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RVR 1960 Biblia de Estudio para Mujeres
RVR 1960 Biblia de Estudio para Mujeres
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Libro electrónico6930 páginas103 horas

RVR 1960 Biblia de Estudio para Mujeres

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Información de este libro electrónico

  Biblia de Estudio para Mujeres con comentarios, notas, artículos bíblicos, cita marcadora, concordancia y mapas a todo color.

En la Biblia Reina Valera 1960 de Estudio para mujeres, te unirás a una multitud de mujeres académicamente preparadas en los idiomas originales de la Biblia y apasionadas por la Palabra de Dios. Con ellas te sumergirás de manera íntima y profunda en la Escritura para recibir las herramientas que te ayuden a desentrañar las riquezas y la majestad de Su Palabra, y para encender la pasión para guiar a otros a tu alrededor a que hagan lo mismo.

La Biblia de Estudio para mujeres incluye el texto completo de la Biblia Versión Reina Valera 1960.

Algunas de sus características son:
  • Extensos comentarios en notas; estudios de palabras; respuestas a preguntas difíciles
  • Notas doctrinales; artículos bíblicos sobre la condición de la mujer
  • Perfiles de personajes; aplicaciones Grabado en mi Corazón; extensas introducciones a los libros
  • Páginas de presentación; mapas intercalados con el texto
  • Cuadros y líneas del tiempo; sección de mapas a todo color; concordancia
  • Cinta marcadora, tamaño de letra 9.5 pts; 1,746 páginas; tamaño: 6.13 x 9.25 pulgadas

RVR 1960 Study Bible for Women

Women Study Bible with commentary notes, words studies, biblical womanhood articles, ribbon marker, concordance and full color maps.

In The Study Bible for Women, you’ll join a host of other women, all academically trained in the original languages of the Bible and passionate about God’s Word, for an intimately deep dive into Scripture that will equip you to unlock the riches and majesty of His Word, and ignite a passion to mentor others in your life to do the same.

Features include:
  • Extensive commentary notes; word studies; answers to hard questions
  • Doctrinal notes; biblical womanhood articles; character profiles
  • Written on My Heart applications; extensive book introductions
  • Presentation pages; in-text maps, charts & timelines
  • Full-color maps section and concordance
  • Ribbon marker; font Size 9.5 pts; 1,746 pages; size: 6.13 x 9.25 inches
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 oct 2017
ISBN9781433613869
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    RVR 1960 Biblia de Estudio para Mujeres - Dorothy Kelley Patterson

    RVR 1960 Biblia de Estudio para Mujeres

    © Copyright 2017 por Holman Bible Publishers

    Todos los derechos reservados.

    Derechos internacionales registrados.

    Publicado por Holman Bible Publishers

    Nashville, Tennessee

    El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera 1960; © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Usado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society y puede ser usada solamente bajo licencia.

    Mapas en la sección posterior © 2000 por Holman Bible Publishers

    Todos los derechos reservados.

    Concordancia

    Copyright © 2014 por Holman Bible Publishers

    Edición general de la obra en español: Alicia Güerci Hotton

    Equipo editorial y traducción: Iñaki Colera, Cecilia Romanenghi, Grupo Scribere, Gabriela De Francesco de Colacilli, Analía Pisani, Cristian Franco, Loida Viegas, Rosa Pugliese, Jorge Horacio Güerci.

    Diseño y tipografía: 2k/Denmark

    No se permite la reproducción de esta Biblia (con excepción de citas breves) de ninguna manera ni por ningún medio sin la autorización escrita de Holman Bible Publishers.

    Impreso en China

    1 2 3 4 5 * 20 19 18 17

    RRD

    Introducción a la

    Biblia de estudio para mujeres

    Abrir la Palabra de Dios a las mujeres a través de un estudio detallado de la Escritura preparado por mujeres y para mujeres sobre temas que a ellas les interesan no es, a decir verdad, un fenómeno moderno. Al tratar el tema del orden en la iglesia, el apóstol Pablo inserta un mandato para las mujeres espiritualmente maduras: estas deben enseñarles a aquellas que son nuevas en la fe (Tito 2:3-5). En la era moderna, las mujeres también dedican tiempo y recursos personales para el estudio diligente de la Palabra de Dios y la enseñanza de mujer a mujer.

    La Biblia de estudio para mujeres, junto con los volúmenes del Antiguo y Nuevo Testamento de The Women’s Evangelical Commentary [Comentario evangélico para mujeres], completa una trilogía de herramientas únicas para desentrañar las riquezas de la santa Escritura. Estos tres volúmenes, con lenguaje claro, están preparados principalmente para que las mujeres los utilicen en el estudio personal y su preparación para enseñar. En esta Biblia de estudio, encontrarán guía para develar el claro significado de la Escritura, como así también desafíos oportunos para moldear sus vidas de manera acorde escritos por hermanas en el Señor apasionadas por la enseñanza de mujer a mujer y capacitadas particularmente para explicar las Escrituras. Las mujeres que contribuyeron con estos materiales son un ejemplo de lectura disciplinada de la Palabra de Dios conforme a límites hermenéuticos cuidadosamente definidos con los siguientes resultados:

    una exégesis particular que extrae el significado del texto en lugar de interpretarlo según sus opiniones personales;

    sensibilidad para aplicar la Escritura a necesidades y preguntas propias de las mujeres, sin utilizar una «lente feminista»;

    erudición intuitiva: la unión de un discernimiento intuitivo con la disciplina de la erudición;

    cultivo de amistades tutelares que ofrecen un terreno en común en lugar de polarizaciones en la tarea de comprender y enseñar la Biblia; y

    creatividad para conectar la mente y el corazón, la doctrina y el servicio práctico, los firmes límites bíblicos y las aplicaciones relevantes para la vida.

