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Escogida para el altar: Un manual para la futura esposa de pastor
Escogida para el altar: Un manual para la futura esposa de pastor
Escogida para el altar: Un manual para la futura esposa de pastor
Libro electrónico170 páginas2 horas

Escogida para el altar: Un manual para la futura esposa de pastor

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Información de este libro electrónico

Ella está siempre al lado del esposo, incluso intentando ser discreta es el centro de atención. Los detalhes sobre su vida, en relación con la posición que ocupa, son siempre fuente de curiosidad. Pero,¿ qué es ser una esposa de pastor?¿ Qué desafíos enfrentan estas mujeres? Y,¿ qué hacer para ingresar en este ministerio, siendo auxiliadora de un hombre de Dios?¿ Qué tendrán que tener en mente cuando se casen con un pastor? En este libro la escritora Tania Rubim relata los desafíos enfrentados por las candidatas que desean formar parte de este ministerio. De forma esclarecedora, "Escogida para el Altar - Un Manual para la Futura Esposa de Pastor" desmitifica las ideas equivocadas y, al mismo tiempo, incentiva a las personas que creen que el sueño de servir a Dios en el Altar es algo imposible de alcanzar.
IdiomaEspañol
EditorialUnipro
Fecha de lanzamiento2 feb 2018
ISBN9788571408838
Escogida para el altar: Un manual para la futura esposa de pastor

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    Escogida para el altar - Tania Rubim

    Agradecimientos

    En primer lugar, quiero agradecer a mi soberano Dios por darme esta oportunidad de escribir sobre un asunto tan serio como es Su obra, y darme condiciones e inspiración para terminar este libro en tiempo récord.

    Gracias, mi Jesús, el Señor es mi bien más preciado.

    A mi amado esposo Joaquim, que es también mi pastor y compañero en esta jornada de fe, le agradezco por el apoyo y comprensión. Sé que pasé horas escribiendo y él también tuvo que sacrificar. Eres un regalo de Dios en mi vida, me casaría contigo mil veces.

    A mi familia por su amor constante e incondicional. ¡Los amo!

    A Dña. Ester Bezerra y al Obispo Macedo, pues no podría hablar de uno sin mencionar al otro. La idea de este libro partió de ella, gracias porque me apoyaron y son un ejemplo para mí de quien tiene la vida 100% en el Altar de Dios, ustedes saben lo que representan en mi vida.

    A Dña. Cristiane Cardoso y Sara Oliveira por la ayuda incondicional, ustedes son especiales para mí.

    A todas mis compañeras de la obra de Dios que han añadido algo en mi vida espiritual y exhalado el perfume del Señor Jesús, convirtiéndose en hermanas.

    Y a todas las lectoras de mi blog que me animan a seguir escribiendo, sé que ustedes acompañaron toda la serie de artículos «Escogida para el Altar» y ahora tienen un libro completo acerca de este asunto, continúen perseverando.

    Introducción

    Cuando comencé a frecuentar la iglesia con 16 años, no imaginaba que un día serviría a Dios en el Altar.

    Para ser sincera, al principio yo no tenía ni siquiera interés en ser obrera, mi objetivo era estudiar y no quería que nada entorpeciera mis planes.

    Sólo que, con el tiempo y tras mi conversión, esos pensamientos fueron cambiando y lo que antes era tan importante en mi vida, ya no tenía ningún sentido.

    Dios me fue moldeando y preparando para poder cumplir el plan que Él había trazado para mí, y yo me dejé llevar por la voluntad del Espíritu Santo.

    Después que tuve mi encuentro con Dios, nació un deseo de ayudar a las personas, dar a conocer lo que yo había recibido, y en ese momento comenzó realmente mi jornada de la fe.

