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Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas
Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas
Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas
Libro electrónico1353 páginas29 horas

Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas

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Este libro es una puerta abierta al pensamiento de grandes personas que con su juicio y talento modificaron el mundo que les tocó vivir.

Este libro es una recopilación de las mejores citas expresadas a lo largo de casi mil años de Historia, a través de ideas y experiencias de diversas personalidades de diferentes culturas.

Con estas casi ochocientas páginas (que por orden alfabético recogen el pensamiento de cuatrocientos treinta y siete personajes conocidos, con un total de más de trece mil citas literarias), el autor pretende mostrar que una opinión, frase o cita popular pueden esconder todo el conocimiento y el ingenio de la ocurrencia más sugestiva.

Además de descubrir miles de perlas de sabiduría de todos los tiempos, puedes aprender diversas curiosidades relacionadas con las celebridades a las que se hace referencia... Descúbrelas en su interior.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento18 dic 2017
ISBN9788417321871
Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas
Autor

Jordi Amate Pou

Jordi Amate Pou (1969) es diplomado en Educación Social, vive en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona). Trabaja en el mundo del ocio y el tiempo libre desde 1999. Actualmente, compagina su trabajo en la oficina de una empresa con labores sindicales y continúa con su hobby: las frases célebres. Es una persona muy curiosa, ávida por aprender nuevos conocimientos y deseoso de poder llevarlos a la práctica y darlos a conocer. De ahí, la publicación de su libro Paseando por una parte de la Historia.

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    Paseando por una parte de la Historia - Jordi Amate Pou

    Paseando-por-una-parte-de-la-HistoriacubiertaV31.pdf_1400.jpg

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta obra son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados de manera ficticia.

    Paseando por una parte de la Historia

    Antología de citas

    Primera edición: diciembre 2017

    ISBN: 9788417234546

    ISBN eBook: 9788417321871

    © del texto:

    Jordi Amate Pou

    © de esta edición:

    , 2017

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Introducción

    Hay mucha gente a la que le gusta coleccionar cosas. Encontrar y comprar objetos tan diversos como: dedales, juegos de café, monedas, billetes, botellas, soldaditos de plomo, placas de cava, etc., hace vivir en el coleccionista momentos de placer, que pueden parecer inexplicables para aquellas personas que no lo conocen.

    Hace ya unos cuántos años, yo mismo empecé a coleccionar posavasos, puntos de libro y citas o frases célebres.

    Con el tiempo, mi atracción e inquietud se fue decantando por esto último: las frases célebres.

    Pero, ¿cómo empezó este interés? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?

    El año 1992, yo trabajaba en una fábrica situada cerca de la ciudad de Barcelona. En los descansos, veía que un compañero leía una revista. Un día, me acerqué a él y le pedí si tenía otra para mí. Me ofreció la suya y, sin pensar en nada más, cuando podía iba hojeando aquella revista donde pude leer varias frases de autores conocidos: Goethe, Lincoln, Leonardo da Vinci, Marx, Voltaire, Wilde y así un largo etcétera de personajes, las sentencias de los cuales no hacían sino acrecentar mi interés para continuar con esta afición.

    Como me gustaba lo que iba leyendo, empecé a anotar algunas frases en una hoja en blanco.

    Entonces, este interés lo trasladé a mi tiempo libre. Día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, lectura tras lectura de todo lo que estuviera a mi alcance (revistas, agendas personales, internet, etc.) mi afición por coleccionar citas y frases célebres clásicas, contemporáneas, proverbios, refranes, definiciones curiosas, etc. iba cada vez en aumento.

    Anotaba cualquier frase que (de una u otra manera) caía en mis manos y, sobre todo, me aportaba alguna idea o me hacía reflexionar en lo referente a esta nueva idea, y en definitiva, abría mi mente y agrandaba mi curiosidad.

    Así pues, desde los últimos 25 años, de una manera más o menos continuada he ido recopilando y acrecentando mi colección de citas.

    De tal forma que llegó un momento en que se me ocurrió que tenía que hacer algo con toda esta información. Ese instante fue un día del mes de abril del año 2015.

    Ese día fue el inicio de esta aventura, que espero me ofrezca otras parecidas. Pues, cómo he comentado anteriormente, tengo otras propuestas en el tintero: frases clásicas, definiciones curiosas y proverbios, refranes y anónimos.

    Las frases de este libro, muchas de las cuales pese al paso del tiempo hoy en día aún son de plena actualidad, son cuantiosas y podrían ser todavía más. Pues, es evidente que el mundo está salpicado de frases célebres, las cuales, de alguna manera, han llegado a definir y condensar la propia Historia Universal.

    Y, es que, a lo largo de la Historia, diferentes personalidades ya dejaban muy claro lo que pensaban sobre este tema:

    «Las frases concisas son como clavos afilados que clavan la verdad en nuestra memoria» (Diderot).

    «Toda cita literaria contribuye, en cierta medida, a la estabilidad o al incremento del lenguaje» (Jonson).

    «La sabiduría de los sabios y la experiencia de los siglos pueden conservarse en las citas» (Disraeli).

    «La frase es el alma del pensamiento. Con una frase se hiere y hasta se mata. Durante largo tiempo se recuerda y se repite» (Flaubert).

    «Una máxima es la expresión exacta y noble de una verdad importante e incontestable. Las buenas máximas son los gérmenes de todo bien: fuertemente grabadas en la memoria, nutren la voluntad» (Joubert).

    «Las citas, cuando quedan esculpidas en nuestra memoria, nos sugieren pensamientos originales. Además, despiertan en nosotros el deseo de leer a los autores de los cuales han sido tomadas» (Churchill).

    Y, esto último es lo que principalmente pretendo con la publicación de este libro: despertar en los lectores las ganas de saber más sobre la persona que se acaba de leer.

    Agradecimientos

    Es evidente que, a lo largo de todos estos años, ha habido varias personas que, conociendo mi interés por este tema, me han proporcionado algunas frases o sentencias que yo he incorporado a mi colección. Empezando por algún familiar y acabando por compañeros de trabajo. Muchas gracias a todos/as ellos/as. Además, quiero hacer un agradecimiento especial a grandes músicos (Paul Voudouris, Chris Speeris, Yanni, Himekami, etc.), por haberme acompañado con su música tantas horas, a lo largo de este camino.

    También, quiero dar las gracias a Jorge Pérez y a la Editorial Caligrama, por creer en este proyecto. Espero que esto sea el inicio de una larga y fructífera relación.

    Pero, quien realmente me ha apoyado con su ayuda, su saber estar, sus silencios, su paciencia y sobre todo su comprensión, es mi mujer. Imma, esto también es por y para ti. Por y para nosotros dos.

    A

    A. M. Barnard, pseudónimo de Louisa May Alcott: escritora, novelista y enfermera estadounidense (1832-1888).

    «El debate es masculino. La conversación es femenina».

    «La libertad es un marido mejor que el amor para muchas de nosotras».

    «Es un buen libro aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho».

    «Muchos discuten. Muy pocos conversan».

    «Lleva mucho tiempo comprender la diferencia entre talento y genio. Especialmente entre los hombres y mujeres jóvenes y ambiciosos».

    «Hay que emplear dos piedras para crear un fuego».

    «Hazte digno del amor y este vendrá».

    «El amor desecha el temor. La gratitud vence el orgullo».

    «¡Ánimo, corazón mío! Siempre hay luz detrás de las nubes».

    «La esperanza puede reforzar el amor. La fe hace posible la resignación».