    La Escritura proporciona todo lo que necesitas para «la vida y la piedad», y la Biblia de estudio para mujeres es la herramienta perfecta para descubrir esta provisión. Sus características especialmente diseñadas le ofrecen a toda mujer que se acerca a la Escritura con un corazón abierto y una mente dispuesta un catalizador para el estudio personal de la Palabra de Dios, así como los recursos para enseñar a otras mujeres a leerla y estudiarla. La introducción a cada uno de los 66 libros de la Biblia responde preguntas directas y básicas sobre el texto, explica su contenido, ofrece buenas razones para que las mujeres lo lean y proporciona una guía para estudiarlo de manera efectiva. Además, se incluye un versículo clave cuidadosamente escogido que refleja uno de los temas del libro, un cronograma que sitúa en la historia a las personas y los principales sucesos, y un bosquejo del contenido que brinda una reseña provechosa y breve de la obra y su estructura. Las notas de estudio ofrecen claridad sobre pasajes difíciles de comprender y resaltan verdades importantes. Además, de principio a fin, se entretejen «hebras» de estudio especializado: explicaciones de doctrinas básicas, perfiles de mujeres de la Biblia, exposiciones relevantes sobre la femineidad bíblica, estudios de palabras provechosos y respuestas a preguntas difíciles que surgen del texto de la Escritura. Al final de cada libro, se encuentra una reflexión para aplicación, celebración, aliento u otros aspectos que permiten que el Espíritu Santo grabe las verdades particulares de ese libro en tu corazón.

    Acércate a la Escritura con un corazón enseñable y dispuesto a escuchar a Dios, responderle en obediencia y encontrar tu lugar en Su historia. La mujer piadosa procurará conformar sus creencias y su conducta a la Escritura en lugar de elegir el versículo que más se adapte a sus deseos personales. La atención a la Palabra de Dios, la disposición a explorar sus profundidades y el anhelo de hallar y disfrutar de la comunión con su divino Autor encenderán tu deseo de convertirte en una mujer sabia cuya vida esté firmemente construida sobre la roca de la obediencia plena al Señor (Mat. 7:24-25). Mi oración es que el Señor conceda a cada una de ustedes que utilizan esta Biblia de estudio un compromiso renovado de su tiempo personal y la determinación a descubrir las riquezas que se encuentran en un estudio serio de la Palabra de Dios, no solo para su provecho personal, sino también para el de las mujeres a quienes les enseñarán, en la medida que la Palabra esté continuamente grabada en sus corazones.

    Comprometida contigo para este viaje a través de la Palabra de Dios,

    CÓMO estudiar LA BIBLIA

    Dorothy Kelley Patterson

    La Escritura puede convertirse en un poderoso y revelador recordatorio para ti de que Dios te habla, actúa, te espera y te ama (2 Ped. 1:19-21). Existen claros requisitos para quien quiere estudiar con seriedad la Palabra de Dios:

    una relación personal con Jesucristo (Juan 16:13);

    una profunda reverencia por la Palabra de Dios (Prov. 1:7);

    una pasión por conocer la Palabra de Dios (2 Tim. 1:12; 3:14-17); y

    una completa dependencia del Espíritu Santo para abrir Su Palabra (Juan 14:26).

    La Biblia es inspirada (gr. theópneustos, lit. ‘divinamente soplado’ o inspirado por Dios, 2 Tim. 3:16); inerrante (sin error); infalible (confiable, en el sentido de que no hará que te desvíes); inmutable (sin las restricciones del tiempo e invariable). El paso primero y primordial para comprender la Escritura es leer sus palabras con un propósito; no al azar, no solo un pasaje, sino todo el consejo de Dios. Antes de embarcarte en el estudio serio de un pasaje en particular, lee la Biblia completa. Comprende su perfecta unidad en torno al gran tema central de la expiación y la redención provistas por el Señor. Esta compilación de 66 libros —todos inspirados por el Espíritu Santo— tiene un propósito en común: reconciliar al hombre con Dios. La Biblia no solo te hace sabia para la salvación (2 Tim. 3:15), sino que sus palabras también te nutren y edifican espiritualmente (2 Tim. 3:16-17).

    ¿Cómo puedo leer toda la Biblia?

    Lee la Biblia de corrido. Puedes comenzar en Génesis y terminar en Apocalipsis. Una de las opciones es leer tres capítulos cada día de la semana y cinco el domingo. Selecciona varios libros al azar o según tu preferencia personal. Comienza y sigue leyendo el pa-norama más amplio de la Biblia como un todo en el período más breve de tiempo, no para prepararte para enseñar, sino para familiarizarte con la Escritura. La lectura no remplaza el estudio disciplinado diario, que es lo único que proporciona un conocimiento básico de todas las partes de la Biblia. Todo el que se atreve a enseñar, nunca debe dejar de aprender.

    Al leer la Biblia para el estudio personal, ten un cuaderno para anotaciones, sin preocuparte por la forma o el estilo. Registra tus reflexiones respecto a las palabras de la Escritura antes de buscar lo que otros han dicho, como en mi nota personal sobre el libro de Miqueas:

    Sin oración, el estudio de la Biblia puede degenerarse y convertirse en la tarea aburrida y monótona de intentar recordar hechos, personas y lugares para almacenar conocimiento mental. Por otra parte, si tu tiempo devocional consta solo de oración, puedes llegar inconscientemente a creer que tienes el visto bueno de Dios para todo lo que quieras. En cambio, combinar el conocimiento que obtengas sobre el orden de la creación de Dios, Su plan de redención y Sus exigencias de santidad para la vida te permitirá alcanzar un diálogo provechoso con Dios.

    ¿Cómo comienzo el estudio personal de la Biblia?

    La formación espiritual o tiempo devocional comienza cuando separamos un momento en particular para el estudio personal de la Biblia; no es un tiempo de preparación para investigar, enseñar o escribir, sino de comunicación con Dios. Reserva ese tiempo y úsalo sabiamente. Una vez que hayas definido el momento y te hayas tomado en serio lo del estudio personal, estarás lista para pasar al texto bíblico. En primer lugar, deberías leer el libro completo —no una, sino varias veces— y, preferentemente, todo de una vez. En lo personal, me concentro en un aspecto diferente del estudio en cada lectura. Por ejemplo, mi primera lectura es para familiarizarme con el contenido general del libro; no escribo notas, sino que subrayo o resalto ideas claves, sin interrumpir la lectura con explicaciones de otros, sino escuchando la dirección y la aplicación del Espíritu. Mi segunda lectura es para determinar las divisiones o la estructura del libro y para anotar en mi cuaderno los temas recurrentes, los términos de interés y los tópicos que se tratan.

