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Lo maravilloso y el poder: Los presagios de imperio de los emperadores Aureliano y Tácito en la Historia Augusta
Lo maravilloso y el poder: Los presagios de imperio de los emperadores Aureliano y Tácito en la Historia Augusta
Lo maravilloso y el poder: Los presagios de imperio de los emperadores Aureliano y Tácito en la Historia Augusta
Libro electrónico182 páginas2 horas

Lo maravilloso y el poder: Los presagios de imperio de los emperadores Aureliano y Tácito en la Historia Augusta

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Lo maravilloso y el poder analiza toda una serie de historias de naturaleza maravillosa que, según la Historia Augusta, anunciaron el futuro poder de Aureliano y Tácito. Su estudio permite comprobar que nos encontramos ante reflejos deformados y adaptados a la cultura popular de las manifestaciones oficiales del programa ideológico de cada emperador y, en definitiva, ha facilitado la reconstrucción de los procesos y mecanismos de pensamiento de la sociedad romana al enfrentarse a un concepto tan complejo como el del poder imperial.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 nov 2014
ISBN9788437093697
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    Lo maravilloso y el poder - Miguel Requena Jiménez

    EL EMPERADOR AURELIANO, SOL INVICTUS MITHRAS

    Bajo la denominación de auspicia imperii, Flavio Vopisco Siracusano, autor de la vida del emperador Aureliano en la Historia Augusta, relata diez maravillosos fenómenos que copió,según dice, del escritor griego Calícrates de Tiro.

    Calícrates de Tiro, un escritor que aventajaba en erudición al resto de los escritores griegos, dice que su madre fue sacerdotisa del templo del Sol invicto en la aldea donde habitaban su padres. Más aún, dice que poseyó un cierto olfato adivinatorio hasta tal punto que, una vez que reñía a su marido, al mismo tiempo que le censuraba su necedad y bajeza, decía: «Mirad al padre de un emperador». Con ello queda patente que aquella mujer tuvo conocimiento del destino. El mismo autor dice que los auspicios que auguraron el poder imperial a Aureliano fueron éstos: al principio, siendo aún niño, una serpiente se enroscó muchas veces a su palangana y jamás fue posible darla muerte, hasta que al fin su madre, que había contemplado este prodigio, no consintió que la mataran, como si fuera de la casa. Añade, además, que su madre la sacerdotisa, según dicen, confeccionó para su hijo unos juguetes del pequeño manto de púrpura que el emperador de su tiempo había ofrecido al Sol. Agrega también este otro prodigio: «Un águila levantó de la cuna a Aureliano fajado con sus pañales, sin hacerle ningún daño, y luego le colocó en un altar situado junto a un pequeño santuario que por azar se encontraba sin fuego. Este mismo escritor dice que a su madre le nació un novillo de dimensiones sorprendentes y de color blanco, pero con manchas de color púrpura dispuestas de tal manera que formaban en un costado el saludo «ave» y en el otro una corona.

    Recuerdo que he leído en este mismo autor otros muchos prodigios infundados, como por ejemplo asegura que después de nacer Aureliano brotaron en el patio de la casa de esta misma mujer rosas de color púrpura, con olor de rosa pero con pétalos de oro. Después, cuando ya servía en el ejército, le acontecieron también múltiples augurios de que alcanzaría el poder, tal como luego confirmaron los hechos. Efectivamente, cuando entró en Antioquía en un carruaje, porque no podía hacerlo a caballo a causa de una herida, un manto de púrpura que habían extendido en su honor se vino abajo cubriéndole los hombros. Y, como deseaba trasladarse a un caballo, porque entonces estaba mal visto utilizar carruajes en la ciudad, le acercaron un caballo del emperador, y se montó en él pues tenía prisa. Pero, cuando se dio cuenta de dicha circunstancia, se cambió de nuevo al suyo propio. Además, cuando partió a Persia como legado, le regalaron una pátera, como la que el rey de los persas suele ofrecer al emperador, en la que estaba grabado un sol con la misma indumentaria con la que era adorado el Sol del templo en que su madre había sido sacerdotisa. También le regalaron un elefante extraordinario, pero él se lo ofreció al emperador, y así Aureliano fue el único ciudadano particular que poseyó un elefante propio. (S. H. A., Aurelian., IV, 2-7; V, 1-6)1

