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Mi Gran Amigo
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Libro electrónico419 páginas7 horas

Mi Gran Amigo

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Información de este libro electrónico

Los milagros existen en nuestras vidas cada dia. Vivir en esta maravillosa tierra diseñada por el arquitecto de los cielos, es un milagro. Despertar cada mañana es un milagro. Contar con el amor de todos los que nos rodean, es un milagro. Poder observar el horizonte donde se besan los mares y los cielos, es un milagro. Percibir el perfume de una flor y alegranos con su bello color, es un milagro. Es un milagro para nosotros cada día recibido al comprender el Sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo por nosotros. A El, nuestro Salvador y Redentor, dámos gracias.

Todo cuanto desees alcanzar en tu vida, es posible para ti, siempre y cuando, Jesucristo sea tu mejor amigo.

IdiomaEspañol
EditorialSol Brillante
Fecha de lanzamiento14 dic 2011
ISBN9781465847225
Mi Gran Amigo
Autor

Sol Brillante

Un dia llegó a la iglesia, un nuevo Obispo. Me llamó para una entrevista y me dijo: " Hermana, los sucesos que acontecen en tu vida, no son los que normalmente ocurren en las vidas de los demás. Así como grande pruebas tú has tenido que soportar y pasar, también, Nuestro Padre Celestial tiene grandes bendiciones para tí". Si, pienso que la balanza tiene que estar equilibrada. Aunque terribles han sido muchos de los sucesos en mi vida, siempre he tratado de no perder la fé, he tratado de mantener viva la esperanza de un futuro mejor. Hoy día, y despues de cruzar los valles, rios y montañas en mi vida, he llegado a una nueva ciudad, donde me espera un futuro mejor, siempre acompañada de mi Señor y Gran Amigo, Mi Salvador y Redentor, mi Señor Jesucristo. Hoy al finalizar este libro, deseo decir a todos mis lectores, gracias, pues ustedes son y serán siempre mi inspiración. Desde lo más profundo de mi alma, gracias, ustedes me han devuelto la sonrisa. ¡Feliz Navidad!

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    Mi Gran Amigo - Sol Brillante

    A quien desde el dia de mi nacimiento, puso sus ojos sobre mi cuna.

    A quien cuidó de mi infancia, y de los abusos de los mas grandes.

    A quien me ha protegido y me sigue protegiendo hasta el dia de hoy.

    A quien puso en mi camino guía divina en esta tierra para conducirme hacia los senderos de la felicidad y la prósperidad.

    A quien ha estado conmigo en todos los instantes de mi vida.

    A quien sigue haciendo milagros en cada segundo de mi existencia.

    A quien me ha sacado de las tinieblas y me condujo hacia la luz.

    A quien dio su vida por mi.

    A ti, mi Señor Y Salvador Jesucristo.

    Prologo

    En un tiempo de mi vida se me llamo para asignarme un trabajo que considere no era una simple tarea, sino una gran responsabilidad. Me pregunte como la llevaría a cabo pues no tenia la experiencia que se requería para poder cumplir con lo que se esperaba de mi.

    Pensé hablar con personas que, si, tenían el conocimiento sobre lo que se me había pedido. Decidí llamar por teléfono a un señor periodista de un canal de televisión.

    De pronto me encontré preguntándole:

    ¿Como se escribe un libro?

    Sencillamente, relata las cosas tal y como sucedieron me respondió.

    ¿Cuales son las cosas que debo escribir, las buenas o las malas?

    Todas respondió.

    Después de hablar con el, mi mente quedo en blanco, pasaron unos días, de pronto mis pensamientos estaban organizando como debía empezar. Deje todo cuanto hacia al momento, me senté cómodamente, y comencé a escribir.

    Aprendí, que la inspiración se puede buscar, pero que generalmente, esta, cuando tu menos lo espera, llega sola.

    Introduccion

    Alarmada por lo que veo, en el mundo de hoy, quise escribir este libro, para relatar la vida de una familia, que crío sus hijos, sin las computadoras, sin el Ipod, pero que si, aunque fuertes experiencias tuvimos que vivir, prefiero haber crecido con aquella vida sencilla y no con las excentricidades y la inmoralidad que se vive hoy día.

    Lo que se vive hoy, es impresionante; el desenfreno de las gentes que componen una sociedad cada día mas corrupta tanto por adultos y mucho peor, por los jóvenes.