    A esta altura, estás lista para leer el libro por secciones y resumir mientras lees, a fin de documentar en oración y con reverencia cómo fluye el mensaje del libro. Al leerlo sin consultar otras fuentes, sino bajo la guía del Espíritu Santo, llegas a tener tu propia comprensión del texto. Al no haber nada que te desvíe, puedes dominar el mensaje general de las palabras en sí.

    ¿Qué debo buscar en esta lectura personal del texto?

    Busca los siguientes elementos:

    El tema principal o más importante.

    Toda lección destacada.

    Versículos para concentrarte y memorizar.

    Personas y lugares importantes: ¿son un modelo a seguir?

    Referencias al mensaje central de la Escritura: Cristo y Su expiación.

    Aplicaciones prácticas para la vida y el trabajo.

    Pensamientos devocionales para meditar.

    El estudio más minucioso de la Escritura es la exégesis versículo por versículo, en la cual avanzas lenta y deliberadamente por el texto, sin tratar de soslayar versículos difíciles:

    Considera pasajes paralelos que expresen el mismo concepto (por ej., «teme a Jehová», como se observa en Prov. 31:30 y en 1 Ped. 3:1-4).

    Fíjate cómo un pasaje arroja luz sobre otro (por ej., comprender el orden creacional en Gén. 2 para explicar la relación entre el hombre y la mujer en el hogar, Ef. 5:21-31, y en la iglesia, 1 Tim. 2:9-15).

    Permite que el significado de un pasaje defina más a fondo otro (por ej., el amor como se define en 1 Cor. 13 y como se amplía en 1 Jn. 3:16).

    Desarrolla principios originales que se modifiquen y expliquen según algún conjunto de circunstancias nuevas (por ej., la relación entre hombres y mujeres claramente establecida a lo largo de generaciones, pero que luego se ha cuestionado debido a cambios culturales y ahora se define a través de una interpretación del igualitarismo en contraposición al complementarianismo).

    Los distintos recursos juegan un papel muy importante en el estudio personal, ya sea para edificación propia o para ayudarte a enseñar a otros. Las herramientas gramaticales pueden ser útiles. Incluye también la evaluación literaria (por ej., el género: historia, parábola, profecía, poesía, epístola o carta). Ten en cuenta el lenguaje figurado (por ej., si la información se presenta de manera directa o si se usa algún recurso simbólico) y el significado de palabras claves (por ej., qué función tienen en la oración, su importancia en el pasaje, otras apariciones de la palabra en la Escritura tal como se muestra en una concordancia). Considera el contexto histórico (identificación del autor, determinación de fecha y lugar en que se escribió el libro, identidad y circunstancias de los receptores y, en especial, determinación de la intención del autor, es decir, lo que quiso decir con lo que escribió).

    ¿Qué clase de textos debo usar?

    Los textos se consiguen fácilmente. Aunque la Biblia es el material de primera mano, la siguiente bibliografía adicional debería estar al alcance de toda mujer para el estudio:

    Encuentra rápidamente los versículos y examina cómo se usan las palabras en toda la Escritura mediante el uso de una concordancia de la Biblia (una versión completa de escritorio).

    La información detallada sobre palabras, personas, lugares y sucesos puede encontrarse en un diccionario bíblico.

    Información general y una breve reseña de los libros de la Biblia se puede encontrar en un manual bíblico.

    Los lugares geográficos, a menudo con una descripción de la historia y la importancia del lugar, se ubican mejor en un atlas bíblico.

    Las traducciones y las paráfrasis de la Biblia son útiles para expresar mejor un pasaje y facilitar su comprensión.

    Una Armonía de los Evangelios es esencial para todo estudio de los cuatro Evangelios.

    Los cuadros y los gráficos son herramientas útiles para organizar y clarificar.

    Los comentarios bíblicos son esenciales para el estudio exegético. Tal vez comiences con el Women’s Evangelical Commentary [Comentario evangélico para mujeres], tanto el volumen del Antiguo como el del Nuevo Testamento (ver bibliografías adicionales al final de cada libro en estos comentarios).

    Una vez que te has abierto camino sistemáticamente en el texto, estás lista para estudiar su contenido teológico. Con un panorama general, puedes comprender mejor cómo fluye el mensaje del autor. La interpretación más precisa siempre se encuentra al comparar un pasaje de la Escritura con otro:

    Los pasajes confusos deben interpretarse a la luz de otros que sean completamente claros.

    Ten cuidado de no intentar construir una doctrina importante en función de uno o varios versículos aislados.

    Entiende las doctrinas mediante la revisión de muchos versículos y secciones de la Escritura.

    Si, según tu perspectiva humana, dos doctrinas parecen contradecirse, acéptalas a ambas, sabiendo que jamás comprenderás la mente de Dios.

    Estudia los pasajes breves a la luz de pasajes más extensos.

    Nota que el Nuevo Testamento ayuda a interpretar el Antiguo Testamento, y viceversa.

    Los principios intemporales se encuentran detrás de las manifestaciones temporales de dichos principios.

    Los pasajes sistemáticos deberían tener prioridad sobre los fortuitos.

    Los pasajes de enseñanza o didácticos clarifican los simbólicos o prácticos.

    Cada parte de la Escritura debe considerarse a la luz de su énfasis general.

    La aplicación es el último paso del estudio de la Escritura, pero todas las lecciones prácticas deben estar gobernadas por los principios disciplinados y probados de la hermenéutica. La Biblia es un libro de principios y no un mero catálogo de soluciones para cada situación. Estos principios se presentan con claridad, pero debes ser sensible al espíritu de la Palabra de Dios, ya que la Escritura no abordará directamente cada tema. La Biblia enfatiza el compromiso interior con una vida de santidad y obediencia a Dios en lugar de una seudoespiritualidad escondida detrás de un consentimiento exterior a todo lo que, a tu entender, parezca relevante. Debes diferenciar entre lo que la Biblia registra (por ej., la esclavitud) y lo que aprueba (por ej., el varón como cabeza del hogar y de la iglesia). Los mandamientos específicos dados a individuos en la Escritura no son necesariamente la voluntad de Dios para ti ni tampoco hace falta una reproducción literal de una situación bíblica para determinar dicha voluntad.