    Como veremos en las siguientes páginas, el análisis pormenorizado de estos relatos, presentados por la Historia Augusta como presagios de imperio, permite plantear la hipótesis de que en la estructura interna de todos ellos existe un tema común que les da unidad: el intento por vincular desde su nacimiento al emperador Aureliano con el Sol Invicto. Fue Sol Invicto una divinidad de carácter supremo, imperial y total, resultado de su sincretismo con toda una serie de dioses solares como Mitra, Apolo o Júpiter, que a finales del siglo tercero y seguramente por influencia oriental alcanzó destacada importancia en la ideología imperial romana y, especialmente, en el programa político del emperador Aureliano.

    Comprobaremos que partiendo de complejos ritos cultuales de los grupos mitraicos y de conocidas estructuras ideológicas relativas al poder, los omina imperii reflejan perfectamente el contexto histórico, y sobre todo ideológico, del reinado de Aureliano, convirtiéndose así en documentos fundamentales para el historiador de la Antigüedad. Evidentemente, este planteamiento contrasta con las teorias que, como señalamos en la introducción, definen los relatos ominales como una creación erudita tardía a partir de la copia o adaptación de citas literarias anteriores y, por tanto, carentes de significado histórico para el periodo en el que el biógrafo los sitúa.2

    LOS PRESAGIOS DE AURELIANO Y EL SOL

    Como ya comprobamos en los capítulos dedicados a Vespasiano, Antonino Pío, Alejandro Severo y Augusto de El emperador predestinado,3 la posible existencia de una unidad temática o ideológica en una parte o en la totalidad de las historias incluidas bajo la expresión omina imperii, no resulta fácil de captar sino tras un exhaustivo examen de la estructura interna de todos ellos y de cada una de sus particularidades. El caso de Aureliano confirma esta idea, ya que la primera impresión del lector al conocer sus presagios de poder es la de que nos encontramos ante historias con una clara diversidad e independencia en su naturaleza y contenido. Así, resulta difícil asociar relatos tan dispares como, por ejemplo, el que narra que una serpiente se enroscó repetidamente en torno a un barreño de su casa (S. H. A., Aurelian., IV, 4), aquél que cuenta cómo un águila levantó de la cuna a Aureliano y lo colocó sobre un altar (S. H. A., Aurelian., IV, 6) o la no menos increíble historia de que en casa de su madre brotaron rosas de color púrpura con pétalos de oro (S. H. A., Aurelian., V, 1).

    En nuestro intento por establecer alguna vinculación entre todos ellos, sólo tres omina presentan, a primera vista, una clara relación. Nos referimos a aquéllos que narran que la madre de Aureliano era sacerdotisa del templo del Sol Invicto con cierto poder adivinatorio (S. H. A., Aurelian., IV, 2-3), el de que hizo para su hijo unos crepundia del pequeño manto de púrpura que el emperador de su tiempo había ofrecido al Sol (S. H. A., Aurelian., IV, 5) y el que señala cómo en el regalo que recibió cuando partió hacia Persia en calidad de legado (una pátera) aparecía grabado el astro rey con la misma indumentaria con la que era adorado el Sol en el templo en el que su madre había sido sacerdotisa (S. H. A., Aurelian.,V, 5). En los tres presagios la figura y el culto del Sol proporcionan un elemento de relación muy significativo, ya que, como veremos más tarde, el desarrollo del culto solar en época de Aureliano fue uno de los aspectos más característicos de su política

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