    Todo lo hermoso, parece haber desaparecido, prima el sexo, el adulterio, la fornicacion, la pornografía, el aborto, el uso de las drogas, el robo, el lenguaje obsceno, el desfalco, los asalto a inocentes queriéndose apoderar de lo que a otros tanto les ha costado. Lo peor, en este mundo, es que para muchos, quitarle hasta la vida a algún semejante, parece algo tan fácil, como tomarse un vaso de agua.

    No existe la moral, la honradez, el amor, el respeto a la vida, el compromiso con la familia, la responsabilidad; para muchos, el matrimonio es solo una prueba de laboratorio para saber como le ira. Si el otro cónyuge carga con todas las responsabilidades, me quedo contigo, sino, me marcho lo mas rápido posible hacia donde me ofrezcan mas.

    La mayoría de los terrícolas, parecen querer una vida fácil, sin el mas mínimo respeto por nada. La juventud, en un gran numero, parece una manada de animales desbocados con dirección hacia el pecado para lo cual, parecen tener millones de centros de diversión, donde todas sus porquerías les son permitidas, especialmente, el sexo.

    Los adolescentes, que, recién dejados sus biberones de leche, y sin saber aún cepillar bien sus dientes; pasan a desear y experimentar experiencias sexuales de forma degradante acompañadas del uso de las mas peligrosas drogas.

    Algunos de ellos, van mas lejos, profanando hasta sus propios hogares, teniendo sexo cómodamente en casa, cuando sus progenitores, soñolientos, viejos y cansados; salen hacia sus lugares de trabajo, para traer el salario que les permitirá darles una mejor vida a sus irresponsables hijos.

    Nosotros, padres alarmados, somos considerados como venidos de los tiempos del diluvio, cuando electricidad no había; aún así, no debemos desfallecer, no permitamos que nos roben nuestro espacio, sobre todo, sigamos siendo rectos, honesto y decentes.

    Nosotros marcamos el camino hacia la rectitud, nosotros somos la diferencia, entre lo bueno y lo malo; ¡somos lo primero!

    No nos demos por vencidos, volvamos a reconquistar el mundo, por supuesto que no será fácil, talvez comencemos, pero tengamos la seguridad de que si nos tomara cien años reconstruir nuestro mundo; vendrán otros que tendrán el deseo de seguir lo que tanto nos costo empezar. ¡Dios nos lo agradecerá!

    Mis relatos, es posible que a muchos les parezcan escritos por un ser venido de un lejano planeta a millones de años luz de atraso en el sistema solar y es que:

    Necesitamos expresarnos en simples palabras buscando llegar a ser entendidos por los lectores de menos cultura; aquellas personas que no entienden el significado del lenguaje depurado.

    Necesitamos hablar claro, sobre todo, para llegar a ser entendidos por los que hoy pierden su tiempo, haciendo tantas maldades. Necesitamos darnos a entender buscando llegar ablandar el corazón de muchos, para que tomen conciencia de lo importante que es su participación en mejorar este, su mundo.

    Dejémonos de escribir bonito, pero sin resultados, porque la mayoría del mundo, compra los libros pero, no nos entienden. Ganar un gran premio, por la lectura de nuestro libro por un grupo selecto del mundo, no seria para mi la gran cosa. Mi gran premio seria, que, con la lectura, de este, mi primer libro, mi escritura fuera leída por todos aquellos que hacen tanto daño a la sociedad, leído por todos los que hasta hoy, no se han detenido a pensar en Dios, quien todo lo mira; quien hace justicia, quizás tarde, pero, segura; que esta lectura les llevara a meditar y cambiar sus vidas hacia el bien. Deseo pedir, a todos quienes adquieran este libro, se detengan; quizás, ustedes, lectores, lleven toda su vida escuchando consejos como este, pero, siguen ignorando el llamado a corregirse. Piensen que hubiera sido de ustedes si en su pasado, hubieran actuado de forma diferente; mediten decidiendo actuar en base a encontrar la felicidad en sus vidas, recordando, que aún ustedes hagan lo mejor, de todas maneras, vendrán tiempos difíciles. Dios no nos prometió un camino de rosas sin espinas, nos dio leyes para aprender a obedecerlas y caminar entre ellas procurando recibir la menor cantidad de punzadas. Seamos cuidadosos al situar nuestros pies en nuestro camino diario. Si nos tocara recibir algunas punzadas, tratemos de aprender cual es la lección que esta experiencia nos deja, pero, sobre todo, nunca volvamos atrás.

