El ecofeminismo en Vandana Shiva

Por Silvia López

La humanidad se ha acostumbrado a habitar al borde de un precipicio llamado sexta extinción. La propagación de políticas neoliberales, la consolidación de nuevas formas de colonialismo, la exaltación del consumo ilimitado, la equiparación de violencia y progreso cuestionan la posibilidad misma de sobrevivir. Vandana Shiva, destacada representante del "ecofeminismo", nos alerta: todo ello es fruto de la alianza entre patriarcado y capitalismo.
Su obra profundiza en un aspecto esencial de este sistema: el daño contra la naturaleza corre parejo al daño contra las mujeres, especialmente contra aquellas que viven en comunidades campesinas del llamado Tercer Mundo. Y nos invita a preguntarnos: ¿sobre qué bases toleramos nuestro bienestar y abundancia? ¿Durante cuánto tiempo será posible y con qué costes?
La necesidad de una alternativa es urgente en términos económicos, políticos, ecológicos y de género. Recuperar el principio femenino, repensar la democracia representativa, activar las economías locales, cuidar la Tierra. Lo que Shiva denomina el regreso a lo real: estar bien, vivir bien, cultivando la compasión, la responsabilidad, la solidaridad. Puro pensamiento para la acción.

• Idioma: Español
• Editorial: Dos Bigotes
• Fecha de lanzamiento: 19 oct 2020
• ISBN: 9788412261707

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Introducción

Mujeres que portan luz

Debía de ser cerca del mediodía. Un día cualquiera del año 1977. Un grupo numeroso de mujeres se iba aproximando en silencio a un bosque cercado por técnicos y maquinaria pesada. Bien sabían las mujeres que querían talar el bosque. Y sabían además que derribar esos inmensos árboles suponía eliminar una fuente de sustento: del bosque recogían plantas, frutos, hongos, flores que servían de alimento para sus familias, para los animales que cuidaban. No solo eso. Cuando caían abundantes lluvias, el bosque frenaba cursos de agua sin control. Querían la madera, decían los hombres. La madera era rentable, decían los hombres. Pero ¿el bosque es acaso solo madera?, replicaban las mujeres. El bosque es fuente de vida: por eso es sagrado. El bosque no es un conjunto de árboles: es una parte insustituible que permite la armonía del ecosistema. Si se elimina esa parte, el ecosistema se desestabiliza y, con él, la vida —la supervivencia— de la comunidad que depende de él. ¿Por qué traicionaban esos hombres a su estirpe, la misma que adoraba la divinidad del bosque, la misma que entendía que el bosque era un aliado, un socio en la creación y el mantenimiento de una buena vida? Llegó un momento en que la unidad de medida dejó de ser el bienestar cotidiano para pasar a ser el dinero. Muchos de los hombres de la villa fueron contratados por empresas extranjeras para la explotación del bosque. Sus vecinos, sus maridos, sus hermanos se convirtieron en trabajadores serviles de los intereses occidentales. El problema radicaba en que esos intereses debilitaban las fuentes de riqueza tradicionales de la comunidad: los suelos de cultivo, las fuentes de sustento que la tierra brindaba, los bosques y los terrenos comunales. ¿Por qué dañaban así a la Madre Naturaleza? ¿Por qué participaban en la destrucción de un patrimonio conservado desde antaño y que les proporcionaba todo aquello que les permitía vivir bien? ¿Por qué despreciaban así la palabra de las mujeres, palabra que portaba los intereses comunes, que daba voz al suelo, al agua, a las plantas que los mantenían vivos?

El grupo de mujeres con sus faroles en alto, prendidos, estaba ya llegando al bosque, podían ver de cerca a los hombres que tan bien conocían y que comenzaban a burlarse de ellas. «¿Faroles encendidos en pleno día?», se mofaban. Las mujeres respondieron con su presencia, con su voz, con su gesto: «Si ni siquiera en pleno día podéis ver lo que estáis haciendo, sin duda, necesitáis más luz»¹.

