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Transformación Digital
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Libro electrónico153 páginas1 hora

Transformación Digital

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Información de este libro electrónico

* Ídentificar la transformación como constante empresarial
* Comprender la función de las personas dentro del ecosistema digital.
* Aprender a afrontar la transformación digital.
* Conocer las distintas herramientas para no resistirse al cambio.
* Analizar los nuevos modelos en relación a los tiempos actuales.


1. El cambio como constante empresarial, la transformación digital
2. Las personas dentro del ecosistema digital
3. Nuevos modelos de negocio y nueva organización

IdiomaEspañol
EditorialPublishdrive
Fecha de lanzamiento31 oct 2018
ISBN9788417814335
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    Transformación Digital - Javier Moreno Jabardo

    111

    1.1.La importancia de convivir con el cambio

    El filósofo griego Heráclito dijo hace más de dos mil años, que lo único constate es el cambio; y es el cambio aquel que nos acompañará de forma más intensa en los próximos años. Debido a que nuestro ecosistema, visto desde el punto de vista del individuo, del consumidor o del profesional, es cada vez más cambiante. Estamos, queramos o no, en un entorno de constante cambio, y que actualmente en el ámbito empresarial lo hemos llegado a denominar entornos VUCA.

    En algunas ocasiones el término se traduce al español y se usa como VICA, respondiendo a las siguientes siglas:

    Volatilidad, (Volatility) debido al crecimiento extremo de los cambios a los que hemos de enfrentarnos actualmente, y a los que deberemos enfrentarnos en un futuro. Tenemos que tener en cuenta que, a día de hoy, hay pocas constantes; y me vuelvo a remitir a nuestro querido Heráclito, la única constante es el cambio, y esto hace que la volatilidad esté muy presente en el ámbito de las organizaciones, pues lo que hoy vale y funciona, mañana quien sabe si lo hará.

    Incertidumbre, (Uncertainty) debido a que es muy complicado predecir lo que va a ocurrir en el corto, medio y largo plazo. Lo imprevisto, hace que sea cada día más compleja la anticipación y esto sin lugar a dudas complica sobre manera el mundo de la organización, pues el histórico no ayuda a predecir: ya no vale.

    Complejidad, (Complexity) por la dificultad que conlleva entender, en muchas ocasiones, por qué ocurren las cosas. Y esto unido a los dos factores anteriores complica en exceso la toma de decisiones en una organización, cualquiera que sea su negociado, tamaño y/o mercado.

    Ambigüedad, (Ambiguity) debido a la falta de claridad en todos los aspectos, algo que propicia múltiples interpretaciones de la realidad. No existe una fórmula secreta del éxito para ninguna organización, pues lo que funciona en algunos casos, para otros es un estrepitoso fracaso.

    Esta situación no es ni mucho menos algo fatalista, es una realidad empresarial que incide directamente en el mundo de los negocios, así como en las personas que están involucradas de un modo u otro en el mismo. Es decir, influye a nuestro ecosistema que, en definitiva, es ese sistema que está constituido por una comunidad de seres vivos (nosotros) y el medio natural en que vivimos (nuestro contexto histórico personal y profesionalmente hablando). Bienvenidos a un ecosistema que cambia de forma constante, que está vivo y evoluciona sin rumbo fijo, basando sus resultados en lo imprevisto, bienvenidos al actual ecosistema digital.

    Ejemplo:

    Charles Darwin, padre de la biología moderna.

    Y ya que hablamos de cambio y de entornos tan inestables como los que analizábamos hace un momento, deberíamos –como profesionales– aprender de este animal, ya que está dispuesto a dar su vida para crecer, desarrollarse y en definitiva evolucionar. Siendo consciente de que ello conlleva un riesgo y un esfuerzo extraordinarios. No es casualidad que se mencione a ese animal en esta introducción; pues ya lo apuntó Charles Darwin (biólogo británico) en El origen de las Especies, diciendo que las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio.

    Pues si hacemos un símil con la realidad empresarial tan imprecisa que hemos repasado al comienzo de este texto, nos daremos cuenta rápidamente de que muchas organizaciones que existen ahora no podrán hacer frente a la ola de cambios a los que se enfrentarán en un corto, medio o largo plazo, a no ser que preparen a sus organizaciones y, por ende, a sus profesionales para el cambio. A no ser que sean capaces de adaptarse mejor al cambio, como decía Darwin; o a no ser que tengan el arrojo de salir de su zona de confort para crecer y desarrollarse como nuestra querida langosta.

    Nuestro ecosistema es diferente, nos comunicamos y nos relacionamos a través de otros canales, otros dispositivos y otros códigos; estamos en la era digital. Y aunque en la Harvard Business Review, Greg Satell, experto en innovación, se permite decir –seguro que con muy buen criterio– que la era digital está llegando a su fin (ENLACE COMPLEMENTARIO 1:https://hbr.es/id/1246/por-qu-la-era-digital-est-llegando-su-fin), el caso es que estamos inmersos en ella, y aún nos queda mucho por aprender.

