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Convertir la maldición en bendición: Job
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Convertir la maldición en bendición: Job
Libro electrónico278 páginas5 horas

Convertir la maldición en bendición: Job

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Una de las historias más trágicas y triunfantes en la Escritura es la de Job.  El Dr. Caram describe magistralmente cómo fue probado el justo Job por el Señor para que él pudiera ser perfeccionado a un nivel mayor y saliera de esta prueba purificado como el oro.  Usted será desafiado y animado mientras lee este estudio de la vida de Job y vea cómo el Señor utiliza nuestras pruebas y tribulaciones para purificar nuestra vida y podamos así recibir la doble porción de Sus bendiciones.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jun 2020
ISBN9781596656284
Convertir la maldición en bendición: Job

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    Convertir la maldición en bendición - Dr. Paul G. Caram

    CONVERTIR

    LA MALDICIÓN

    EN BENDICIÓN

    El mensaje de triunfo del Libro de Job

    por el Dr. Paul G. Caram

    Contendiendo con las tensiones de la vida

    Entendiendo los beneficios de la adversidad

    Pasando las pruebas a fin de derrotar a Satanás

    Preparándonos para gobernar y reinar con Cristo

    Título original:Turning the Curse into a Blessing: Job

    Versión 2.0 en inglés

    Duodécima impresión 2017

    Título en español:

    CONVERTIR LA MALDICIÓN EN BENDICIÓN

    Versión 2.1 revisada en julio 2022

    Publicado por Zion Christian Publishers.

    Libro de texto de Zion Christian University.

    Usado con permiso. Todos los derechos reservados.

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en

    manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

    A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia,

    versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas

    Traducido por Lorena Torres

    Edición: Marlene Zacapa

    Publicado en formato e-book en 2022

    En los Estados Unidos de América.

    ISBN versión electrónica (E-book) 1-59665-628-X

    Para obtener más información comuníquese a:

    Zion Christian Publishers

    Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

    P.O. Box 70

    Waverly, NY 14892

    Tel: (607) 565-2801

    Llamada sin costo: 1-877-768-7466

    Fax: (607) 565-3329

    www.zcpublishers.com

    www.zionfellowship.org

    "Y Jehová tu Dios te convirtió la

    maldición en bendición, porque

    Jehová tu Dios te amaba".

    (Deuteronomio 23:5)

    DEDICATORIA

    cover.jpg

    CONVERTIR LA MALDICIÓN EN BENDICIÓN – INTRODUCCIÓN

    El problema es nuestro siervo

    ¡Dios ha ordenado que el problema sea nuestro siervo! A decir verdad, entre más intenso y tenaz sea el trabajo del enemigo, más nos empuja a la cima, al trono. Dios puede darle un rotundo giro a las contrariedades que nos acosan, a las injusticias, a las dolorosas demoras e incluso a los traumas de la niñez, para que obren en nuestro favor. Muchas veces el problema es un regalo que Dios nos hace. Es un sagrado tesoro. Así sucedió en la vida de José. Todas las crueldades que sus hermanos mayores cometieron contra él, lo empujaron hacia el trono de Egipto. Lo mismo ocurrió en la vida de Job. Todos sus problemas culminaron en una doble porción y en honra eterna. El problema existe para ser nuestro siervo. Cuando Dios se complace en nosotros, es capaz de volver la maldición en bendición (Neh. 13:2b).

    Maldita será la tierra por tu causa

    Cuando el hombre cayó, Dios tuvo que pronunciar la maldición que sería un freno para la naturaleza caída (Gn. 3:16-19; 5:29). La maldición fue una obra de la misericordia de Dios para con el hombre caído, siendo las implicaciones: dolor, ardua labor y gran adversidad. Dios sabe lo que el hombre perverso es capaz de hacer si no se le mantiene controlado (Ec. 8:11; Sal. 73:3-6; Ez. 22:8).