    La inspiración para escribir sobre este tema surgió cuando yo comencé a observar que muchas jóvenes en la iglesia aseguraban tener el sueño de servir a Dios en el Altar, es decir, a tiempo completo, dejando casa, padres, empleo, escuela, etc... Y otras tenían ese deseo en oculto, pues les parecía algo imposible porque consideraban no tener condiciones para tamaña responsabilidad.

    Sólo que me di cuenta de que algunas de ellas no tenían la menor idea de lo que significa hacer la obra de Dios, entonces decidí abordar algunos temas en mi blog con la finalidad de aclarar a todas las jóvenes esas dudas y contar un poco de mis experiencias.

    Espero a través de este libro alcanzar a muchas, y así eliminar dudas y miedos que posiblemente puedan existir en el corazón de las lectoras. Que Dios me use como un instrumento de ayuda, a todas las que tienen el deseo ardiente de servir a Dios y quieren contribuir con el crecimiento de su Reino, olvidándose de sí mismas.

    Este libro fue especialmente pensado en usted que tiene el sueño de servir a Dios en el Altar.

    Con cariño,

    Tânia Rubim

    Capitulo uno

    Nuevo nascimiento

    Servir a Dios en el Altar es algo glorioso, pero hay personas que tienen muchas dudas, no saben si tienen el llamado de Dios para servirLo en el Altar o si es sólo una emoción.

    Pero ¿qué representa el Altar?

    Observamos en la Biblia varios pasajes contando que hombres de Dios levantaban Altares al Señor. Esta era una manera de adorar a Dios, establecer pactos con Él, celebrar alianzas o dejar marcos que recordasen a las generaciones futuras los grandes hechos que el Señor operaba en el medio de Su pueblo. Desde el punto de vista espiritual, el Altar representa lugar de sacrificios. Es en él que sacrificamos nuestras propias voluntades y nos colocamos en la posición de siervos.

    Así que, podemos entender que Altar es un lugar consagrado, dedicado a Dios, en el que la persona se compromete a darse por entero y mantener una vida de rectitud y renuncia, viviendo solamente para hacer la voluntad de Dios.

    Para comenzar, vamos a hablar sobre el nuevo nacimiento, realmente un requisito fundamental para quien quiere servir a Dios en el Altar y ayudar a aquellos que sufren.

    No podemos confundir bendiciones con nuevo nacimiento, pues las bendiciones se conquistan a través de la fe y para eso, no es necesario ser nacida de Dios, cualquier persona que haga uso de la fe va a conquistar sus beneficios.

    Me acuerdo de que cuando llegué a la iglesia, según iba leyendo la Palabra de Dios y aprendiendo en las reuniones, mis ojos se fueron abriendo, y después acepté la Palabra y me convertí a ella; recibí milagros, pero mi encuentro con Dios sólo se produjo después de casi dos años.

    El nuevo nacimiento es algo interior, cuando de verdad usted cambia por dentro y se siente fuerte, ya no existen temores ni dudas, tristeza en su corazón o acusaciones, el Espíritu Santo está con usted y nadie le puede arrancar esa seguridad, pues sólo usted sabe su antes y después.

    Este momento es tan reseñable que usted es transformada, nunca más es la misma persona, es como si comenzara a vivir a partir de ese día y todo su pasado fuera borrado.

    No se deje engañar, si usted ha sido bendecida, o cambió en algunas cosas, pero su interior, sus pensamientos y actitudes, malos deseos y tristezas continúan, entonces el nuevo nacimiento todavía no aconteció.

    La persona que no es nacida de Dios no tiene estructura espiritual para servir en el Altar, no soportará el fuego de la obra de Dios.

    Aquí vemos la gran importancia del siervo ser nacido de Dios, pues cuantos vemos caer por el camino, abandonando la fe, y hasta incluso escandalizar el nombre del Señor Jesús, porque pensaban que tenían el Espíritu Santo y en realidad no lo tenían. Cuando pasan por los desiertos y dificultades tienen ganas de desistir y abandonar.

    Por eso, a veces escuchamos aquella frase: «La obra de Dios no es lo que me imaginaba, pensé que sería diferente, esto no es para mí».