    «Hasta las personas más insignificantes ejercen cierta influencia en el mundo».

    «Las influencias persuasivas son mucho mejores que las palabras moralizadoras».

    «Tengan horas determinadas para el trabajo y el recreo. Comprendan el valor del tiempo usándolo bien».

    «El hombre ama poco y a menudo. La mujer mucho y raramente».

    «Las mujeres gustamos de las cosas extraordinarias y atrevidas, de lo romántico y valeroso; todas esas cosas tienen gran atracción para la mujer».

    «¡Enarbolad la bandera de la igualdad, mujeres! ¡Luchad por vuestros derechos y contad con mi leal colaboración!»

    «Tienes bastante talento y virtudes. Pero no hay que hacer ostentación, porque la vanidad estropea el carácter más fino».

    «No somos nosotros los que escogemos nuestras aptitudes y talentos. Nacemos con ellos, y no conviene paralizarlos porque no nos gusten».

    «El dinero es cosa útil y preciosa, y también noble cuando se emplea bien. Pero no quiero que lo consideren como el primero o el único premio que ganar».

    «Creo que para el sábado por la noche habrán descubierto que todo juego y nada de trabajo es tan malo como todo trabajo y nada de juego».

    «La pobreza rara vez intimida al hombre que ama de veras. Algunas de las madres y más estimadas mujeres que conozco eran muchachas pobres. Pero tan dignas de ser amadas que no alcanzaron a ser solteronas».

    «El trabajo es saludable y hay bastante para todas. Nos libra del aburrimiento y de la malicia. Es bueno para la salud y el espíritu, y nos da mayor sentido de capacidad y de independencia que el dinero o la elegancia».

    «El verdadero talento y bondad no pasan mucho tiempo inadvertidos. Aunque pasaran, el conocimiento de poseerlo y de usarlo bien, debe satisfacernos. La sencillez es el mejor encanto de todo poder».

    «La prosperidad sienta bien a ciertas personas que florecen mejor con los rayos del sol. Otras, en cambio, necesitan la sombra, y son más dulces y delicadas al recibir el contacto de la brisa helada».

    «Si las chicas de tu edad aprendiesen lo que es realmente la belleza, y no pusieran tanto empeño en palidecer y matarse de hambre, ahorrarían un montón de tiempo, dinero y preocupaciones. Mente sana en cuerpo sano es la belleza mejor que puede concebirse en el hombre y la mujer».

    «Una mirada de susto o de sorpresa de una de ustedes cuando yo hablaba duramente, me corregía como ningún reto podría hacerlo. El amor, el respeto y la confianza de mis niñas, era la recompensa más dulce que pudieran recibir mis esfuerzos, para ser la mujer que ellas debían imitar».

    «Los que hacen sacrificios son muy queridos y admirados. Pero muchos de los más valientes no son conocidos nunca y nadie ensalza sus actos. Esto no amengua la belleza del gesto. Aunque tal vez lo hace más duro. Pues a todos nos placen las alabanzas».

    «Si el rango y el dinero vienen acompañados del amor y la virtud, los aceptaría agradecida y gozaría con vuestra buena fortuna. Pero sé por experiencia cuánta felicidad real se encuentra en una casa pequeña, donde se gana el pan diario y algunas privaciones dan mayor dulzura a los pocos placeres».

    Abbás Effendí, pseudónimo de Abdul Baha: escritor y religioso iraní (1844-1921).

    «El sabio es y no oprime».

    «La realidad del ser humano es su pensamiento, no su cuerpo material».

    «La lámpara necesita de la luz. Pero, la luz no necesita de la lámpara».

    «La llave maestra del dominio de uno mismo, es el olvido de uno mismo».

    «Seamos sabios como el silencio, fuertes como el viento y útiles como la luz».

    «La gloria del hombre es la sabiduría, no la ignorancia. Es la luz, no la oscuridad».

    «Después de todo, ¿por qué ha de tratarse a los extranjeros como si fuesen extraños?»

    «Una persona que hace mucho bien y no habla de ello, está en el camino de la perfección».

    «El individuo que ha realizado un bien insignificante, pero lo magnifica con palabras, vale muy poco».

    «Sólo si uno acepta las peores vicisitudes, no sólo con resignación, sino con aquiescencia radiante, puede obtener la libertad».

    «Sólo el ser humano, por su poder espiritual, ha podido liberarse y elevarse sobre el mundo material y convertirlo en su siervo».

    «Si no estamos felices y contentos en esta estación, ¿a qué otra estación vamos a esperar y a qué otros tiempos vamos a aguardar?»

    «El ser humano debe liberarse de todo prejuicio y de los productos de su propia imaginación, para que pueda investigar la verdad sin obstáculos».

    «La diversidad en la familia humana debería ser causa de amor y armonía, como lo es en la música donde diferentes notas se funden logrando un acorde perfecto».

    «No os contentéis con demostrar amistad sólo con palabras. Dejad que vuestro corazón se encienda con amorosa bondad hacia todos los que se crucen en vuestro camino».

    «Existen dos causas de enfermedad: una es material; la otra, espiritual. Si la enfermedad es del cuerpo, es necesario un remedio material. Si es del alma, un remedio espiritual».

    «¡El amor es ilimitado, sin fronteras, infinito! Las cosas materiales son limitadas, circunscritas, finitas. Nunca podréis expresar adecuadamente el amor infinito con medios finitos».

    «Tratad la enfermedad preferentemente a través de la dieta, absteniéndoos del uso de fármacos. Y, si encontráis lo necesario en una hierba simple, no recurráis a medicamentos compuestos».

    «La Humanidad debe implicarse de lleno en este asunto, y no demorar por más tiempo la modificación de las condiciones que causan la miseria de la tiranía de la pobreza a un gran número de personas».

    «Oriente y Occidente deben unirse para complementarse uno al otro en lo que les falta. Esta unión traerá consigo la verdadera civilización, en la que lo espiritual se expresa y se lleva a cabo en lo material».

    «La guerra se hace para satisfacer la ambición de las personas. Por afán de ganancia material para unos pocos, causando una terrible miseria a innumerables hogares, destrozando los corazones de centenares de hombres y mujeres».

    «Todo edificio se construye con muchas piedras diferentes. Sin embargo, cada una depende de la otra en un grado tal que, si alguna se desplazara, todo el edificio sufriría. Y, si alguna fuese defectuosa, la estructura sería imperfecta».

    «Si yo os amo, no necesito hablaros de mi amor continuamente. Pues, sin necesidad de palabras, lo comprenderéis. Por el contrario, si no os amo, también os daréis cuenta, y no me creeríais, aunque os dijese que os amo con un millón de palabras».

    «El destino final de los hombres es la soledad. Al final, el hombre acaba siempre estando solo ante su destino. Es entonces cuando se empieza a intuir lo que es el miedo».

    Adelbert von Chamisso de Boncourt, pseudónimo de Louis Charles Adelaide de Chamisso: escritor y científico alemán, de origen francés (1781-1838).

    «Sólo una madre sabe lo que quiere decir amar y ser feliz».

    «El reino de la poesía es el reino de la verdad».

    «Nacen nuevos dolores constantemente».

    «Amigos son aquellos extraños seres que nos preguntan cómo estamos y se esperan a oír la contestación».

    «El que fácilmente halaga, fácilmente insultará».

    «Cuando uno se da cuenta de que ha empezado a hacer una tontería, tiene que suspenderla en el acto. Porque aquella traerá consigo dos más y cada una veinte».

    «Al amor propio se le puede herir, pero no matar».