En 1988, Vandana Shiva publica Staying Alive (Abrazar la vida), considerado a día de hoy un texto esencial para conocer el paradigma ecofeminista. No obstante, nuestra autora es clara al afirmar cuál es el objetivo principal del libro: rendir tributo a miles de mujeres indias anónimas que, con perseverancia y paciencia, llevan luchando durante décadas por una vida justa y pacífica (1995: 27; 115). A estas mujeres, muchas veces ignoradas al estudiar los movimientos campesinos en la India, dedica el libro Shiva y deja constancia de su nombre: Mira Behn, Bimla Behn, Sarala Behn, Hima Devi, Shyama Devi y tantas otras que pueblan las páginas de esa obra. Es un ejercicio de genealogía. También una forma de alimentar nuestra esperanza al encarar las luchas cotidianas que consumen nuestro tiempo y, tantas veces, agotan nuestra energía. Tal y como Shiva sostiene, conocer el esfuerzo, la constancia y el tesón de las mujeres que nos han precedido nos ayuda a recordar que «no estamos solas y que no estamos dando los primeros pasos: otras personas caminaron antes» (1995: 115). Formamos parte de una estirpe de mujeres que se han organizado y luchado antes. Mujeres que han portado luz. Que sus faroles permanezcan encendidos a través de la historia depende también de nosotras: de conocer su historia, de transmitir su palabra, de recordar sus nombres, de honrar su legado.

Las mujeres, cuenta Shiva, han sido las protagonistas en la defensa de los bosques, de las tierras de cultivo, de las semillas autóctonas, de las aguas de la comunidad. ¿Por qué? Porque han sido tradicionalmente ellas las encargadas de obtener el sustento que el medio a su alrededor les proporcionaba: alimento, plantas medicinales, aguas limpias, forraje para los animales de granja, materias primas para elaborar aperos y cestas. Las mujeres han sido desde antaño custodias de la naturaleza y, por ello, han atesorado un inmenso caudal de saberes en materia de cuidado del suelo cultivable, del control de plagas, de la elaboración de abonos naturales y de alimentos saludables para su ganado. Y continúa Shiva: conocen de primera mano que el bosque, las aguas, la calidad del aire, el cultivo de sus alimentos, una vida humana apacible y segura no son fragmentos que puedan tratarse por separado. Son hebras de un tapiz común: si una de esas hebras se deteriora, el tapiz entero terminará deshilachándose. Por eso, ante el avance de las destructivas estrategias de las grandes corporaciones occidentales y la devastación natural a su paso, las mujeres se organizan. Shiva nos advierte: las mujeres no son simplemente las víctimas de un sistema violento. Son, ante todo, las protagonistas y líderes de un movimiento organizado que enarbola una alternativa: dejar de destruir la Tierra, la Madre Tierra. Porque la humanidad habita ya en las orillas de una sima llamada sexta extinción.

En 1730, el marajá de Jodhpur (Rajastán, noroeste de la India) tuvo un deseo. Quería ampliar su palacio. Para ello, mandó talar un bosque entero de khejris, unos pequeños árboles que pueden alcanzar gran longevidad y mantenerse incluso en climas áridos por su escasa necesidad de agua. Los hombres al servicio del marajá se encaminaron con sus armas al bosque señalado por su príncipe, un terreno en el que habitaba la comunidad bishnoi. A Amrita Devi, una joven madre, le sorprendió el alboroto y no dudó en acercarse al bosque para saber qué estaba pasando. Allí encontró a los siervos del monarca dispuestos a emprender su labor, hachas en alto. Amrita Devi se interpuso. ¿Qué era aquello? Órdenes de su señor, la decisión de acabar con el bosque no tenía vuelta atrás. Cada vez más personas se arremolinaban alrededor de la indignada Amrita, firme en su convicción. Acabar con aquellos árboles era tan inadmisible que si un árbol caía, ella caería también abrazada a él. Muchos la secundaron. Los siervos no daban crédito. No serían capaces. Amrita se abrazó al tronco de uno de los árboles. Un total de 363 árboles cayeron. Y desde entonces se honra la memoria de 363 mártires bishnoi.

