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Biblia de Estudio Consejera – Evangelio de Juan: Acogida • Reflexión • Gracia
Biblia de Estudio Consejera – Evangelio de Juan: Acogida • Reflexión • Gracia
Biblia de Estudio Consejera – Evangelio de Juan: Acogida • Reflexión • Gracia
Libro electrónico327 páginas5 horas

Biblia de Estudio Consejera – Evangelio de Juan: Acogida • Reflexión • Gracia

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Información de este libro electrónico

La Biblia Biblia de Estudio Consejera es una edición especial, posiblemente única en el mundo. Un grupo de prestigiosos psicólogos y psiquiatras latinoamericanos cristianos, apoyados por el CPPC (Cuerpo de Psicólogos y Psiquiatras Cristianos) y por la Sociedad Bíblica del Brasil, se dedicaron a la tarea de comentar el contenido terapéutico del texto bíblico, utilizando sus dones y su experiencia profesional para explicar cómo las Sagradas Escrituras promueven nuestra salud física, mental y espiritual. Este volumen sobre el evangelio de Juan es el primer fruto de dicho trabajo, y expresa el deseo y la oración de que el Maravilloso Consejero haga uso de esta edición para dar descanso y alivio a nuestras almas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 jul 2018
ISBN9788531116735
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    Vista previa del libro

    Biblia de Estudio Consejera – Evangelio de Juan - Sociedade Bíblica do Brasil

    Good News Translation. The Therapeutic Bible. Acceptance, Grace, Truth

    Sociedades Bíblicas Unidas es una fraternidad mundial de Sociedades Bíblicas nacionales que sirven en má de 200 países. Su propósito es poner al alcance de cada persona la Biblia completa o parte de ella, en el idioma que pueda leer y entender, y a un precio que pueda pagar. Sociedades Bíblicas Unidas distribuye más de 600 millones de Escrituras cada año. Lo invitamos a participar en este ministerio con sus oraciones y ofrendas. La Sociedad Bíblica de su país, com mucho gusto, le proporcionará más información acerca de sus actividades.

    Biblia de Estudio Consejera – Evangelio de Juan

    © Sociedade Bíblica do Brasil, 2018

    P.O. Box 330 06453-970 Barueri, São Paulo – Brazil

    email: bibliabrasil@sbb.org.br

    All rights reserved

    Texto bíblico

    Dios Habla Hoy

    © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

    All rights reserved

    Presentación

    El libro que usted tiene en sus manos es el primer resultado de un trabajo mucho más amplio. Un grupo de cristianos terapeutas y miembros del CPPC (Cuerpo de Psicólogos y Psiquiatras Cristianos), apoyado por la Sociedad Bíblica del Brasil (SBB), trabaja esforzadamente para identificar y explicar varios elementos que promueven la salud física, mental y espiritual en las Sagradas Escrituras. Como primer objetivo y después de oraciones y experiencias que nos ayudaron mucho, el equipo de redactores y la SBB decidieron concluir el Evangelio de Juan, para continuar luego con otros libros de la Biblia.

    Quedamos satisfechos con este primer resultado y deseamos que Dios bendiga a todos en la lectura del texto bíblico, de los comentarios y de los cuadros explicativos, y que esta obra ayude al lector a crecer en salud, tanto física como emocional y espiritual. También valoraremos las eventuales críticas o sugerencias, para que podamos mejorar nuestro trabajo – al final, nuestro objetivo es cubrir toda la Biblia y ciertamente habrá mucho para perfeccionar en nuestra tarea nada fácil y, sin embargo muy bendecida. Contamos con sus oraciones por el equipo de trabajo y para que la Biblia Consejera sea un instrumento que ofrezca acogida, edificación y gracia de parte de Dios para nuestro pueblo necesitado.

