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Fractales de Dios
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Libro electrónico249 páginas3 horas

Fractales de Dios

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A partir de la experiencia cercana a la muerte de una mujer, se desarrolla una sorprendente historia que explora las profundidades de la creación del hombre y el proyecto mismo de su creación. La sicóloga clínica, la Dra. Kathy Forti, nos comparte su experiencia en el año 2003, cuando su corazón se detuvo y fue ayudada por seres de luz multidimensionales para que volviese a la Tierra. La meta de estos seres es traer la sanación a nuestro mundo. Con sus nuevos Guías, ella investigó el mundo de las físicas y la geometría sagrada, con ello aprendió cómo cierta información matemática clave puede afectar nuestra consciencia y nuestras células. Las experiencias místicas de la Dra. Forti cambiarán para siempre sus conceptos sobre la vida, la sanación y el verdadero potencial del hombre para llegar a un cambio evolutivo. Esta profunda y reveladora historia narra el propósito de la esencia de nuestras almas, para que podamos encontrar una mayor conexión con la Fuente Divina que se encuentra en todos los seres vivos.  

IdiomaEspañol
EditorialRinnovo Press
Fecha de lanzamiento20 ago 2014
ISBN9781633393707
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    Fractales de Dios - Kathy J. Forti, Ph.D.

    Capitulo 1

    DESPERTAR

    Morir no es más que pasar de una habitación a otra. Pero saben, para mí hay una diferencia, porque yo podré ver dentro de esa habitación. – HELEN KELLER

    Un evento, ya sea grande o pequeño, puede cambiar tu mundo entero y nada volver a ser igual. Esto puede ocurrir muchas veces en nuestra vida, a veces requiere que hagamos pequeños cambios en ella, en nuestro viaje espiritual. Me di cuenta de esto cuando tuve que resistir algo, algo que persistió hasta que lo corregí y tomé una mejor decisión. Cuando las cosas van mal, pareciera que el universo tiene una forma particular de decirnos Kathy, estas yendo por el camino equivocado. Ahora vuelve y todo empezará a ir bien otra vez Hacia el año 2003, con muchos más problemas y perdidas en mi vida, sentía que había ganado un poco más de sabiduría o al menos eso pensaba.

    En la mañana del 15 de mayo del año 2003, mi camino en la vida abrió una nueva avenida cósmica. Había recorrido mucho en mi vida desde mi etapa de periodista y en el Hogar Ronald McDonald en la década de los 70. Ahora, era sicóloga clínica y tenía una consulta privada en Los Ángeles. Ese día estaba terminando las consultas de mis pacientes, mi último cliente, una budista devota, esa noche antes de irse me informó que era el comienzo del Eclipse de luna llena Wesak, que coincidía con una de las festividades más importantes para los Budistas. Me contó que la luna de esa noche estaría en un alineamiento especial que crearía un puente entre el Cielo y la Tierra, y ella y muchos otros estarían meditando esa mañana. Recuerdo me dijo que ese evento era una oportunidad única para asistir la expansión de la conciencia humana. Le sonreí y le dije adiós. Para mí no era más que otra noche, estaba cansada y lista para regresar a casa.

    Mientras caminaba a mi auto, lo había estacionado en un lote abierto, adyacente al edificio de mi oficina. Miré la luna y se veía como la de cualquier otra noche, no estaba necesariamente más brillante o profunda. A diferencia de mi cliente, no tenía mayor importancia para mí, estaba demasiado ocupada pensando en examinar mis casos clínicos. Tenía una gran cantidad de pacientes muy difíciles y me preguntaba si algo de lo que estaba haciendo haría alguna diferencia. Cada terapeuta se cuestiona la efectividad de su trabajo en algún punto de su carrera, algunos lo hacen más que otros. Desde el ataque al World Trade Center, parecía que los pacientes que veía estaban más ansiosos y asustados que antes. Era posible dividir la vida de las personas en una vida antes del 9/11 y después del 9/11. El mundo había cambiado de una forma clara y mi trabajo, como el de cualquiera en el área de la salud mental, se había vuelto más difícil. ¿Acaso estaba lista para hacer un cambio? Seguro, pero no tenía idea qué dirección tomar o qué hacer.