    Capitulo 1 Mis Padres

    Mis padres fueron ambos divorciados de sus primeros matrimonios.

    Papá, tenia cinco hijos, Mamá dos.

    El nació 26 años antes que ella.

    Mi padre, después de terminar sus estudios primarios, escuela intermedia y secundaria, continuó en la universidad matriculándose en la carrera de leyes.

    En aquellos años había ganado las elecciones presidenciales quien desde el comienzo de su mandato sembró en la población de la isla la persecución para los opuestos a su partido político.

    Al terminar su segundo año como presidente, la situación política de la isla era muy difícil.

    En poco tiempo, el tirano fue apoderándose de los bienes privados, cambiando leyes y poco a poco sembrando el miedo más que ello, el terror, en los habitantes de la isla.

    No pasó mucho tiempo cuando la libertad de expresión, había muerto.

    Estaba claro que el señor presidente estaba dando pasos hacia una tiranía; comenzó a sembrar el terror entre aquellos ciudadanos que pocos años atrás le habían elegido para dirigir los destinos de la nación.

    Comenzaron las persecuciones, atropellos, violaciones y actos degradantes por parte de las autoridades, que fueron sembrando el descontento en la población quienes en su mayoría soportaba calladamente pues revelarse públicamente le conduciría a perder su trabajo, además, le podía costar la vida no solamente a esa persona, sino también a toda su familia.

    Mi abuelo paterno era militar, quien no estuvo de acuerdo con lo que estaba sucediendo en el país y secretamente, manifestó su descontento a un amigo quien más adelante lo traicionó comentando su opinión a compañeros militares que a su vez lo comunicaron a otras personas de más alta posiciones en el gobierno.

    En poco tiempo toda la familia de mi padre perdió todo cuanto tenían, pues el gobierno, se apoderó de sus bienes; perdieron la tranquilidad pues al oponerse su padre (mi abuelo) al régimen dictatorial, fue perseguido, apresado y encarcelado siendo después, sometido a torturas en las llamadas (en aquel tiempo) cárceles solitarias.

    Obligado por la difícil situación familiar, y en vista de que su madre se desempeñaba como ama de casa; mi padre abandonó sus sueños de embarcarse hacia Paris, Francia donde continuaría su carrera de leyes y se dedicó a trabajar para ayudar a su madre a sacar adelante sus otros tres hermanos.

    Pasado un corto tiempo (no preciso cuanto) un amigo de mi padre, quien comenzaba su carrera política; personaje muy cerca al dictador, de manera clandestina, puso en libertad a su padre (mi abuelo) a espaldas del jefe y diciendo a la familia, que debían esconderlo pues si el tirano tenía conocimiento de ello, las vidas de todos estaban en peligro.

    Sus hijos, le recibieron, le proporcionaron la seguridad necesaria para que los oficiales no supieran que estaba libre.

    Después de un tiempo y ya recuperado, mi abuelo, se divorció de mi abuela y contrajo matrimonio con otra señora con quien también procreó varios hijos, volviendo a divorciarse.

    Se casó de nuevo, teniendo una nueva y numerosa familia en total, el que era hijo único, procreó, según sus familiares, 42 hijos entre sus tres matrimonios y dos mujeres más con las que nunca formalizó su relación, estas últimas dos, eran hermanas, creando esa situación fuertes contiendas entre las familias, pues muchos de ellos eran de sentimientos tiernos y personas responsables, conocedores de la importancia de tener y cuidar su familia.

    Alejado de las rencillas de sus familiares, mi padre comenzó a trabajar como maestro encontrando en su trabajo su verdadera vocación.

    No mucho tiempo después, y en casa de la ultima familia, que procreó; una tarde, estando servida la mesa para el almuerzo, se dirigieron a llamar a su padre (mi abuelo) quien se encontraba dormido, este cómodamente sentado en una mecedora, al mirar que no respondía, se acercaron para despertarle, su cuerpo cansado y maltratado por las torturas, no resistió mas, allí, en la tranquilidad de su hogar, dejó de existir a los 59 años de edad.

    Tiempo después, mi padre comenzó de nuevo sus estudios, esa vez se registró para cursar una carrera como maestro, graduándose mas tarde.