    Sin duda, el estudio personal es el primer paso en la preparación para enseñar la Biblia. Debes descubrir lo que el pasaje dice en verdad y su significado, siguiendo buenos principios hermenéuticos y armonizando el texto con su contexto y con toda la Escritura. Entonces, estarás lista para realizar un bosquejo y preparar una introducción que lleve a tus alumnas al estudio, como así también a una conclusión que las persuada de entrar en acción. Procura que el centro de tu enseñanza desafíe a tu audiencia a pensar y a aplicar la enseñanza de manera práctica en sus vidas.

    La vida cristiana

    Rhonda Harrington Kelley

    ¿Eres cristiana? Cristiano es todo aquel que ha recibido por fe la salvación que Dios ha provisto en Jesucristo. La salvación es necesaria porque todos hemos pecado contra Dios (Rom. 3:23), y esta comienza con el arrepentimiento: dar la espalda al pecado y volverse a Dios, el único con poder para salvar. No puedes ganar la salvación mediante las buenas obras, porque es un regalo de la gracia de Dios que se logró a través de la muerte de Su Hijo Jesucristo (Ef. 2:8-9). Cuando Jesús murió en la cruz, pagó el precio del perdón de todos los pecados (Juan 3:16; Rom. 5:8; 1 Jn. 2:2). Romanos 6:23 afirma: «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». El don gratuito de la salvación —el intercambio de tu pecado por Su justicia— debe aceptarse por la fe (Rom. 10:9-10). Cuando aceptas el regalo de Dios de la salvación, te conviertes en una nueva creación (2 Cor. 5:17). La salvación cambia todo: tu pasado, tu presente y tu futuro:

    La justificación debe considerarse como el sentido pasado de la salvación. Es la declaración de Dios que dice que eres justo mediante la sangre de Cristo (Rom. 4:3-25).

    La santificación es el sentido presente de la salvación, el proceso de crecer en fe y en santidad, ya que has sido apartada por Dios y para Él (1 Cor. 6:11).

    La glorificación es el sentido futuro de la salvación. Es la consumación de la imagen y el carácter de Dios en ti que se dará cuando entres en Su presencia en el cielo (2 Cor. 3:18).

    Si eres creyente en Cristo, se te ha prometido la seguridad de la salvación, pero ¿cómo debe manifestarse en tu vida que eres una «nueva creación»? ¿Qué responsabilidades tienes para mantener una relación vibrante con tu Salvador?

    El comienzo. Tu vida cristiana comienza cuando das la espalda al pecado y, por la fe, recibes la salvación que Dios ha provisto en la crucifixión y resurrección de Su Hijo Jesucristo. En ese momento, el Espíritu Santo entra a morar en ti y comienza de inmediato el proceso de remodelación necesario para que Cristo se vea en todos los aspectos de tu vida. Así como la vida cristiana no empieza cuando naces, cuando te haces miembro de una iglesia o cuando piensas erróneamente que te has ganado la aprobación de Dios por hacer el bien, tampoco continúa sobre la base de quién eres, a quién conoces, a qué iglesia concurres o qué haces. Así como no hay nada que puedas hacer para librarte del pecado y restaurar tu relación con Dios —Jesús se sacrificó a sí mismo para proporcionar el perdón necesario—, tampoco puedes «vivir la vida cristiana» según tus propios términos. Renunciar a la posesión y el control de tu vida para entregárselos a Cristo es solo el comienzo de la transformación total de tu ser.

    La continuación de la historia. A partir de entonces, tu salvación está asegurada. Sin importar lo manchada o arruinada por el pecado que esté tu vida cuando se la confías a Cristo, el perdón es total. No obstante, tienes un enemigo despiadado que está decidido a torcer por todos los medios posibles los planes de renovación de Dios para ti e impedir que les cuentes a otros la buena noticia, el evangelio. Cristo te libra de la adicción al pecado y de la muerte resultante (es decir, de la separación eterna de Dios). Ya no eres esclava del enemigo y no tienes que hacer su voluntad, pero él lucha para convencerte de lo contrario. La Escritura suele hablar de esta guerra en términos de la luz y las tinieblas. El mensaje de Cristo nos dice que: «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1 Jn. 1:5). Al hablarles a cristianos auténticos sobre el cambio en su condición, Efesios 5:8 dice: «Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor»; y ordena: «andad como hijos de luz».

    El Espíritu Santo que siempre está en el creyente da poder para andar «en luz como él [Jesucristo] está en luz» (1 Jn. 1:7a). Vivir la vida cristiana —andar en luz— solo es posible cuando accedemos continuamente a la verdad que Él revela y le permitimos remplazar, cambiar y reacomodar lo que considere adecuado. La verdad se encuentra en la Biblia. El poder para obedecer esa verdad está en el Espíritu Santo. La creyente que tiene la mente llena de la Escritura y cuya voluntad está dirigida por el Espíritu dispone de lo necesario para crecer a la semejanza de Cristo, pero este crecimiento también requiere que permanezcamos conectadas con el cuerpo de Cristo, la iglesia local. La vida cristiana se nutre en tu vida devocional de estudio de la Biblia y oración a solas, pero se expresa en tus relaciones interpersonales, tanto con tus hermanos en Cristo como con los que no creen en Cristo.

    Al final. Hasta que Jesús regrese, la vida física de los creyentes en Cristo terminará, pero no sin esperanza (ver Ef. 2:12-13; 1 Tes. 4:13-14). La resurrección de Jesús valida la promesa de vida eterna para quienes lo siguen. La vida cristiana se vive mejor cuando te-nemos el final (como lo describe la Escritura) en mente (ver 2 Ped. 3), no solo a la espera de la justicia de Dios y de las recompensas por haber perseverado, sino también buscando oportunidades para proclamar el evangelio (ver 1 Ped. 4). Desde la confesión de fe hasta la eternidad, la vida cristiana es un reflejo de Cristo mismo, una extensión de Su obra en el mundo y un testimonio de salvación para los que no son salvos.

    CUADROS DETransliteración

    Tabla de pesos y medidas

    Abreviaturas usadas en

    la Biblia de estudio para mujeres RVR1960

    Génesis

    «En el principio creó Dios...» (1:1a).

    ¿Quién escribió Génesis?

