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El Cuento y su Valor
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El Cuento y su Valor

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El cuento es considerado como un recurso didáctico de gran importancia tanto en el ámbito escolar como en el seno familiar, destacando su transformación y evolución atendiendo a los distintos modelos de familia. El valor educativo del cuento supone formar ciudadanos libres, con iniciativa propia, con autonomía, capaces de defender ideas, creencias
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 may 2019
ISBN9788490215258
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    El Cuento y su Valor - Juana López Martín

    UNIDAD UNIDAD

    EL CUENTO Y SU VALOR

    Historia del cuento

    Definición de cuento

    El porqué de los cuentos

    ¿Por qué son importantes los cuentos?

    DEFINICIÓN DE «CUENTO»

    Un cuento es una narración breve creada por uno o varios autores, basada en hechos reales o ficticios, cuya trama es protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento relativamente sencillo.

    El cuento es compartido tanto por vía oral como por escrita; aunque, en un principio, lo más común era por tradición oral. Además, puede dar cuenta de hechos reales o fantásticos, pero siempre partiendo de la base de ser un acto de ficción, o una mezcla de ficción con hechos y personajes reales. Suele contener pocos personajes que participan en una sola acción central, y hay quienes opinan que un final impactante es requisito indispensable de este género. Su objetivo es despertar una reacción emocional impactante en el lector.

    Aunque puede ser escrito total o parcialmente en verso, de forma general se da en prosa. Se realiza mediante la intervención de un narrador y con preponderancia de la narración sobre el monólogo, el diálogo y la descripción.

    En resumen, un cuento es una obra de ficción que se desarrolla con ciertos seres y acontecimientos. Además, el narrador es quien presenta a los personajes, los puntos de vista, los conflictos y el desenlace.

    EL PORQUÉ DE LOS CUENTOS

    En otro lugar y en otro tiempo, alguien definió al ser humano como un animal sin plumas que cuenta cuentos. Tal vez por eso una industria muy actual, la fábrica de sueños que es el cine, utiliza muchos motivos que son propios del cuento y le pertenecen: el enfrentamiento entre el héroe y el monstruo, algunas figuras e imágenes arquetípicas —por ejemplo, la doncella o el bosque—, las luchas de iniciación, etc. Por esa razón, no está de más que recordemos aquello que otros dijeron sobre la importancia de los cuentos y sus mundos imaginarios.

    Así, el escritor Roland Barthes pudo escribir lo siguiente: «Bajo sus casi infinitas formas, el relato está presente en todas las épocas, en todos los lugares, en todas las sociedades; el relato empieza con la historia misma de la humanidad; no hay, nunca hubo un pueblo sin relato […]. Todas las clases, todos los grupos humanos tienen sus relatos, y muy a menudo esos relatos los disfrutan en común hombres de culturas diferentes, incluso contrarias: el relato se ríe de la buena y de la mala literatura: internacional, transhistórico, transcultural, el relato está ahí como la vida».

    Las historias, con su simbolismo, están presentes en todas las sociedades y culturas. Por eso, Howard Gardner, psicólogo y profesor, y reciente Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, dijo: «Necesitamos una educación que esté profundamente enraizada en dos consideraciones aparentemente contrarias pero, en el fondo, complementarias: lo que se sabe de la condición humana en sus aspectos intemporales, y lo que se sabe de las presiones, los retos y las oportunidades del panorama contemporáneo —y venidero—».

    Teniendo en cuenta esa condición humana y los aspectos intemporales de la vida, Italo Calvino, el escritor italiano, afirmó: «Los cuentos contienen una explicación general del mundo, donde caben todo el mal y todo el bien, y donde se encuentra siempre la senda para romper con los más terribles hechizos».

    La explicación del mundo que reflejan los cuentos también fue una idea que compartió el filósofo Mircea Eliade: «El cuento recoge y prolonga la iniciación al nivel del imaginario. Si constituye una diversión o una evasión, es únicamente para la conciencia banalizada y, especialmente, para la conciencia del hombre moderno; en la psique profunda, los escenarios iniciáticos conservan su importancia y continúan transmitiendo su mensaje, operando mutaciones».

    En esa misma línea, Antonio Rodríguez Almodóvar, profesor, escritor e investigador, en una de sus importantes obras asegura lo siguiente: «El cuento popular constituye, sin ninguna duda, el modelo más perfecto inventado por la humanidad para conseguir un texto infinito, un texto que diga y explique todo, en cada tiempo y en cualquier circunstancia».

    El profesor Howard Gardner, creador de la teoría de las inteligencias múltiples, nos contó que: «[…] si queremos que los estudiantes lleguen a aprender, dominar y aplicar algo con criterio, debemos procurar envolver ese algo en un contexto que haga intervenir las emociones. Y a la inversa: lo más seguro es que las experiencias desprovistas de un impacto emocional tendrán poco atractivo y se olvidarán pronto, sin dejar ni una simple representación mental».