    Su amplia cultura, su vocación unida a su dedicación pues amaba su trabajo, le llevó a escalar puestos más altos dentro del magisterio.

    Aunque era opuesto al régimen político, decidió trabajar calladamente para proteger su familia, aparentando así, estar de parte del gobierno, pues se había casado y procreado cinco hijos.

    Más adelante su matrimonio enfrentó difíciles situaciones de incompatibilidad de caracteres. Se divorció quedando solo en la isla después que su esposa con cuatro de sus pequeños hijos, viajó a vivir a los Estados Unidos de Norteamérica (esto impulsada y apoyada por su madre, quien quería que Papá abandonara su carrera como maestro y viajara a las lejanas tierras, lo cual Papá no aceptó).

    Mi padre les comunicó su deseo de trabajar para ayudar a su pueblo, a superar el analfabetismo ya que tenia grandes ideas para mejorar el sistema de enseñanza en las escuelas.

    Durante ese tiempo, Papá, al encontrarse solo, buscó refugio en el cigarro y en el alcohol. Fumaba mucho, además tomaba bastante bebidas alcohólicas.

    Se vió en obligación de aprender a cocinar, lavar su ropa, planchar y hacer todos los quehaceres de una casa.

    Durante su tiempo de soltero, el gobierno le envío a una región al norte de la isla, acompañado de un amigo. Al llegar al pueblito, se hospedó en el único hotel que allí había; una casa de dos plantas, donde vivía en la parte superior la dueña, una señora que había enviudado después de morir su esposo el único médico titulado que había llegado aquella región desde Puerto Rico y quien había sido asesinado por un amigo en el año 1930.

    A la mañana siguiente se dirigieron por un momento al comedor para desayunar, al levantar la vista hacia la segunda planta, miró una linda niña ataviada con un largo vestido negro. Su amigo, al percatarse hacia donde se dirigía su mirada, asustado, le dijo:

    Es una de las hijas de la señora dueña del hotel, baja la vista porque a ella no le gusta que miren sus niñas, incluso, te puede mandar a abandonar el hotel. La niña tenia dos años de edad. Mi padre respondió: Extraño.

    Siempre he sido un protector de la niñez, sin embargo, me preocupa lo que estoy pensando, y es que pasados los años, sé, que voy a contraer matrimonio con esa niña ya convertida en una señorita dijo ante la mirada atónita de su amigo, a quien le pareció locura lo que había escuchado.

    En seguida, cancelaron sus habitaciones saliendo del hotel para continuar con su trabajo; al terminar, abandonaron el pueblo.

    En el año 1945 mi padre fue enviado por el gobierno, de nuevo aquella región, volviendo al mismo pequeño pueblo donde diecisiete años atrás, se había hospedado en aquel hotel.

    Mi madre de niña era muy traviesa. Sus padres vivían en la cuadra al frente de la iglesia católica, los domingos, se paraba en el frente de su casa antes de comenzar la misa de media mañana. Observaba los campesinos que llegaban a la iglesia con el producto de sus cosechas o sus animales más gordos para pagar sus diezmos. Les gritaba diciendo: No sean tontos, esos animales no se los come Dios, se los preparan los sacerdotes para ellos mismos.

    Cada domingo se repetía la misma escena frente a la casa de su madre, los sacerdotes la conocían y la querían mucho, siempre estaban tratando de entenderla. Eran muy amigos de su madre, nuestra abuela.

    Los días de las celebraciones religiosas, cuando se llevaban a cabo las procesiones sacando los santos para ser llevados por las calles acompañados por el pueblo; antes de eso, ella entraba escondida en la iglesia tomaba el santo de la fiesta correspondiente, lo llevaba hasta su casa escondiéndolo. Al buscarlo en la iglesia para limpiar sus ropas y prepararlo para pasearlo por las calle, se percataban que no estaba. El sacerdote ya sabia de que se trataba, de inmediato decía al sacristán,

    Vayan a la casa de la vuida, de seguro su hija tiene nuestra imagen escondida en su casa.

    Al llegar a la casa, mi abuela la cuestionaba:

    ¿Dónde está el santo de la iglesia?

    No sé respondía, negando todo.

    Vamos a ver, decía su madre, procediendo a buscar en los closets donde encontraba finalmente el santo que entregaba al sacristán.

    Perdonen. Así ocurría siempre, su madre pidiendo disculpas por las travesuras de su hija.