    Cuando iba a tomar la manilla para abrir el auto, sentí que un extraño sonido salía de mi pecho. Fue tan dramático e inesperado, que me detuve y me pregunté, ¿Qué demonios fue eso? Sentí como si algo hubiese dejado mi cuerpo físico y que ya no era la misma persona que era hace unos segundos atrás. Me sentí totalmente vacía. Tenía una profunda sensación de vacío, una sensación de vacío profundo que nunca antes había sentido. Era algo parecido a la sensación de haber perdido a toda mi familia de un momento a otro. Y con eso, sentía la clara sensación de que mi trabajo aquí en la tierra había terminado. Todo esto pasó en segundos. Sentimientos y pensamientos que eran nuevos para mi, ahora eran el centro de mi vida. No tenía idea que es lo que había pasado.

    No consideré pedir asistencia médica, ya que no me sentía enferma ni tampoco sentía dolor. Mi respiración parecía normal y mis movimientos parecían lo suficientemente normales para poder conducir a casa por mis medios sin tener algún accidente. Era solo una experiencia extraña y desconocida, no sabía qué hacer con ella. Al ser psicóloga, naturalmente usé mi instinto analítico, me preparé un poco de reconfortante té caliente cuando llegué a casa y me apoyé en la almohada de mi cama. La calidez del té no logró eliminar ese sentimiento que me decía que ya has terminado con tu trabajo como lo conocías.

    Comencé a analizar mi vida, buscando pistas que pudiesen explicar este sentimiento persistente. ¿Podría tener depresión sin haberme dado cuenta y no estar en contacto con mis sentimientos? No lo creía. Mi salud estaba bien, no era millonaria pero mi consulta privada me permitía pagar mis cuentas. Me había divorciado hace unos años, pero la separación fue amistosa y en ese momento no tenía interés en el amor o en tener relaciones complicadas. Tenía mucha cercanía emocional con mi familia, aunque no estuviésemos cerca. Mi hermana y su marido vivían en Nueva York, mi hermano en Florida y mis padres aún vivían en el barrio dónde crecí, en Chicago. Aunque mis padres estaban envejeciendo, estaban en sus ochenta, pero aún eran autosuficientes y tenían movilidad. Por esto, nada de lo que pensaba podía explicar por qué mi mente estaba enfocada en este sentimiento.

    Se me ocurrió que quizás el sentimiento de mi trabajo en la Tierra como lo conocía había terminado era porque me estaba preparando para morir. Rápidamente otro pensamiento mucho peor apareció en mi cabeza, ¿Qué pasará si en realidad no me estoy preparando para morir y tenga que vivir con este sentimiento por el resto de mi vida? Si tuviese que vivir 20, 30 o 40 años con este sentimiento de vacío, entonces supe que sería un horrible momento. Mi vida siempre ha tenido propósitos, no podía comprender el pensamiento de sentirme vacía y arruinada. Pero tampoco podía pensar en ninguna meta a futuro, solo trataba de darle sentido a lo que me estaba ocurriendo.

    Y fue en ese momento que mi vida cambió. Un segundo, estaba totalmente consciente tomando mi té y al minuto siguiente mi visión periférica comenzó a empañarse y lo único que podía ver era un viejo receptor de radio con perillas encima de un pedestal, bajo una carpa en medio de un vasto campo verde. Mientras iba hacia la radio sin hacer algún esfuerzo físico consciente, vi un turbulento remolino espiral en mi cabeza, cada vez se movía más rápido mientras iba hacia la radio. Sentí como si hubiese sido disparada del remolino hacia un oscuro túnel horizontal, muerta. No volví a sentir mi cuerpo físico, pero aún estaba consciente de su forma, me sentía increíblemente liviana. Estaba consciente de que me movía por este túnel a una gran velocidad. Era una sensación familiar, sabía que ya había estado alguna vez. Sin embargo, estaba viajando de forma horizontal y podía ver una luz al final del túnel; una luz brillante que titilaba y brillaba. Fue en ese momento cuando la verdad me golpeó ¡Dios mío, este es EL túnel! Un torrente de pensamientos me bombardeó ¿He muerto? ¿De qué morí? No estaba enferma. ¿Qué ocurrió? ¿Se acabó? Me sentía con pleno dominio de mis facultades y estaba procesando esta información a una velocidad inusitada.

