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El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes
El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes
El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes
Libro electrónico283 páginas7 horas

El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes

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Niños y niñas están en relación con el mundo económico desde sus primeros años de vida y realizan un gran esfuerzo por comprender las leyes que lo rigen. Las representaciones que generan sobre el dinero, los precios, las ganancias, la producción, la distribución y el intercambio de mercancías van cambiando a lo largo de su evolución y desarrollo psicológico. Muchas de las ideas infantiles nos pueden parecer muy equivocadas a los adultos, pero ponen de manifiesto el esfuerzo por entender un mundo que tiene unas leyes propias. Por tanto, estudiar la génesis de las ideas infantiles sobre el mundo económico tiene un gran interés desde el punto de vista psicológico y educativo.
Juan Delval ofrece en este libro los resultados de investigaciones llevadas a cabo con niñas y niños de diferentes clases sociales, de diferentes medios y de distintos países. Podemos asistir a los esfuerzos que el alumnado realiza para entender el mundo económico, observar que la evolución de sus ideas sigue unas pautas semejantes en sujetos de características distintas, y que su comprensión está determinada sobre todo por la evolución de sus capacidades cognitivas a lo largo de la edad.
Es una obra que contribuirá a que los procesos de enseñanza y aprendizaje de los conceptos económicos que se implementan en las instituciones escolares sean más adecuados y relevantes.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 feb 2014
ISBN9788471127341
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    El descubrimiento del mundo económico en niños y adolescentes - Juan Delval Merino

    © Juan DELVAL

    © EDICIONES MORATA, S. L. (2013)

    Mejía Lequerica, 12. 28004 - Madrid

    www.edmorata.es-morata@edmorata.es

    Derechos reservados

    ISBNpapel: 978-84-7112-720-4

    ISBN e-book (e-pub): 978-84-7112-734-1

    ISBN e-book (pdf): 978-84-7112-755-6

    Compuesto por: M. C. Casco Simancas

    Fotografía de la cubierta de Mar del Rey.

    Contenido

    Agradecimientos

    Prefacio

    CAPÍTULO PRIMERO. El mundo económico para el niño

    Las representaciones de la realidad

    El conocimiento propiamente social

    El mundo económico

    El interés del estudio de las nociones económicas en el niño

    La preocupación espontánea por los problemas económicos

    Otros estudios iniciales

    Los problemas económicos para el niño.

    CAPÍTULO II. El proceso de intercambio económico: La ganancia

    Las dificultades de la idea de ganancia

    La comprensión de la ganancia

    ¿Cuanto paga?

    ¿Cuanto gana?

    Determinación de los precios

    El coste de fabricación

    El análisis de los datos

    Principios o reglas

    Concepciones

    El precio justo

    Las dificultades de la comprensión

    La ganancia en otros terrenos: Los bancos

    CAPÍTULO III. El reconocimiento de monedas y billetes

    Introducción

    Una investigación sobre el reconocimiento de monedas y billetes

    Conocimiento de monedas y billetes

    Criterios para distinguir las monedas

    Criterios para distinguir los billetes

    Equivalencias

    Los precios y la comprensión de la compra en la tienda

    Conclusiones

    CAPÍTULO IV. La fabricación del dinero

    Los estudios sobre el dinero

    El dinero y los fenómenos sociales

    Método

    Resultados

    CAPÍTULO V. La determinación de los precios

    ¿Cómo se determinan los precios?

    Estudios previos

    Nuestros estudios

    Método

    Análisis de los datos

    Los precios para las cosas

    Prerrequisitos para el conocimiento de los precios

    El intercambio como ritual

    Factores psicológicos

    Características de la mercancía

    Concepciones relacionales

    Reglas

    Ordenación por el precio

    ¿Quién fija el precio?