    Aunque Génesis es anónimo, se cree que Moisés registró los sucesos de este libro y de todo el Pentateuco, los cinco primeros libros del AT. El resto del AT se refiere al Pentateuco como «el libro de la ley de Moisés» (Jos. 8:31; 2 Rey. 14:6; Neh. 13:1). El NT también lo menciona como el autor (Mat. 19:8; Luc. 24:27; Juan 5:45-47; Hech. 3:22; Rom. 10: 5; Apoc. 15:3). Jesús no dijo específicamente que Moisés escribió Génesis, pero en aquella época los judíos consideraban el Pentateuco (heb. Toráh, «ley») como una unidad. El Señor afirmó esta verdad (Mat. 19:8; Mar. 7:10; Luc. 16:16-18; Juan 7:19).

    ¿A quién estaba dirigido?

    El libro se escribió inicialmente para la nación de Israel, en especial para la nueva generación que tomaría posesión de la tierra prometida.

    ¿Cuándo se escribió?

    Los sucesos registrados en Génesis abarcan la historia desde la creación hasta la muerte de José, un período de, al menos, 2500 años. Aunque no puede fijarse con exactitud, la fecha de escritura de Génesis debe ubicarse durante la vida de Moisés (aprox. 1525–1405 a.C.). Lo más probable es que haya sido mientras peregrinaban por el desierto, justo antes de que el pueblo entra-ra en la tierra prometida bajo el liderazgo de Josué. Si aceptamos que el éxodo se produjo alrededor del 1445 a.C., se sugiere como una fecha razonable el 1400 a.C., aproximadamente.

    ¿Dónde ocurrieron los eventos?

    Comienza con la creación del universo, y los escenarios se trasladan a través de la historia hasta que la nación de Israel se establece en la región pequeña, pero fértil, del delta del Nilo, en Egipto.

    ¿De qué trata Génesis?

    Dios como Creador. Lo primero que vislumbramos de Dios en la Biblia es que despliega Su poder como Creador de los cielos, la tierra y los seres humanos: hombre y mujer.

    Dios como Redentor. Cuando el pecado entra en el mundo, la naturaleza santa de Dios demanda el castigo por dicho pecado.

    ¿Por qué deben las mujeres leer Génesis?

    El propósito de Génesis es revelar la historia y los principios básicos de la relación de Dios con Su pueblo. Para las mujeres, son de particular importancia los primeros capítulos, donde el orden de la creación se presenta como la base bíblica de lo que significa ser mujer. El relato de su creación defiende su valía y revela el diseño divino de su tarea como «ayuda idónea» del esposo (2:18). Génesis proporciona el fundamento histórico para el resto del Pentateuco y la totalidad de la Biblia. Podrás ver el plan de Dios para redimir a Su pueblo, al hacer un pacto con él. Israel, como pueblo escogido de Dios y del cual saldría el Mesías, «la simiente» de la mujer (3:14-15), fue el canal para Su obra redentora. A lo largo de Génesis, Dios es el Dios que hace y guarda los pactos.

    ¿Cómo leer Génesis?

    Génesis debería leerse como la fuente definitiva de verdad sobre la cual se basan los otros 65 libros del canon. Dios se presenta como el Creador de todo, quien formó al hombre y a la mujer a Su imagen, y les encomendó que gobernaran sobre Su creación. Génesis da testimonio de lo bueno del orden creado y revela por qué el mundo que habitamos está lleno de fallas más que de perfección. El libro, además, dirige nuestra atención hacia el futuro, cuando con seguridad se cumplirán las promesas y las profecías de Dios. Es también el primer libro del Pentateuco, los cinco libros que contienen la Torá o ley de Dios: la instrucción del Señor a Su pueblo para establecer la nación de Israel.

    Génesis es un libro cuidadosamente estructurado. Esta narrativa histórica tiene una sección inicial sobre la creación en sí. A partir de allí, al libro lo divide una frase recurrente (heb. toledot, «historia o genealogía»; por ej., 2:4; 5:1; 6:9; 10:1), la cual marca cambios en el pueblo de Dios a medida que Sus promesas, incluidas en los pactos, se transmiten fielmente de una generación a otra. Podría decirse que Génesis es «la historia detrás» del Dios que atrajo a los israelitas hacia sí como Su pueblo de pacto. El libro también incluye poesía, como el pasaje donde Adán presenta a Eva (2:23) y la descripción de la bendición de Jacob (49:2-27).

    Bosquejo

    La creación (1:1–2:25)

    La caída (3:1-24)

    Las generaciones de Adán (4:1–6:7)

    Las generaciones de Noé (6:8–11:32)

    Las generaciones de Abraham (12:1–25:18)

    El pacto de Dios con Abraham (12:1–13:4)

    La fidelidad de Dios al renovar Su pacto (13:5–17:27)

    La obediencia de Abraham en respuesta al pacto (18:1–25:18)

    Las generaciones de Isaac (25:19–35:29)

    El nacimiento de dos hijos (25:19-34)

    El pacto de Dios con Isaac (26:1-35)

    Dios elige a Jacob (27:1–35:29)

    Las generaciones de Esaú (36:1-43)

    Las generaciones de Jacob y la salvación de Israel (37:1–50:26)

    Se siembra el conflicto (37:1-11)

    La esclavitud de José (37:12-36)

    La fidelidad de Dios hacia José durante su ascenso al poder (38:1–41:57)

    El encuentro de José con sus hermanos (42:1–45:15)

    El viaje de Jacob a Egipto (45:16–48:22)

    La bendición de Jacob a sus descendientes (49:1-28)

    La muerte de Jacob y, posteriormente, la de José (49:29–50:26)

    Génesis 1:8

    La creación

    1

    †† En el principio creó Dios los cielos y la tierra. ² † Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

    ³ Y dijo Dios: Sea la luz;a y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.

    Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos.a Y fue la tarde y la mañana el día segundo.

    a 1.3: 2 Cor. 4.6.

    Título En la Biblia hebrea, cada libro del Pentateuco recibió originalmente su título de la palabra o frase inicial. El título hebreo de este libro es Bereʾshít (‘en el principio’). «Génesis» es una transliteración del título en la LXX (traducción griega del AT), que significa ‘orígenes’ (gr. génesis). «Historia» o «genealogía» (heb. toledot) es la palabra clave asociada a la estructura de Génesis (Gén. 2:4; 5:1; 6:9; 10:1).

    1:1 En el principio implica el comienzo de la existencia y del universo, ambos en su relación con la humanidad. No se refiere a la creación del mundo angélico o espiritual, que está fuera del ámbito del universo físico.