    «Morir por una causa no hace que esta causa sea justa».

    «La vida es un 10 % como la hacemos y un 90 % como la tomamos».

    «Si discutes mucho para probar tu sabiduría, pronto probarás tu ignorancia».

    Addison, Joseph: escritor, político, ensayista, poeta y dramaturgo inglés (1672-1719).

    «Nada que se consiga sin pena y sin trabajo es verdaderamente valioso».

    «La lectura es a la mente lo que el ejercicio al cuerpo».

    «El hombre se distingue de todas las demás criaturas por la facultad de reír».

    «Ninguna cosa hay tan difícil como el arte de hacer agradable un buen consejo».

    «Una mente alegre es la bendición más grande que un hombre puede disfrutar en este mundo».

    «Siempre hay que valorar más lo que se tiene que lo se quiere».

    «Un hombre débil puede luchar y vencer, pero jamás podrá perdonar».

    «La alegría es promotora de la salud».

    «Algunas virtudes solamente son vistas en el dolor, otras en la prosperidad».

    «La modestia no es sólo un adorno, también un defensor de la virtud».

    «La lectura es la herramienta básica para una buena vida».

    «Ninguna opresión durará si está sustentada por la perversión y el exceso de autoridad legal».

    «Los cambios de humor y las contradicciones con nosotros mismos son debilidades de la naturaleza humana».

    «El mundo material es solo la cáscara del Universo. Sus habitantes son el mundo de la vida».

    «Nos estamos volviendo serios. Esto es un paso inmediato hacia ser aburridos».

    «Un buen libro es un regalo precioso que hace el autor a la Humanidad».

    Adler, Alfred: médico, psicólogo, psicoterapeuta y psiquiatra austríaco (1870-1937).

    «Una mentira no tendría ningún sentido, a menos que la verdad no fuera percibida como algo peligroso».

    «En el sueño se revela el problema vital de un individuo en forma simbólica».

    «Es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo con ellos».

    «Todo querer es querer compensar algo».

    «Ser humano significa sentirse inferior».

    «El principal peligro en la vida es que usted puede tomar demasiadas precauciones».

    «Es el patriótico deber de todo hombre el mentir por su país».

    «Fíese sólo de los hechos. La vida sucede en los hechos, no en las palabras».

    «La guerra es la organización de asesinatos y torturas contra nuestros hermanos».

    «Una regla simple para tratar a esas personas que son difíciles es, justamente, recordar que esas personas están tratando de hacer valer su superioridad, y usted debe tratar con ellos desde ese punto de vista».

    «La muerte es realmente una gran bendición para la Humanidad. Sin ella no puede haber un progreso real. Las personas que viven para siempre no sólo obstaculizan y desalentar a los jóvenes, sino que carecen de suficiente estímulo para la creatividad».

    «La experiencia es una de las causas del éxito o fracaso. No sufrimos el impacto de nuestras experiencias, llamadas traumas, sino que las adaptamos a nuestros propósitos».

    «Nuestros estados modernos se preparan para la guerra sin saber siquiera el futuro enemigo».

    «El educador tiene que creer en el potencial de su alumno. Debe emplear toda su arte para transmitir su experiencia a los alumnos».

    «La verdad es a menudo una terrible arma de agresión. Es posible mentir e incluso asesinar con la verdad».

    «No hay tal cosa como el talento. Hay presión».

    «Para todos aquellos que caminan el camino de la cooperación humana, la guerra les debe parecer odiosa e inhumana».

    «La guerra no es la continuación de la política con diferentes medios, sino que es la mayor masa de delitos perpetrados en la comunidad del hombre».

    «Tenemos que interpretar el mal humor como un signo de inferioridad».

    «Cuanto mayor sea el sentimiento de inferioridad que ha experimentado una persona, más poderoso será el impulso de la conquista y más violenta la agitación emocional».

    Alberti, Leon Battista: arquitecto, humanista, músico, matemático, lingüista, poeta, teórico del arte y escritor genovés (1404-1472).

    «El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día».

    «Yo voy a considerar arquitecto a aquel que con método y procedimiento seguro y perfecto sepa proyectar racionalmente y realizar en la práctica, mediante el desplazamiento de las cargas y la acumulación y conjunción de los cuerpos, obras que se acomoden perfectamente a las más importantes necesidades humanas. A tal fin, requiere el conocimiento y dominio de las mejores y más altas disciplinas».

    «Ayer es pasado, mañana no hay certezas. Vive hoy».

    «La muerte es el final inevitable, nunca inútil para los que vivieron mal y nunca nociva para los que vivieron bien».

    «Un hombre puede hacer cualquier cosa, siempre que su voluntad lo acompañe».

    «Aprender nunca es vergonzoso para un maestro cuando las cosas a saber son útiles».

    «La belleza es el ajuste de todas las partes proporcionalmente a fin de que no se pueda sumar, restar o modificar nada sin que ello afecte a la armonía del conjunto».

    «Debemos tomar de la naturaleza lo que pintamos y siempre elegir las más bellas cosas».

    «Cuando investigo y descubro que la fuerza de los cielos y los planetas está dentro de nosotros mismos, entonces sinceramente siento estar viviendo entre los dioses».

    «Llegar a conocer a la naturaleza es empresa sumamente difícil e intrincada».

    «El artista en este contexto social no debe ser un simple artesano, sino un intelectual preparado en todas las disciplinas y en todos los terrenos».

    «La educación es la única estrategia para evitar la transmisión de la pobreza de padres a hijos».

    Alemán y de Enero, Mateo: escritor y novelista sevillano (1547-1614).

    «La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu».

    «Terrible vicio es el juego. Como todas las corrientes de las aguas van a parar al mar, así no hay vicio que no se encuentre en el jugador».

    «Débense buscar los amigos como se buscan los buenos libros. Que no está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; antes en que sean pocos, buenos y bien conocidos».

    «A quien las buenas obras no aprovechan y las tiernas palabras no mueven, las malas le domen con duro y riguroso castigo».

    «El deseo vence al miedo, atropella inconvenientes y allana dificultades».

    «El socorro en la necesidad, aunque sea poco, ayuda mucho».

    «No hay palabra ni pincel que llegue a manifestar amor de padre».

    «La sangre se hereda y el vicio se apega. Quien fuere cual debe, será como tal premiado y no purgará las culpas de sus padres».

    «Suelen decir que el hombre que apetece soledad tiene mucho de dios o de bestia».

    «Debe desear todo hombre vivir para saber, y saber para bien vivir».

    «La soberbia ataca con dos dardos: la ira y la envidia».

    «El alma triste en los gustos llora».

    «Terrible animal son veinte años. No hay batalla tan sangrienta ni tan trabada escaramuza como la que trae la mocedad consigo».

    «No entres donde libremente no puedas salir».

    «El mejor remedio a las injurias es despreciarlas».

    «No ganes enemigos de los que con buen trato puedes hacer amigos, que ningún enemigo es bueno por flaco que sea: de una centelluela se levanta gran fuego».

    «De pequeños principios resultan grandes fines».

    «Con variedad se adorna la Naturaleza».

    «La contraria fortuna hace a los hombres prudentes».

    «No hay maestro como el ejercicio».

    «No hay mujer tan alta que no huelgue ser mirada, aunque el hombre sea muy bajo».

    «Paciencia y sufrimiento quieren las cosas, para que pacíficamente se alcance el fin de ellas».

    «Quien no tiene necesidades propias, mal se acuerda de las ajenas».