    Jairo Miranda (coordinador del equipo) y

    Karl Kepler (editor de la Biblia Consejera)

    Índice

    Cubierta

    Colofón

    Presentación

    Índice de los cuadros de estudio

    San Juan

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7

    Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19

    Capítulo 20

    Capítulo 21

    Equipo de Redactores

    Índice de los cuadros de estudio

    Juan y el Génesis

    Familia en la familia de Dios

    Antigua alianza y nueva alianza

    Juan Bautista, personalidad profética

    El uso del alcohol

    Los pecados y la salvación en Jesús

    Jesús y la necesidad de la mujer

    Sexualidad, casamiento y espiritualidad

    Provisiones para nuestra necesidad simbólica

    Enfrentando el luto y las pérdidas

    Biología de la resurrección y búsqueda de la muerte

    Evangelio según

    San Juan

    Índice de capítulos

    El Evangelio de Juan está basado en una certeza: Dios vino al mundo en la persona de Jesucristo, al encuentro del ser humano (1.14). Fue una decisión autónoma y libre de Dios. Nadie se lo sugirió, ni se lo ordenó. Ni siquiera el hombre le había pedido auxilio.

    Juan interpreta el nacimiento de Jesús como la base de la fe cristiana. De esta base parten el ministerio, la pasión, la resurrección y la ascensión del Señor.

    Es por esto que el evangelio de Juan tiene su centro en el amor (3.16), revelado como causa de toda la acción divina. El Amor se manifiesta como la acción de aproximarse, cuidar, atender, defender. Psicológicamente este hecho es un poderoso factor de tranquilidad, confianza y esperanza. Hasta se puede decir que el amor de Dios es un poderoso factor antiestrés. Es este amor el que más facilita la integración de la personalidad humana, dándole mayor poder de autoconocimiento, de comunicación, de creatividad y de realización. El fundamento de la acción de Dios no se encuentra en la lógica, sino en el amor activo — en el hecho de que Dios cuida del ser humano al punto de venir a buscarlo por medio de Cristo.

    Entonces el Evangelio de Juan puede llamarse el evangelio de la fe, siendo bien clara esta referencia (11.25-26; 20.30-31). El evangelista no apunta a explicar, sino a creer: a creer en el amor de Dios, que envió a Jesús para salvar al ser humano de la muerte eterna.

    Por lo tanto, la fe es el medio para alcanzar la vida eterna, también llamada vida nueva y abundante. Lo que Dios nos trajo en Cristo no son reglas de vida — como querían los fariseos; ni ideas — como querían los griegos. ¡Dios se da a sí mismo! (14.8-9).

    En Juan vemos con toda claridad que Dios, al entrar en el ambiente humano por medio de Cristo, ofrece apoyo emocional y afectivo a la persona humana más concretamente que todo lo que había hecho antes con los patriarcas y profetas. En verdad, todo lo que Dios hizo con ellos y por medio de ellos era un preludio de lo que hizo en Cristo visible y tangiblemente. Las frases de Jesús en Jn 15.9,13 aclaran esto: Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo… El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos.

    Todo esto forma una bellísima y fuerte base de apoyo psicológico para alejar de nosotros el miedo, la depresión, el pánico, el agotamiento, etc. También muestra que Dios es quien nos da lo mejor para nuestra autoestima en las palabras de Jesús en Jn 15.15: Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Los llamo mis amigos, porque les he dado a conocer todo lo que mi Padre me ha dicho.

    Esto hace resonar el texto de Is 41.8, cuando Dios dice que Israel es "descendiente de Abraham, mi amigo".

    ¡Qué maravilla ser llamado por el mismo Dios "amigo! Pues bien, en el conjunto del Evangelio de Juan vemos claramente que este trato se extiende a todos los que creen en Cristo y lo aman. Esto es una verdadera sanación para el alma, literalmente una psicoterapia".

    En los momentos más oscuros de una depresión, o en el aprieto de la angustia, sentimos en el fondo la necesidad de alguien a quien podamos llamar "amigo". Te invitamos a acompañarnos en la lectura de este relato de la vida y la enseñanza del amigo Jesús, escrito por su discípulo y amigo más cercano: el apóstol Juan.

    San Juan 1

    I. EL HIJO DE DIOS VIENE AL MUNDO. REVELACIÓN Y RESPUESTA

    (1—12)

    Prólogo

    ¹ En el principio ya existía la Palabra; y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.