    1:2 Dios creó la tierra desordenada y vacía para poder ordenarla y llenarla. La cubrió con agua para producir, a partir de allí, lo que sería alterado por Su mano. No se piensa que haya «llegado a ser» así o que lo fuera de forma natural; tampoco fue el resultado de una lucha de Dios con las fuerzas del caos. Su obra creadora fue tal como Él la había determinado.

    Estudio DE PALABRAS

    1:1 La palabra hebrea traducida como Dios (heb.ʾelohím) es la forma plural deʾEl (o, estrictamente hablando, de ʾelóah, que en la Biblia se usa solo en poesía), término hebreo y cananeo para un ser divino o sobrenatural. También puede usarse en referencia a lo sobrenatural en general, como los ángeles, los seres de ultratumba (por ej., 1 Sam. 28:13) o los «dioses» de otras naciones (en combinación con un verbo en plural). No obstante, aquí el plural se encuentra acompañado por un verbo en singular, por lo que es intensivo. En hebreo, se trata de un plural de majestad, que sugiere la grandeza de Dios, un ser indescriptiblemente complejo y maravilloso. Aunque es probable que el autor no tuviera en mente una triunidad (como se ve por el uso de una palabra plural con un verbo en singular), el creyente, con la ayuda del Nuevo Testamento, puede deducir ese dato, sugerido por el uso de la forma plural.

    1:1 Creó (heb. baraʾ), solo se utiliza respecto a las obras de Dios e indica siempre la producción de algo nuevo. Aparece en tres ocasiones en este relato: la creación inicial de la materia (1:1), la creación de la vida animal (1:21) y la creación del hombre «a imagen de Dios» (1:27), cada una de las cuales constituye un comienzo específico.

    1:6 La palabra expansión (heb. raqíyaʿ, ‘firmamento’) indica ‘algo pisoteado y batido’. En su forma verbal, la palabra sugiere que algo es ‘hecho fino, como una hoja de metal batida hasta que adquiere su forma’, y que, por lo tanto, es «extendido, expandido». Esto implica que la «expansión» es obra de un artesano (es decir, algo específicamente diseñado y realizado por Dios, y, por consiguiente, con una perfección y durabilidad inherentes, dignas de Él).

    Génesis 1:9

    Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. ¹⁰ Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. ¹¹ † Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. ¹² Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. ¹³ Y fue la tarde y la mañana el día tercero.

    ¹⁴ † Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, ¹⁵ y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. ¹⁶ E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. ¹⁷ Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, ¹⁸ y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. ¹⁹ Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.

    a 1.6-8: 2 Ped. 3.5.

    1:11-12 Se colocan en su lugar la luz, la forma y la diferenciación: los ladrillos que construyen la vida. Dios proporcionó el sustento que requerían los animales y el ser humano. Notar el énfasis en la diversidad de vegetación que produjo: hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él. Al crear plantas con semillas, Dios aseguró su reproducción para brindar sustento a las generaciones venideras.

    1:14-19 A partir del cuarto día, la acción del sol y de la luna determinaron los períodos del día y de la noche. Estas lumbreras marcarían la longitud de días y años. A partir de entonces, las lumbreras celestiales regirían la noción del tiempo y las estaciones. Los días, los meses y los años serían la consecuencia de su actividad y señales de la continua provisión de Dios. Posteriormente, el arco iris se convirtió en la señal divina de esta continuidad para el ser humano (Gén. 8:22; 9:12-17). Es significativo que, durante los primeros tres días, Dios «llamó», y que en el quinto y sexto, los resultados de Su actividad creadora fueron bendecidos para que vivieran y se reprodujeran. Sin embargo, las «lumbreras» no recibieron nombre ni bendición. Dios nos les puso nombres que indicaran el trasfondo de su naturaleza. A diferencia de las plantas y los animales, las lumbreras de los cielos no eran seres vivos ni se encontraban bajo el dominio del hombre. Queda deliberadamente excluida cualquier noción de divinidad o de importancia inherente más que la de ser objetos creados. Esta verdad será relevante cuando Israel se encuentre con naciones que adoran estos cuerpos celestes.

    1:20-23 El quinto día, Dios creó dos categorías de seres vivientes (heb. néfesh jayyah). La palabra néfesh, que quiere decir ‘garganta’ (es decir, la fuente para respirar), desarrolla su significado a ‘la vida interior’ y, así, a ‘criaturas vivientes’. Por lo tanto, la frase más literal sería «criaturas vivientes que tienen vida». Dios creó con Su palabra los grandes monstruos marinos (heb. tannín, ‘criaturas marinas, grandes peces’) y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron (heb. sharáts, ‘pulular, multiplicarse, procrear’; comp. «abundantemente», 9:7; Ex. 1:7) y toda ave para poblar los cielos. El escritor conocía las grandes criaturas del mar. Para muchos, habrán sido aterradoras, pero él sabía que eran criaturas de Dios. Muchos mitos antiguos hablaban de monstruos marinos semidivinos que ocasionaban angustia y caos (y los salmistas usaron las ideas pictóricamente para demostrar el control de Dios sobre la creación; por ej., Sal. 74:13; 148:7), pero su rol aquí no tiene nada que ver con dichos efectos. Fueron creadas por Dios y, por lo tanto, están bajo Su control y voluntad.

    Estudio DE PALABRAS

    1:10 Llamó Dios a lo seco Tierra (heb. ʾérets), palabra que, en un principio, se refiere a toda la tierra, incluyendo las aguas (Gén. 1:1-2). Puede significar «la tierra» en contraste con «los cielos» (1:1; 2:1,4), «la tierra» en paralelo con el mar (Job 11:9) o «tierra» como zona geográfica concreta (2:12-13).

    Génesis 2:4

    La imagen de Dios

    Que el hombre y la mujer hayan sido creados a imagen (heb. tsélem) y semejanza (heb. demút) de Dios confirma que los seres humanos son similares a Él y lo representan como ningún otro integrante de Su creación (1:26-27). ¿En qué se asemejan a Dios? Hay cuatro aspectos clave de características compartidas que ayudan a responder esta pregunta e ilustran exactamente por qué puede separárselos del resto de la creación: moral, espiritual, mental y relacional.