La joven Amrita Devi es recordada como la pionera del movimiento Chipko, un movimiento de abrazo a los árboles amenazados, símbolo de la interconexión, de la alianza, entre la vida del árbol y la vida humana. El abrazo como gesto político: desafiamos vuestro poder. El abrazo como gesto ecológico: abrazamos la vida. El abrazo como símbolo del poder de las mujeres en la comunidad: alzamos la voz unidas.

El movimiento renace en los años setenta del siglo XX, impulsado al principio por Mira Behn (1892-1982), una de las discípulas más cercanas a M. K. Gandhi. Como se cuenta en este volumen, desde los años sesenta la India había sufrido especialmente el impacto de la llamada «revolución verde»: la extensión de políticas económicas y agropecuarias impuestas por grandes multinacionales occidentales en alianza con organismos internacionales y gobiernos locales. ¿Qué significa la revolución verde? Como Shiva analiza en su obra, la extensión de un paradigma que asola el medio natural y recrudece la violencia contra las mujeres. El uso masivo de productos agroquímicos, la imposición de monocultivos, la progresiva destrucción de la biodiversidad, la desertificación, el avance de la desnutrición y las hambrunas, el aumento del desprecio del papel tradicional de las mujeres en sus comunidades. La consolidación de la alianza global entre patriarcado y capitalismo financiero, cimentada por instrumentos provistos por la ciencia moderna: por la ingeniería genética, el análisis masivo de datos (big data), la geoingeniería, la biotecnología.

Es un modelo voraz. Especialmente, de materias primas. Por ejemplo, de madera. Necesaria no solo para la construcción, también para la obtención de resinas y pulpa de papel. Los bosques y selvas, venerados como fuentes de vida, como proveedores de sustento y como equilibradores del ecosistema, comienzan a ser vistos únicamente como el lugar donde las empresas se abastecen de productos.

Las mujeres de Garwhal, región del estado indio de Uttarakhand, empiezan a organizarse. Estaban talando masivamente los bosques de banj, árboles majestuosos que, entre otras cosas, servían de freno a las grandes crecidas del río Ganges.

Se conforma un movimiento organizado de mujeres. Impulsado y sostenido por mujeres. Es lo que Shiva quiere reivindicar: «El movimiento se extendió (…) a través del liderazgo totalmente descentralizado de las mujeres del lugar, conectadas unas a otras horizontalmente sin jerarquías» (1995: 121). Algunos hombres también participaron en Chipko, siempre en calidad de «alumnos y seguidores (…) o mensajeros» (1995: 115). El liderazgo y el aliento provenía de las montañesas, las agricultoras, las silvicultoras que veían su sustento amenazado, que veían su medio herido.

Vandana Shiva (Dehrandun, India, 1952) apunta en su obra que en la Universidad de Ontario, donde se doctoró, aprendió las bases de la física cuántica, pero que las mujeres de Chipko fueron sus verdaderas maestras en lo que se refiere a agroecología y cuidado del medio. No solo eso. También en lo que significa la lucha no violenta y paciente a lo largo de las décadas; la valentía, al exponer continuadamente sus cuerpos en reivindicaciones públicas; los fundamentos éticos de la solidaridad entre las mujeres del medio rural, y del cuidado entre las comunidades y el medio natural. Shiva quiso además honrar la lucha del movimiento Chipko forjando ella misma un legado para las generaciones futuras. A comienzos de los años ochenta, crea en su ciudad natal Navdanya, una organización y una comunidad con múltiples objetivos²: el primero de ellos, la preservación de la agsroecología, de la biodiversidad autóctona y especialmente de las semillas indígenas, en riesgo de desaparición ante la imposición occidental de semillas creadas en los laboratorios de las grandes corporaciones. Navdanya es también un centro de formación, una «Universidad de la Tierra» en la que transmitir los principios que guían la obra de Shiva: sobre todo, la sostenibilidad; pero también la aceptación de cada quien de convertirse en cocreador con la Madre Tierra de una buena vida para todos los miembros de la comunidad. Y finalmente es un espacio de creación y producción de vida: es una granja de producción ecológica.