    Curiosamente, no me sentía ansiosa ni asustada. Una sensación de aceptación y asombro tomaron lugar rápidamente. Estaba camino a LA LUZ ¡vaya! Fue el más breve de los segundos cuando pensé, Oh, mi vida terminó. ¡¿Qué tan rápido había sido?! Pero al mismo tiempo, todos estos pensamientos fueron reemplazados por una intensa curiosidad. Imaginé que si en realidad había muerto, no había mucho más que pudiese hacer ahora, así que solo me dejaría llevar. Sería mejor no luchar contra el proceso y ver dónde me llevaría. Esta podría ser MI gran aventura. Al mirar atrás, es sorprendente saber qué es lo que pasa por tu cabeza en momentos así. Recuerdo haber tenido un pensamiento fugaz, quizás no estaba volando por el túnel de forma horizontal sino como Superman, muerta, como si estuviese en una cinta transportadora invisible. Pero de alguna forma, sabía que este era mi método de transportación. Todos lo hacemos de forma distinta. Lo supe sin saber por qué, esta era la forma en que siempre lo hacía, pero más rápido.

    A diferencia de otras experiencias cercanas a la muerte, no vi a ningún ser angelical o algún familiar fallecido en el túnel. No había música celestial, ni colores sicodélicos, ni seres de luz viniendo a buscarme. No tuve una reseña de mi vida. Tenía un sensación distinta, lo había sentido más de una vez, sentía que ya había pasado por esto antes y ya no necesitaba el concierto de bienvenida. Estaba sola y mi consciencia estaba bastante concentrada. Tenía un sentimiento de clara omnisciencia de que el túnel, en el que estaba, era un dispositivo de conversión energética que permitía que mi propia energía acelerara o disminuyera dependiendo de la densidad del plano que estuviese dejando o entrando. Sabía que el plano terrestre era mucho más pesado y denso que al que iba. El túnel me ayudaba a sincronizar mi cuerpo energético.

    Estaba consciente de que mi cuerpo estaba siendo preparado mientras me movía más rápido hacia la Luz Blanca. Se sentía como algo atractivo y familiar. Sentía como si fuese a casa y que todo iba a estar bien. Recuerdo haber tenido un pensamiento fugaz sobre mi familia, sabía que se apenarían, pero estarían bien de todas formas. No sentía ningún arrepentimiento. No tenía ni un esposo o hijo en casa que pudiese quedar devastado por mi muerte inesperada. Nada me retenía. Estaba emocionada por ir a donde iba, me sentía liberada. Entonces, justo antes de poder llegar a la luz, me detuve; en realidad sentí como si alguien me hubiese detenido. Solo me cerní al borde de la Luz. Sentía que algo me atraía, pero no era capaz de ir hacia ello. Lo digo porque traté de dirigirme a ella de forma consciente, pensando que en ese momento debía tener la capacidad y el poder de hacerlo. Traté muchas veces, pero no tuve éxito. Nunca escuché de alguien que quedara atrapada en el túnel. ¿Tal vez esto es a lo que se refieren cuando una está atrapada en el Limbo? Esperé pensando que si dejaba de lado mis expectativas podría escabullirme en la Luz, tal vez era una prueba. No sé cuánto tiempo estuve volando por ahí esperando que algo ocurriera, cuando de un momento a otro tuve el irreverente pensamiento: ¡Esto es aburrido!