    Comparten el aspecto moral con Dios porque tienen un sentido innato del bien y del mal, además del sentido de responsabilidad. En el ámbito espiritual, la semejanza se encuentra en la parte inmaterial del ser humano que sobrevive a la muerte. La facultad del hombre para usar el razonamiento abstracto y la lógica, además de la conciencia y la capacidad para planificar el futuro, ilustra una agudeza mental que lo separa del resto de la creación. Por último, las relaciones interpersonales entre hombres y mujeres, como la familia y el matrimonio, exhiben un aspecto relacional de Dios que va más allá de lo que cualquier otra especie puede presentar.

    ²⁰ † Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. ²¹ Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. ²² Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. ²³ Y fue la tarde y la mañana el día quinto.

    ²⁴ † Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. ²⁵ E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

    ²⁶ Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,a conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. ²⁷ Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.b ²⁸ Y los bendijo Dios,c y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

    ²⁹ Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. ³⁰ Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. ³¹ Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

    PREGUNTA DIFÍCIL

    Racismo, aborto, eutanasia. ¿Qué dice la Biblia?

    Es importante el concepto de que tanto hombres como mujeres son portadores de la imagen de Dios porque esto indica la dignidad y el valor de cada ser humano (1:26-27). Ninguna persona puede considerarse más parecida al Creador que otra.

    Además, cada vida, sea en las etapas iniciales o en sus últimos días, tiene el mismo valor para Dios. Como creyentes, esto debe animarnos a tener en cuenta dos verdades importantes:

    Debemos proteger la vida en cada etapa. Cualquier agresión contra la vida humana (llámese «aborto» o «eutanasia») ataca el concepto de que la humanidad es portadora de la imagen de Dios, ya que el aborto y la eutanasia afirman que la vida, sea en la etapa embrionaria o en su etapa final, carece de valor. Esta mentira procede del infierno.

    Nunca debes abrazar creencias racistas. Todos los seres humanos (no solo una raza específica) somos creados a imagen de Dios. Cada persona, por igual, lleva la imagen de Dios.

    2

    † Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. ² Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.d ³ Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó,e porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

    El hombre en el huerto de Edén

    †† Éstos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos,

    a 1.26: 1 Cor. 11.7. b 1.27: Mat. 19.4; Mar. 10.6. c 1.27-28: Gén. 5.1-2. d 2.2: Heb. 4.4, 10. e 2.2-3: Ex. 20.11.

    1:24-25 El sexto día de la creación, Dios nuevamente planeó una diversidad de seres vivientes según su especie. Esta diversidad no es un mero accidente, sino el resultado del propósito divino. Notar que Su plan incluyó animales que posteriormente se domesticarían, como así también los «salvajes». Es claro que Dios tiene en mente el bien del ser humano al llenar la tierra de vida animal: desde el ganado hasta todo animal que se arrastra, incluidos los pequeños carroñeros que limpian el mundo. Todos tienen su lugar en la creación divina.

    2:1-3 La descripción del último día cuenta solo con las palabras del escritor. Dios no actúa ni habla. Se describe el día séptimo como la culminación de la obra creadora, cuando acabó Dios [...] la obra que hizo y reposó. Anteriormente, cuando se dice que Dios bendijo, Sus palabras siguientes explicaban esa bendición, pero aquí no aparecen tales palabras. El escritor afirma que Dios bendijo y separó aquel día porque marcaba la finalización de Su obra.

    2:4 Este versículo no es el comienzo del registro de otra creación, sino que reitera y amplía el relato previo, a medida que el énfasis pasa del resumen de toda la actividad creadora de Dios a concentrarse en la creación del hombre y la mujer. Los versículos subsiguientes se ocupan de la provisión específica de Dios para Su creación. El hombre está en el centro del relato. Dicha provisión divina incluía árboles frutales en un lugar escogido, agua abundante, animales que en cierto modo lo acompañarían y, por último, aquella que sería su ayuda idónea.

    Génesis 2:5

    y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.a

    Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. † Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vidab en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. ¹⁰ Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. ¹¹ El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; ¹² y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. ¹³ El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. ¹⁴ Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Éufrates.

    ¹⁵ † Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. ¹⁶ † Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; ¹⁷ mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

    ¹⁸ Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. ¹⁹ † Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nombre.

    La creación de la humanidad

    En Génesis 1–2, se usan cuatro verbos hebreos diferentes para referirse a la actividad creadora de Dios:

    Creó (heb. baraʿ, ‘hacer de la nada’, 1:1) se usa solo para la actividad divina. En el contexto de Gén. 1:1, esta palabra significa ‘hacer de la nada’ (comp. lat.: ex nihilo, ‘de la nada’). Respecto al hombre, a quien Dios hizo «del polvo de la tierra» (2:7), baraʾ significa ‘creó’, en el sentido de ‘fabricar, dar forma o producir’ (1:27; 5:1-2; 6:7).

    Hizo (heb. ʿasáh; 1:7,16,25-26; 2:18) es una palabra común que significa ‘producir, crear, ejecutar’ con materiales preexistentes.

    Formó (heb. yatsár, ‘moldear’, 2:7-8,19, solo estas tres veces en Gén.; comp. Sal. 95:5; 139:16; Isa. 29:16; 43:1,7,21; 44:21,24) se usa para el alfarero o artesano que le da forma a su material según su propósito (comp. 1 Crón. 4:23; Isa. 44:9-12; 45:9; 46:11; 64:8). El escritor usa esta palabra para describir la habilidad de la obra creadora de Dios.

    Otro verbo traducido hizo (heb. banáh, ‘construir con minuciosa planificación’; comp. «hagámonos» y «edificaban», Gén. 11:4-5) aparece por primera vez en la Escritura en 2:22 para describir la «construcción» minuciosa de la mujer.

    El relato de la creación del hombre tiene dos partes. En un sentido, el hombre (heb. ʿadam) proviene de la tierra, fue formado del polvo de la tierra (heb. ʿadamáh) como los animales (2:7,19). El juego de palabras en hebreo en «Adán» recuerda su origen terrenal. Por otro lado, recibió vida mediante el soplo de Dios, que lo puso en contacto con el cielo. Dios sopló en su nariz aliento de vida (v. 7), pero no hizo lo mismo con los animales. Esto demuestra el propósito de que esta nueva vida se considerara única, distinta, que diferencia al hombre del resto de la creación. No es un mero animal; posee algo que proviene directamente de Dios y que confirma la singularidad de haber sido creado a Su imagen (1:26).

    a 2.7: 1 Cor. 15.45. b 2.9: Apoc. 2.7; 22.2, 14.