Vandana Shiva, y el paradigma ecofeminista que defiende, son protagonistas del cuarto volumen de LAS Imprescindibles. Esta autora expresa como pocas la idea inspiradora que guía esta colección: el pensamiento para la acción. Su obra escrita, como analizaremos en este libro, condensa el estudio de aspectos esenciales del contexto en el que vivimos: nuevas formas de colonialismo, el impacto de políticas neoliberales, la extensión de la economía financiera, el alarmante aumento de la desigualdad entre una élite milmillonaria y la mayoría de la población, el debilitamiento de las democracias representativas frente al poder corporativo. Y propone una alternativa que tiene un carácter apremiante: el paradigma ecofeminista. A su vez, Shiva crea y ofrece un legado a partir de esas claves de pensamiento. La fundación de Navdanya, su participación en proyectos pedagógicos, la integración en el movimiento de mujeres son ejemplo de acción inspirada en principios feministas, ecologistas y pacifistas que, al mismo tiempo, son la reivindicación de generaciones de mujeres que han cuidado la Tierra como fuente de vida y nos han legado su conocimiento hasta el día de hoy. En este caso, pensamiento para la acción es también una orientación rebelde frente a los procesos de borrado de la historia, del saber y de la contribución de las mujeres a la conservación de la vida y a la promoción de un paradigma de interconexión y solidaridad. En otras palabras, pensamiento para la acción y genealogía van de la mano.

Qué puedes encontrar en este libro

Este volumen que tienes entre las manos pretende ser una introducción a las bases fundamentales del pensamiento ecofeminista que Vandana Shiva recoge en sus ensayos y transmite con sus actos y su legado. Así, el libro repasa las preguntas principales que atraviesan sus textos y estudia los conceptos que sirven de pilares a los fundamentos que expone. La obra escrita de Shiva se caracteriza por una aproximación multidisciplinar: filosofía de la ciencia, teoría del género, historia, crítica postcolonial, análisis de la economía financiera globalizada o agroecología pueblan las páginas de sus libros e inspiran sus principios, que serán desgranados convenientemente en este volumen. No debemos olvidar, además, que nuestra autora parte de una formación científica: se licenció en Ciencias Físicas en la Universidad de Punjab (India) y se doctoró en Teoría Cuántica en la Universidad de Ontario (Canadá). Estas raíces académicas se detectan en la profundidad de sus explicaciones y en el tipo de vocabulario que usa, especialmente cuando se detiene en el análisis de los fundamentos de la agroecología, cuando estudia los perjuicios de los agroquímicos o cuando expone los peligros o limitaciones de los organismos modificados genéticamente. También en estos puntos nos detendremos con cuidado.

Tal como sucede en el resto de volúmenes de la colección, en cada capítulo cobran protagonismo una o varias preguntas que son centrales en los planteamientos de la autora que estamos estudiando y, a partir de ellas, se aborda el análisis de los conceptos esenciales que acompañan esas cuestiones. Veámoslo más despacio para el caso de este volumen.

El capítulo primero presenta el problema-raíz que la obra de Vandana Shiva aborda: la consolidación del patriarcado capitalista, o, expresado de otro modo, la alianza que en un momento de la historia trama un capitalismo incipiente con el patriarcado tradicional, y las nuevas manifestaciones de esta alianza que pueden