    Una vez que la maldición ha realizado toda su obra, Dios la quita (Ap. 22:3). A veces Dios permite que en nuestra vida haya un aguijón o problema recurrente hasta que se realiza una determinada obra de gracia, o que una rebeldía deja de ser, entonces, lo quita. Este fue el caso en la vida de Job. Pablo también necesitaba un aguijón que lo mantuviera en la carrera (2 Co.12:6-9). Al igual que una perla se forma por irritación, Dios prolonga a veces una circunstancia agravante con el fin de desarrollar algo hermoso en nuestras vidas.

    Desde la transgresión en el huerto del Edén, Dios ha tenido que trabajar por medio de los fracasos del hombre e ingeniarse otro plan para la raza humana. El día en que el hombre transgredió, eligió una senda difícil (Pr.13:15). Dios tuvo que reorientar al hombre después de la caída, y desde entonces, el camino nunca ha sido fácil. La maldición imputada en Génesis 3:16-19 tiene cuatro objetivos principales:

    1. Restringir la naturaleza caída general.

    2. Mantener al hombre en su curso.

    3. Instruir al hombre en cuanto a Dios y Sus sendas.

    4. Destruir con muerte la naturaleza caída, para que el hombre se levante incorruptible y sin pecado.

    El problema es una oportunidad de obtener nueva gracia

    Por cuanto el hombre cayó debido a la desobediencia, Dios tuvo que maldecir la tierra por su causa. Sin embargo, la maldición (con todas sus penas y angustias) crea una oportunidad para que Dios produzca cualidades divinas en el hombre. Misericordia, longanimidad, mansedumbre, amor verdadero, fe, lealtad, paciencia, y muchas otras virtudes se desarrollan gracias a la adversidad. Es necesario que el hombre padezca, se entristezca, se fatigue y sea oprimido. El mismo hecho de que el hombre pueda morir es obra de la misericordia divina, ya que con la muerte se destruye la naturaleza del pecado que reside en los miembros del cuerpo y, por consiguiente, podemos resucitar con un cuerpo sin pecado. Sin embargo, debemos tener cuidado de no morir prematuramente. Dios usa la maldición para finalmente bendecirnos. Cuando un problema o un enemigo ha cumplido su misión, Dios nos libera de él.

    El propósito del problema

    Nacimos para ser probados (Job 7:17-18). Dios ha fijado Su corazón en el hombre y está probándolo a toda hora. El problema tiene una forma misteriosa de revelar quiénes somos y cuáles son nuestras deficiencias. El aprobar o reprobar nuestras pruebas indica la posición que tendremos en el Cielo por toda la eternidad. Muchas veces no nos damos cuenta de que estamos siendo probados. Por eso, debemos estar más conscientes de que nos observan. Somos espectáculo para hombres y ángeles. Estamos sometidos al escrutinio de principados, de potestades y del mundo, pero sobre todo del Señor mismo.

    Dios nos somete a prueba:

    • Para ver de qué estamos hechos.

    • Para ver qué nos motiva a hacer las cosas, y qué deficiencias tenemos.

    • Para ver si Dios es la Prioridad en nuestras vidas (Gn. 22:1-2; Job 1:8-12; Dt.13:1-3).

    • Para ver si somos dignos de las promesas de Dios y leales a las verdades que nos ha confiado.

    • Para ver si somos capaces de recibir el poder que le hemos pedido a Dios, (entre más grande es el poder que anhelemos recibir de Dios, mayores serán las pruebas).

    • Para ver si somos dignos de ocupar las posiciones de las que Satanás y sus seguidores están destituidos.

    • Para ver si calificamos para ser Su Esposa y estar en las Bodas (Ap.19:9)

    • Para ver si calificamos para estar en la Primera Resurrección, juzgar a los ángeles y gobernar y reinar con Cristo.

    • Para ver si estamos sirviendo a Dios solo para obtener bendiciones y prestigio, o simplemente por amor a Él.