    Con este pensamiento, hubo una implosión de energía proveniente de la luz, que me imbuyó directamente. Lo sentí en cada una de las células de mi cuerpo. Vibraba con vida y era un sentimiento expansivo de antigüedad y sabiduría. Mientras la energía recorría mi cuerpo, giré con una gran fuerza intencional y fui lanzada de vuelta al túnel, tan rápido como fue posible, nuevamente de forma horizontal y muerta. Parecía que había algún tipo de urgencia dentro de mi ser, ya que había sido devuelta a tal velocidad.

    Escuchaba voces alentadoras en mi cabeza que decían: Respira Kathy, respira. No tenía idea de la identidad de estas voces o cuánto tiempo había pasado, pero de alguna forma estas palabras eran reconfortantes. De golpe, ya estaba de vuelta en mi cuerpo físico, solo para descubrir que el lado izquierdo de mi cuerpo estaba completamente paralizado y el resto de mi cuerpo estaba bastante débil. No me podía mover, estaba sola y sin ayuda. Ocurre un breve momento de pánico cuando te das cuenta que no puedes alcanzar el teléfono y estás sola, en esos momentos nos damos cuenta de lo indefensos y vulnerables que somos. Las voces en mi cabeza seguían tranquilizándome, decían que respirara tranquila, que me relajara y que todo estaría bien. No tengo pruebas médicas para probar esto, pero sabía con toda certeza que mi corazón se había detenido y que ellos (quienes sean que fuesen) estaban tratando de traerme de vuelta a mi forma física. Desde un punto de vista sicológico, escuchar voces en tu cabeza no es el pensamiento más reconfortante. Definitivamente había tratado a pacientes que caían en esta categoría de diagnóstico. Por lo tanto, era natural que en ese momento o en más de alguno, cuestionara mi salud mental.

    Sin embargo, me di cuenta rápidamente que no tenía otra alternativa que escuchar a estas voces y aceptar sus útiles instrucciones. Mientras estaba ahí, incapaz de hacer algún movimiento, tenía plena consciencia de que mi cuerpo había sido encendido y reconectado por alguna fuerza invisible. Podía escuchar clics en mi cabeza mientras partes de mi cuerpo volvían a conectarse, sentía como volvía la movilidad lentamente. Sentí un enorme alivio y gratitud. Mi cuerpo estaba funcionando de nuevo. Bajo de mi cuerpo el colchón estaba húmedo, el té que estaba tomando antes de mi experiencia en el túnel se había derramado en toda la cama.

    Traté de moverme de la cama, pero noté que aún sentía una pequeña presión en el área de mi corazón. Me preocupé, sentí la inquietud de que necesitaría ir a ver a un cardiólogo lo antes posible, para asegurarme de que no tuviese ningún daño irreparable en mi corazón. Las voces volvieron y decían que no era necesario ir a ver a algún doctor, que todo estaría bien. Ellos sabían lo que estaban haciendo, y lo hicieron durante horas después de mi experiencia. La presión que sentía en mi pecho desapareció, ahora estaba renovada y llena de energía.

    A lo que me refiero con nueva energía, es a la sensación que sientes cuando tienes una transfusión y te sientes listo para correr una maratón. Ya no me sentía vacía, al contrario, me sentía enormemente llena. Sabía que no me estaba preparando para morir porque estaba segura de que casi lo había hecho una vez y que Dios aún no me permitiría dar mi última vuelta. Tenía la sensación de que si daba esa vuelta, no querría volver. Y estaba bastante segura de que debe existir una muy buena razón para lo que ocurrió y también para mi regreso. Aún no estaba realmente consciente de cuál era esa explicación, pero lo descubriría en muy poco tiempo.

    Capitulo 2

    GEEKDOM

    Lo que determina nuestro destino es la elección, no la oportunidad. - ARISTÓTELES *

    Después de 24 horas de haber regresado a mi cuerpo físico, comenzó un cambio extraordinario en mí. Mi mente y pensamientos estaban llenos de ciencia y física del mundo, específicamente, física cuántica y matemáticas. No me llamaba mucho la atención ninguna de estas áreas antes de mi experiencia, pero ahora parecía casi un pensamiento obsesivo, como un adicto con necesidad de drogas.