    1.1 En el principio. Al volvernos a Dios, nos acercamos a alguien mayor, que no es mortal como nosotros, que ya existía antes y que continuará existiendo para siempre, o sea, una base bien sólida donde podemos apoyarnos. Ese eterno Dios entró en contacto con nosotros, y continúa comunicándose, a través de la Palabra que se hizo persona, del Verbo que se hizo carne. Palabra. Se puede apreciar aquí una sabrosa riqueza del texto bíblico, como explica Evaristo Miranda. En griego, palabra o verbo se dice logos, fuente espiritual de la razón, discernimiento, inteligencia y sabiduría. La Palabra de Dios, en hebreo davar, palabra que significa también abeja. Verbo o palabra que nutre como el pan y la miel, alimento luminoso que sustenta al caminante en el desierto. Juan Bautista, el hombre de la palabra inspirada (davar), el profeta, vivía en el desierto (mi-davar) alimentándose de la energía de la abeja, dvorá. Para todos los momentos de la vida, también ahora, podemos ser sustentados por la palabra de Dios, que nos inspira y orienta hacia la presencia de Dios.

    ² Él estaba en el principio con Dios.

    1.2 estaba con Dios. Para presentarnos a Jesús, Juan retoma y amplía el mensaje de Gn 1, donde desde la eternidad, aquel que es la Palabra (el Verbo Divino) ya existía. Estaba con Dios y era Dios. El autor de la vida y luz de los hombres se vincula amorosamente con la humanidad. Viene de la eternidad, aparece en el tiempo humano, se encarna y hace historia con nosotros, llamándonos a acompañarlo en la eternidad futura.

    ³ Por medio de él, Dios hizo todas las cosas; nada de lo que existe fue hecho sin él. ⁴ En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad.

    1.4 fuente de vida. ¿Qué es la vida? ¿Qué es su vida? La respuesta será encontrada en Jesús; él trae luz para nuestro vivir.

    ⁵ Esta luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no han podido apagarla.

    1.5 oscuridad. Hay una especie de lucha cósmica en torno a la persona y la obra de Jesús en la tierra. Desde que el ser humano eligió no creer en Dios, la humanidad con toda la naturaleza vive en una especie de oscuridad y está subyugada por ella hasta la muerte. Jesús fue enviado por Dios para revertir esa situación y hacer posible que la luz de Dios brille definitivamente sobre una humanidad liberada. Juan aquí deja claro que la oscuridad perdió la lucha contra la luz de Jesús.

    Juan y el Génesis

    Leer el cuadro

    ⁶ Hubo un hombre llamado Juan, a quien Dios envió ⁷ como testigo, para que diera testimonio de la luz y para que todos creyeran por lo que él decía. ⁸ Juan no era la luz, sino uno enviado a dar testimonio de la luz. ⁹ La luz verdadera que alumbra a toda la humanidad venía a este mundo.

    ¹⁰ Aquel que es la Palabra estaba en el mundo; y, aunque Dios hizo el mundo por medio de él, los que son del mundo no lo reconocieron.

    1.10-11 no lo recibieron. El excluido: Jesús también pasó por la experiencia de ser despreciado por los que deberían reconocerlo, de no ser aceptado por sus iguales, de que nadie creyera en él.

    ¹¹ Vino a su propio mundo, pero los suyos no lo recibieron. ¹² Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios.

    1.12 lo recibieron. La Palabra o Verbo es la expresión viva de la encarnación y renueva la alianza entre Dios y la humanidad. A partir de la encarnación del Verbo, aquellos que lo recibieron pasaron a formar parte de la familia de Dios. Es como si dijéramos que los hijos de Dios poseen el ADN del Verbo encarnado. Jesús no fue aceptado por la mayoría, sino por algunos que lo recibieron; en ellos sucedió un proceso muy poderoso: fueron transformados en hijos de Dios, porque ellos creyeron en quién es Jesús. Aquí se encuentra la más extraordinaria y necesaria transformación posible para cualquier persona. Nadie se convierte en hijo de Dios por medios naturales, es decir, no se trata de una reencarnación, de nacer nuevamente de una mujer y de un padre humano, sino de otro tipo de nacimiento: acoger a Jesús en lo íntimo y seguirlo rumbo a la gloriosa eternidad. Ver el cuadro: Familia en la familia de Dios

    ¹³ Y son hijos de Dios, no por la naturaleza ni los deseos humanos, sino porque Dios los ha engendrado.