    «Siempre los mozos se despeñan tras el gusto presente, sin mirar el daño venidero».

    «Sólo es hermoso lo que agrada».

    «Tengo a mayor delito preciarse del mal que haberlo hecho».

    «Mejor es hombre faltado de dinero, que dinero necesitado de hombre».

    «Libertad. Loada de sabios, deseada de muchos y cantada de poetas, para cuya estimación todo el oro y las riquezas de la tierra es poco precio».

    «Consejo sin remedio es cuerpo sin alma».

    «Es de mayor estimación lo poco que el sabio sabe, que lo mucho que el rico tiene».

    «Es discreción saber disimular lo que no se puede remediar».

    «¿Cuál hay mayor venganza, que poder haberse vengado? Venganza es cobardía y acto femenil; perdón es gloriosa victoria».

    «Hágote saber, si no lo sabes, que es la vergüenza como redes de telajero: si un hilo se quiebra, toda se deshace, por él se va».

    «Las cosas, una vez principiadas, ni se has de olvidar ni dejar, hasta ser acabadas, que es nota de poca prudencia muchos actos comenzados y acabado ninguno».

    «Hallarse uno cargado de obligaciones y sin remedio para socorrerlas hace buscar medios y remedios cómo salir de ellas. La necesidad enseña claros los más oscuros y desiertos caminos».

    «La mujer tiene forma de ángel, corazón de serpiente y mente de asno».

    Allen, James: poeta y escritor filosófico inglés (1864-1912).

    «El hombre reina y la mujer gobierna».

    «Los soñadores son los salvadores del mundo».

    «Aquel que lleva en el corazón una visión maravillosa, un ideal noble, algún día lo realizará».

    «Un hombre no está bien hasta que sea feliz, sano, y próspero. La felicidad, la salud y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre».

    «Hay que tener un objetivo legítimo, útil y dedicarse sin reservas a él».

    «La ley de la cosecha es cosechar más de lo que se siembra. Siembra un acto, y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino».

    «Cuanto más tranquilo haga las cosas un hombre, mayor será su éxito, su influencia, su energía. La tranquilidad de la mente es una de las joyas hermosas de la sabiduría».

    «Desear es obtener. Aspirar es alcanzar».

    «Un hombre es lo que piensa que es».

    «Los buenos pensamientos llevan hacia los buenos frutos».

    «La armonía es un estado cuya expresión espiritual es el amor».

    «Las circunstancias no hacen al hombre: ellas lo revelan».

    «Los hombres están impacientes por mejorar sus circunstancias. Pero, son poco los que están dispuestos a mejorarse. Por lo tanto, siguen estando en las mismas circunstancias».

    «No hay deber más urgente que el de saber ser agradecido».

    «Nuestra vida es nuestro pensamiento. Cuando un hombre cambia sus pensamientos hacia las cosas y las personas, las personas y las cosas cambian».

    «Todo aquello que logran o dejan de lograr en su vida es el resultado directo de sus pensamientos».

    «Hoy estás donde tus pensamientos te han traído. Mañana, estarás donde tus pensamientos te lleven».

    «Desechar la falta de objetivos y las debilidades y comenzar a pensar con propósito, es comenzar a transitar un camino hacia los logros. Quienes hacen que todas las condiciones les sean útiles, piensan en sus objetivos y actúan en forma audaz, los logran».

    «En todos los asuntos humanos hay esfuerzos y hay resultados. La fortaleza del esfuerzo es la medida del resultado».

    «Tus circunstancias pueden no ser de tu agrado. Pero no han de seguir siendo las mismas si concibes un ideal y luchas por alcanzarlo».

    «Para obtener el éxito verdadero hágase estas cuatro preguntas: ¿por qué? ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? ¿Por qué no ahora?»

    «Sólo el hombre sabio, sólo aquel cuyos pensamientos son controlados y unificados, hace que le obedezcan los vientos y las tempestades del espíritu».

    Altamirano, Ignacio Manuel: escritor, abogado, diplomático, periodista, maestro y político mexicano (1834-1893).

    «La envidia es proteiforme. Sus manifestaciones más comunes son la crítica amarga, la sátira, la diatriba, la injuria, la calumnia, la insinuación pérfida, la compasión fingida. Pero su forma más peligrosa es la adulación servil».

    «La ingratitud es el precio del favor inmerecido».

    «La fidelidad y la gratitud son dos flores raras que se encuentran difícilmente».

    «El antagonismo para el hombre de mérito es el combate noble. Para el envidioso es la cruel tortura».

    «El mayor castigo que puede imponerse a la envidia es el desprecio. Hacerle caso es permitirle saborear un síntoma de victoria».

    «Observad a las prostitutas: hablan mal de todas las mujeres. Observad a los malvados: hablan mal de todos los hombres. Es un triste consuelo para estas dos clases de gente».

    «La única ternura inalterable es la que siente el perro hacia su amo. Todavía el hijo suele irritarse contra el padre. Todavía el padre suele maldecir a su hijo. Sólo el perro sufre una paliza de su amo, y llora de amor por él».

    «La envidia es el cáncer del talento. No tener envidia es un privilegio de salud que debe agradecerse a los dioses más que la salud física».

    «La buena educación es como el perfume de las rosas: se percibe desde lejos».

    «Si la culebra pudiese hablar, sería el mayor calumniador del león. Por eso, los hombres reptiles persiguen con su lengua a las almas superiores».

    «Nada hay tan vacío como un cerebro lleno de sí mismo».

    «La envidia es la impotencia irritada por el mérito».

    «El envidioso, a los hombres irritables causa cólera. A los reflexivos, tan sólo inspira lástima».

    «La insolencia es el escudo de la desvergüenza y la fortaleza de la cobardía».

    «La envidia hace sufrir al envidioso más que a los censurados la censura».

    «Los guerreros más valientes han sido siempre los hombres más llenos de cortesía. Y, aun cuando hayan sido insultados, se han mostrado afables».

    «Confesar el mérito de otro es probar que uno lo tiene. Negarlo injustamente, prueba que no pudiendo uno elevarse, pugna por poner a todo el mundo a su nivel».

    «Sólo el amor criminal es más fuerte que el amor maternal, puesto que la adúltera abandona a sus hijos».

    «Un buen consejo a los solteros: no hay que casarse sino con una mujer que sea bastante hermosa para no necesitar dote, o bastante rica para no necesitar belleza».

    «Por más hablador que sea un hombre, siempre, siempre se calla las nueve décimas partes de lo que piensa».

    «La envidia no tiene nunca ni la franqueza de la risa, ni el arrebato de la cólera. No tiene más que sonrisas frías y lágrimas ocultas».

    «El valor es como la desnudez de la mujer: para que cause atractivo es preciso que no se muestre, sino de cuando en cuando. Si sale a la luz a cada rato, pierde su mérito».

    «En una persona desaseada, hasta los pensamientos tienen mal olor».

    «La envidia es una sombra que oscurece el semblante y entristece el espíritu».

    «Para trepar sobre una roca, el reptil se arrastra y el león da un salto. Para llegar al poder, el hombre reptil comienza por humillarse y el hombre león comienza por ser altivo».

    «Es necesario buscar la flor de la amistad sobre la tumba de un perro».

    «La envidia es un buitre que se alimenta de sus propias entrañas».

    «El corazón que despierta tarde cree que despierta a tiempo. Por eso, las mujeres que aman de viejas, aman como jóvenes».

    «Para algunos hombres que hacen gala de ser demócratas, la democracia es una camisa de fuerza».