    Cada vez que iba a dormir, despertaba casi como un reloj despertador entre las 3:00 y las 4:00 am cada noche, con pensamientos y preguntas científicas en mi cabeza. Pensamientos sobre planos dimensionales, torques, energía y por sobre todo me abrumaban las matemáticas. Literalmente no podía volver a dormir hasta que me levantara, fuese a mi computadora a investigar cada una de las cosas que pensaba, incluyendo la Teoría de cuerdas. Esto abrió las puertas de un mundo nuevo para mí, en las noches tenía mis clases especiales. Cada noche, sentía que aumentaba mi capacidad de entendimiento sobre la física y aprendía más que solo lo básico. Lo más impresionante fue que realmente entendía lo que leía. De alguna forma, como resultado de mi experiencia, había desbloqueado una parte de mi cerebro donde residían conceptos más difíciles, además del amor por las ciencias y las matemáticas.

    Estaba emocionada por aprender todo sobre inventores visionarios como Nikola Tesla, quien no solo creó la Corriente Alterna (AC) que utilizamos hoy en día (la mayoría de las personas creen equívocamente que Thomas Edison la creó), sino que también encontró la solución para que hubiese energía eléctrica gratuita en la tierra. Este descubrimiento fue lapidado cuando un banquero, J.P. Morgan, quien apoyó financieramente las investigaciones de Tesla en un principio, retiró todo el financiamiento después de darse cuenta que no lograría ganar dinero con la electricidad gratuita.

    Me pregunto por qué no había oído hablar de Tesla en las clases de ciencia de la escuela. Casi todos los ingenieros y físicos conocen sus inventos. A principios de 1900, él había tenido la visión de que el mundo tendría accesos inalámbricos y propuso cómo se podría haber hecho. Marconi robó las ideas de Tesla y se adjudicó el crédito por la creación de la radio. Hoy, Tesla tiene cientos de patentes en Estados Unidos, escondidas bajo llave por la protección nacional de seguridad del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Los inventos de Tesla, que incluían la levitación y teletransportación de objetos y posiblemente la de personas, pudieron haber cambiado nuestro mundo.

    Mis estudios nocturnos se hacían cada vez más interesantes, cuando oí las voces de antes en mi cabeza haciendo comentarios sobre la información que leía en Internet, noté que me estaba alejando de algunos sitios web de investigación que al parecer no tenían ningún merito o peor aún, ningún ápice de Verdad. A ellas (las voces) les importaba la verdad. Cuando leí por primera vez sobre el Súper Colisionador de Hadrones en la Organización Europea para la Investigación Nuclear, en Suiza, buscaban la Partícula de Dios o el Bosón de Higgs, una partícula hipotética que los físicos creen que le proporciona masa a todas las otras partículas y por lo tanto, explicaría nuestro origen. Ellos dicen que esta información no es exacta, pero era lo que habíamos alcanzado como raza sobre el conocimiento del universo. Me dijeron que no existía una partícula de Dios definitiva o finita. Incluso en lo que parece una estructura finita, existe la infinidad. El universo es un holograma con universos dentro de universos. No hay inicio ni final, sino un bucle infinito, casi con una forma toroidal. Me refiero a que no importa cuántas veces dividan una partícula, seguirán encontrando otra partícula más pequeña, como una Matrioska Rusa, una muñeca dentro de otra muñeca y así sucesiva e infinitamente.

    Noche tras noche, pasaba horas frente a la computadora aprendiendo sobre la energía del mundo y al día siguiente veía a mis pacientes sin sentir una gota de cansancio. La información me alimentaba. No es que ahora tenga la capacidad para enseñarla, pero sí me sentía obligada a aprender todo lo posible sobre nuestro mundo y en lo posible sobre otros mundos. Había una gran fuente de información allá afuera y estaba ayudando a expandir mi

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