El Ayudador: El Ministerio Del Espíritu Santo En La Iglesia Y El Mundo
Por Roberto Evans
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- Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Excepcional, un libro donde se puede conocer más del Espíritu Santo
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El Ayudador - Roberto Evans
Santo.
Jesús les dijo que en Su ausencia, el Padre les enviaría otro Ayudador, el Espíritu Santo, que estaría con ellos para siempre. No solo estaría con ellos, estaría en ellos.
La última cena no comenzó bien. Cuando los discípulos llegaron, no había un esclavo esperándolos a la puerta para lavarles los pies. De acuerdo a las costumbres de esos días, cuando alguien iba a una cena, en particular a una cena importante, se bañaba antes. Las calles y caminos de aquel entonces eran muy polvosos. Los pies de los invitados se ensuciaban en camino a la cena, por lo que siempre había un esclavo a la puerta listo para lavar los pies de los invitados a su llegada. La noche de la última cena no había ningún esclavo presente.
Es aparente que a los discípulos tampoco se les había ocurrido lavar sus propios pies ni lavar los pies de los demás cuando llegaran. Así que, según las Escrituras, durante la cena Jesús mismo se levantó, se ciñó una toalla como lo haría un siervo, y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos (Juan 13:4-5). Lo que Él hizo era algo que simplemente no se hacía. Los discípulos debían lavarle los pies de su maestro, pero un maestro nunca debía lavarle los pies a sus discípulos. Sin embargo, Jesús, después de atarse la toalla, y ante las protestas de Pedro y los demás (Juan 13:6), les lavó los pies.
Los discípulos se sintieron totalmente humillados por lo que Él hizo. Él era el mayor entre ellos, pero tomó el lugar de siervo al lavarles los pies. Sus acciones fueron tanto una reprimenda como un ejemplo para ellos. Era un verdadero líder. Él había venido para servir, no para ser servido. ¡Cuán diferente a nuestro día! Hoy todavía se espera que los discípulos le laven los pies a su maestro, pero nunca que los maestros le laven los pies a sus discípulos. Buscamos exaltarnos en vez de humillarnos como lo hizo Jesús. La manifestación del verdadero cristianismo no descansa en cómo nosotros tratamos a personas de mayor importancia que nosotros, sino en cómo tratamos a las personas que consideramos menos que nosotros. Lo que Jesús hizo dejó un sabor amargo desde el comienzo de la cena.
TRES NOTICIAS INESPERADAS
Es increíble, pero después de ese incidente, las cosas empeoraron para los discípulos. Después de que Jesús volvió a tomar Su lugar en la mesa, les dijo a Sus discípulos algo que los sacudió desde lo más adentro de su ser.
De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar
(Juan 13:21).
Esa declaración tomó a los discípulos totalmente por sorpresa. Tan pronto que Jesús lo dijo, los discípulos empezaron a preguntar entre sí, ¿Quién es? ¿Quién va a traicionar a Jesús?
Me imagino que sus mentes corrieron en dos direcciones. Posiblemente algunos se preguntaron, ¿Seré yo?
Otros miraban a la persona sentada al lado de ellos y se preguntaban, ¿Es él?
Las palabras de Jesús solo habían agregado más a una situación de por sí difícil. Lo siguiente que Jesús les dijo fue todavía otro golpe más duro a sus corazones.
Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir
(Juan 13:33).
Esas palabras eran devastadoras. Habían pasado un poco más de tres años desde que ellos habían abandonado todo para seguirle. Todo. Ahora les estaba diciendo que se iba. Imagino que con estas palabras, sus corazones se entristecieron y entraron en total confusión. ¡Ellos estaban esperando que Jesús restableciera el trono de David en Israel! Pero en lugar de ello, ahora les decía que se iba.
Después de que Pedro escuchó a Jesús decir estas palabras ya no escuchó nada más de lo que Él dijo. Es como cuando vas al médico y te dice que tienes cáncer. No importa cuánto más dure la conversación, la última palabra que oíste fue cáncer
. Pero Pedro quería saber a dónde se iba, solo que la respuesta de Jesús fue, A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después
(Juan 13:36). A esto, Pedro respondió, Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti
(Juan 13:37). Dudo que Pedro estaba preparado para la respuesta de Jesús cuando dijo:
De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces
(Juan 13:38).
No, la cena no había comenzado bien. Después de reprender a los discípulos con Su ejemplo como siervo, Jesús les dijo tres cosas: Uno de ustedes me va a traicionar
. Los voy a dejar
. Pedro, me vas a negar
. Me imagino que a todos se les fue el apetito.
BUENAS NOTICIAS
No se turben vuestros corazones. Creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
(Juan 14:1-2)
Pero después de darles todas las malas noticias, Jesús comenzó a darles las buenas noticias. Primero les dijo, No se turben vuestros corazones. Creen en Dios, crean también en mí
(Juan 14:1). Luego les explicó que aunque se iba, regresaría por ellos un día para que pudieran estar con Él donde Él estaba. ¿A dónde iba? Iba a la casa del Padre para preparar un lugar para ellos, y cuando terminaba de prepararles un lugar, regresaría por ellos y los llevaría allí. Con eso, los corazones de los discípulos comenzaron a animarse de nuevo (Juan 14:2, 3). Un poco más adelante, Jesús les dijo que aunque se iba, no los dejaría solos (Juan 14:18). Les dijo que en Su ausencia, el Padre les enviaría otro Ayudador, el Espíritu Santo, que estaría con ellos para siempre. No solo estaría con ellos, estaría en ellos. Tendrían mayor comunión con el Espíritu Santo que la que habían tenido con Él hasta ese momento. El Espíritu Santo vendría y sería su Ayudador. Aunque no creo que entendían totalmente lo que les estaba diciendo en ese momento, sus corazones fueron confortados por esas palabras (Juan 14:16, 17).
En los siguientes capítulos veremos a fondo lo que Jesús dijo acerca del Ayudador. Veremos quién es y por qué ha venido. Veremos el momento cuando se cumplieron las palabras de Jesús acerca de Su venida. Jesús les dijo a Sus discípulos que les convenía que Él se fuera, porque si no se iba el Espíritu Santo no vendría. Era como si estuviera haciendo una comparación entre Él estando al lado de ellos de manera física, o el Espíritu Santo estando adentro de ellos para siempre. Para Jesús, la mejor de las dos opciones era la presencia del Espíritu dentro de ellos para siempre. Ésta es la relación que está disponible para nosotros hoy en