    «Así como la tierna corteza de un árbol sumergida por mucho tiempo en las aguas de cientos de ríos se petrifica, el corazón humano sumergido en el pesar, al fin se vuelve empedernido».

    «Dominar la cólera tiene más mérito que batirse en duelo por no haberla dominado».

    «El celo, hijo de la desconfianza, es hermano de la credulidad».

    «El que comete un exceso, ebrio de vino, tiene el recurso de disculparse con el vino. Pero quien lo comete ebrio de cólera, no tiene más recurso que la humillación».

    «El que grita estando colérico es tan patán como el que ríe a carcajadas».

    «Sufrir por la libertad es marchar por un sendero de abrojos que sólo se convierte en rosas cuando uno ha pasado».

    «La envidia es al mérito lo que la cobardía al valor».

    «La franqueza áspera produce las más de las veces odio. Pero, la lisonja produce desprecio siempre».

    «La mujer siempre halla motivo para llamarse desgraciada».

    «La voz de la envidia es el pregón de la inferioridad del envidioso».

    «Los amigos íntimos son los que están más próximos a tornarse enemigos acérrimos».

    «Los fatuos son los que menos gozan de las mujeres, pero son los que más las perjudican».

    «Para echar abajo a un león basta herirlo con una bala o con un dardo. Pero, una vez que un reptil se ha enredado en la punta de una roca o al tronco de un árbol, hay que arrancarlo a pedazos. En la política es lo mismo: los ministros orgullosos caen al primer tiro. Los culebras se pegan mucho».

    «No disculparse del exceso cometido en la embriaguez de la cólera es más insensato aún que cometerlo. Es el orgullo sosteniendo la estupidez».

    «Para las mujeres todo es posible».

    «Siempre va más alto el que camina sin remordimientos y sin manchas».

    «Asearse con esmero no es cuestión de opinión política, sino de higiene y educación».

    «Si veis a un hombre que se enfurece contra todo el mundo, abordadle sin cuidado: es un ser inofensivo».

    «Contra el salteador, el pistolero y el ratero, hay la acción criminal. Contra el ladrón literario no hay nada».

    «Creer uno que sabe Historia porque la conoce en los compendios, es querer formarse una idea de la grandeza del mar, al comer una ostra».

    «Decid a los hombres las verdades como dais purgas a los niños. De otro modo, lograreis irritarlos sin corregirlos».

    «El amor y el celo nacen en el mismo huevo x».

    «El celo se espanta con poco y se tranquiliza con menos».

    «El matrimonio es como la moda: todo el mundo habla mal de ella, pero todo el mundo la acepta para sí y su familia».

    «Si los elogios que durante la ausencia se hacen los amigos íntimos fueran a reproducirse en los papeles públicos, habría duelos a muerte todos los días».

    «El placer es débil cuando no se forja en la fragua del deseo».

    «El poder tiene espinas. Pero para algunos gobernantes es sabroso, con todo y ellas, como las sardinas».

    «El poder es duro oficio. Pero para algunos es el único».

    «Que una sociedad civilizada crea en los dogmas inventados por la Humanidad en su infancia, es tan sensato como que una mujer de edad madura llore y ría con las muñecas que creyó vivas cuando estaba mamando».

    «El sueño es la aurora boreal del pensamiento».

    «El valor no consiste en la bilis, ni en la sangre: consiste en la dignidad».

    «En las guerras de Independencia, la fe es lo primero. Pero la acción es lo que hace útil la fe. Sin ella, esta virtud no vale nada».

    «Hay naturalezas nerviosas que se estremecen cuando estalla un cohete y nada sienten cuando truena el cañón. Hay almas que se escandalizan de una falta y no se alarman ante un crimen».

    «Hay partidarios que harían gustosos lo mismo que combaten».

    «Hay viejas que darían su alma por encontrar la fuente de la juventud».

    «La buena educación es la mitad del camino en cualquier negocio».

    «La caballerosidad en amores es un ayuno siempre expuesto a quebrantarse».

    «La coquetería no excluye la virtud. Así como el exterior grave y solemne no excluye el vicio».

    «La diatriba es el pus de una úlcera del alma».

    «La embriaguez de la cólera es más vergonzosa que la embriaguez del vino».

    «La envidia como la ictericia se conoce en el color de los ojos y en el de la piel».

    «La envidia es una furia que se disfraza casi siempre de vieja devota».

    «La inocencia no tiene edad».

    «La vida es una cadena de necedades de las que no es la menor la de no querer hacerlas».

    «Las buenas maneras son los signos masónicos de la decencia en todo el mundo».

    «Las mujeres nunca encuentran inverosímil una lisonja que se les dirige».

    «Las mujeres son como los niños: sólo lloran por sus caídas, cuando las ven».

    «Los hombres que a todo sacan su valentía son como esa gente que tiene mala voz y que anda siempre cantando».

    «Los hombres se extravían. Las mujeres se pierden».

    «Muchas veces consigue el despecho lo que no puede conseguir la súplica».

    «Los ojos, en los cuales no se refleja el cielo de la Patria, son tristes».

    «Nada hay tan armonioso como el elogio que se ha merecido».

    «Nada hay que dé tanto valor como la justicia. La fuerza sólo da un valor artificial».

    «Nada hay tan importante como el acento de la verdad».

    «Nada hay tan lastimoso como una coqueta vieja».

    «Nada hay tan lúgubre como la sonrisa de un viejo verde».

    «No es bueno jurar. Hay poco mérito en hacer una cosa por cumplir un juramento».

    «Para profesar odio a una persona, es preciso, como para amarla, tenerle estimación. A los que no se estima, simplemente se les desprecia».

    «¿Queréis hablar estando poseído de ira? Adoptad el acento de los grandes trágicos y no gritéis. La voz apagada es más terrible y más elegante, si esto último puede decirse».

    «En la tumba de los mártires es donde crecen los laureles de la victoria».

    «En la primavera de la vida, hasta las espinas florecen y hasta las penas tienen un sabor de felicidad».

    Amado Nervo, pseudónimo de Juan Crisóstomo Ruíz de Nervo y Ordaz: escritor, poeta y ensayista mexicano (1870-1919).

    «El signo más evidente de que se ha encontrado la verdad es la paz interior».

    «Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas. Pero ama siempre. No te preocupes de la finalidad de tu amor».

    «Si no te quieren como tú quieres que te quieran, ¿qué importa que te quieran?»

    «Si eres orgulloso conviene que ames la soledad. Los orgullosos siempre se quedan solos».

    «Siempre que haya un vacío en tu vida, llénalo de amor».

    «Busca dentro de ti la solución de todos los problemas. Incluso aquellos que creas más exteriores y materiales».

    «¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo».

    «El cuerpo no es más que un medio de volverse temporalmente visible. Todo nacimiento es una aparición».

    «El amor verdadero hace milagros, porque él mismo es ya el mayor milagro».

    «Si una espina me hiere, me aparto de la espina, pero no la aborrezco».

    «Todas las cosas llegan, le hacen a uno daño y se van».

    «La verdadera grandeza es la que no necesita la humillación de los demás».

    «La mayor parte de los fracasos nos viene por querer adelantar la hora de los éxitos».

    «Yo he vivido porque he soñado mucho».

    «El alma es un vaso que solo se llena con eternidad».

    «Si vivir sólo es soñar, hagamos el bien soñando».

    «Hay algo tan necesario como el pan de cada día: la paz de cada día. La paz sin la cual el mismo pan es amargo».