    Familia en la familia de Dios

    Leer el cuadro

    ¹⁴ Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad.

    1.14 se hizo hombre. El Dios amigo y presente en el mundo y en la humanidad es un punto fundamental en el Cristianismo, especialmente recordando que los dioses paganos no se acercaban a los humanos, a no ser para explotarlos y humillarlos. Para los paganos, la divinidad no podía ser amiga, porque si lo fuera no podría ser considerada una divinidad. El Dios judeo-cristiano es amigo, es cercano, pues esa es su característica fundamental; ha venido a vivir a nuestro lado para sentir nuestro drama, nuestros dolores, nuestras confusiones. La Palabra encarnada tenía nuestros mismos sentimientos humanos, tales como: agonía (Lc 22.4); hambre (Mt 4.22); sueño (Mt 8.24); compasión (Mt 9.36); indignación (Mc 3,5); angustia (Jn 12.27); llanto (Jn 11.35); cansancio (Lc 1.35); sed (Jn 19.28); rechazo (Mt 26.69-74; Jn 6.66); y muerte (Jn 19.30). Cuando tú te encuentres con cualquiera de estos sentimientos o de otros parecidos, recuerde que Jesús, el Señor de la vida también los experimentó. y vivió entre nosotros. Literalmente, armó su tienda entre nosotros. Dios vino a vivir con nosotros para que nosotros podamos vivir con él. La idea de vivir con Dios por medio de Jesús es muy fuerte en este libro, especialmente aquí en el principio: Jesús es la casa de Dios presente con nosotros. La pregunta de los discípulos de Juan (v. 38), la referencia a Betel, Casa de Dios, en el v. 51, el Templo como la Casa de mi Padre de la época (2.16) y su sustitución por su cuerpo resucitado (2.21), además de la promesa final de preparar un lugar para sus seguidores en la Casa del Padre (14.2), todo expresa la intención de Dios de sellar una relación íntima y permanente con sus hijos por medio de Jesús. Una relación auténtica, sin dramatizaciones ni ocultamientos, como únicamente quien vive bajo el mismo techo puede experimentar. hemos visto. El eterno Dios, omnipresente desde antes de la creación, se hizo ser humano, visible para nosotros, y sólo así llegó a ser también el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (v. 29), pecado que habita en toda la humanidad desde Adán y Eva. Y hemos visto su gloria. La gloria mayor del Verbo divino no son sus milagros sino su personalidad, su estilo de vida, su modo de relacionarse y los frutos de esa relación en la vida de los que se acercan a él. Sus curaciones fueron tanto del cuerpo como del alma, de las emociones, de la actitud frente a la vida: esto fue lo que más marcó a todos los que fueron curados. Ésa es su gloria: cambiar el alma, la actitud de las personas. Amor y verdad. Tan sólo el Hijo de Dios podría mostrar que esas dos grandezas trabajan bien solamente si están juntas. El amor (o la gracia) sin la verdad crearía una situación óptima, aunque fantasiosa, irreal. La verdad sin amor no construye nada bueno, sólo serviría para destruir (porque revelaría únicamente nuestras imperfecciones). Pero Jesús logra transmitir la verdad de forma amorosa, graciosa, sin enjuiciar y logra ayudar, ser misericordioso, sin esconder la verdad. Tenemos aquí un bello ejemplo para orientarnos en nuestras relaciones: verdad con amor, y amor siempre con verdad.

    ¹⁵ Juan dio testimonio de él, diciendo: «Éste es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.»

    1.15 es más importante que yo. Desde el inicio, Juan conocía muy bien su lugar y se contentaba con él. Fue Juan Bautista, y no los líderes fariseos, quien sirvió como ejemplo perfecto de transición entre la Ley y Jesucristo, entre la antigua y la nueva alianza.

