Un día, mien­tras Je­sús les es­ta­ba en­señan­do, un hom­bre se acer­có y le di­jo: Maes­tro, or­dé­na­le a mi her­ma­no que me dé la par­te de la he­ren­cia que me co­rres­pon­de.

    Je­sús le con­tes­tó: A mí no me co­rres­pon­de ha­cer­lo. Ade­más, no de­bes ser egoís­ta; te­ner mu­chas po­se­sio­nes no es lo más im­por­tan­te.

    En­ton­ces se di­ri­gió a los que es­ta­ban con Él y les con­tó es­ta his­to­ria: Ha­bía un hom­bre muy ri­co que te­nía mu­chas tie­rras. Un día sus tie­rras die­ron una co­se­cha muy abun­dan­te. ¡Te­nía mu­chos gra­nos! (pi­da a los niños que to­men gra­nos del re­ci­pien­te y los guar­den en las bol­sas). Era tan­to lo que se ha­bía re­co­gi­do que no te­nía lu­gar pa­ra al­ma­ce­nar­lo.

    Des­pués de pen­sar un ra­to, el gran­je­ro di­jo: ¡Ya sé lo que ha­ré! Man­da­ré cons­truir unos gra­ne­ros enor­mes pa­ra al­ma­ce­nar to­dos mis gra­nos.

    Y eso fue lo que hi­zo. Él no de­sea­ba com­par­tir sus gra­nos con las per­so­nas po­bres que no te­nían co­mi­da. Que­ría guar­dar to­do pa­ra sí mis­mo.

    El gran­je­ro se sen­tía muy sa­tis­fe­cho y pen­só que te­nía su­fi­cien­tes gra­nos guar­da­dos pa­ra vi­vir tran­qui­lo y fe­liz el res­to de su vi­da. Pe­ro, a Dios no le agra­dó la ac­ti­tud de es­te hom­bre egoís­ta y le di­jo: Hi­cis­te una de­ci­sión equi­vo­ca­da. Lo que real­men­te im­por­ta es que me ames y com­par­tas con tus pró­ji­mos.

    El gra­ne­ro ri­co ac­tuó de for­ma in­co­rrec­ta. Sin em­bar­go, us­te­des pue­den obe­de­cer a Dios y com­par­tir lo que tie­nen con sus se­me­jan­tes (per­mi­ta que com­par­tan el con­te­ni­do de sus bol­sas).

    CO­NE­XIÓN

    Es­tas ac­ti­vi­da­des le ser­vi­rán pa­ra re­la­cio­nar la ver­dad bí­bli­ca con la vi­da dia­ria.

    ¿Qué quie­res com­par­tir?

    Pa­ra es­ta ac­ti­vi­dad ne­ce­si­ta una ca­ja de car­tón, ho­jas blan­cas, lá­pi­ces de co­lo­res y ti­je­ras.

    Pi­da a los niños que di­bu­jen al­go que de­sea­rían com­par­tir con su pró­ji­mo y que lue­go lo re­cor­ten. Des­pués in­dí­que­les que lo de­po­si­ten en la ca­ja de car­tón.

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