    «Si nunca has tenido un gran éxito, no sabes lo que vales. El éxito es la piedra de toque de los caracteres».

    «La cordura y el genio son novios. Pero, jamás han podido casarse».

    «El miedo es más injusto que la ira».

    «El miedo no es más que un deseo al revés».

    «La gente cortesana suele ser dura con sus inferiores, porque instintivamente ejerce represalias de las humillaciones perpetuas a que se ve sometida en los palacios».

    «¿Quién no sabe que en México seguimos al pie de la letra el precepto bíblico de alabar a los muertos? A los vivos los elogiamos cuando pueden darnos algo».

    «La vida es como un arca inmensa llena de posibilidades».

    «Las personas nos influyen. Las voces nos conmueven. Los libros nos convencen. Los hechos nos entusiasman».

    «La tristeza es un don del cielo. El pesimismo es una enfermedad del espíritu».

    «Las almas superiores no tienen miedo más que de una cosa: de cometer una injusticia».

    «El temor es una autosugestión más o menos voluntaria de inferioridad».

    «Un proverbio persa dice: no hieras a una mujer ni con el pétalo de una rosa. Pero yo te digo: no la hieras ni con el pensamiento».

    «La cortesía es el más exquisito perfume de la vida, y tiene tal nobleza y generosidad que todos la podemos dar, aún aquellos que nada poseen en el mundo».

    «Veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino. Que si extraje las hieles o la miel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas».

    «La ausencia es un ingrediente que le devuelve al amor el gusto que la costumbre le hizo perder».

    «Resígnate a no haber podido hacer una cosa. Pero nunca a no haberlo intentado, si vale la pena intentarlo».

    «Tuve miedo de amar con locura, de abrir mis heridas, que suelen sangrar, ¡Y no obstante toda mi sed de ternura, cerrando los ojos, la dejé pasar!»

    «Oír con paciencia es a veces mayor caridad que dar. Muchos infelices se van más encantados de la atención con que escuchamos el relato de sus penas, que de nuestro donativo».

    «Vale más errar creyendo, que errar dudando».

    «Dime amigo: ¿la vida es triste o soy triste yo?»

    «Desciende al nivel de tu interlocutor, para no humillarle o desorientarle».

    «La fortuna es como la policía: siempre llega tarde».

    «El que quiere, perdona más».

    «Quienes piden lógica a la vida se olvidan de que es un sueño. Los sueños no tienen lógica. Esperemos a despertar».

    «La felicidad es como las neblinas ligeras: cuando estamos dentro de ellas, no las vemos».

    «Te odio con el odio de la ilusión marchita».

    «El hombre, desde que nace hasta que muere, es una máquina de romper juguetes».

    «No os fieis de quienes dicen que no creen en nada. O son unos pobres de espíritu, o seres incapaces de una sola noble acción».

    «Es para mí una cosa inexplicable por qué se siente uno capaz de ser bueno al sentirse amado».

    «Los celos, como la aprensión de la muerte, son indicios falsos. La infidelidad de una mujer y la última hora llegan siempre cuando menos lo pensamos».

    «La libertad suele ir vestida de harapos. Pero aún así, es muy bella. Más bella que todas las ropas de oro y plata».

    «La condición por excelencia de la felicidad es no pensar en ella».

    «Muchas veces, en muchos casos, es una gran piedad no dar esperanzas».

    «La conciencia del ridículo suele ser más molesta que la conciencia del pecado».

    «Esperanza, nodriza de los tristes».

    «Siempre somos dignos de recibir los bienes en los cuales creemos firmemente».

    «La vida es un relámpago entre dos largas noches».

    «¡La belleza sólo es, pues, un espejismo!»

    «La caridad de los ricos no es más que una forma de remordimiento».

    «Lo que nos hace sufrir nunca es una tontería, puesto que nos hace sufrir».

    «Los coléricos tienen su alma en las manos de los otros».

    «Allá en mis años mozos adiviné del Arte la armonía y el ritmo. Y, pudiendo ser rico, preferí ser poeta. ¿Y después? He sufrido, como todos, y he amado. ¿Mucho? Lo suficiente para ser perdonado».

    «En vano busco en los hondos escondrijos de mi ser para encontrar algún odio: ¡nadie puede herirme ya sino de piedad y amor!»

    «La realidad no es una, es múltiple. ¡Cada hombre tiene su verdad!»

    «Sólo hay tres voces dignas de romper el silencio: la de la poesía, la de la música y la del amor».

    «No es aventurado esperarlo todo. No le cuesta más trabajo a esa corriente formidable de la vida, en que están las causas y los efectos, llenar un ánfora grande que un ánfora pequeña».

    «La llamada aristocracia de la sangre es el parasitismo por excelencia. Es el más inicuo de los parasitismos. Y se comprende que todas las revoluciones hayan tratado de barrerla».

    Amiel, Henri-Fréderic: escritor, poeta, moralista, filósofo y profesor suizo (1821-1881).

    «La crítica convertida en sistema es la negación del conocimiento y de la verdadera estimación de las cosas».

    «Un error es tanto más peligroso cuanta más cantidad de verdad contenga».

    «¿Qué cosa es la locura? Es la ilusión elevada a la segunda potencia».

    «El destino tiene dos maneras de herirnos: negándose a nuestros deseos y cumpliéndolos».

    «Jamás hay que discutir con un superior. Pues se corre el riesgo de tener razón».

    «Mira dos veces para ver lo justo. No mires más que una vez para ver lo bello».

    «La bondad es el principio del tacto. El respeto por los otros es la primera condición para saber vivir».

    «El hombre que pretende verlo todo con claridad antes de decidir, nunca decide».

    «Una manera laboriosa de no ser nada, es serlo todo. De no querer todo, de no querer nada, es quererlo todo».

    «El tiempo no es sino el espacio entre nuestros recuerdos».

    «El hombre se eleva por la inteligencia. Pero no es hombre más que por el corazón».

    «Hacer con facilidad lo que es difícil a los demás: esto es el ingenio. Hacer lo que es imposible a las personas de ingenio: esto es el genio».

    «Dime lo que crees ser y te diré lo que no eres».

    «Vivimos mientras nos renovamos».

    «Cuanto más se ama más se sufre».

    «El respeto mutuo implica la discreción y la reserva hasta en la ternura, y el cuidado de salvaguardar la mayor parte posible de libertad de aquellos con quienes se convive».

    «Sin pasión, el hombre sólo es una fuerza latente que espera una posibilidad, como el pedernal el choque del hierro, para lanzar chispas de luz».

    «El que desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio».

    «La mujer es capaz de negar al sol en pleno día».

    «La verdadera humildad consiste en estar satisfecho».

    «Si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón».

    «El cielo, el infierno y el mundo entero están en nosotros».

    «Toda necesidad se calma y todo vicio crece con la satisfacción».

    «Cuida tu reputación. No por vanidad, sino para no dañar tu obra, y por amor a la verdad».

    «La duda en el amor acaba por hacer dudar de todo».

    «La vida es un aprendizaje de renunciamiento progresivo, de continua limitación de nuestras pretensiones, de nuestras esperanzas, de nuestra fuerza, de nuestra libertad».

    «No niego los derechos de la democracia. Pero no me hago ilusiones respecto al uso que se hará de esos derechos mientras escasee la sabiduría y abunde el orgullo».

    «¿Qué es un espíritu cultivado? Es el que puede mirar las cosas desde muchos puntos de vista».

    «Los grandes hombres son los verdaderos hombres. Los hombres en los cuales la Naturaleza ha llegado a su pleno logro».