    Ideas sobre el mercado

    El cine y el pago por los servicios

    Diferencias entre tiendas

    Un mundo de relaciones directas

    Niveles

    Conclusiones

    CAPÍTULO VI. La introducción de una nueva moneda: El euro

    Introducción

    Participantes

    La relación entre tipos de explicación y asimilación de la información disponible

    Niveles de las explicaciones

    Conclusiones

    CAPÍTULO VII. El papel de la experiencia. Los niños vendedores

    La ganancia y el manejo del dinero

    El dinero necesario para vivir

    Discusión y conclusiones

    CAPÍTULO VIII. El descubrimiento del mundo económico. Conclusiones

    La tarea constructiva

    El dominio económico

    Los conceptos clave

    Aspectos recurrentes en la formación de las representaciones sobre la sociedad

    Los niveles del conocimiento social

    La concepción de la sociedad

    La economía en la escuela

    La situación actual

    La formación económica en la escuela

    Referencias

    Agradecimientos

    Tengo que agradecer a numerosos colegas y colaboradores su participación y apoyo en la realización de estas investigaciones durante muchos años, desde los primeros colaboradores cuando iniciamos estos trabajos en 1970, entre ellos a Alfredo Deaño, Pilar Soto, Tomás Fernández Rodríguez, Purificación Gil Carnicero, así como a los coinvestigadores posteriores como Ileana Enesco, Gerardo Echeíta, Cristina del Barrio, Elena Martín, Amparo Moreno, Carmen Loureiro, María Nuñez, Rafael Cristina, María Luisa Padilla, Marianela Denegri, Raquel Kohen, Manuel Rodríguez.

    Con Evelyn Diez-Martínez (de la Universidad Autónoma de Querétaro, México) he intercambiado ideas durante muchos años, así como con Gabriel Travé (de la Universidad de Huelva).

    He podido beneficiarme también de discusiones personales con destacados investigadores en este campo, que me han permitido precisar ideas, o modificar estrategias de investigación, entre ellos con Gustav Jahoda, Anna Emilia Berti, Anna Silvia Bombi, Nick Emler, Adrian Furnham, Elliot Turiel, etc.

    Para llevar a cabo estas investigaciones, también hemos contado con el apoyo de diversas instituciones. Varias de ellas han sido financiadas por el Ministerio de Educación de España:

    Un estudio sobre la comprensión infantil de la organización social: Comparación entre sujetos mexicanos y españoles, realizado con la participación de investigadores españoles y de un equipo de investigadores mexicanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Financiado por el Fondo Nacional para el Desarrollo de la Investigación Científica y Técnica (AME89-0175). Años 1990-1992.

    La construcción del conocimiento social: Las ideas sobre la desigualdad, la estratificación social y el trabajo. Programa Sectorial de Promoción General del Conocimiento, financiado por la DGICYT (PB91-0004). Años 1992-1994.

    El descubrimiento del mundo económico: Beneficio y determinación de los precios. Plan Nacional I+D+I (2000-2003) del MEC (BSO2000-0064). Años 2000-2003.

    La comprensión del conocimiento social en la enseñanza obligatoria (SEJ2004-00532), financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia. Plan Nacional I+D+I (2004-2007). Años 2004-2007.

    Estas investigaciones se iniciaron con el proyecto Estructura y enlace de los conocimientos científicos: Epistemología genética. Ciencias sociales. del Primer y Segundo Plan Nacional de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación, financiado por el CENIDE del MEC. Años 1970-1972.

    Otros estudios complementarios han sido una Acción Integrada Hispano-Británica, con el profesor Harry MCGURK de la Universidad de Surrey para estudiar El contenido económico de la literatura para niños y su influencia sobre su comprensión de la vida económica: Un estudio comparado entre España y Gran Bretaña. Financiado por el MEC. Años 1989-1990.

    Una ayuda FONDECYT (Chile, Proyecto 1970364), concedida a Marianela Denegri se le permitió terminar su tesis doctoral con resultados que se recogen en el Capítulo IV.

    Conocimiento social y aprendizaje escolar: Las representaciones de la sociedad en niños y adolescentes como fundamento para establecer una didáctica de las ciencias sociales, financiado por la Comunidad de Madrid (06/0005/2003). Año 2003.