    Los sacerdotes decían:

    ¡No podemos entender, con qué fuerza física ella, pudo mover aquellas pesadas estatuas de yeso arrastrándolas hasta su casa!

    ¿Como logra burlar la vigilancia de la iglesia, su familia y los transeúntes quienes nunca se percataron de ello?

    Ella siempre se revelaba: No me gusta ir a la escuela, cuando sea grande, deseo atender a mi familia, negándose totalmente a continuar sus estudios después de cursar la escuela primaria.

    Mamá era una mujer con una capacidad de servicio increíble. Llevaba en su sangre la vocación para servir. Siempre estaba al pendiente de los enfermos como una de sus tías políticas quien enfermó de cáncer del estómago. No había una enfermera dedicada a cuidarla diariamente a pesar de lo adinerado que eran sus familias.

    Cada día, muy temprano, ella llegaba para bañar y facilitarle todo tipo de comodidades a su tía para quien ella era su niña consentida. Creció convirtiéndose en una preciosa jovencita.

    Su hermana, fue electa reina de belleza de la ciudad. A muy corta edad, un señor fino y educado, de otra provincia se enamora de ella contrayendo ambos matrimonio un 14 de Febrero. Los primeros días transcurrieron dentro de la acostumbrada felicidad de la luna de miel.

    En pocos años, el esposo comenzó a cambiar volviéndose inseguro en su relación con ella y extremadamente celoso.

    Se mudaron a la segunda ciudad más grande de la isla. El trabajaba, ella se quedaba en casa.

    Uno de esos días, su esposo se despidió dirigiendo al trabajo:

    Es hora de marcharme al trabajo, regresaré a la hora acostumbrada, despidiéndose.

    A media mañana, ella avisó a las señoras que trabajaban en la casa:

    Iré a las tiendas para comprar algunos artículos de necesidad para la casa.

    Al querer abrir la puerta de la calle, encontró que estaba totalmente cerrada:

    No me es posible abrirla, exclamo.

    Todas dentro, estuvieron nerviosas pues no sabían de qué se trataba. Asustadas, no gritaron, esperaron y en pocas horas, su esposo regresó a casa, antes de su acostumbrada hora de salida de su trabajo.

    Al escuchar que la puerta estaba siendo abierta, se escondieron tratando de observar quien abría para entrar en casa, estas dispuestas a gritar para llamar la atención de los vecinos como forma de pedir ayuda.

    Grande fue su sorpresa al mirar entrar a su esposo, en seguida y respirando un poquito más tranquilas, ella se le lanza en sus brazos, nerviosa, preguntándole:

    Qué ha pasado, a qué se debe que estemos encerradas en casa, estamos muy preocupadas, qué ocurre?

    El contestó:

    Lo hice por seguridad.

    ¿De qué debemos estar seguras? continuó mi madre preguntando.

    Bueno, puede pasarles algún suceso que prefiero evitar de esa manera contesto.

    Explícame mejor, porque no entiendo nada preguntó de nuevo.

    Te explicare después dijo él, sin más palabras.

    Al día siguiente, se repitió la misma situación. Ya muy asustada, ella le pidió:

    ¿Por favor, puedes darme una razón poderosa para tomar esa actitud ?

    Nuevamente, no recibió más que el silencio. Le preocupaba, ¿porqué callaba?

    Tenían un niño de un año. La situación se repetía. Ante su insistencia, el le dijó:

    Lo que ocurre es que, no quiero que salgas a las calles, no deseo que ningún hombre te mire porque eres muy bonita.

    ¿Celos? preguntó.

    Por favor, no vuelvas a pasar las llaves a las cerraduras por fuera de la puerta, dijo molesta.

    El siguió repitiéndolo cada día.

    Ya cansada, le dijo,

    Si tú haces eso otra vez, a tu regreso no me vas a encontrar.

    De forma oculta y con la ayuda de una de las señoras que trabajaba en la casa, le pidió que al salir a hacer las compras de comida, enviara un aviso a su madre para que fuera a visitarla urgente.

    Dejando todo su negocio, en manos de otras personas, su madre (mi abuela) llegó a la casa, abrazándola pues la encontró muy nerviosa:

    ¿Qué sucede?, preguntó.

    Tuvieron la oportunidad de hablar, explicándole antes de llegar su esposo.

    Al escucharla, preguntó:

    ¿Cómo te puedo ayudar, que deseas?