    • Para hacernos más rectos y santos.

    • Para darle a nuestras vidas una mayor revelación del Señor.

    • Para bendecir nuestro postrer estado, para exaltarnos y para darnos un nombre eterno.

    • Para dar a nuestras vidas nueva gracia al estar en un nuevo sitio de humillación (la gracia le es dada a los humildes).

    • Para proporcionarle a Dios una respuesta que Él les pueda dar a Sus adversarios (Pr. 27:11; Sal.119:42).

    A la Iglesia de hoy se le ha dado un concepto equivocado de la vida y de los problemas

    Fuimos creados para Dios. Dios no fue creado para nosotros. Fuimos hechos para servir a Dios, no es Dios el que debe servirnos. En vez de decirle a Dios lo que nosotros queremos, debemos preguntarle qué es lo que Él quiere. Desafortunadamente, gran parte del evangelio que se predica en la actualidad está produciendo en la Iglesia un espíritu egocéntrico y mezquino; siendo un evangelio de una actitud de aquello que Dios puede hacer por mí. "¿Qué hay en esto para mi provecho? ¿Cuál es el mínimo de sacrificio necesario para que yo reciba el máximo beneficio?". Estos son síntomas de lo que denominamos: un cristianismo por conveniencia.

    La salida más rápida de las dificultades y poco interés en cambiar

    El evangelio de hoy de lo que Dios me puede dar a mí se predica desde muchos púlpitos. Usa a Dios como medio de satisfacer las necesidades y los anhelos de las personas, a la vez que produce poco interés en hacer la voluntad de Dios y en tener un corazón transformado. Es una propuesta de recibir algo a cambio de nada. Ofrece perdón gratuito (liberación de la culpa), beneficios médicos gratuitos (sanidad divina), provisión gratuita (liberación de presiones económicas), además de liberación del abatimiento y la tristeza. Y no se equivoque, Dios se deleita en derramar generosamente todos estos dones sobre Su pueblo, para animarlo y socorrerlo en la difícil jornada de la vida. Sin embargo, aunque todos estos son beneficios del evangelio, no son lo primordial.

    No bendiciones temporales, sino una vida transformada

    La intención de Dios no ha sido nunca que Su pueblo acampe en las bendiciones pasajeras. Por el contrario, Él está más interesado en lo que vamos a llegar a ser, y en lo que le permitimos realizar en nuestras vidas. Todo el propósito del cristianismo es transformarnos y hacernos aptos para Él para toda la eternidad. Ya que esto requiere cambio, no siempre es el camino más fácil. Por eso, un evangelio que fomenta el bienestar, la comodidad, la conveniencia, una respuesta pronta y la salida más rápida de toda circunstancia desagradable, no es un verdadero evangelio. Sin embargo, sí es un evangelio popular.

    El propósito supremo de la creación se basa en el matrimonio. Dios se propuso formar en la Tierra una Esposa madura, capaz de conocerlo y entenderlo íntimamente (Jer. 9:24). Deseaba alguien compatible, alguien a Su nivel. El Señor busca una Esposa que lo ame no solo por las bendiciones o por lo que pueda conseguir para sí misma, sino ¡por lo que Él es! Y no siendo así, en lugar de tener a una Esposa, Dios tiene a una niña egoísta, egocéntrica e interesada. Precisamente eso es lo que un evangelio superficial produce. Al contrario, un evangelio que revela el costo real de ser un verdadero cristiano, produce una Esposa gloriosa, sin mancha ni arruga.

    La vieja controversia

    Por lo tanto, nos enfrentamos a una controversia que es tan antigua como el mismo hombre. Hace muchos años, Satanás acusaba a Job de servir a Dios solamente por los beneficios. Satanás alegaba: "Job te sirve solo porque le has prosperado; pero, retira todas sus bendiciones y te maldecirá en Tu misma presencia". Realmente, lo que Satanás estaba diciendo era: "Job tiene segundas intenciones. ¡Solo está utilizando a Dios para sus intereses egoístas!" Lamentablemente, la acusación que Satanás le levantó a Job es ciertamente la verdad de algunos creyentes, porque encontramos en Juan 6:26-27 que la multitud seguía a Jesús solamente porque les solucionaba las necesidades físicas. La mayor parte de ellos, al enfrentar las pruebas de la vida, lo abandonaron (Jn. 6:66).