    Prefacio

    La economía desempeña un papel cada vez mayor en nuestras vidas, y los medios de comunicación nos bombardean con noticias económicas cada día. Conceptos económicos como la tasa de inflación, el Producto Interior Bruto (PIB), el Índice de Precios al Consumo (IPC), el diferencial de la deuda, etc., aparecen a diario en las noticias y probablemente mucha gente no entiende muy bien esos conceptos. La actual crisis económica ha traído todavía más al primer plano de la actualidad los problemas de la economía. Sin embargo el nivel de conocimiento de los adultos sobre cuestiones económicas resulta muy deficiente, lo que pone de manifiesto que la formación que se proporciona en las escuelas no es adecuada.

    Por ello se señala también que es necesario reforzar la formación económica en los diferentes niveles educativos, especialmente en la educación obligatoria y universal, y se realizan intentos para ello pero muchas veces sin tener en cuenta que el desarrollo cognitivo de los alumnos limita su comprensión.

    Durante muchos años hemos estudiado cómo van adquiriendo los niños ideas sobre el mundo social, y un aspecto particularmente interesante ha sido su comprensión del mundo económico. Aunque a primera vista puede parecer que no es así, los niños y niñas están en relación con los problemas de la economía desde sus primeros años de vida cuando ven comprar a los adultos o piden algún juguete que se puede adquirir. Esas ideas van cambiando a lo largo de los años, pero suponen un amplio trabajo de elaboración de representaciones sobre el mundo de la producción de mercancías, de la distribución y del intercambio. Muchas de las ideas infantiles nos pueden parecer muy equivocadas a los adultos pero ponen de manifiesto el esfuerzo por entender un mundo que tiene unas leyes propias.

    Desde este punto de vista nos parece que estudiar la génesis de las ideas infantiles sobre el mundo económico tiene un gran interés desde el punto de vista psicológico y educativo.

    Lo que presentamos en este libro son los resultados de algunas de las investigaciones que hemos realizado con niños de diferentes clases sociales, de diferentes medios y de distintos países, con referencias a los trabajos de otros autores. Podemos asistir a sus esfuerzos por entender el mundo económico, observar que la evolución de sus ideas sigue unas pautas semejantes en sujetos de características distintas, y que su comprensión está determinada sobre todo por la evolución de sus capacidades cognitivas a lo largo de los años. Creemos que estos estudios pueden contribuir a que la formación sobre los conceptos económicos que se proporciona en las escuelas sea más adecuada.

    CAPÍTULO PRIMERO

    El mundo económico para el niño¹

    Las representaciones de la realidad

    La construcción de representaciones precisas de la realidad, incluyendo en ella a uno mismo y a los otros es, sin duda, el mayor logro de la especie humana, su arma más poderosa para controlar la naturaleza. El hombre reconstruye en su mente la realidad, descubre las relaciones entre las cosas y los hechos, traza modelos del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza, de las relaciones físicas entre los objetos, del papel de los otros y de él mismo. Los seres humanos no se limitan a actuar para satisfacer sus necesidades biológicas, que son irrenunciables e inaplazables, sino que con su mente elaboran esos modelos en los que está representado el mundo, lo cual da un sentido más amplio a su actividad y la dota de una eficacia mucho mayor que si se limitara a la pura acción.

    Gracias a que el hombre dispone de sus complejas representaciones o modelos de la realidad, no necesita actuar continuamente para conocer el resultado de sus acciones. A partir de la representación puede anticipar los resultados de su acción, sin necesidad de experimentar lo que va a suceder: puede predecirlo a partir de las características de su modelo del fenómeno o la situación de la que se esté ocupando. Esto le da un enorme poder sobre las cosas y sobre los otros seres vivos. Actuar mentalmente en el marco de una representación es mucho más rápido y más flexible que actuar de entrada sobre las cosas. Disponiendo de un buen modelo se puede experimentar más eficazmente que si fuera preciso hacerlo de manera material pues mentalmente pueden manejarse muchas más posibilidades y de forma más completa. Después de haber experimentado mentalmente es cuando puede realizarse el contraste con la realidad, que en todo caso es la última piedra de toque de las predicciones mentales. El lenguaje y la capacidad de utilización de sistemas abstractos de representación aumentan enormemente las posibilidades de actuar mentalmente, pero no son la causa, sino solo el vehículo en el que expresar esas representaciones.