    «La vida no es más que un tejido de hábitos».

    «Lo bello es superior a lo sublime, porque es permanente y no sacia. Mientras que lo sublime es relativo, pasajero y violento».

    «Mil cosas avanzan. Novecientas noventa y nueve retroceden. Esto es el progreso».

    «Cuando la voz de un enemigo acusa, el silencio de un amigo condena».

    «Las mujeres desean ser amadas no porque sean bonitas, o buenas o bien educadas o graciosas o inteligentes, sino por ser ellas mismas».

    «Tu cuerpo es templo de la Naturaleza y del espíritu divino. Consérvalo sano. Respétalo, estúdialo, concédele sus derechos».

    «Cuando mi amigo está infeliz, voy a su encuentro. Cuando está feliz, espero que me encuentre».

    «Todo parece cambiar cuando tú cambias».

    «No esperemos a ser buenos y cordiales. Apresurémonos ya desde ahora a alegrar el corazón de nuestros compañeros durante la corta travesía de la vida».

    «El despecho es una cólera que tiene miedo de mostrarse. Es un furor impotente que se da cuenta de su impotencia».

    «Una religión sin misticismo es como una rosa sin perfume».

    «El deber es ser útil, no como se desee, sino como se pueda».

    «La inteligencia es útil para todo, suficiente para nada».

    «Dar la felicidad y hacer el bien. He ahí nuestra ley, nuestra ancla de salvación, nuestro faro, nuestra razón de ser».

    «El hombre que no tiene vida interior es esclavo de su entorno».

    «La sociedad reposa sobre la conciencia. El progreso y la civilización son, ante todo, una cosa moral».

    «Cuando la vida deja de presentarse como una promesa, no por eso deja de ser todavía una tarea».

    «Saber envejecer es la obra maestra de la vida, y una de las cosas más difíciles en el dificilísimo arte de la vida».

    «Se entiende a las mujeres como se entiende el lenguaje de los pájaros: por intuición o de ninguna manera».

    «Temen algunas mujeres la soledad de la viudez. No supieron ver que su vida tampoco fue descifrada por el marido. Y que la verdadera serenidad viene casi siempre del monólogo».

    «Nada se parece tanto al orgullo como el desánimo».

    «El amor es el olvido del yo».

    «Cuesta mucho trabajo que la libertad vuelva a la franca unidad del instinto».

    «El misterio nos asedia. Justamente lo que vemos y hacemos todos los días es lo que oculta la mayor suma de misterios».

    «La divagación es el domingo del pensamiento».

    «La inconstancia lo echa todo a perder: no deja que ninguna semilla germine».

    «Una burbuja de aire en la sangre y una gota de agua en el cerebro bastan para que el hombre se desquicie».

    «Lo inacabado no es nada».

    «La paz de hecho no es la paz de principio».

    «El desánimo es una incredulidad».

    «Nada importa el futuro cuando uno está en paz con su conciencia y tiene su espíritu reconciliado y en orden».

    «Lo que gobierna a los hombres es el miedo a la verdad».

    «Morir desilusionado es la mayor de las aflicciones».

    «El hombre solo entiende lo que está relacionado con algo que ya existe dentro de él».

    «El encanto es una cualidad de los demás que nos hace más satisfechos de nosotros mismos».

    «El orden es poder».

    «La poesía siempre es lo lejano».

    «El sitio donde más florece el optimismo es el manicomio».

    «La Humanidad no comienza con el hombre, sino con el desinterés».

    «No tengas ambición personal. Así te consolarás de vivir o de morir venga lo que venga».

    «El liberalismo se alimenta de abstracciones, puesto que cree posible la libertad sin individuos libres».

    «El alma no encuentra en el crisol de la experiencia, sino el oro que ha vertido en él».

    «El hombre normal no duda ante nada y no sospecha nada».

    «En la vida casi todo proviene de casi nada».

    «Una creencia no es verdadera porque sea útil».

    «El interés por uno mismo no es más que la supervivencia del animal en nosotros. La Humanidad comienza para el hombre con la auto rendición».

    «La acción es sólo el pensamiento condensado, concreto ya, oscuro, inconsciente».

    «El ideal es la anticipación del orden por el espíritu».

    «Hay una moral femenina y una moral masculina como capítulos preparatorios de una moral humana».

    «Vivir es querer sin descanso o restaurar cotidianamente la propia voluntad».

    «Cualquier paisaje es un estado del espíritu».

    «El deber es la necesidad voluntaria, la carta de nobleza del hombre».

    «No puedo contentarme con tener razón yo solo».

    «Nada muestra mejor el carácter de cada cual que su manera de portarse con los necios».

    «Antes de dar un consejo es preciso procurar que se lo acepte, o, más bien, que se lo desee».

    «La esperanza es solo amor a la vida».

    «La destreza ayuda en todo. Pero no basta para nada».

    «Para la acción nada es más útil que la estrechez de pensamiento combinada con fuerza de voluntad».

    «El niño ve lo que somos a través de lo que queremos ser. De ahí viene su reputación de fisonomista».

    «Adular para reinar es la práctica de los cortesanos de todos los despotismos y de los bufones de todos los tiranos».

    «El alma femenina tiene algo de oscuro y misterioso, que se presta a todas las supersticiones y que hace languidecer las emociones viriles».

    «El amor que llama al amor, no oye muchas veces más que su propio eco».

    «Cuanto más vacío está un corazón, tanto más pesa».

    «La gran fineza pedagógica consiste en saber sugerir».

    «Ideal es la esperanza indestructible de lo mejor. La protesta involuntaria contra el presente. El fermento del porvenir. Es lo sobrenatural dentro de nosotros. O, mejor aún. Lo supra animal, la razón y la perfectibilidad».

    Andersen, Hans Christian: escritor y poeta danés (1805-1875).

    «La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas».

    «La prensa es la artillería de la libertad».

    «Viajar es vivir».

    «Disfruta de la vida. Hay mucho tiempo para estar muerto».

    «La mayoría de las personas que caminen detrás de mí serán niños, por lo que mantendré los pasos cortos».

    «Mi vida es una historia hermosa, feliz y llena de incidentes».

    «La vida de una mujer es como una montaña con dos laderas: cuando se llega a la cima por una de ellas, lo más importante es saber bajar por la otra».

    «Sólo podemos aspirar a dejar dos legados duraderos a nuestros hijos: uno, raíces. El otro, alas».

    «La lengua del corazón es universal. Y sólo se necesita sensibilidad para entenderla y para hablarla».

    «Es imposible ocultar el amor en los ojos del que ama».

    Angelus Silesius, pseudónimo de Johann Scheffler: médico, filósofo, teólogo y poeta religioso polaco (1624-1677).

    «Un suspiro dice todo».

    «Tú, noble libertad, quien no se entrega a ti, no sabe qué ama un hombre que ama la libertad».

    «Quién ha escogido el centro por morada, ve de una ojeada lo que está en la periferia».

    «Te nutres de imágenes cuando tú mismo eres imagen. ¿Cómo piensas tú, pues, subsistir?»

    «Si te parece más larga la eternidad que el tiempo, hablas de suplicio, y no de beatitud».

    «Un hombre esencial es como la eternidad, que permanece inalterada por toda exterioridad».

    «El pecador no ve: cuanto más corre y se apresura en su egolatría, tanto más se enceguece».

    «Sé puro, diáfano y firme como un diamante».

    «La eternidad nada sabe de años, días, horas: ¡ay, que aún no haya yo encontrado el centro!»