    La persona que habla así no tuvo el llamado para el Altar, pues tal vez estaba imaginando algo que sería del agrado de su carne y nunca supo el verdadero significado de la palabra renuncia, y por eso no se siente feliz y realizada.

    Los llamados para el Altar son conscientes de que ya no tienen más vida propia; su vida es en función de las almas; es para servir a Dios, quien no está dispuesto a esto no puede servir en el Altar.

    Si usted tiene el deseo, pero aún no tuvo un encuentro real con Dios, no pierda más tiempo, comience a buscarLo, deje todo lo que no agrada a Dios y que está impidiendo su nuevo nacimiento.

    Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entraren el reino de Dios.

    Juan 3:5

    Quiero recibir el Espíritu Santo

    Analice qué pasos tomar y dé lo mejor de sí, pues Dios es el más interesado en que usted reciba el bautismo con el Espíritu Santo:

    Abandone todo lo que no agrada a Dios, todo lo que va en contra de Su Palabra.

    Olvídese de su pasado, no se condene por los errores que usted ya cometió, ni piense que usted no es merecedora.

    Arrepiéntase y tome la decisión de bautizarse en las aguas, para así comenzar una nueva vida con Dios.

    Aléjese de las amistades que perjudican su fe, que la influencian de una manera negativa, llevándola a hacer o hablar cosas que van en contra de la voluntad de Dios.

    Conviva lo máximo que pueda con personas de la misma fe, que van a ayudarla espiritualmente a aproximarse más a Dios.

    Busque sin desistir; muéstrele a Dios que Él es el primero en su vida, y que usted quiere recibir el Espíritu Santo más que cualquiera otra cosa.

    Haga un propósito espiritual en este sentido como ayuno, oración de madrugada, algo que muestre a Dios que usted está realmente interesada en tener un encuentro con Él.

    Es necesario que usted se entregue totalmente a Dios, aunque eso signifique dejar todas las cosas de este mundo; voluntades propias, tradiciones, deseos carnales, en fin, todo lo que pueda perjudicar su comunión con Dios.

    […] el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

    2 Corintios 3:6

    Desiertos espirituales

    ¿Qué es un desierto sino un lugar árido, desolado, abandonado y solitario?

    Si usted está pasando por una gran lucha y se siente sola, desolada y olvidada por Dios, sepa que está atravesando su desierto.

    En este momento nos sentimos así, nadie puede ayudarnos, nuestras oraciones parecen no tener respuesta y sólo nos falta preguntar: «Dios, ¿dónde estás que no me oyes?»

    Pero el desierto no es momento de hablar, es momento de escuchar lo que Dios tiene que decirnos. Él nos lleva al desierto, pues allí, Él tiene toda nuestra atención.

    Todos los hombres y mujeres de Dios pasan desiertos espirituales. No quiero decir que los desiertos sean agradables y placenteros, pero son indiscutiblemente necesarios.

    Cada desierto tiene un propósito, no todos pasamos por los mismos, pues cada uno es adaptado por Dios según la necesidad del siervo, de moldear su carácter y hacerlo alcanzar un nivel de espiritualidad y dependencia de Él más elevado.

    La persona que es de Dios y que nunca pasó por el desierto, nunca experimentó el bautismo de fuego. Esta experiencia dolorosa nos hace crecer espiritualmente, alcanzar madurez e incluso cimentar nuestra fe. Los desiertos nos enseñan a ser humildes, comprender más a nuestro semejante y a no ser rápidos para juzgar.

    Podemos observar que las personas que todavía no pasaron por luchas en el ámbito espiritual tienen gran oportunidad de ser egoístas, egocéntricas y críticas con mucha facilidad. ¿Cómo podríamos comprender el sufrimiento de las personas si nuestra propia vida fuera un constante mar de rosas?

    Voy a contar mi primera experiencia, que en ese momento

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