    ¹⁶ De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro; ¹⁷ porque la ley fue dada por medio de Moisés, pero el amor y la verdad se han hecho realidad por medio de Jesucristo.

    1.17 la ley… pero el amor y la verdad. Juan aquí destaca lo importante que es Jesús, al punto de inaugurar una nueva era, celebrando una nueva alianza entre Dios y la humanidad. Y deja bien claro la superioridad de esa nueva relación, porque Jesús es el único que ya vio a Dios, y nos mostró como es él (v. 18). Ver el cuadro: Antigua alianza y nueva alianza.

    ¹⁸ Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, que es Dios y que vive en íntima comunión con el Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.

    Antigua alianza y nueva alianza

    Leer el cuadro

    1. Revelación de Jesús con hechos y palabras: respuesta de fe

    (1.19—3.36)

    Juan el Bautista da testimonio//de Jesucristo

    (Mt 3.11-12; Mc 1.7-8; Lc 3.15-17)

    ¹⁹ Éste es el testimonio de Juan, cuando las autoridades judías enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle a Juan quién era él. ²⁰ Y él confesó claramente:

    —Yo no soy el Mesías.

    1.20 Yo no soy el Mesías. Juan Bautista revela mucha madurez y conocimiento de sus limitaciones, evitando caer en la tentación de hacerse más importante de lo que realmente es. Tanto el Mesías como el Profeta (en el sentido del prometido sucesor de Moisés) eran títulos que correspondían a Jesucristo. En cuanto a Elías, tal vez el mayor de los profetas del Antiguo Testamento, volvería para preceder al Mesías, y ese fue un papel que en verdad Juan Bautista cumplió — no sería falso que él respondiese afirmativamente. Pero, como no se trata de una reencarnación y Juan es una persona diferente con historia propia, humilde y sinceramente respondió no soy. Así Juan Bautista sirve de modelo para todos los servidores de Jesús.

    ²¹ Le volvieron a preguntar:

    —¿Quién eres, pues? ¿El profeta Elías?

    Juan dijo:

    —No lo soy.

    Ellos insistieron:

    —Entonces, ¿eres el profeta que ha de venir?

    Contestó:

    —No.

    ²² Le dijeron:

    —¿Quién eres, pues? Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué nos puedes decir de ti mismo?

    ²³ Juan les contestó:

    —Yo soy una voz que grita en el desierto: Abran un camino derecho para el Señor, tal como dijo el profeta Isaías.

    1.23 una voz que grita en el desierto. Así como Juan preparó el camino para Cristo, ésa es también nuestra misión. Somos los que preparamos los caminos de Cristo donde estamos: en la familia (a veces lo más difícil), en el trabajo (tal vez más por el modo de relacionarnos que por palabras pomposas), en el ocio, en la iglesia (donde también, como en la familia, muchas veces lo obvio no sucede).

    ²⁴ Los que fueron enviados por los fariseos a hablar con Juan, ²⁵ le preguntaron:

    —Pues si no eres el Mesías, ni Elías ni el profeta, ¿por qué bautizas?

    ²⁶ Juan les contestó:

    —Yo bautizo con agua; pero entre ustedes hay uno que no conocen

    1.26 bautizo con agua. Juan Bautista, el representante más pleno de la antigua alianza, cumple su misión al preparar el camino para Jesús, el Mesías. Esta preparación se da por el tomar conciencia de que somos pecadores, por la necesidad de un cambio, de un arrepentimiento — eso es lo que representa el bautismo con agua. Así, conscientes delante de Dios del problema de sus pecados, las personas estaban prontas para recibir al Mesías, que nos salva de nuestros pecados y hasta nos concede la vida de hijos de Dios por el bautismo con el Espíritu Santo (v. 32). Ver el cuadro: Los pecados y la salvación en Jesús, (Jn 3).

    ²⁷ y que viene después de mí. Yo ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias.

    ²⁸ Todo esto sucedió en el lugar llamado Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando.

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