Momentos milagrosos

Por Karen Moore

Fuimos enviadas a la tierra para cumplir el propósito de Dios. Este libro nos ayuda a comprender que somos parte del todo; una parte de todo lo creado por Dios para nuestro bien.

• Idioma: Español
• Editorial: Zondervan
• Fecha de lanzamiento: 8 nov 2011
• ISBN: 9780829759280

Karen Moore

Karen completó una Licenciatura Superior en Educación y pasó seguidamente de enseñar a editar para American Greetings. Karen poseía tan variada experiencia laboral en esa compañía que aprendió cómo crear la voz necesaria para cualquier cosa, desde una tarjeta de felicitación hasta una taza para té, y también se aplicó para elaborar las líneas de los personajes con Those Characters from Cleveland. Karen trabajó en la línea original de Care Bears con el fabuloso equipo de Tom Wilson. Sus logros la llevaron posteriormente a Gibson Greetings donde desarrolló accesorios autorizados de Disney y Children’s Television Workshop y películas varias, como Batman y Parque Jurásico. Karen también desarrolló líneas inspiradoras completas, líneas humorísticas, y desempeñó el puesto de Directora Creativa para todas las líneas estacionales en Gibson. Posteriormente, ella pasó a dedicarse a la publicación y ha trabajado como interna e independiente en calidad de editora y escritora habiendo publica?

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Sección uno

Momentos milagrosos de la Biblia

Contemplemos cada una de estas historias del Antiguo y Nuevo Testamento prestando especial atención al milagro mismo y a la oportunidad de que nos ayude a fortalecer nuestra fe como mujeres de hoy.

A pesar de que la Biblia ofrece muchas de tales historias, aquí solo relataremos unas pocas. Que podamos descubrir un nuevo punto de vista de lo que Dios nos permita conocer acerca de sus sorprendentes poder y gracia obradores de milagros.

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El primer milagro para

cualquiera de nosotras es el

que nos pide que creamos…

¡Con Dios todo es posible!

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El relato de Marcos 9:22 es poderoso, porque trata las inquietudes que muchas de nosotras podemos tener acerca de cualquier milagro. Observa nuestra fe y nuestras dudas, y llega a una conclusión.

Aquí está el relato bíblico a considerar:

RELATO BÍBLICO

«Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, vieron que a su alrededor había mucha gente y que los maestros de la ley discutían con ellos. Tan pronto como la gente vio a Jesús, todos se sorprendieron y corrieron a saludarlo.

—¿Qué están discutiendo con ellos? —les preguntó.

—Maestro —respondió un hombre de entre la multitud—, te he traído a mi hijo, pues está poseído por un espíritu que le ha quitado el habla. Cada vez que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos, cruje los dientes y se queda rígido. Les pedí a tus discípulos que expulsaran al espíritu, pero no lo lograron.

—¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho.

Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que éste cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos.

—¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre.

—Desde que era niño —contestó—. Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.

—¿Cómo que si puedo?

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Para el que cree, todo es posible. —¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!».MARCOS 9:14-24

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¿Pueden tener bebés las ancianas? ¡Echa un vistazo al hijo de Sara!

RELATO BÍBLICO

«Entonces ellos le preguntaron:

—¿Dónde está Sara, tu esposa?

—Allí en la carpa —les respondió.

—Dentro de un año volveré a verte —dijo uno de ellos—, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo.

Sara estaba escuchando a la entrada de la carpa, a espaldas del que hablaba. Abraham y Sara eran ya bastante ancianos, y Sara ya había dejado de menstruar. Por eso, Sara se rió y pensó: ¿Acaso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida y mi esposo es tan viejo? Pero el Señor le dijo a Abraham:

—¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hijo en su vejez? ¿Acaso hay algo imposible para el Señor? El año que viene volveré a visitarte en esta fecha, y para entonces Sara habrá tenido un hijo.

Sara, por su parte, tuvo miedo y mintió al decirle:

—Yo no me estaba riendo.

Pero el Señor le replicó:

—Sí te reíste».

Génesis 18:9-15

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Acogiendo el momento milagroso…

¿Alguna vez te aferraste tanto tiempo a las promesas de Dios sin obtener lo que tu corazón esperaba, que finalmente elegiste creer que no estaba destinado a concretarse?

¿Alguna vez oraste arduamente, pero al ver tus circunstancias tan fuera de control simplemente te rendiste?

Tal vez puedes identificarte con Sara más de lo que creías, si te acercas a las consideraciones prácticas de la vida con tu intelecto. ¿Qué puede parecer más improbable que una mujer cuyo cuerpo había dejado de proveer hacía mucho tiempo un vientre nutriz para alojar a un bebé? Las ancianas simplemente asumen que los años de criar hijos están ya fuera de sus posibilidades. ¿No es eso verdad para todas nosotras?

Sara había anhelado, orado y creído que iba a tener un hijo… algún día. Estaba segura de que el Dios que dirigió los pasos de su marido, Abraham, y los cuidó a través de hazañas increíbles, la bendeciría con un hijo.

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Ella creyó, anheló y oró. Nada sucedió. Su cuerpo cambió, sus oportunidades parecían secarse, así que finalmente hizo lo único que podía hacer: renunció a su esperanza. Aceptó que sencillamente no tenía que ser.

¿Qué podemos aprender de la historia de Sara? Podemos preguntarnos por qué le llevó tanto tiempo a Dios, o podemos verlo en toda su gloria… el Dios del universo le está diciendo a Sara y a nosotras: «Nada es demasiado difícil para mí. Puedo cambiar las circunstancias. Hice tu cuerpo y puedo volver y renovarlo en cualquier momento».

Aquí, ni siquiera le pidió a Sara que crea en él. Simplemente le pidió que no negara el hecho de que se había reído al respecto. Ya sea que ella lo creyera o no, el prometió regresar y hacer lo que dijo que haría. Sara tuvo las mismas creencias que tenemos algunas de nosotras. Ella pensó que era lo suficientemente inteligente para saber que tener un bebé era imposible. Ella pensó que su tiempo se había agotado. Ella pensó que no había nada por hacer y que sencillamente moriría como una mujer vieja, estéril y olvidada. ¡Pensó equivocadamente! Ahora veamos el resultado:

«Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios. Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac. Cuando su hijo Isaac cumplió ocho días de nacido, Abraham lo circuncidó, tal como Dios se lo había ordenado. Abraham tenía ya cien años cuando nació su hijo Isaac. Sara dijo entonces: "Dios me ha hecho reír, y todos los