    Por rescatar la historia, que es lo que ha contribuido a que seamos como somos ahora, tenemos que recordar que la revolución industrial cambió por completo todo el proceso productivo, en definitiva, el cómo trabajábamos; pues las empresas pasaron de ser talleres artesanos a grandes empresas donde los profesionales no hacían piezas completas como anteriormente, sino que trabajaban con máquinas, cada una de las cuales realizaba una parte del producto final, que posteriormente se ensamblaba. Y la producción que se realizaba no era propiedad del obrero que la hacía posible, sino que ahora existía un rol nuevo, el empresario; quien poseía una fábrica con máquinas y muchos trabajadores. Y era también el propietario de toda la producción que efectuaban esos empleados que obtenían como contraprestación un jornal.

    Esta revolución propició cambios drásticos en el ecosistema, pues no solo representó un cambio en el entorno profesional, sino que existieron cambios sociales que afectaron al ciudadano de la época en lo más profundo de su comportamiento. Por hacer algo de memoria y por contextualizar al lector, hemos de apuntar que se produjo a finales del siglo XVII y comienzos del XVIII y es cuando aparece la máquina de vapor y lo que conocemos como la mecanización de la industria, algo que suscitó muchos detractores.

    Pues había grandes colectivos de personas que destruían la maquinaria, ya que pensaban que éstas iban a sustituir al hombre como fuerza de trabajo. Algo que hoy, con la revolución digital o con la cuarta revolución industrial como algunos la llaman, sigue ocurriendo, pues encontramos personas que no comprenden ni comparten los nuevos modelos de negocio y atacan duramente contra estas iniciativas que representan la economía digital disruptiva del mundo actual. Estableciéndose en la categoría de revolución, por tratarse de un cambio brusco en el ámbito social, económico y moral.

    Usuario de UBER accediendo a la aplicación desde su Smartphone.

    Y esta controversia está a la orden del día, pues estos cambios afectan de un modo u otro a todos los profesionales en activo.

    Lo que conocemos como cuarta revolución industrial dispone de una serie de factores que la caracterizan y que ayudan a entender el cambio drástico en la industria de aquellos tiempos y la actual, así como la gran capacidad que tienen o tendrán las organizaciones para acceder a la información en tiempo real de cara a la toma de decisiones.

    Recordemos que, en los tiempos pasados, donde primaban en la industria modelos genéricos en el sistema productivo no existían cambios en las cadenas de producción; pero actualmente el cliente es quien decide como quiere el acabado del producto, así que la industria tiene que dar respuesta a esto. La automatización de los procesos es también crucial, entre otras cosas, para eliminar los errores de fabricación, y para monitorizar todo el ciclo de producción desde que el bien es materia prima hasta que termina en su destino.

    En definitiva, las fábricas denominadas inteligentes, la inclusión de la robótica en el entorno productivo y la industria 4.0 son algunas de las características que nos ayudan a vislumbrar un futuro, que en algunos casos ya comienza a ser presente. Ha comenzado y no tiene freno la transformación de los sistemas productivos, pero que ocurre con el resto del ecosistema. ¿Hemos notado algún otro cambio?

    1.2.Nuestro ecosistema ha cambiado

    Hay una tendencia muy marcada hacia este tipo de plataformas, que tienen lógicamente una presencia multi dispositivo, debido a la gran penetración que tienen los smartphones y las tabletas en nuestras vidas. Ya que la tecnología ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años y ha cambiado también nuestra forma de comunicarnos; ya no solo existen nuevos dispositivos, sino que además hay nuevos canales y nuevos códigos de comunicación, que ya hemos interiorizado con el paso del tiempo. De hecho, existe una penetración de más del 60% del smartphone en el mundo.

    El uso de los dispositivos móviles es tan generalizado que la Universidad de Kansas realizó un estudio para cerciorarse del impacto que éste tenía en nuestra vida profesional. Resultando que usamos de media unos 30 minutos nuestros terminales en una jornada laboral, divididos estos minutos en 8 intervalos, a lo cual lo denominó micro descansos.

    Lo hacemos cuando queremos saber más sobre algo, cuando queremos hacer algo y nos informamos de cómo hacerlo, cuando queremos ir a algún sitio y buscamos la dirección o la ruta para llegar al destino, y cuando queremos comprar algo, aunque la compra no culmine en el terminal móvil; pero forma parte del proceso de decisión de compra.

    Pero también vivimos en una sociedad, donde no solo Google es Internet; además existen entornos sociales que tienen un crecimiento diario y que ya forman parte de nuestra vida también; es inevitable pero cada día somos más sociales; aunque en este caso sea detrás de la pantalla. Pues tenemos la necesidad de contar cosas o al menos de ver y escuchar las de los demás. Y además tenemos ganas de explicarlo de forma

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