    Y Gianni Rodari, escritor y pedagogo, genio en el arte de inventar historias, escribió: «[…] el imperfecto hijo legítimo del érase una vez que da la señal de salida a los cuentos es un presente especial, un tiempo inventado, un verbo para jugar».

    Los cuentos populares, en su conjunto, son una buena manera de aproximarse a las raíces culturales de la humanidad. Son historias capaces de dejar pequeños mensajes en el ambiente, que abren nuestra mirada a los otros mundos que hay en este mundo nuestro, que nos ofrecen la memoria de otras gentes y de otros pueblos.

    Para los niños y niñas de este tiempo, el siglo xxi, el cuento continúa siendo un instrumento emocional y mágico en sus años de escuela. Es un recurso claramente socializador, que dispone de una llave especial para abrir la puerta de la lectura y la escritura, e incluso de la convivencia y la tolerancia. Pero, sobre todo, su principal capacidad se basa en que todavía es capaz de activar el aprendizaje de la lengua escrita. Además, en la lectoescritura, los mundos imaginarios aceptan de buena gana los instrumentos de narración colaborativa de cuentos para las niñas y niños, y con las niñas y niños.

    ¿POR QUÉ SON IMPORTANTES LOS CUENTOS?

    Existe un mundo en el cual los niños y niñas se refugian para sobrevivir a las fealdades de la vida. Ese mundo es producto de su fantasía, de su vitalidad, pero es también fruto de lo que queda de bueno en nosotros los adultos, que tenemos un arduo deber: defender ese mundo encantado que para los niños y niñas es una fortaleza. Nos viene enseguida a la memoria la historia de Peter Pan, el muchacho que no quería crecer, porque aquel adulto que defiende el castillo de los cuentos de hadas a veces puede ser definido como «infantil». El mismo autor de la historia de Peter Pan, de hecho, curiosamente fue considerado una persona incapaz de crecer, justamente por su poética visionaria y desencantada y por su capacidad de saber jugar aun en la edad adulta. ¡Tonterías! Quien lucha para defender la fantasía de los niños y niñas es un auténtico héroe, y no un niño o niña atrapado en su infancia.

    Bienvenidos sean los recuerdos de una infancia feliz, para quien ha sido tan afortunado de tenerla. Pero quien no lleva consigo las preciosas imágenes de una juventud serena, con más razón aún debe asumir el compromiso de garantizar la felicidad a los niños y niñas que merecen ser niños y niñas.

    Esta es la preciosísima enseñanza de un gran autor del siglo pasado, Bruno Bettelheim, que detecta en los cuentos la clave de lectura de la buena vida, y demuestra que, así como leer historias fantasiosas hace bien a los niños , tal vez también el alma tibia de los adultos pueda de algún modo despertarse gracias a aquellos personajes que, antes de la aparición de los videocasetes y de los DVD, todos nosotros habíamos imaginado. De Hänsel y Gretel a Caperucita Roja, de Cenicienta a Blancanieves y a la Bella Durmiente del Bosque, de los tres cerditos al patito feo, cada personaje ha dejado una huella en la vida de todos nosotros

    También es verdad que para aprender a afrontar la vida y a superar los obstáculos cotidianos sin evadirlos, tanto el niño como el adulto, necesita conocerse a sí mismo y al complejo mundo en el cual vive y se relaciona. Para esto es necesario impartir una educación pacífica, pero que sea lo más incisiva posible, y esto también puede ser posible gracias a la moral de las fábulas, a la enseñanza de los cuentos mágicos, donde el bien vence al mal porque así es como debería ser. Los niños y niñas maduran así sus ideas sobre el mundo, para de este modo dar orden y coherencia a la dimensión interior y aprender a escuchar lo que los rodea. ¿Qué puede servir más que un cuento, que captura la atención, divierte, suscita interés y estimula la atención? Cualquier cuento transmite mensajes siempre actuales y conserva un significado profundo que atraviesa el corazón y la mente de niños y adultos.

    Cada historia, por irreal y absurda que parezca, trata sobre problemas humanos universales y ofrece ejemplos de solución ante las dificultades. El cuento es un sistema de mensajes que los niños y niñas captan más allá de todo razonamiento lógico. Los cuentos, respetando la visión mágica de las cosas, alejan las pesadillas inconscientes, aplacan las inquietudes, ayudan a superar las inseguridades y las crisis existenciales, y enseñan a aceptar la responsabilidad y a afrontar la vida. Es justo entonces subrayar la importancia fundamental del cuento, la capacidad también de recrearlo nuevamente y de inventarlo.

    El cuento desarrolla la creatividad y crea

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