    El hombre construye representaciones de toda la realidad que le rodea, del funcionamiento de las fuerzas de la naturaleza, de los otros seres vivos, de él mismo y de las relaciones sociales. Entre esas representaciones están las de la propia vida social, que incluyen cómo nos relacionamos con los demás, cuál debe ser nuestro comportamiento hacia ellos y qué es lo que esperamos que otros hagan en las distintas situaciones sociales. El hombre tiene que elaborar entonces modelos del funcionamiento social, es decir de las instituciones en cuyo marco se desarrolla la vida social. Es una labor que tiene que hacer cada individuo, con la ayuda de los otros, basándose en el conocimiento acumulado por las generaciones que le han antecedido, pero que no puede recibir ya hecha. Se trata por tanto de una labor psicológica, que se realiza en un ámbito social².

    A lo largo de su desarrollo los individuos llegan a tener ideas bastante precisas sobre cómo funciona el mundo social, sobre las relaciones con los otros y sobre cómo están organizadas las instituciones sociales dentro de las que se desenvuelven. Para actuar en la sociedad las personas necesitan adquirir ideas acerca de cómo se produce el proceso de compra-venta y cómo está organizada la sociedad desde el punto de vista económico, para qué sirve el dinero y cuál es su valor; y también entienden la organización política, las relaciones de poder, las formas de gobierno, el funcionamiento de la Administración. Pero su conocimiento no se limita a esto, entienden las diferencias de clases sociales, de razas, de países, la función de instituciones como la escuela, la familia, la nación, la religión, o los conflictos entre grupos, que dan lugar a las guerras. Y además entienden las relaciones con los otros, las normas que regulan esas relaciones, la conducta que se debe seguir y la que se debe evitar. En definitiva, se forman representaciones o modelos sobre cómo está organizada y cómo funciona la sociedad, pero también de lo que se debe hacer en distintas situaciones.

    Cuando los seres humanos nacen no disponen de esas ideas, que sí tienen los adultos, por lo que hay que suponer que las van formando o adquiriendo de alguna manera a lo largo de su desarrollo, y durante el resto de su vida. Lo que tenemos que examinar es cómo se forman, cómo se construyen las ideas sobre el mundo social, sobre las instituciones y sobre las normas que las regulan. Ese es un problema que compete estudiar a la psicología, aunque hay que tener datos de las disciplinas que se ocupan de estudiar aspectos del conocimiento sobre la sociedad, como la sociología, antropología, economía, ciencia política, derecho, etc.

    Pero estudiar cómo se forman esas ideas no es un mero entretenimiento o una curiosidad, pues las representaciones del mundo social determinan lo que los sujetos hacen y pueden hacer, cómo actúan. Y para entender las concepciones de los adultos es esencial conocer su proceso de formación. Estamos convencidos, por tanto, de que estudiar la génesis de los conceptos sociales tiene una enorme utilidad para entender las ideas adultas sobre la sociedad y que es un requisito indispensable para desarrollar una epistemología genética de las ciencias sociales.

    En consecuencia podemos decir que el interés del estudio de la formación del conocimiento social es múltiple y puede considerarse desde el punto de vista epistemológico, desde el psicológico o desde el educativo. Para la educación resulta esencial, pues lo que se pretende en la escuela es que los sujetos formen representaciones adecuadas del mundo en que viven, de manera que el profesor debe partir necesariamente de las ideas que tienen los sujetos si quiere realizar su tarea de un modo satisfactorio.