    Quiero irme a tu casa, no soporto esta situación.

    Acordando ayudar a su hija ante tan complicada y extraña situación, se despidió.

    Al día siguiente le envió un camión que se estacionó una cuadra hacia el sur de su casa. El chófer, con otros hombres los cuales habían ido para ayudarla, observaban la salida del esposo de la casa, cuando este se fuera al trabajo. Ella tenia todo preparado para saltar hacia afuera por una ventana en caso de que las puertas estuvieran selladas por fuera.

    El esposo, se despidió:

    Regresaré, a la hora de costumbre, dijo saliendo a la calle y marchándose hacia las oficinas.

    En pocos minutos, ella, se dispuso a salir de la casa, por la ventana, llamó a sus empleadas:

    Por favor, salgamos, saldré yo primero, luego ustedes, por favor, tengan cuidado de no golpearse, dijo subiendo por una escalera que habían colocado; luego tendrían que dejarse caer desde lo alto de la ventana hasta la calle.

    Los hombres se acercaron cuando ella intentaba saltar.

    No salte, señora, abriremos la puerta, dijeron, rompiendo la cerradura y ayudándole a salir.

    Montaron todo al camión y partieron para el pueblito donde vivía su madre.

    Cuando su esposo llegó a la casa, la encontró totalmente vacía. Su familia, ante su maltrato, le había abandonado.

    El, enloquecido, se dirigió a buscarles.

    Llegó a la casa de su suegra.

    Tocó a la puerta, donde la familia estaba lista, esperando su visita.

    Por favor, deseo hablar con mi esposa, dijo, irónicamente, quien era un hombre muy fino y educado.

    La señora que trabajaba en los quehaceres de la casa, regresó con la respuesta:

    Lo siento, señor, la señora no desea recibirle.

    Dígale, que por favor, me reciba insistió.

    De nuevo la empleada, se dirigió hacia la habitación regresando en pocos segundos.

    Lo siento, señor, pero la señora dice que no desea hablar más con usted y que no regrese.

    Ella, no quiso verle. Tampoco su familia se prestó para que el la pudiera ver.

    La madre le ayudó buscando un abogado publicando su divorcio. Ella se dedicó a cuidar a su hijo y a cuidar de su tía, que padecía de cáncer.

    Tiempo después, una tarde, su tía le envió un mensaje:

    Por favor, es urgente, su tía espera por usted.

    Mi madre, se extraño, porque había estado con su tía durante la mañana, dejándola cómoda, pero, ante su delicada enfermedad, se preocupo, saliendo hacia su casa en seguida.

    Al llegar a la casa, trató de dirigirse hacia la habitación de su tía, pero, la señora de servicio la detuvo, diciéndole:

    No, por ahí, no, venga por aquí, ella se extrañó, pero aún así, la siguió.

    Al llegar a otra de las habitaciones, la empleada, desapareció, mi madre, entro en la habitación, mirando hacia la cama, donde no estaba acostada su tía. Al tratar de salir, para su sorpresa, salio su ex-esposo y tomándola por un brazo le dijo:

    No te vayas, necesito hablarte.

    ¿Pero, qué es esto, cómo estas aquí? pregunto soltándose de su brazo.

    No quiero escucharte, por favor, retírate de la puerta.

    El señor insistió:

    Necesito que me escuches.

    No quiero hablar contigo nunca más, ¿es que no entiendes?

    Por favor, sólo unos minutos.

    O me dejas salir, o grito pidiendo ayuda dijo ella, y forcejeando se soltó de su brazo, saliendo apresuradamente de la habitación.

    Fue a la habitación de su tía, y muy enojada, le dijo",

    Porqué me has hecho llegar hasta aquí para colocarme en esta situación?

    Su tía dijo: Tu sabes cuanto les he querido a ti y a tu familia, solamente, deseo que se reconcilien.

    No es posible, no debiste engañarme, con tu permiso, voy a mi casa.

    Salió muy enojada, y por unas semanas, no acudió para bañar a su tía, evitando así otra desagradable sorpresa.

    Después conoció un señor con quien a escondidas, sostuvo un romance quedando embarazada naciendo nueve meses mas tarde una niña.

    Su madre (mi abuela) se opuso a la relación, quedando ella sola, con sus dos hijos, ya que el padre de esa hija, se fue de la ciudad. No pasaría mucho tiempo sola.