    Triunfar en las pruebas que Satanás reprobó

    Es irónico, pero la acusación de Satanás contra Job fue una denuncia de sí mismo, porque exactamente en ese aspecto había fallado vergonzosamente Satanás (Ro. 2:1). Lucifer servía a Dios siempre y cuando todos le alabaran y se maravillaran de su belleza. Poseía encanto, sabiduría, carisma y habilidades musicales inigualables. En el Cielo, ¡Lucifer era el comentario! ¿Estaba agradecido Lucifer por todas estas cosas? ¡No en absoluto! Lo único que quería era tener más y más para sí.

    Cuando Dios se vio obligado a degradarlo [descenso de categoría] por su locura [vileza] y soberbia, ¿lo lamentó Lucifer? ¿Se arrepintió quizá por el dolor y la vergüenza que le había ocasionado a su Señor? ¡No en absoluto! Lo único que lamentó fue el haber perdido su posición, poder y alabanza. Es evidente que solo servía a Dios por las bendiciones; porque cuando Dios se las quitó, ¡maldijo a Dios en Su misma presencia!. Por lo tanto, debemos hacerle frente a este hecho: si queremos vencer a Satanás, tenemos que triunfar en las pruebas que él reprobó.

    El Señor también sometió a Abraham a prueba (Gn. 22:1-2). ¿Qué era lo primero en su vida, Dios o las promesas y las bendiciones? Cuando Abraham le devolvió voluntariamente su hijo Isaac a Dios, esto no fue solamente un testimonio para Dios, sino también para Satanás. Porque nosotros, como dice Pablo en 1 Corintios 4:9, somos espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres. Satanás y todos los espíritus malignos están examinando atentamente nuestros motivos, buscando ocasión para hallar faltas, porque saben que algunos de nosotros estamos destinados a ocupar sus lugares y a reclamar aquello cuyo derecho ellos perdieron. Por lo tanto, es de suma importancia triunfar en lo que ellos fallaron. De otra manera, no seremos dignos de tomar posesión de lo que ellos perdieron por la rebeldía.

    Una respuesta al que Me agravie

    Proverbios 27:11 exclama: Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, y tendré qué responder al que me agravie. Dios está buscando con diligencia en todo el mundo, un hombre o mujer cuyo corazón sea perfecto para con Él (2 Cr. 16:9). Lo hace por varias razones. Primero, Dios tiene un enemigo que implacablemente acusa a los hermanos de día y de noche (Ap. 12:10). Además, el adversario agravia al Señor mismo. En el primer capítulo del Libro de Job, Satanás alega que nadie sirve al Señor por amor, sino por intereses egoístas.

    Por lo tanto, Job le propinó a Satanás un golpe severo cuando se postró en tierra y adoró al Señor, después de haber perdido todos sus bienes. Con este acto, ¡probó lo equivocado que estaba Satanás! (Job 1:20-22). Pero además, al aprobar esta tremenda prueba, ¡Job le proporcionó a Dios una respuesta para Su adversario! Dios pudo decirle a Satanás: He aquí un hombre que conserva su integridad y sigue adorándome y amándome, ¡aún después de habérsele despojado de todas sus bendiciones!. De esta manera, Job le proporcionó a Dios una respuesta para Satanás, el adversario que lo agraviaba.

    Reaccionar correctamente al daño recibido nos libra del abismo

    Asimismo, la reacción correcta que tuvo Job ante el daño recibido, lo libró de resbalar a un abismo mental y emocional. Casi todas las

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