    Las representaciones no tienen solo una función explicativa, sino que tratan de satisfacer otras necesidades del sujeto, necesidades que no son solo de tipo cognitivo, sino que contienen aspectos ideológicos, motivacionales o afectivos. La función explicativa se produce para poder alcanzar los fines de la acción, para poder actuar, por lo que las representaciones están indisolublemente ligadas a los fines que se plantea el sujeto, aunque también los determinan, es decir, los sujetos persiguen fines en función de las representaciones que tienen, al mismo tiempo que las establecen para alcanzar sus fines. Se produce así una relación circular.

    Uno de los problemas del estudio de las representaciones es que no puede llegarse a ellas directamente, sino solo de una forma indirecta, infiriendo a partir de lo que hacen o de lo que dicen los sujetos. Podemos considerar las representaciones como el conjunto de propiedades que los individuos atribuyen a una parcela de la realidad, lo que incluye las propiedades de los elementos, las relaciones entre ellos, las explicaciones de por qué acontecen, las relaciones causales, y otras muchas cosas. Además no debemos olvidar que las representaciones se establecen para actuar.

    Probablemente las representaciones no están completamente listas y disponibles, elaboradas con todas sus partes, en cualquier momento. Cuando el sujeto lo precisa, combina distintos elementos de los que dispone anteriormente de acuerdo con las necesidades de ese momento, con los fines que persigue. Parecería, pues, que los elementos están ya ahí, pero el ensamblaje preciso de ellos solo se realiza para responder a una necesidad que se produce en un momento determinado.

    Esa necesidad puede ser de muy diferentes tipos, puede ser de tipo material, para resolver un problema práctico (cómo conseguir ser admitido en un doctorado), o puede ser para explicar un fenómeno que acontece (por ejemplo, por qué quiere separarse mi mujer de mí, o por que está bajando la cotización de las empresas de nuevas tecnologías en la bolsa). Para entender esos fenómenos necesito recurrir a las representaciones que tengo, y para ello debo elaborar una representación adecuada al problema con los elementos de los que ya dispongo.

    El conocimiento propiamente social

    El estudio del conocimiento propiamente social es el que se refiere a las instituciones, que es quizá el aspecto menos estudiado de nuestras representaciones, y es de éste del que nos vamos a ocupar aquí. Las instituciones sociales tienen una característica particular y es que en ellas los individuos desempeñan funciones (tendero, jefe, comprador, asalariado, alumno, ciudadano, etc.) y no actúan como un simple sujeto psicológico. Además las instituciones sociales, que son producto de reglas constitutivas (SEARLE, 1995, 2005), lo que hacen es dotar de nuevo significado a fenómenos que ya existen, y además son fruto del acuerdo social (el dinero vale porque todos admitimos que vale) (cf. DELVAL, 2000).

    Lo característico de los fenómenos sociales es que se trata de relaciones entre personas, pero en las que lo importante es la forma de la relación, más que las características específicas de la persona. Esto es otra forma de hablar de la institucionalización, a la que antes nos referíamos. En la vida social los individuos se mueven dentro de instituciones. ¿Qué es lo que esto supone? En primer lugar que los individuos identifican el tipo de situaciones y que conocen algunas reglas sobre cómo comportarse.

    La vida social está hecha en buena medida de reglas. En cada situación tenemos que comportarnos siguiendo unas pautas que están establecidas por una serie de normas que los sujetos usan, aunque tal vez no sean conscientes de ellas, como tampoco precisan ser conscientes de las reglas del lenguaje.

    Lo que resulta sorprendente de los fenómenos sociales es que, como señala SEARLE (1995, pág. 1), existen solo porque creemos que existen. Pero esa creencia hay que entenderla de una manera matizada pues no es algo puramente subjetivo. Los hechos sociales existen solo porque creemos que existen y son considerados como hechos por acuerdo de los seres humanos. El dinero, el matrimonio, o el gobierno son ejemplos de hechos institucionales cuya naturaleza depende de que son aceptados y usados por los seres humanos, con un acuerdo implícito entre ellos. Si el dinero dejara de ser

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