    Meses después mi papá, ya divorciado, se encontraba en el pueblo donde fue trasladado; exactamente al pueblito donde había estado con su amigo, diecisiete años atrás. Conoció una joven de 19 años recién divorciada, con dos pequeños hijos. Se enamoraron, casándose 19 días después y siendo ella, la misma niña, hija de la viuda dueña del hotel del pueblito. Aquella niña que él había visto de pie en la cima de la escalera. Era nieta de una familia española, quienes residían en la isla desde finales 1800.

    ¿Coincidencia o su encuentro y matrimonio estaba escrito en los libros de los cielos?

    Mas adelante Papá fue trasladado a otra provincia hacia el noreste de la isla, desde donde salieron en un crucero ya que la pasión de Mamá, era viajar en barcos; nueve meses más tarde, nació su primera hija de este, su segundo matrimonio, tenían de casados dos años y nueve meses.

    Capitulo 2 Una Hija Buscada, Esperada y Amada

    Nací en un pequeño pueblo de una isla que goza del maravilloso clima tropical de la región. Nuestro suelo está rodeado de hermosas palmeras y cubierto por el astro rey, sol brillante que nuestros ojos pueden admirar desde cualquier punto donde nos encontremos.

    Mi pueblo es de gente amorosa, sencilla, servicial, hospitalaria, valerosa y libre; entre ellos nací, de buenos padres quienes habían unido sus vidas después de sendos divorcios y siete hijos.

    Al nacer yo, Papá fue trasladado a otra región, hacia el oeste, donde un año más tarde nació mi hermano. Dos años después nació otro de mis hermanos. Durante ese tiempo, vivimos en un pueblito donde mi madre tenia una señora que nos cuidaba, esto porque ella tenía que acompañar a Papá a sus actividades.

    Aquella señora a espaldas de nuestros padres nos maltrataba pegándonos y haciéndonos historias de terror. Recuerdo en una ocasión cuando nos relató un cuento donde un terrible personaje con cuernos nos levantaba con sus encorvadas uñas como ave de rapiña dejándonos caer de grandes alturas y nos decía que nuestros cuerpos rebotaban hasta deshacerse en tierra.

    Nosotros muy asustados nos abrazábamos uno al otro, rígidos nuestros cuerpos, después de ella decirnos que el personaje estaba escondido debajo de la cama esperando que nos atreviéramos a bajar para llevarnos de nuevo hacia las aterradoras alturas.

    En otra ocasión, fui empujada cayendo en un grande redondo y profundo hoyo lleno de agua, de donde me sacaron llevándome a casa; al entrar escuchamos todos los platos caer al suelo siendo rotos por una mujer que profería fuerte gritos. Al parecer, fue despedida pues no la vimos más.

    Después, Mamá tomó en casa otra trabajadora, una señora pequeña de estatura pero de gran corazón, responsable y muy amorosa, que se dedicó solamente a los cuidados de mi hermano,

    un año menor que yo. Otra señora, del lugar donde vivíamos anteriormente, cuidaba de mí; se había mudado para seguir con nosotros.

    A nuestro padre, le seguían trasladando de una provincia a otra, su trabajo en ese entonces era inspector de instrucción publica. A el le correspondía ir modernizando el sistema de enseñanzas en las escuelas que funcionaban en lugares muy remotos de la isla, pueblitos donde no había luz eléctrica, tampoco carreteras que dieran acceso a cada comunidad las cuales eran dirigidas por alcaldes rurales. Así, en malas carreteras con piedras, polvo y lodo, transitaba Papá por caminos vecinales. Después fue trasladado de nuevo a un pueblo sobre la cima de la montaña, la ciudad donde vivía nuestra abuela materna.

    El viaje fue en un camión muy grande, viajando en una muy obscura noche y bajo una fuerte tormenta. Íbamos en la parte delantera del camión el chófer, mis padres y nosotros tres; de pronto se oyeron gritos, las ruedas del camión resbalaron y la rueda de atrás del lado derecho se deslizó por un hoyo, estando todos al borde de caer a un precipicio. Tomando todas las precauciones fuimos sacados por el lado izquierdo (el lado del chófer), todos los hombres fueron atrás para levantar el camión y sacar la rueda del hoyo corriendo ellos el riesgo de resbalar también y perder sus vidas.