    «Por cierto, la virtud vive, lo digo sin sutilezas: ama, y así verás que el amor es su vida».

    «Si quieres expresar el ser de la eternidad, debes despojarte antes de todo discurso».

    «Hombre, hazte esencial; pues cuando el mundo perece, la contingencia cesa, la esencia perdura».

    «Amigo, si quieres beber coloca bien tu boca, como un hombre razonable, en la espita del tonel».

    «Quien se allana ante todo, y todo soporta dulcemente, debe ser cordero y león, en un único ser».

    «El hombre que no eleva su espíritu por sobre sí, no es digno de vivir en la condición de hombre».

    «El que no tiene lo que tiene, y todo estima por igual, es pobre en la riqueza, rico en la pobreza».

    «El espíritu de mi espíritu, la esencia de mi esencia, es que yo me he escogido para mí por morada».

    «El mundo no te retiene; tú mismo eres el mundo, que tan duramente en ti te tiene contigo prisionero».

    «La igualdad es un tesoro; si la tienes en el tiempo, tienes el reino de los cielos, y la plena beatitud».

    «¿Qué meditas tan profundamente? La mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, tiene que ser tu alma».

    «¿Quién es un hombre pobre? El que, desorientado y desvalido, no tiene criatura, ni cuerpo, ni alma».

    «La rosa sin un porqué, florece porque florece, no presta atención a ella misma, no se pregunta si uno la ve».

    «¿Qué es lo más noble? Ser igual a sí mismo en todo tiempo».

    «El diablo nada oye más que truenos, crujidos y alboroto; de ahí que puedas con placer aturdirlo a través de la dulzura».

    «La más noble oración se logra cuando el orante se transforma, allá, en lo más íntimo, en aquello delante de lo cual se arrodilla».

    Antoine de Rivarol, pseudónimo de Antoine Rivaroli (Conde de Rivarol): escritor y periodista francés (1753-1801).

    «Lo horrible de este mundo es que buscamos con el mismo ardor el hacernos felices y el impedir que los demás lo sean».

    «La razón se compone de verdades que hay que decir y verdades que hay que callar».

    «Hay personas a las que la fortuna no les procura más que miedo de perderla».

    «La esperanza es un empréstito que se le hace a la felicidad».

    «El gato no nos acaricia, se acaricia contra nosotros».

    «Es necesario tener el apetito del pobre para gozar la fortuna del rico».

    «El ser humano es el único animal capaz de hacer fuego. Esto le ha procurado su dominio sobre la Tierra».

    «Desgraciadamente, hay virtudes que sólo los ricos pueden cultivar».

    «La memoria está siempre a las órdenes del corazón».

    «La preocupación es un juicio que espera las pruebas».

    «Las ideas son capitales que sólo ganan intereses entre las manos del talento».

    «Allí donde la toques, la memoria duele».

    «Dicen que la historia se repite. Lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan».

    «Las opiniones no se deben combatir sino por medio del raciocinio. A las ideas no se las fusila».

    «La envidia que habla y que grita es siempre inhábil. En cambio, se debe temer bastante la que calla».

    «Sólo aquellos que nada esperan del azar son amos del destino».

    Apollinaire Fée, Antoine Laurent: farmacéutico, militar, botánico, micólogo y naturalista francés (1789-1874).

    «Hay dolores que matan. Pero, los hay más crueles: los que nos dejan la vida sin permitirnos jamás gozar de ella».

    «Ante todo, los artistas son hombres que quieren llegar a ser humanos».

    «Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día».

    «La temeridad cambia de nombre cuando obtiene buen éxito. Entonces, pasa por heroísmo».

    «El deber del soldado consiste en marchar cuando se le dice marcha. En pegar cuando se le dice pega. Y en matar cuando se le dice mata, sin preocuparse de saber adónde va, a quién pega y a quién mata».

    «Hay mucha diferencia entre luchar por no morir y luchar por vivir. Entre luchar para salvar la vida y luchar para conservarla».

    «Hay personas que sólo son valientes por la cobardía de los demás».

    «¿Acaso el hombre es una enfermedad del planeta?»

    «¡La Tierra es tan amable! Le haces un poco de cosquillas con el azadón y te sonríe con una cosecha».

    «¿No es curioso que sea el único lugar de trabajo (el laboratorio), cuyo nombre deriva de la palabra latina laborare (trabajar)?»

    Arenal Ponte, Concepción: escritora, periodista, filántropa, socióloga, penalista, activista y política española (1820-1893).

    «Sustituir el amor propio por el amor de los demás es cambiar un insufrible tirano por un buen amigo».

    «El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído».

    «El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea».

    «Todas las cosas son imposibles mientras lo parecen».

    «Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie».

    «Si la honradez no fuera un deber, tendría que ser un cálculo».

    «La moral se esgrime cuando se está en la oposición. La política, cuando se ha obtenido el poder».

    «Lo que hoy es una herejía se suele convertir en la ortodoxia de mañana».

    «Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman: se multiplican».

    «El amor es para el niño como el sol para las flores. No le basta pan, necesita caricias para ser bueno y ser fuerte».

    «Es raro, muy raro, que nadie caiga en el abismo del desengaño sin haberse acercado voluntariamente a la orilla».

    «Cuando no comprendemos una cosa, es preciso declararla absurda o superior a nuestra inteligencia. Generalmente, se adopta la primera determinación».

    «El ruido de las carcajadas pasa. La fuerza de los razonamientos queda».

    «La pasión para el hombre es un torrente. Para la mujer, un abismo».

    «El amor vive más de lo que da que de lo que recibe».

    «El llanto es a veces el modo de expresar las cosas que no pueden decirse con palabras».

    «La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado».

    «La caridad es un deber. La elección de la forma, un derecho».

    «En muchos casos hacemos por vanidad o por miedo lo que haríamos por deber».

    «Los grandes egoístas son el plantel de los grandes malvados».

    «¿Los pobres serían lo que son, si nosotros fuéramos lo que debiéramos ser?»

    «Colectividad que no sabe pensar, no puede vivir».

    «Entre los que son igualmente malos no hay paz si no es la impuesta por el miedo de alguno, que es peor».

    «El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro».

    «Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan».

    «Abrid escuelas y se cerrarán cárceles».

    «Cuanto más se dividen, los obstáculos son más fáciles de vencer».

    «Todo poder cae a impulsos del mal que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un ariete que contribuye a derribarlo».

    «El dolor es la dignidad de la desgracia».

    «No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa».

    «No hay animal tan manso que atado no se irrite».

    «El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio».

    «La compasión, buena siempre, es en muchos casos la celestial precursora de la justicia».

    «La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano».

    «El tedio es una enfermedad del entendimiento que no acontece sino a los ociosos».

    «Todo lo que endurece, desmoraliza».

    «Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas».

    «Absurdo sería pedir al cálculo lo que puede dar la abnegación».

    «La educación de las mujeres hasta aquí podría llamarse, sin mucha violencia: arte de perder el tiempo».

    «El saber no parece obligatorio sino al que ya sabe».

    «La dignidad es el respeto que una persona tiene de sí misma. Quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva despreciable a sus propios ojos».

    «Un hombre aislado se siente débil, y lo es».

    «Caer la primera vez fue inexperiencia. Caer otra vez, estupidez seria».

    «La sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos. Como todos los padres que no educan a los suyos».

    «Pureza no hay más que la primera. Cuando se pierde, se perdió para siempre».

    «Cuando las masas se agitan o se desploman, suele tomarse acta de

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