    2:4-8 Se reitera y se amplía el relato de la creación mientras el énfasis pasa del resumen general de la actividad creadora de Dios a concentrarse en la creación del hombre y la mujer. La frase Jehová Dios (heb. Yahvéh ʾElohím) no es frecuente fuera de los caps. 2 y 3, y solo se encuentra en otra parte del Pentateuco en referencia a Yahvéh como Creador (Ex. 9:30), donde enfatiza que el Elohím de la creación (en alusión al poder trascendente del Creador) es Yahvéh (‘el que es’ o ‘el que hace ser’, ver Ex. 3:14). Yahvéh, el nombre de Dios en los pactos, es un recordatorio de Su relación personal con aquellos que se relacionan adecuadamente con Él.

    2:9 A Dios no solo le preocupa el paladar del hombre, sino también el disfrute estético. El árbol de vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal eran árboles reales en el huerto. Solo este último estaba prohibido, lo que le daba al hombre la responsabilidad de decidir obedecer.

    2:15 Dios le dio trabajo al hombre antes de la caída. «Labrar» encierra la idea de servicio y provisión; «guardar» es indicativo de cuidado y protección. El hombre estaba allí para adorar y obedecer a Dios, y para proteger Su obra.

    2:16-17 Al confiarle esta información a Adán, se le otorgó liderazgo. Ciencia (heb. dáʿat, ‘discernimiento, sabiduría’), derivado del verbo «conocer» (heb. yadáʿ ), no se usa aquí con el sentido de conocimiento intelectual, sino de aprendizaje obtenido por la experiencia. Comer de este árbol prohibido sería un acto de rebelión. El texto no sugiere que el fruto tuviera algo inherentemente malo.

    2:19-20 En la cultura oriental, ponerle nombre a alguien o a algo indica tener autoridad sobre lo nombrado. Hasta este momento, Dios había cumplido esa función, pero a Adán se le encomendó la tarea de ponerles nombre a los animales sobre los cuales tendría dominio.

    Estudio DE PALABRAS

    2:18 Ayuda idónea (heb. ʿézer kenegdó, lit. ‘ayuda que corresponde con lo que está frente a él’) tiene el sentido de una ayuda ‘adecuada’ o ‘comparable’ al hombre. El término ʿézer nunca se usa para describir al hombre en su relación con la mujer. Sin embargo, se utiliza para describir la relación de Dios con la humanidad (Ex. 18:4; Deut. 33:7; Sal. 54:4). No implica superioridad ni inferioridad; no tiene nada que ver con la valía, sino que describe una función. Ayudar a alguien no te hace menos valiosa. En realidad, dicha función sugiere el desarrollo de una relación productiva y cautivadora.

    Génesis 2:25

    ²⁰ Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. ²¹ Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. ²² † Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. ²³ Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. ²⁴ † Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.a ²⁵ Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

    a 2.24: Mat. 19.5; Mar. 10.7-8; 1 Cor. 6.16; Ef. 5.31.

    2:22-23 De la costilla (heb. tseláʿ, ‘costado’; ver Ex. 25:12; 1 Rey. 6:5) que Jehová Dios tomó del hombre, hizo (heb. banáh, ‘construir’) una mujer.Ella fue formada del hombre, lo que indica claramente que es como él: la misma carne y sangre (Gén. 2:23), el mismo valor, y también «a imagen de Dios» (1:27). El varón (heb. ʾish) la llamó Varona (heb. ʾishshá, nombre similar al suyo) y estableció así su relación particular con ella. Este acto de ponerle nombre consolida un vínculo estrecho y revela la condición de autoridad del hombre sobre la mujer. Ella está sujeta a él y, a la vez, es su compañera íntima. Al fin, aquí hay alguien que, como su ayudadora, estará a la par del hombre.

    2:24-25 El pacto matrimonial se formaliza entre un hombre y una mujer en presencia de Dios y de testigos:

    al dejar al padre y a la madre, sin perder los lazos y las responsabilidades familiares naturales y necesarios, pero formando esencialmente una nueva lealtad;

    al unirse el uno al otro mediante un afecto tierno y un compromiso fiel;

    al convertirse en una sola carne; la unión física y la intimidad más exclusiva.

    Maridoy mujer se convierten en uno, unidos en una relación monógama, excluyente e indisoluble, que es más estrecha que cualquier otra y culmina con la unión física de ambos cuerpos.

    FEMINEIDAD

    bíblica

    ¿Estableció Dios distintos roles o funciones para los hombres y las mujeres antes de la caída?

    Los complementarios (que creen que el hombre y la mujer fueron creados iguales en esencia ante Dios, pero con distintos roles o funciones) y los igualitarios (que creen que el hombre y la mujer son iguales en esencia y pueden tener los mismos roles o funciones) difieren ampliamente en su interpretación de la importancia del relato de la creación (Gén. 1–2) respecto a los roles de género. Sin embargo, así como cada miembro de la Trinidad es igual en esencia (cada uno es plenamente Dios), pero tiene una función distinta (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo), los hombres y las mujeres, aunque son iguales como imagen de Dios, tienen diferentes roles asignados por Él. Estas distinciones se revelan de muchas maneras, y algunas incluso antes de la caída. El momento de su establecimiento, según haya sido antes de la caída o como resultado de ella, dividen las aguas en el debate de los géneros.

    Adán fue creado primero; luego, Eva (Gén. 2:7; 1 Tim. 2:13; 1 Cor. 11).

    Eva fue creada como ayuda para Adán (Gén. 2:18,20).

    Adán le puso el nombre a Eva (2:23; 3:20).

    El nombre de Adán se usó en forma genérica para referirse a la raza humana (1:26).

    Adán recibió su autoridad de parte de Dios antes de la creación de Eva (2:15).

    Dios le habló a Adán primero después de la caída (3:9).

    Adán, y no Eva, representa a la raza humana (1 Cor. 15; Rom. 5).

    La maldición distorsionó los roles anteriores, en lugar de introducir otros nuevos (Gén. 3:15-19).

    El orden de la creación fue acogido y aseverado en la redención en Cristo (1 Ped. 3; Ef. 5).

    Que hombres y mujeres tengan distintas funciones no significa que los hombres sean superiores y las mujeres inferiores. La palabra «ayuda» (Gen.

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