    Muy avanzada la madrugada y con la ayuda de personas que viajaban en otros vehículos, sacaron parte de los muebles y de la carga en general. Ya con poco peso, fue posible levantar el camión y colocarlo sobre la carretera, luego de lo cual, volvieron a colocar todo dentro y asi, finalmente, nosotros continuámos con nuestro viaje hacia la nueva ciudad.

    Nuestros padres comentaban sobre el brusco movimiento del camión, lo que de seguro había ocasionado la rotura de quizás muchas de las lozas que Mamá llevaba y quizás muebles, pero ella era una mujer emprendedora, nunca se quejó por los tantos traslados o por lo que perdió al viajar de un lugar a otro; cuadros, espejos y reliquias familiares, cuando llegábamos al lugar de destino, como las hormigas, trabajadora, siempre se adelantaba en cuanto a que se esperaba que hiciera. En pocos días, nuestra casa lucía sencilla, pero acogedora.

    Mamá tenia la sabiduría para arreglar todas la cosas o todo cuanto ocurría a nuestro alrededor. No se lamentó, por los amigos que quedaron atrás, más bien celebró el conservarlos a través de la distancia; más que eso, en pocos días, gozaba del amor, la admiración y el respeto de todos, en aquellos lugares donde fuimos llegando a residir, tenia el don de hacer muy buenas amistades, siempre estaba feliz con su familia especialmente al cuidado de sus hijos.

    Capitulo 3 La Inocencia

    En dos años más nació una niña y un año después otro niño muy hermoso. En pocos meses subió de peso, creciendo muy rápido y dando la apariencia de tener más edad, era un bebé feliz. Al cumplir los nueve meses enfermó, sin encontrarle los médicos qué le provoco una alta fiebre. Los esfuerzos por salvarle la vida, fueron inútiles, murió días más tarde. De forma extraña las personas del pueblo decían que le habían hecho mal de ojos. Decían las mujeres ancianas de la isla que cuando los niños eran vistos por personas con muy malos sentimientos, estos, enfermaban siendo el primer síntoma una fiebre muy alta, en pocas horas morían. Muchas de los habitantes del pueblito creían esas afirmaciones.

    Su cuerpecito fue colocado en un pequeño y blanco ataúd sobre una mesa no muy grande situada en el centro de la sala.

    Nosotros sus tres hermanitos de cinco, cuatro y tres años, le mirábamos dormido. No entendíamos porqué le tocábamos y no despertaba.

    Le movimos más fuerte, tampoco despertó, nos preguntamos porqué no abría sus ojos. Lo que más nos llamó la atención era el porqué estaba rodeado de flores y vestido como para irnos de fiesta cuando, nosotros no estábamos listos para salir.

    Nos preguntábamos, porqué lloraban todos, si solamente el dormía. No podíamos entender lo que estaba pasando, mucho menos porque lo llevaron todos fuera de casa y no regresó más, esto sin que nosotros nos cambiáramos de casa, él, se fue.

    Preguntamos mucho, en qué casa estaba, con quién y porqué. Días después nos explicaron que se había ido al cielo con papá Dios y que era un ángel. ¿Porqué es un ángel? Nos dijeron que viviría siempre retirado de nosotros porque tenia que volar para cuidar de otros niños. Tratamos de colocarnos alas, queríamos volar; elevarnos para poderle encontrar.

    ¿Cómo él vuela y nosotros no? de forma infantil tratamos de volar moviendo nuestros brazos de arriba hacia abajo, no fue posible, si recibimos golpes al caer al piso mientras tratábamos de elevarnos desde lo alto de las sillas.

    Lloramos mucho. ¿Porqué otros papas lo habían llevado con ellos si él era nuestro? No recibimos ninguna respuesta que nos tranquilizara, le extrañábamos, nos levantamos muy temprano mirando hacia afuera, hacia las calles, esperando que alguien le llevara a la casa de nuevo. Después nos íbamos para mirar su camita, pensábamos que regresaría. Un día al llegar a la habitación de Mamá, su camita, no estaba, no le volvimos a ver.

    Inocentemente, esos fueron nuestros pensamientos, nuestras preguntas, quedaron sin respuestas satisfactorias.

    En aquel tiempo, no habían tratamientos psicológicos, para ayudar a superar el dolor de los familiares afectados con la muerte de un ser querido. Sencillamente, debíamos ser fuertes, aun la inocencia, parece que teníamos que aceptar y entender que lo único seguro que tenemos los seres

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